Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
1 Crónicas 16

16 Trasladaron el arca de Dios y la colocaron dentro de la carpa especial que David le había preparado. Le presentaron a Dios ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Cuando terminó de ofrecer los sacrificios, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor. Después repartió a cada hombre y mujer en todo Israel una hogaza de pan, un pastel de dátiles[a] y un pastel de pasas de uva.

David designó a los siguientes levitas para dirigir al pueblo en adoración ante el arca del Señor, para invocar sus bendiciones, para dar gracias y para alabar al Señor, Dios de Israel. Asaf, el líder de este grupo, tocaba los címbalos. El segundo era Zacarías, seguido por Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel. Ellos tocaban las arpas y las liras. Los sacerdotes, Benaía y Jahaziel, tocaban las trompetas continuamente ante el arca del pacto de Dios.

Cántico de alabanza de David

Ese día David le dio a Asaf y a sus compañeros levitas esta canción de agradecimiento al Señor:

Den gracias al Señor y proclamen su grandeza;
    que todo el mundo sepa lo que él ha hecho.
Canten a él; sí, cántenle alabanzas.
    Cuéntenle a todo el mundo acerca de sus obras maravillosas.
10 Regocíjense por su santo nombre;
    alégrense ustedes, los que adoran al Señor.
11 Busquen al Señor y su fuerza,
    búsquenlo continuamente.
12 Recuerden las maravillas y los milagros que ha realizado,
    y las resoluciones que ha dictado,
13 ustedes, hijos de su siervo Israel,
    descendientes de Jacob, los elegidos de Dios.

14 Él es el Señor nuestro Dios;
    su justicia se ve por toda la tierra.
15 Recuerden su pacto para siempre,
    el compromiso que adquirió con mil generaciones.
16 Es el pacto que hizo con Abraham
    y el juramento que le hizo a Isaac.
17 Se lo confirmó a Jacob como un decreto
    y al pueblo de Israel como un pacto eterno:
18 «Te daré la tierra de Canaán
    como tu preciada posesión».

19 Eso lo dijo cuando eran pocos,
    un pequeño grupo de extranjeros en Canaán.
20 Anduvieron de nación en nación,
    de un reino a otro.
21 Sin embargo, él no permitió que nadie los oprimiera.
    A favor de ellos, les advirtió a los reyes:
22 «No toquen a mi pueblo elegido
    ni hagan daño a mis profetas».

23 ¡Que toda la tierra cante al Señor!
    Cada día anuncien las buenas noticias de que él salva.
24 Publiquen sus gloriosas obras entre las naciones;
    cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.
25 ¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza!
    A él hay que temer por sobre todos los dioses.
26 Los dioses de las otras naciones no son más que ídolos,
    ¡pero el Señor hizo los cielos!
27 Honor y majestad lo rodean;
    fuerza y gozo llenan su morada.

28 Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;
    reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso.
29 ¡Denle al Señor la gloria que merece!
    Lleven ofrendas y entren en su presencia.
Adoren al Señor en todo su santo esplendor;
30     que toda la tierra tiemble delante de él.
    El mundo permanece firme y no puede ser sacudido.

31 ¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce!
    Digan a todas las naciones: «¡El Señor reina!».
32 ¡Que el mar y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas!
    ¡Que los campos y sus cultivos estallen de alegría!
33 Que los árboles del bosque canten de alegría delante del Señor,
    porque viene a juzgar la tierra.

34 ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
    Su fiel amor perdura para siempre.
35 Exclamen: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación!
    Reúnenos y rescátanos de entre las naciones,
para que podamos agradecer a tu santo nombre,
    alegrarnos y alabarte».

36 ¡Alaben al Señor, Dios de Israel,
    quien vive desde siempre y para siempre!

Y todo el pueblo exclamó: «¡Amén!», y alabó al Señor.

Adoración en Jerusalén y Gabaón

37 David dispuso que Asaf y sus hermanos levitas sirvieran continuamente ante el arca del pacto del Señor, encargados de hacer todo lo necesario cada día. 38 En este grupo estaban como porteros Obed-edom (hijo de Jedutún), Hosa y otros sesenta y ocho levitas.

39 Mientras tanto, David colocó al sacerdote Sadoc y a sus colegas sacerdotes en el tabernáculo del Señor en el lugar de adoración en Gabaón, donde siguieron sirviendo delante del Señor. 40 Cada mañana y cada tarde, sacrificaban al Señor las ofrendas quemadas habituales sobre el altar apartado para ese propósito, en obediencia a todo lo que está escrito en la ley del Señor, como él se lo había ordenado a Israel. 41 David también designó a Hemán, a Jedutún y a los demás que fueron elegidos por nombre para darle gracias al Señor, porque «su fiel amor perdura para siempre». 42 Acompañaban sus cánticos de alabanza a Dios[b] con trompetas, címbalos y otros instrumentos; y los hijos de Jedutún fueron designados como porteros.

43 Luego todos regresaron a su casa, y David volvió a su hogar para bendecir a su propia familia.

Santiago 3

Control de la lengua

Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta. Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.

Podemos hacer que un caballo vaya adonde queramos si le ponemos un pequeño freno en la boca. También un pequeño timón hace que un enorme barco gire adonde desee el capitán, por fuertes que sean los vientos. De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos.

Así también una sola chispa puede incendiar todo un bosque. De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.[a]

El ser humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y peces, pero nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal. A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen. 10 Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien! 11 ¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga? 12 ¿Acaso una higuera puede dar aceitunas o una vid, higos? No, como tampoco puede uno sacar agua dulce de un manantial salado.[b]

La verdadera sabiduría proviene de Dios

13 Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría; 14 pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. 15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. 16 Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.

17 Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera. 18 Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.[c]

Abdías

Esta es la visión que el Señor Soberano reveló a Abdías acerca de la tierra de Edom.

Anuncio del juicio de Edom

Hemos oído un mensaje del Señor,
    que un embajador fue enviado a las naciones para decir:
«¡Prepárense todos!
    ¡Convoquemos a nuestros ejércitos y ataquemos a Edom!».

El Señor dice a Edom:
«Te haré pequeña entre las naciones;
    serás muy despreciada.
Has sido engañada por tu propio orgullo
    porque vives en una fortaleza de piedra
    y haces tu morada en lo alto de las montañas.
“¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”,
    te preguntas con arrogancia;
pero aunque te remontes tan alto como las águilas
    y construyas tu nido entre las estrellas,
te haré caer estrepitosamente»,
    dice el Señor.

«Si vinieran ladrones en la noche y te robaran,
    (¡qué desastre te espera!)
    no se llevarían todo.
Los que cosechan uvas
    siempre dejan unas cuantas para los pobres.
    ¡Pero tus enemigos te aniquilarán por completo!
Registrarán y saquearán
    cada rincón y cada grieta de Edom.[a]
    Se llevarán hasta el último de los tesoros escondidos.

»Todos tus aliados se volverán contra ti
    y ayudarán a expulsarte de tu tierra.
Te prometerán paz
    mientras traman engañarte y destruirte.
Tus amigos de confianza te tenderán trampas
    y ni siquiera te darás cuenta.
En aquel día ni una sola persona sabia
    quedará en toda la tierra de Edom
    —dice el Señor—.
Pues destruiré en las montañas de Edom
    a todos los que tengan entendimiento.
Los más poderosos guerreros de Temán
    sentirán terror,
y todos en las montañas de Edom
    serán exterminados en la masacre.

Causas del castigo de Edom

10 »A causa de la violencia con la que trataste
    a tus parientes cercanos de Israel,[b]
te llenarás de vergüenza
    y serás destruido para siempre.
11 Cuando tus parientes fueron invadidos,
    te mantuviste al margen y te negaste a ayudarlos.
Los invasores se llevaron su riqueza
    y echaron suertes para repartirse Jerusalén,
    pero tú actuaste como un enemigo de Israel.

12 »No debiste alegrarte
    cuando desterraron a tus parientes a tierras lejanas.
No debiste gozarte
    cuando el pueblo de Judá sufría semejante desgracia.
No debiste hablar con arrogancia
    en ese terrible tiempo de angustia.
13 No debiste saquear la tierra de Israel
    mientras ellos sufrían semejante calamidad.
No debiste regodearte de su destrucción
    mientras sufrían semejante calamidad.
No debiste robar sus riquezas
    mientras sufrían semejante calamidad.
14 No debiste pararte en la encrucijada
    para matar a los que intentaban escapar.
No debiste capturar y entregar a los sobrevivientes
    en su terrible tiempo de angustia.

Destrucción de Edom, restauración de Israel

15 »¡Se acerca el día cuando yo, el Señor,
    juzgaré a todas las naciones paganas!
Como le hiciste a Israel,
    así se hará contigo.
Todas tus malas acciones
    recaerán sobre tu cabeza.
16 Así como te tragaste a mi pueblo
    en mi monte santo,
así tú y las naciones vecinas
    se tragarán el castigo que derramaré sobre ti.
Sí, todas las naciones beberán, se tambalearán
    y desaparecerán de la historia.

17 »Sin embargo, Jerusalén[c] será un refugio para los que escapen;
    será un lugar santo.
Y el pueblo de Israel[d] regresará
    para reclamar su herencia.
18 El pueblo de Israel será un fuego violento,
    y Edom, un campo de hierba seca.
Los descendientes de José serán una llama que rugirá a través del campo,
    devorándolo todo.
No quedará nadie con vida en Edom.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!

19 »Entonces mi pueblo que vive en el Neguev
    ocupará las montañas de Edom.
Los que viven en las colinas de Judá[e]
    poseerán las llanuras de los filisteos
    y se apoderarán de los campos de Efraín y de Samaria,
y el pueblo de Benjamín
    ocupará la tierra de Galaad.
20 Los desterrados de Israel volverán a su tierra
    y ocuparán la costa de Fenicia hasta Sarepta, al norte.
Los cautivos de Jerusalén desterrados en el norte[f]
    volverán a casa y repoblarán los pueblos del Neguev.
21 Los que hayan sido rescatados[g] subirán al[h] monte Sion en Jerusalén
    para gobernar sobre las montañas de Edom.
¡Y el Señor mismo será rey!».

Lucas 5

Primeros discípulos

Cierto día, mientras Jesús predicaba en la orilla del mar de Galilea,[a] grandes multitudes se abalanzaban sobre él para escuchar la palabra de Dios. Jesús notó dos barcas vacías en la orilla porque los pescadores las habían dejado mientras lavaban sus redes. Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón,[b] el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes.

Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

—Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

—Maestro—respondió Simón—, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces ¡que comenzaron a romperse! Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.

Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:

—Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.

Pues estaba muy asombrado por la cantidad de peces que habían sacado, al igual que los otros que estaban con él. 10 Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados.

Jesús respondió a Simón:

—¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!

11 Y, en cuanto llegaron a tierra firme, dejaron todo y siguieron a Jesús.

Jesús sana a un hombre con lepra

12 En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara.

—¡Señor!—le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio!

13 Jesús extendió la mano y lo tocó:

—Sí quiero—dijo—. ¡Queda sano!

Al instante, la lepra desapareció. 14 Entonces Jesús le dio instrucciones de que no dijera a nadie lo que había sucedido. Le dijo: «Preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.[c] Esto será un testimonio público de que has quedado limpio».

15 Sin embargo, a pesar de las instrucciones de Jesús, la noticia de su poder corrió aún más, y grandes multitudes llegaron para escucharlo predicar y ser sanados de sus enfermedades. 16 Así que Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar.

Jesús sana a un paralítico

17 Cierto día, mientras Jesús enseñaba, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa estaban sentados cerca. (Al parecer, esos hombres habían llegado de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén). Y el poder sanador del Señor estaba presente con fuerza en Jesús.

18 Unos hombres llegaron cargando a un paralítico en una camilla. Trataron de llevarlo dentro a donde estaba Jesús, 19 pero no pudieron acercarse a él debido a la multitud. Entonces subieron al techo y quitaron algunas tejas. Luego bajaron al enfermo en su camilla hasta ponerlo en medio de la multitud, justo frente a Jesús. 20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al hombre: «Joven, tus pecados son perdonados».

21 Entonces los fariseos y los maestros de la ley religiosa decían para sí: «¿Quién se cree que es? ¡Es una blasfemia! ¡Solo Dios puede perdonar pecados!».

22 Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó: «¿Por qué cuestionan eso en su corazón? 23 ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie y camina”? 24 Así que les demostraré que el Hijo del Hombre[d] tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados». Entonces Jesús miró al paralítico y dijo: «¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa!».

25 Al instante, delante de todos, el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos, y quedaron pasmados. Y alababan a Dios exclamando: «¡Hoy hemos visto cosas maravillosas!».

Jesús llama a Leví (Mateo)

27 Tiempo después, al salir de la ciudad, Jesús vio a un cobrador de impuestos llamado Leví sentado en su cabina de cobrador. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús. 28 Entonces Leví se levantó, dejó todo y lo siguió.

29 Más tarde, Leví dio un banquete en su casa, con Jesús como invitado de honor. Muchos de los cobradores de impuestos, compañeros de Leví, y otros invitados comieron con ellos. 30 Así que los fariseos y los maestros de la ley religiosa les reclamaron severamente a los discípulos de Jesús diciéndoles: «¿Por qué comen y beben con semejante escoria[e]?».

31 Jesús les contestó: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. 32 No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».

Discusión acerca del ayuno

33 Cierto día, algunas personas le dijeron a Jesús:

—Los discípulos de Juan el Bautista ayunan y oran con frecuencia, igual que los discípulos de los fariseos. ¿Por qué tus discípulos están siempre comiendo y bebiendo?

34 Jesús contestó:

—¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no; 35 pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán.

36 Luego Jesús les dio la siguiente ilustración: «Nadie quita un pedazo de tela de una prenda nueva y la usa para remendar una prenda vieja; pues la prenda nueva se arruinaría y el remiendo nuevo no haría juego con la prenda vieja.

37 »Nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. 38 El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos. 39 Ni nadie que prueba el vino añejo parece querer el vino nuevo. Pues dicen: “El añejo es mejor”».

Nueva Traducción Viviente (NTV)

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.