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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
1 Samuel 23

23 ¶ Y dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras.

Y David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Iré a herir a estos filisteos? Y el SEÑOR respondió a David: Ve, hiere a los filisteos, y salva a Keila.

Mas los varones que estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos?

Entonces David volvió a consultar al SEÑOR. Y el SEÑOR le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, que yo entregaré en tus manos a los filisteos.

Y partió David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, y trajo antecogidos sus ganados, y los hirió con grande estrago; y libró David a los de Keila.

Y aconteció que, huyendo Abiatar hijo de Ahimelec a David a Keila, vino con el efod en su mano.

¶ Y fue dicho a Saúl como David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; porque él está encerrado, habiéndose metido en una ciudad con puertas y cerraduras.

Y convocó Saúl todo el pueblo a la batalla, para descender a Keila, y poner cerco a David y a los suyos.

Mas entendiendo David que Saúl ideaba el mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod.

10 Y dijo David: SEÑOR Dios de Israel, tu esclavo ha oído que Saúl procura venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía.

11 ¿Me entregarán los señores de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu esclavo ha oído decir? SEÑOR Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu esclavo. Y el SEÑOR dijo: , descenderá.

12 Dijo luego David: ¿Me entregarán los señores de Keila a mí y a los varones que están conmigo en manos de Saúl? Y el SEÑOR respondió: Te entregarán.

13 David entonces se levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y salieron de Keila, y fueron de una parte a otra. Y vino la nueva a Saúl de como David se había escapado de Keila; y dejó de salir.

14 ¶ Y David se estaba en el desierto en peñas, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, mas Dios no lo entregó en sus manos.

15 Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su alma, se estaba él en el bosque en el desierto de Zif.

16 Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl, y vino a David en el bosque, y fortaleció su mano en Dios.

17 Y le dijo: No temas, que no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun mi padre así lo sabe.

18 Y entre ambos hicieron pacto delante del SEÑOR; y David se quedó en el bosque, y Jonatán se volvió a su casa.

19 ¶ Y subieron los de Zif a decir a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas del bosque, en el collado de Haquila (oscuro) que está a la mano derecha del desierto?

20 Por tanto, rey, desciende ahora presto, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.

21 Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros del SEÑOR, que habéis tenido compasión de mí.

22 Id, pues, ahora, apercibid aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera prudente.

23 Considerad, pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo iré con vosotros; que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá.

24 Y ellos se levantaron, y se fueron a Zif delante de Saúl. Mas David y sus varones estaban en el desierto de Maón, en la llanura que está a la diestra del desierto.

25 Y partió Saúl con sus varones a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió de allí a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Lo cual cuando Saúl oyó, siguió a David al desierto de Maón.

26 Y Saúl iba por un lado del monte, y David con los suyos por el otro lado del monte; y David se daba prisa para ir delante de Saúl; mas Saúl y los suyos habían encerrado a David y a los suyos para tomarlos.

27 Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han entrado con ímpetu en la tierra.

28 Se volvió, por tanto, Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos. Por esta causa pusieron a aquel lugar por nombre Sela-hama-lecot (peña de las divisiones).

29 Entonces David subió de allí, y habitó en los parajes fuertes en En-gadi.

1 Corintios 4

¶ Téngannos los hombres por ministros del Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.

Se requiere sin embargo en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel.

Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, o de juicio humano; y ni aun yo me juzgo.

Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga, es el Señor.

Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará los intentos de los corazones; y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza.

Pero esto, hermanos, he pasado por ejemplo en mí y en Apolos, por amor de vosotros; para que en nosotros no aprendáis más allá de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.

¶ Porque ¿quién te hace juzgar? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis ya; y bien que reinéis, para que nosotros reinemos también juntamente con vosotros.

Porque a lo que pienso, Dios nos ha mostrado a nosotros, los apóstoles, como los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.

10 Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.

11 Hasta esta hora hambrientos, y tenemos sed, y estamos mal vestidos, y somos heridos de golpes, y andamos vagabundos;

12 y trabajamos, obrando con nuestras manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y sufrimos;

13 somos blasfemados, y rogamos; hemos venido a ser como la basura de este mundo, inmundicias de todos hasta ahora.

14 ¶ No escribo esto para avergonzaros; sino para amonestaros como a mis hijos amados.

15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; que en Cristo Jesús yo os engendré por el Evangelio.

16 Por tanto, os ruego que me imitéis.

17 ¶ Por lo cual os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os amonestará de cuáles sean mis caminos en Cristo, de la manera que enseño en todas partes en todas las Iglesias.

18 Mas algunos están envanecidos, como si nunca hubiera yo de ir a vosotros.

19 Pero iré presto a vosotros, si el Señor quisiere; y conoceré, no las palabras de los que andan envanecidos, sino la virtud.

20 Porque el Reino de Dios no consiste en palabras, sino en virtud.

21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con caridad y espíritu de mansedumbre?

Ezequiel 2

Y me dijo: Hijo de hombre, está sobre tus pies, y hablaré contigo.

Y entró espíritu en mí luego que me habló, y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.

Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentiles rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se rebelaron contra mí, hasta este mismo día.

Y a hijos que son duros de rostro y fuertes de corazón, yo te envío, y les dirás: Así dijo el Señor DIOS.

Y ellos no oirán, ni cesarán, porque son casa rebelde; mas conocerán que hubo profeta entre ellos.

Y tú, hijo de hombre, no temas de ellos, ni tengas miedo de sus palabras, porque son rebeldes; aunque te hallas entre espinas, y tú moras con abrojos, no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

Les hablarás mis palabras, mas no oirán ni cesarán; porque son rebeldes.

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo: No seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.

Y miré, y he aquí una mano me fue enviada, y en ella había un rollo de libro.

10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito delante y detrás; y había escritas en él endechas, y lamentaciones, y ayes.

Salmos 38

Salmo de David, digno de memoria.

SEÑOR, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.

Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.

No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.

Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.

Se pudrieron y se corrompieron mis llagas, a causa de mi locura.

Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.

Porque mis caderas están llenas de ardor, y no hay sanidad en mi carne.

Estoy debilitado y molido en gran manera; bramo a causa del alboroto de mi corazón.

Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.

10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos no está conmigo.

11 Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.

12 ¶ Y los que buscaban mi alma armaron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban calamidades, y todo el día meditaban fraudes.

13 Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.

14 Fui pues como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.

15 Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío.

16 Porque dije: Que no se alegren de mí; ni cuando mi pie resbalare, se engrandezcan sobre mí.

17 Porque yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente.

18 Por tanto denunciaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.

19 Porque mis enemigos son vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa;

20 y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

21 No me desampares, oh SEÑOR; Dios mío, no te alejes de mí.

22 Apresúrate a ayudarme, Señor de mi salvación.

Biblia del Jubileo (JBS)

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