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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Éxodo 18

Visita de Jetró a Moisés

18 Oyó Jetró sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto.

Y tomó Jetró suegro de Moisés a Siporá la mujer de Moisés, después que él la despidió,

y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Forastero he sido en tierra ajena;

y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó, y me libró de la espada de Faraón.

Y Jetró el suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a Moisés en el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios;

y mandó a decir a Moisés: Yo tu suegro Jetró vengo a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con ella.

Y Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó, y lo besó; y se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y vinieron a la tienda.

Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehová.

Y se alegró Jetró de todo el bien que Jehová había hecho a Israel, al haberlo librado de mano de los egipcios.

10 Y Jetró dijo: Bendito sea Jehová, que os libró de mano de los egipcios, y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios.

11 Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses; porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos.

12 Y tomó Jetró, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios.

Nombramiento de jueces

13 Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la noche.

14 Viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta el anochecer?

15 Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

16 Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.

17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces.

18 Acabarás agotándote del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.

19 Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú a favor del pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.

20 Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.

21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

22 Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.

23 Si esto haces, y Dios te lo ordena, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.

24 Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.

25 Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.

26 Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño.

27 Y despidió Moisés a su suegro, y éste se fue a su tierra.

Lucas 21

La ofrenda de la viuda

21 Levantando los ojos, vio a unos ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro.

Y vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas.

Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos.

Porque todos ellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Jesucristo predice la destrucción del templo

Y al decir algunos acerca del templo que estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo:

De esto que estáis contemplando, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto?; ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén a punto de suceder?

Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos.

Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.

10 Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;

11 y habrá grandes terremotos en diferentes lugares, hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.

12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.

13 Y esto os será ocasión para dar testimonio.

14 Proponed en vuestros corazones no preparar de antemano vuestra defensa;

15 porque yo os daré palabras y sabiduría, a la cual no podrán contradecir ni resistir todos los que se os opongan.

16 Pero seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros;

17 y seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre.

18 Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.

19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.

20 Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación ha llegado.

21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

22 Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira contra este pueblo.

24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

La venida del Hijo del Hombre

25 Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, perplejas a causa del bramido del mar y de las olas;

26 desmayándose los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque los poderes de los cielos serán conmovidos.

27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

29 También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

30 Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.

31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

32 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.

34 Estad alerta por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones se carguen de libertinaje y embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

37 Y enseñaba de día en el templo; y salía a pasar las noches en el monte que se llama de los Olivos.

38 Y todo el pueblo venía a él de madrugada, para oírle en el templo.

Job 36

Eliú exalta la grandeza de Dios

36 Añadió Eliú y dijo:

Espérame un poco, y te enseñaré;
Porque todavía tengo razones en defensa de Dios.
Traeré mi saber desde lejos,
Y atribuiré justicia a mi Hacedor.
Porque de cierto no son mentira mis palabras;
Contigo está uno que tiene perfecto conocimiento.

He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie;
Es poderoso en fuerza y en sabiduría.
No otorgará vida al impío,
Pero a los afligidos dará su derecho.
No apartará de los justos sus ojos;
Antes bien como reyes los pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados.
Y cuando los ata con cadenas,
Y los aprisiona en las cuerdas de aflicción,
Es para darles a conocer la obra de ellos,
Y sus rebeliones, porque obraron con soberbia.
10 Despierta además el oído de ellos para su corrección,
Y les exhorta a que se conviertan de la iniquidad.
11 Si obedecen, y le sirven,
Acabarán sus días en bienestar,
Y sus años en dicha.
12 Pero si no obedecen, serán pasados a espada,
Y perecerán en su ignorancia.

13 Mas los obstinados de corazón atesoran para sí la ira,
Y no claman a él ni aun cuando él los castiga.
14 Fallecerá el alma de su juventud,
Y su vida entre los sodomitas.
15 Al pobre librará de su pobreza,
Y a través de la aflicción despertará su oído.
16 También a ti te apartará de la boca de la angustia
A lugar espacioso, libre de todo apuro,
Y te preparará mesa llena de grosura.
17 Mas tú estás lleno del juicio del impío,
En vez de sustentar el derecho y la justicia.
18 Por cuanto hay ira, ten cuidado de que no te seduzca la abundancia,
Ni te corrompa el rico soborno.
19 ¿Hará él estima de tus riquezas, del oro,
O de todas las fuerzas de tu poder?
20 No anheles en la noche,
El que los pueblos desaparezcan de su lugar.
21 Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad;
Pues ésta escogiste a causa de tu aflicción.
22 He aquí que Dios es excelso en su poder;
¿Qué enseñador será semejante a él?
23 ¿Quién le ha prescrito su camino?
¿Y quién le dirá: Has obrado mal?

24 Acuérdate de engrandecer su obra,
La cual han ensalzado tantos otros hombres.
25 Los hombres todos la ven;
La miran los mortales de lejos.
26 He aquí, Dios es grande, y nosotros no le podemos comprender,
Ni se puede escrutar el número de sus años.
27 Él va soltando las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en lluvia,
28 La cual destilan las nubes,
O caen en chaparrones sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes,
Y el fragor estrepitoso de su morada?
30 He aquí que en torno a sí mismo extiende su luz,
Y asienta su trono en las profundidades del mar.
31 Bien que por esos medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da sustento.
32 Cubre sus manos con relámpagos,
Y manda al rayo que vaya derecho a dar en el blanco.
33 El trueno declara su indignación,
Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

2 Corintios 6

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.

Porque dice:

En tiempo favorable te he escuchado,
Y en día de salvación te he socorrido.
He aquí ahora el tiempo favorable; he aquí ahora el día de salvación.

No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea desacreditado;

antes bien, nos recomendamos en todo a nosotros mismos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en estrecheces;

en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos;

en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en benignidad, en el Espíritu Santo, en amor sincero,

en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia para la mano derecha y para la izquierda;

a través de gloria y de deshonor, de calumnia y de buena fama; como engañadores, pero veraces;

como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí que vivimos; como castigados, mas no entregados a la muerte;

10 como entristecidos, mas siempre gozosos; como menesterosos, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.

11 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado.

12 No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestras propias entrañas.

13 Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.

Templos del Dios viviente

14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué asociación tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

15 ¿Y qué armonía Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?

16 ¿Y qué concordia entre el santuario de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el santuario del Dios viviente, como Dios dijo:

Habitaré y andaré entre ellos,
Y seré su Dios,
Y ellos serán mi pueblo.

17 Por lo cual,

Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor,
Y no toquéis lo inmundo; Y yo os acogeré,
18 Y seré para vosotros por Padre,
Y vosotros me seréis por hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.