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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Éxodo 4

Dios da poderes a Moisés

Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz(A)? Porque quizá digan: «No se te ha aparecido el Señor(B)». Y el Señor le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara(C). Entonces Él dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente(D); y Moisés huyó de ella. Pero el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano y agárrala por la cola. Y él extendió la mano, la agarró, y se volvió vara en su mano[a]. Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob(E). Y añadió el Señor: Ahora mete la mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno, y cuando la sacó, he aquí, su mano estaba leprosa, blanca como la nieve(F). Entonces Él dijo: Vuelve a meter la mano en tu seno. Y él volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó de su seno, he aquí, se había vuelto como el resto de su carne(G). Y acontecerá que si no te creen, ni obedecen el testimonio[b] de la primera señal, quizá crean el testimonio[c] de la segunda[d] señal. Y sucederá que si todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces sacarás agua del Nilo y la derramarás sobre la tierra seca; y el agua que saques del Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca(H).

10 Entonces Moisés dijo al Señor: Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente[e](I), ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de[f] que has hablado a tu siervo; porque soy tardo[g] en el habla y torpe[h] de lengua. 11 Y el Señor le dijo: ¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego(J)? ¿No soy yo, el Señor? 12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca(K), y te enseñaré lo que has de hablar(L). 13 Pero él dijo: Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien tú quieras[i]. 14 Entonces se encendió la ira del Señor contra Moisés, y le dijo: ¿No está allí tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él habla bien[j]. Y además, he aquí, él sale a recibirte(M); al verte, se alegrará en su corazón. 15 Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca; y yo estaré con tu boca y con su boca y os enseñaré lo que habéis de hacer(N). 16 Además, él hablará por ti al pueblo(O); y[k] él te servirá como boca y tú serás para él como Dios. 17 Y tomarás en tu mano esta vara(P) con la cual harás las señales(Q).

Moisés regresa a Egipto

18 Moisés se fue y volvió a casa de su suegro Jetro[l](R), y le dijo: Te ruego que me dejes ir para volver a mis hermanos que están en Egipto, y ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz. 19 Y el Señor dijo a Moisés en Madián: Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu vida(S). 20 Moisés tomó su mujer y sus hijos(T), los montó sobre un asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano(U). 21 Y el Señor dijo a Moisés: Cuando vuelvas[m] a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano(V); pero yo endureceré su corazón de modo que no dejará ir al pueblo(W). 22 Entonces dirás a Faraón: «Así dice el Señor: “Israel es mi hijo, mi primogénito(X). 23 Y te he dicho: ‘Deja ir a mi hijo para que me sirva(Y)’, pero te has negado a dejarlo ir. He aquí, mataré a tu hijo, a tu primogénito(Z)”».

24 Y aconteció que en una posada en el camino, el Señor le salió al encuentro y quiso matarlo(AA). 25 Entonces Séfora tomó un pedernal, cortó el prepucio de su hijo(AB) y lo echó a los pies de Moisés[n], y dijo: Tú eres, ciertamente, un esposo de sangre para mí. 26 Y Dios lo dejó[o]. Ella había dicho entonces: Eres esposo de sangre, a causa de[p] la circuncisión.

27 Y el Señor dijo a Aarón(AC): Ve al encuentro de Moisés en el desierto. Y él fue y le salió al encuentro en el monte de Dios(AD), y lo besó. 28 Y contó Moisés a Aarón todas las palabras del Señor con las cuales le enviaba, y todas las señales que le había mandado hacer(AE). 29 Entonces fueron Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel(AF); 30 y Aarón habló todas las palabras que Dios había hablado a Moisés(AG). Este hizo entonces las señales en presencia del pueblo(AH), 31 y el pueblo creyó(AI). Y al oír que el Señor había visitado a los hijos de Israel y había visto su aflicción(AJ), se postraron y adoraron(AK).

Lucas 7

Jesús sana al siervo del centurión

Cuando Jesús terminó todas sus palabras(A) al pueblo que le oía[a], (B)se fue a Capernaúm.

Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho[b], estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión(C) envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara[c] a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo[d] y fue él quien nos edificó la sinagoga. Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a ti, tan solo di la[e] palabra y mi siervo[f] será sanado. Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande(D). 10 Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.

Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín

11 Aconteció poco después[g] que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y sus discípulos iban con Él acompañados por[h] una gran multitud. 12 Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, he aquí, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. 13 Al verla, el Señor(E) tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: Joven, a ti te digo: ¡Levántate! 15 El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. 16 El temor se apoderó de todos(F), y glorificaban a Dios(G), diciendo: Un gran profeta(H) ha surgido entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y este dicho que se decía de Él, se divulgó por toda Judea y por toda la región circunvecina(I).

Jesús y los discípulos de Juan

18 (J)Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas. 19 Y llamando Juan a dos[i] de sus discípulos, los envió al Señor(K), diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro[j]? 20 Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: «¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?». 21 En esa misma hora curó a muchos de enfermedades(L) y aflicciones(M), y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. 22 Y respondiendo Él, les dijo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio(N). 23 Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.

Jesús habla de Juan el Bautista

24 Cuando los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 25 Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que visten con esplendor y viven en deleites están en los palacios de los reyes. 26 Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y uno que es más que un profeta. 27 Este es aquel de quien está escrito:

«He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
quien preparará tu camino delante de ti(O)».

28 Os digo que entre los nacidos de mujer[k], no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. 29 Cuando todo el pueblo y los recaudadores de impuestos[l] le oyeron, reconocieron la justicia(P) de Dios[m], siendo bautizados(Q) con el bautismo de Juan(R). 30 Pero los fariseos y los intérpretes de la ley[n](S) rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan[o]. 31 ¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? 32 Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y se llaman unos a otros, y dicen: «Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos endechas, y no llorasteis». 33 Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan, ni bebe vino(T), y vosotros decís: «Tiene un demonio». 34 Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores». 35 Pero[p] la sabiduría es justificada(U) por todos sus hijos.

Jesús perdona a una pecadora

36 Uno de los fariseos le pedía que comiera con él; y entrando en la casa del fariseo, se sentó[q] a la mesa. 37 Y he aquí, había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado[r] a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume(V); 38 y poniéndose detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba sus pies y los ungía con el perfume. 39 Pero al ver esto el fariseo que le había invitado, dijo para sí[s]: Si este fuera un profeta[t](W), sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, que es una pecadora. 40 Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo algo que decirte: Y él dijo*: Di, Maestro. 41 Cierto prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios[u](X) y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar(Y), perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, le amará más? 43 Simón respondió, y dijo: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Y Jesús le dijo: Has juzgado correctamente. 44 Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no me diste agua para los pies(Z), pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me diste beso(AA), pero ella, desde que entré, no ha cesado[v] de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con aceite(AB), pero ella ungió mis pies con perfume. 47 Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama. 48 Y a ella le dijo: Tus pecados han sido perdonados(AC). 49 Los que estaban sentados[w] a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este que hasta perdona pecados(AD)? 50 Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado(AE), vete en paz(AF).

Job 21

Respuesta de Job a Zofar

21 Entonces respondió Job, y dijo:

Escuchad atentamente mis palabras,
y que sea este vuestro consuelo para mí.
Tened paciencia y hablaré;
y después que haya hablado, os podréis burlar(A).
En cuanto a mí, ¿me quejo yo al[a] hombre(B)?
¿Y por qué no he de ser[b] impaciente(C)?
Miradme, y quedaos atónitos,
y poned la mano sobre vuestra boca(D).
Aun cuando me acuerdo, me perturbo,
y el horror se apodera de mi carne(E).
¿Por qué siguen viviendo los impíos,
envejecen(F), también se hacen muy poderosos(G)?
En su presencia se afirman con ellos sus descendientes[c],
y sus vástagos delante de sus ojos(H);
sus casas están libres de temor,
y no está la vara de Dios sobre ellos(I).
10 Su toro engendra sin fallar[d],
su vaca pare y no aborta.
11 Envían fuera a sus pequeños cual rebaño,
y sus niños andan saltando.
12 Cantan[e] con pandero y arpa,
y al son de la flauta se regocijan.
13 Pasan sus días en prosperidad(J),
y de repente descienden al[f] Seol[g].
14 Y dicen a Dios: «¡Apártate de nosotros(K)!
No deseamos el conocimiento de tus caminos.
15 ¿Quién[h] es el Todopoderoso[i], para que le sirvamos,
y qué ganaríamos con rogarle(L)?».
16 He aquí, no está en mano de ellos su prosperidad;
el consejo de los impíos lejos está de mí(M).

17 ¿Cuántas veces es apagada la lámpara de los impíos(N),
o cae sobre ellos su calamidad(O)?
¿Reparte Dios[j] dolores en su ira?
18 ¿Son como paja delante del viento(P),
y como tamo que arrebata el torbellino(Q)?
19 Decís: «Dios guarda la iniquidad de un hombre[k] para sus hijos(R)».
Que Dios[l] le pague para que aprenda.
20 Vean sus ojos su ruina(S),
y beba de la furia del Todopoderoso[m](T).
21 Pues ¿qué le importa la suerte de su casa después de él[n]
cuando el número de sus meses haya sido cortado?
22 ¿Puede enseñarse a Dios sabiduría(U),
siendo que Él juzga a los encumbrados(V)?
23 Uno muere en pleno vigor,
estando completamente tranquilo y satisfecho[o](W);
24 sus ijares están repletos de grosura[p],
húmeda está la médula de sus huesos(X),
25 mientras otro muere con alma amargada,
y sin haber probado[q] nada bueno.
26 Juntos yacen en el polvo(Y),
y los gusanos los cubren(Z).

27 He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,
y los designios con los cuales me dañaríais.
28 Porque decís: «¿Dónde está la casa del noble(AA),
y dónde la tienda donde moraban los impíos(AB)?».
29 ¿No habéis preguntado a los caminantes,
y no reconocéis su testimonio[r]?
30 Porque el impío es preservado para el día de la destrucción(AC);
ellos serán conducidos en el día de la ira(AD).
31 ¿Quién le declarará en su cara sus acciones,
y quién le pagará por lo que ha hecho?
32 Mientras es llevado al sepulcro,
velarán sobre su túmulo.
33 Los terrones del valle suavemente le cubrirán[s](AE),
y le seguirán[t] todos los hombres,
e innumerables otros irán delante de él(AF).
34 ¿Cómo, pues, me consoláis(AG) en vano?
Vuestras respuestas están llenas de falsedad[u].

1 Corintios 8

Lo sacrificado a los ídolos

En cuanto a lo sacrificado a los ídolos(A), sabemos que todos tenemos conocimiento(B). El conocimiento envanece[a](C), pero el amor edifica(D). Si alguno cree que sabe algo(E), no ha aprendido todavía como lo debe saber(F); pero si alguno ama a Dios, ese es conocido por Él(G). Por tanto, en cuanto a comer de lo sacrificado a los ídolos(H), sabemos que un ídolo no es nada[b](I) en el mundo, y que no hay sino un solo Dios(J). Porque aunque haya algunos llamados dioses(K), ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores, sin embargo, para nosotros hay un solo Dios(L), el Padre(M), de quien proceden[c] todas las cosas(N) y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo(O), por quien son todas las cosas(P) y por medio del cual existimos nosotros.

Sin embargo, no todos tienen este conocimiento(Q); sino que algunos, estando acostumbrados al ídolo hasta ahora, comen alimento como si este fuera sacrificado a un ídolo; y su conciencia, siendo débil, se mancha(R). Pero la comida no nos recomendará a[d] Dios, pues ni somos menos[e] si no comemos, ni somos más[f] si comemos(S). Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad[g] de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo(T) para el débil(U). 10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento(V), sentado[h] a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los ídolos(W)? 11 Y por tu conocimiento(X) se perderá el que es débil, el hermano por quien Cristo murió(Y). 12 Y así, al pecar contra los hermanos y herir su conciencia(Z) cuando esta es débil, pecáis contra Cristo(AA). 13 Por consiguiente, si la comida hace que mi hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano(AB).

La Biblia de las Américas (LBLA)

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