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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Génesis 12

Llamamiento de Abram

12 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

Tomó, pues, Abram a Saray su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el valle de Moré; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

Y se apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien se le había aparecido.

Luego pasó de allí a un monte al oriente de Betel, y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.

Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Négueb.

Abram va a Egipto

10 Y hubo hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.

11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Saray su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto;

12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.

13 Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera.

15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón.

16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.

17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Saray mujer de Abram.

18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?

19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer, tómala, y vete.

20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.

Mateo 11

Los mensajeros de Juan el Bautista

11 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

Y al oír Juan, en la cárcel, las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos,

para preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperaremos a otro?

Respondiendo Jesús, les dijo: Id, e informad a Juan de las cosas que oís y veis.

Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres les es anunciado el evangelio;

y bienaventurado es el que no tropieza en mí.

Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

¿Pero qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras lujosas? He aquí que los que llevan vestiduras lujosas, están en las casas de los reyes.

Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

10 Porque éste es de quien está escrito:
He aquí que yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.

11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el que sea menor en el reino de los cielos, es mayor que él.

12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

14 Y si queréis recibirlo, él es Elías, el que había de venir.

15 El que tiene oídos para oír, oiga.

16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,

17 diciendo: Os tocamos la flauta, y no bailasteis; os entonamos canción de duelo, y no os lamentasteis.

18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Tiene un demonio.

19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Mirad un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría queda justificada por sus hijos.

Ayes sobre las ciudades impenitentes

20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho el mayor número de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:

21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, ya hace tiempo que se hubieran arrepentido en saco y en ceniza.

22 Por tanto os digo que en el día del juicio, habrá más tolerancia para Tiro y para Sidón, que para vosotras.

23 Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.

24 Por tanto os digo que en el día del juicio, habrá más tolerancia para la tierra de Sodoma, que para ti.

Venid a mí y descansad

25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las revelaste a los niños.

26 Sí, Padre, porque así te agradó.

27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce perfectamente al Hijo, sino el Padre, y ninguno conoce perfectamente al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo resuelva revelarlo.

28 Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar.

29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

30 porque mi yugo es cómodo, y mi carga ligera.

Nehemías 1

Oración de Nehemías sobre Jerusalén

Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisléu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino,

que vino Hananí, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.

Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, el que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;

esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si sois infieles, yo os dispersaré por los pueblos;

pero si os volvéis a mí, y guardáis mis mandamientos, y los ponéis por obra, aunque vuestra dispersión llegue hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.

10 Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.

11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

Hechos 11

Pedro informa a la iglesia de Jerusalén

11 Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión,

diciendo: Has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos.

Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo:

Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí.

Cuando fijé en él los ojos, lo observé atentamente y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.

Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come.

Y dije: Señor, de ninguna manera; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.

Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios purificó, no lo llames tú común.

10 Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo.

11 Y en aquel momento llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea.

12 Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,

13 quien nos contó cómo había visto en su casa al ángel, que estaba en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;

14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.

15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.

16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.

17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder impedir a Dios?

18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!

La iglesia en Antioquía

19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos por la tribulación que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.

20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaban también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.

21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.

22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.

23 Éste, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.

24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.

25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía.

26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.

27 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.

28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio.

29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a los bienes de que disponía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea;

30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.