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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Crónicas 24

Joás reconstruye el templo

(2 R 12:1-21)

24 Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y gobernó 40 años en Jerusalén. La mamá de Joás era Sibia de Berseba. Durante toda la vida del sacerdote Joyadá, Joás hizo lo que le agradaba al SEÑOR. Joyadá le consiguió dos mujeres y tuvo hijos e hijas con ellas.

Algún tiempo después, Joás decidió reparar el templo del SEÑOR. Reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo: «Vayan a las ciudades de Judá y recojan de todos los israelitas el dinero necesario para reparar cada año el templo de Dios. Háganlo de inmediato». Pero los levitas tardaban en hacerlo, así que Joás llamó al sumo sacerdote Joyadá y le dijo: «¿Por qué no has hecho que los levitas vayan por Judá y Jerusalén y recojan la contribución que Moisés, siervo del SEÑOR, impuso sobre la congregación de Israel para la carpa del pacto?»

Es que la perversa Atalía y sus hijos habían entrado al templo de Dios y habían quitado todos los artículos sagrados del templo del SEÑOR para usarlos en la adoración de Baal.

Entonces el rey mandó hacer un cofre y lo hizo colocar afuera, junto a la puerta del templo del SEÑOR. Luego hizo anunciar por todo Judá y Jerusalén que hicieran llegar al SEÑOR la contribución que Moisés, siervo de Dios, había ordenado a los israelitas en el desierto. 10 Todos los jefes y el pueblo llevaron con gusto sus contribuciones y las depositaron en el cofre hasta llenarlo. 11 Los levitas hacían llegar el cofre a los funcionarios del rey para que los examinaran. Cuando veían que había mucho dinero, venían el cronista del rey y un funcionario nombrado por el sumo sacerdote y desocupaban el cofre y lo volvían a colocar en su sitio. Esto lo hacían a diario y de esa manera recogieron mucho dinero. 12 Joás y Joyadá daban entonces el dinero a los que dirigían las obras en el templo del SEÑOR, quienes contrataban a los canteros y carpinteros para reparar el templo del SEÑOR. Además contrataban a los que trabajaban con el bronce y el hierro para reparar el templo del SEÑOR.

13 Los que dirigían las obras cumplieron bien su trabajo y lo hicieron de tal manera que el templo quedó reparado conforme a los planos originales y en muy buen estado. 14 Cuando terminaron, le llevaron al rey y a Joyadá el dinero que sobró. Con ese dinero ellos mandaron hacer utensilios para el servicio del templo del SEÑOR, tanto para el culto como para los sacrificios que deben quemarse completamente, y cucharones y otros artículos de oro y plata.

Mientras vivió Joyadá, se ofrecieron continuamente en el templo del SEÑOR los sacrificios que deben quemarse completamente. 15 Joyadá envejeció y murió muy anciano, a los 130 años. 16 Lo sepultaron en la Ciudad de David con los reyes porque había servido bien a Israel, a Dios y al templo.

17 Después de la muerte de Joyadá, los jefes de Judá fueron a presentarse ante el rey y le rindieron homenaje. Él se dejó aconsejar por ellos, 18 y entonces abandonaron el templo del SEÑOR, Dios de sus antepasados, y se pusieron a adorar las imágenes de Aserá y de otros ídolos. Por causa de ese pecado, Dios se enojó mucho con Judá y con Jerusalén. 19 Entonces el SEÑOR les mandó profetas para que volvieran a él, pero no quisieron escucharlos.

20 El Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá. Él se puso de pie ante la gente en un lugar elevado y dijo: «Así dice Dios: “¿Por qué desobedecen los mandatos del SEÑOR? Así ustedes no prosperarán. Como han abandonado al SEÑOR, él también los va a abandonar a ustedes”».

21 Pero ellos hicieron planes para matar a Zacarías y lo mataron a pedradas por orden del rey en el patio del templo del SEÑOR. 22 Joás olvidó la fidelidad que Joyadá le había demostrado y mató a Zacarías hijo de Joyadá, quien mientras moría dijo: «¡Que el SEÑOR vea esto y haga justicia!»

23 Al cabo de un año el ejército sirio invadió a Judá y Jerusalén. Mataron a los principales del pueblo y enviaron todo el botín al rey de Damasco. 24 Los sirios habían llegado con un pequeño ejército, pero el SEÑOR les dio la victoria sobre el ejército de Joás, que era muy numeroso. Eso sucedió así porque habían abandonado al SEÑOR, Dios de sus antepasados. Este fue el castigo bien merecido que sufrió Joás. 25 Los sirios se retiraron y dejaron a Joás gravemente herido. Los funcionarios de Joás conspiraron contra él y lo mataron en su propia cama por lo que le había hecho al hijo del sacerdote Joyadá. Después lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en el panteón real.

26 Los que realizaron el complot contra Joás fueron Zabad hijo de Simat el amonita, y Jozabad hijo de Simrit el moabita. 27 En cuanto a lo que respecta a los hijos de Joás, las profecías famosas pronunciadas en su contra, y la restauración del templo de Dios, todo está escrito en El comentario del libro de los reyes. Su hijo Amasías reinó en su lugar.

Apocalipsis 11

Los dos testigos

11 Luego, se me dio una caña parecida a una vara de medir y me dijo Dios: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta a los que están adentro adorando. Pero no midas la parte de afuera del templo, pues ahí están los que no creen en mí. Ellos pisotearán la ciudad santa durante 42 meses. Yo les daré poder a mis dos testigos, ellos profetizarán durante 1260 días, vestidos de luto».

Estos testigos son los dos olivos y las dos lámparas que están ante el Señor de la tierra. Si alguien trata de hacerles daño a los dos testigos, ellos lo matarán con el fuego que sale de su boca y que consume a sus enemigos. Estos testigos tienen el poder de evitar que llueva mientras profetizan. También tienen el poder de hacer que el agua se convierta en sangre y de enviar toda clase de desastres sobre la tierra cuando ellos quieran.

Cuando los dos testigos terminen de dar su mensaje, la bestia que sale del abismo los atacará, los vencerá y los matará. Sus cuerpos quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad, simbólicamente llamada Sodoma y Egipto, donde su Señor fue crucificado. Gente de todas las razas, grupos, lenguas y naciones irá a ver los cuerpos de los dos testigos durante tres días y medio, y se negará a enterrarlos. 10 Los habitantes de la tierra estarán felices por su muerte. Harán fiestas y se darán regalos, porque estos dos profetas los atormentaban.

11 Pero después de los tres días y medio, Dios les dio de nuevo vida a los profetas y ellos resucitaron.[a] Los que los vieron se asustaron mucho. 12 Los dos profetas oyeron una fuerte voz desde el cielo, que les decía: «Suban acá». Ellos subieron al cielo y sus enemigos los vieron irse.

13 En ese preciso momento hubo un gran terremoto y la décima parte de la ciudad se derrumbó dejando 7000 personas muertas. Los demás quedaron muy asustados y alabaron a Dios, que está en el cielo.

14 Ya pasó el segundo gran desastre, pero pronto llegará el tercero.

La séptima trompeta

15 El séptimo ángel tocó la trompeta y se oyeron fuertes voces que decían:

«El reino del mundo es ahora el reino de nuestro Señor y de su Mesías,
    y él reinará por siempre».

16 Luego, los 24 ancianos que estaban sentados en sus tronos ante Dios se inclinaron hasta el suelo y lo adoraron, 17 diciendo:

«¡Te damos gracias Señor, Dios Todopoderoso.
    Tú eres el que es y ha sido siempre.
Te damos gracias porque hiciste uso de tu gran poder
    y comenzaste a gobernar!
18 Los que no creen en ti se enojaron,
    pero ahora ha llegado el momento de tu ira.
Ahora es el momento de juzgar a los muertos.
    Es el momento de recompensar a tus siervos los profetas,
y de recompensar a tu pueblo santo,
    a los que te respetan,
    tanto grandes como pequeños.
¡Es tiempo de destruir
    a los que destruyen la tierra!»

19 Entonces se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se veía el Cofre Sagrado que guardaba el pacto.[b] Hubo rayos, ruidos, truenos, un terremoto y una gran tormenta.

Zacarías 7

El Señor quiere bondad y compasión

El mes noveno, que es el mes de quisleu, del cuarto año[a] de Darío como rey de Persia, Zacarías recibió otro mensaje del SEÑOR. El pueblo de Betel había enviado a Sarézer, Reguen Mélec y a sus hombres a pedirle ayuda al SEÑOR. Ellos preguntaron a los sacerdotes del templo del SEÑOR y a los profetas: «¿Debemos seguir llorando y ayunando durante el quinto mes del año como lo hemos hecho desde hace mucho tiempo?»

Entonces recibí otro mensaje del SEÑOR Todopoderoso:

«Diles lo siguiente a toda la gente de la tierra
    y a los sacerdotes:
“Cuando ustedes ayunan y hacen lamentación
    en el quinto y séptimo mes del año
como lo han hecho por 70 años,
    en realidad no lo hacen por mí.
¿No es cierto que cuando comen y beben
    lo hacen para su propia satisfacción?
¿No es esto lo mismo que el SEÑOR dijo
    por medio de los primeros profetas?
¿No dijo lo mismo cuando Jerusalén
    y los pueblos de alrededor estaban habitados y seguros
    y cuando aun vivía gente en el Néguev y en la Sefelá?”»

Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Zacarías: «Así dice el SEÑOR Todopoderoso:

»Practiquen la justicia,
    y sean verdaderamente justos.
    Que haya bondad y compasión entre ustedes.
10 No traten mal a las viudas ni a los huérfanos,
    ni a los inmigrantes ni a los pobres.
No planeen en su corazón
    hacerles mal a los demás».

11 Pero ellos no quisieron prestar atención, dieron la espalda y se negaron a escuchar. 12 Endurecieron su corazón y no quisieron escuchar a los primeros profetas que les llevaban la ley y las enseñanzas del SEÑOR Todopoderoso. El SEÑOR Todopoderoso se enojó mucho. 13 Por eso, él dijo: «Ellos no quisieron escucharme cuando yo los llamé. Así que yo tampoco los escucharé cuando me pidan ayuda, dice el SEÑOR Todopoderoso. 14 Los enviaré a naciones que ni siquiera conocen. Su tierra quedará destruida y ya nadie pasará por allí. Esta rica tierra quedará convertida en ruinas».

Juan 10

El pastor y sus ovejas

10 »Les digo la verdad: cuando alguien entra al corral de las ovejas debe hacerlo por la puerta. El que salta y entra por otro lado es un ladrón y un bandido. Pero el pastor que cuida las ovejas entra por la puerta del corral. El que vigila la puerta le abre la puerta al pastor. El pastor llama a las ovejas por sus propios nombres; ellas escuchan su voz y él las guía hacia afuera. Cuando las ha sacado a todas, el pastor camina delante de ellas, y ellas lo siguen porque conocen su voz. Pero sus ovejas no siguen a un extraño, sino que se alejan de él porque no conocen su voz.

Jesús les dio este ejemplo, pero la gente no entendió lo que les decía.

Jesús, el buen pastor

Jesús les dijo otra vez: «Les digo la verdad, yo soy la puerta por la que pasa el rebaño. Todos los que vinieron antes de mí son unos ladrones y bandidos. Las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta. Si alguno pasa por mí, se salvará. Podrá entrar y salir y encontrará todo lo que necesita. 10 El ladrón solamente viene para robar, matar y destruir. Yo vine para que la gente tenga vida y la tenga en abundancia.

11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El empleado al que le pagan por cuidar las ovejas no es como el pastor. Las ovejas no le pertenecen, así que cuando ve que viene el lobo, abandona las ovejas y se escapa. El lobo las ataca y las dispersa. 13 El empleado huye porque sólo le importa que le paguen y no le importan las ovejas.

14 »Yo soy el buen pastor. Conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él. Yo doy mi vida por las ovejas. 16 Tengo también otras ovejas que no son de este rebaño, y debo traerlas a ellas también. Ellas escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. 17 El Padre me ama porque doy mi vida para volver a tenerla. 18 Nadie me quita la vida, sino que la doy libremente. Tengo el derecho de darla y de recibirla de nuevo. Eso es lo que me ordenó mi Padre».

19 Nuevamente los judíos no estaban de acuerdo entre ellos por lo que decía Jesús. 20 La mayoría decía: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué lo escuchan?» 21 Otros decían: «Un hombre que tiene un demonio no dice estas cosas. Un demonio no puede darle la vista a un ciego».

Los líderes judíos en contra de Jesús

22 Era invierno y llegó la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. 23 Jesús estaba caminando dentro del templo en el pórtico de Salomón. 24 Los líderes judíos lo rodearon y le dijeron:

—¿Cuánto tiempo más nos vas a tener en suspenso? Si eres el Mesías, dínoslo ya.

25 Jesús les respondió:

—Ya se lo he dicho a ustedes, pero no creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio a mi favor, 26 pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen. 28 Les doy vida eterna y no morirán jamás, nadie me las puede quitar. 29 Mi Padre me las dio y él es más grande que cualquiera.[a] Nadie se las puede quitar. 30 El Padre y yo somos uno.

31 De nuevo, los judíos tomaron piedras para tirarle, pero 32 Jesús les contestó:

—Les he mostrado muchas buenas obras de mi Padre, y ustedes las han visto. ¿Por cuál de todas me van a apedrear?

33 Los líderes judíos le respondieron:

—No te apedreamos por algo bueno que hayas hecho, sino porque hablas en contra de Dios. No eres más que un ser humano, pero dices que eres Dios. Por eso te vamos a apedrear.

34 (A)Jesús les contestó:

—En la ley de ustedes está escrito que Dios dijo: “Yo dije que ustedes son dioses”.[b] 35 Si llamó “dioses” a aquellos que recibieron el mensaje de Dios, y las Escrituras no pueden ser ignoradas, 36 ¿por qué al que el Padre eligió y envió al mundo le dicen ustedes que ofende a Dios porque dije: “Soy el Hijo de Dios”? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean en las obras que hago para que sepan con toda seguridad que el Padre está en mí y yo en él.

39 Trataron otra vez de arrestarlo, pero él se les escapó de las manos.

40 Jesús regresó nuevamente al otro lado del río Jordán, al mismo lugar donde Juan antes había estado bautizando, y se quedó allí. 41 Muchos fueron a él, y decían: «Juan no hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo sobre este hombre es verdad». 42 Y allí muchos creyeron en él.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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