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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
1 Crónicas 11-12

Se proclama a David rey de Israel

(2 S 5:1-5)

11 Todo Israel se presentó ante David en Hebrón para decirle: «Somos parientes, tenemos la misma sangre. Aun cuando Saúl era nuestro rey, Su Majestad era el que nos dirigía en batalla, el que traía al pueblo de la guerra. El mismo SEÑOR tu Dios le dijo a Su Majestad: “Serás el pastor de mi pueblo, Israel, y reinarás sobre él”». Así que todos los líderes de Israel se reunieron con el rey David en Hebrón. Allí David hizo un pacto con ellos ante el SEÑOR. Luego los líderes lo declararon[a] rey de Israel, tal como el SEÑOR lo había dicho por medio de Samuel.

David conquista a Jerusalén

(2 S 5:6-10)

David y todo Israel fueron a Jerusalén, que es la misma Jebús, donde vivían los jebuseos. Los habitantes de Jebús le dijeron a David: «No entrarás a nuestra ciudad». Pero David logró tomar el fuerte de Sion, el cual es actualmente la Ciudad de David.

David hizo esta promesa: «El que primero ataque a los jebuseos será nombrado comandante y jefe». Así que Joab hijo de Sarvia fue el primero y se convirtió en jefe.

Luego David se fue a vivir al fuerte y por eso se le llamó la Ciudad de David. Él construyó la ciudad alrededor desde el área llamada Milo hasta sus alrededores y Joab reconstruyó el resto de la ciudad. David se fortalecía más y más porque el SEÑOR Todopoderoso estaba con él.

Los tres héroes

(2 S 23:8-39)

10 David tuvo el apoyo de militares y jefes durante su reinado en Israel. Ellos estuvieron siempre de su lado para cumplir el mandato del SEÑOR con respecto al pueblo de Israel.

11 Aquí está la lista de los principales guerreros de David: Yasobeán hijo de Jacmoní, que era el capitán de los tres[b] héroes, mató con su lanza a 300 hombres en una sola batalla. 12 Después estaba Eleazar hijo de Dodó el ajojita, que también era uno de los más famosos, 13 y estaba con David en Pasdamín cuando los filisteos se habían reunido para la batalla. Allí había un terreno lleno de sembrados de cebada y cuando los israelitas huían de los filisteos, 14 Eleazar y David siguieron firme en el lugar y lo defendieron hasta derrotar a los filisteos. Así el SEÑOR los salvó con una gran victoria.

15 Una vez tres de los treinta héroes bajaron hasta la cueva de Adulán para unirse a David. El ejército filisteo estaba acampando en el valle de Refayin. 16 David estaba en el fuerte y en ese tiempo había tropas de los filisteos acantonadas en Belén. 17 A David le dio sed y dijo: «Si sólo pudiera tomar un poco del agua del pozo que está en la entrada de Belén», pero en realidad sólo lo dijo por decir. 18 Los tres héroes avanzaron peleando entre el ejército filisteo y tomaron agua del pozo que está cerca de la entrada de la ciudad de Belén. Entonces los tres héroes le llevaron el agua a David, pero no se la tomó, sino que la derramó en la tierra como ofrenda al SEÑOR. 19 David dijo: «Ante mi Dios no puedo beber esta agua. Sería como beber la sangre de los que arriesgaron su vida por mí para traérmela». Por eso David se negó a tomársela. Los tres héroes hicieron muchos actos de ese tipo.

20 Abisay, hermano de Joab, era el jefe de los tres héroes. Abisay mató a 300 enemigos con su lanza y por eso se hizo famoso entre los tres. 21 Abisay se hizo igual de famoso que los tres héroes y se convirtió en su jefe, aunque no era uno de ellos.

22 Después estaba Benaías hijo de Joyadá, quien era de Cabsel y tenía mucho poder. Benaías mató a los dos hijos de Ariel de Moab. Un día nevado, Benaías se metió en un pozo y mató a un león. 23 También mató a un soldado egipcio de gran estatura, que medía como 2 metros y medio,[c] a pesar de que el egipcio tenía una lanza en la mano, tan grande como un rodillo de telar. Benaías lo atacó con un palo, le quitó la lanza y con la misma lanza lo mató. 24 Benaías hijo de Joyadá hizo muchas cosas así y fue tan famoso como los tres héroes. 25 Era aun más famoso que los 30 héroes, pero no era parte de ellos, y David lo nombró jefe de sus escoltas.

Los treinta héroes

26 Los soldados más valientes fueron:

Asael hermano de Joab;

Eljanán hijo de Dodó, de Belén;

27 Samot el harorita;

Heles el pelonita;

28 Irá hijo de Iqués nacido en Tecoa;

Abiezer nacido en Anatot;

29 Sibecay el jusatita;

Ilay el ajojita;

30 Maray el netofatita;

Jéled hijo de Baná y nacido en Netofa;

31 Itay hijo de Ribay, de Guibeá y descendiente de Benjamín;

Benaías el piratonita;

32 Juray, de las riveras de Gaas;

Abiel el arbatita;

33 Azmávet el bajurinita;

Elijaba el salbonita;

34 Jasén el guizonita;

Jonatán hijo de Sague el ararita;

35 Ahían hijo de Sacar el ararita;

Elifal hijo de Ur;

36 Héfer el mequeratita;

Ahías el pelonita;

37 Jezró el carmelita;

Naray hijo de Ezbay;

38 Joel, hermano de Natán;

Mibar hijo de Hagrí;

39 Sélec el amonita;

Najaray de Berot y escudero de Joab hijo de Sarvia;

40 Irá el itrita;

Gareb el itrita;

41 Urías el hitita;

Zabad hijo de Ajlay;

42 Adiná hijo de Sizá el rubenita, aunque era jefe de los rubenitas también era uno de los treinta héroes;

43 Janán hijo de Macá;

Josafat el mitnita;

44 Uzías el astarotita;

Sama y Jehiel, hijos de Jotán el aroerita;

45 Jediael hijo de Simri,

y su hermano Yojá el tizita;

46 Eliel el majavita;

Jerebay y Josavía, hijos de Elnán;

Itmá el moabita;

47 Eliel, Obed y Jasiel, de Sobá.

Guerreros aliados de David

12 David se escondió de Saúl hijo de Quis en Siclag y hasta allí fueron a unirse a él varios guerreros que le habían ayudado en las batallas. Eran hombres muy hábiles en el uso del arco y la flecha y podían lanzarlas con ambas manos. Esta es la lista con sus nombres:

De la tribu de Benjamín y parientes de Saúl: El jefe Ajiezer y Joás, ambos eran hijos de Semá de Guibeá; Jeziel y Pélet hijos de Azmávet; Beracá y Jehú de Anatot; Ismaías, nacido en Gabaón, quien era uno de los treinta guerreros y jefe de ellos; Jeremías, Jahaziel, Johanán y Jozabad, nacido en Guederá. También estaban Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita, los coreítas Elcaná, Isías, Azarel, Joezer y Yasobeán; Joelá y Zebadías hijos de Jeroán, de Guedor.

También algunos de la tribu de Gad se unieron a David cuando estaba en la fortaleza del desierto. Ellos eran guerreros valientes, siempre listos para la guerra. Eran hábiles con el escudo y la lanza; feroces como leones y ágiles como gacelas en las montañas. Esta es la lista con sus nombres:

Ezer, el jefe; Abdías, el segundo en rango; Eliab, el tercero; 10 Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; 11 Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; 12 Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; 13 Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. 14 Estos gaditas eran jefes militares. El de menor rango estaba a cargo de 100 hombres y el de mayor rango dirigía a más de 1000 hombres. 15 Ellos fueron los hombres que cruzaron el río Jordán en el primer mes, cuando el río estaba muy crecido. Pusieron en fuga a todos los que vivían en los valles hacia el oriente y el occidente.

16 Algunos hombres de la tribu de Benjamín y Judá también se unieron a David en la fortaleza. 17 David fue a encontrarse con ellos y les dijo: «Si ustedes vienen en son de paz para ayudarme, me alegra mucho que se unan a mí. Pero si han venido a traicionarme, yo, que no he matado a nadie, espero que el Dios de sus antepasados los condene».

18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasay, el jefe de los treinta, y él dijo así:

«¡Estamos de tu lado, David!
    ¡Estamos contigo, hijo de Isaí!
¡Paz, sí, paz para ti
    y para los que te ayudan,
    porque Dios te ha ayudado!»

Entonces David les dio la bienvenida y los llevó junto con los jefes de su ejército.

19 Algunos hombres de la tribu de Manasés también se pusieron del lado de David cuando llegó con los filisteos para luchar contra Saúl. Pero los filisteos hicieron una reunión de dirigentes antes del combate. En esa reunión pensaron que David podría unirse a Saúl y eso les costaría la vida. Entonces decidieron sacar a David y por eso él no ayudó a los filisteos. 20 Los hombres de la tribu de Manasés que se unieron a David cuando fue a Siclag fueron los siguientes: Adnás, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletay, quienes eran jefes de los clanes de Manasés. 21 Todos ellos eran guerreros y oficiales del ejército, así que pudieron ayudar a David a pelear contra las bandas de invasores. 22 Cada día más hombres se unían a David, así que lograron formar un ejército tan grande como un ejército de Dios.

Más guerreros se unen a David

23 Muchos hombres equipados para la guerra llegaron hasta Hebrón para unirse a David. Allí le dieron el poder sobre el reino de Saúl, tal como lo había dicho el SEÑOR. Aquí está el total de hombres:

24 De la tribu de Judá llegaron 6800 hombres con sus escudos y lanzas, equipados para la guerra.

25 De la tribu de Simeón se unieron 7100 guerreros valientes.

26 De la tribu de Leví se presentaron 4600 hombres.

27 Joyadá, jefe de la familia de Aarón, llegó con 3700 hombres.

28 Sadoc, joven guerrero, llegó con 22 comandantes de su familia.

29 De la tribu de Benjamín, la misma de Saúl, se presentaron 3000 hombres. Casi todos ellos habían permanecido leales a la familia de Saúl.

30 De la tribu de Efraín llegaron 20 800 guerreros famosos en sus clanes.

31 La media tribu de Manasés designó directamente a 18 000 hombres para ir a proclamar rey a David.

32 La tribu de Isacar entendía muy bien lo que pasaba en ese tiempo y sabía lo que Israel debía hacer. Por eso enviaron a 200 jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes.

33 De la tribu de Zabulón llegaron 50 000 hombres con el firme propósito de ayudar. Todos estaban preparados para el combate y llevaban toda clase de armas.

34 La tribu de Neftalí envió a mil comandantes con 37 000 soldados con escudo y lanza.

35 De la tribu de Dan llegaron 28 600 hombres listos para la batalla.

36 De la tribu de Aser se presentaron 40 000 hombres dispuestos para la guerra y preparados para la batalla.

37 De las tribus del otro lado del Jordán, o sea la tribu de Rubén, la de Gad y la media tribu de Manasés, llegaron 120 000 hombres con toda clase de armas.

38 Todos estos guerreros se reunieron en Hebrón y formaron un solo ejército. Todos ellos y todo el pueblo de Israel estaban decididos a establecer a David como rey de todo Israel. 39 Todos ellos estuvieron con David, bebiendo y celebrando durante tres días. Todos sus parientes les daban alimento y bebida. 40 También los vecinos cercanos y hasta los de Isacar, Zabulón y Neftalí les enviaron provisiones en camellos, burros, mulas y bueyes. Allá recibieron grandes cantidades de harina, tortas de higos, pasas, vino, aceite de oliva, bueyes y ovejas, porque todo Israel estaba de fiesta.

Hebreos 13

La convivencia entre creyentes

13 Ustedes son hermanos en Cristo, así que sigan tratándose unos a otros con amor. Den hospedaje a los que lo necesitan, pues recuerden que algunos que así lo hicieron, sin darse cuenta, hospedaron ángeles. Acuérdense de los que están en la cárcel, como si ustedes también estuvieran encarcelados con ellos. Tampoco se olviden de los que sufren, trátenlos como si ustedes mismos pasaran por el mismo sufrimiento.

Respeten el matrimonio manteniendo pura su relación de pareja. Tengan muy en cuenta que Dios castigará duramente a los que cometen adulterio y a los que practiquen inmoralidades sexuales. (A)No amen el dinero, sino conténtense con lo que tienen. Porque Dios dijo: «Nunca te abandonaré ni te dejaré solo».[a] (B)Así podremos decir con seguridad:

«El Señor es mi ayuda;
    no tendré miedo.
    ¿Qué daño puede hacerme un simple mortal?»[b]

Tengan en cuenta a sus líderes que les enseñaron el mensaje de Dios; piensen cuál fue el resultado de su buena manera de vivir e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.

No se dejen guiar por enseñanzas extrañas. Es bueno fortalecerse con el generoso amor de Dios y no con las reglas acerca de las comidas, que no les han servido de nada a los que las practican.

10 Tenemos un sacrificio[c] y los sacerdotes que sirven en la Carpa Sagrada no tienen derecho a comer de ese sacrificio. 11 El sumo sacerdote lleva la sangre de un animal al Lugar Santísimo. Ofrece la sangre por los pecados, pero el cuerpo de esos animales se quema fuera del campamento. 12 Por lo cual Jesús también sufrió la muerte fuera de la ciudad para purificar a su pueblo con su propia sangre. 13 Vayamos al encuentro de Jesús fuera del campamento y aceptemos la misma humillación que Jesús soportó. 14 Aquí en la tierra no tenemos un hogar permanente porque esperamos la ciudad venidera. 15 Por medio de Jesús ofrezcamos siempre un sacrificio a Dios. Ese sacrificio es la alabanza que viene de los labios que proclaman su nombre. 16 No se olviden de hacer el bien a los demás ni de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.

17 Háganles caso a sus líderes y respeten su autoridad, porque ellos son responsables de ustedes y por eso siempre están pendientes de protegerlos. Háganles caso para que ellos realicen su trabajo con alegría y de buena gana. Ustedes no sacan nada con hacerles la vida difícil a ellos.

18 Oren por nosotros. Tenemos la seguridad de estar en lo correcto porque siempre procuramos hacer lo mejor. 19 Les suplico que oren a Dios para que me lleve pronto de vuelta a ustedes.

20 El Dios de paz que levantó de la muerte por medio de la sangre del pacto eterno a nuestro Señor Jesús, el gran pastor de las ovejas, 21 les dé todo lo que necesiten para que hagan lo que a él le agrada. También le ruego que haga en nuestra vida lo que él quiera y que lo haga a través de Jesucristo. ¡Que se dé honor a Jesús por toda la eternidad! Así sea.

22 Hermanos míos, les pido que escuchen pacientemente estas breves palabras de consuelo que les he escrito para animarlos. 23 Quiero que sepan que nuestro hermano Timoteo salió de la cárcel, y si él llega a tiempo, iré con él a verlos.

24 Saluden a todos sus líderes y a todo el pueblo de Dios. Los de Italia los saludan.

25 Que Dios los bendiga en abundancia.

Amós 7

Visión de las langostas

El Señor DIOS me mostró esto: Vi que él creaba una plaga de langostas. Era la época del brote de la siembra tardía, la que se hace después de la cosecha del rey. Cuando las langostas estaban terminando de comerse las plantas del país, yo dije:

—¡Señor DIOS, te ruego que nos perdones! ¿Cómo podrá sobrevivir Jacob si es un país tan pequeño?

Entonces el SEÑOR cambió de opinión y dijo:

—Esto no va a suceder.

Visión del fuego

El Señor DIOS me mostró esto: El Señor DIOS estaba creando una gran llamarada que consumía el gran abismo y quemaba también la tierra. En ese momento dije:

—¡Señor DIOS, te suplico que te detengas! ¿Cómo podría sobrevivir Jacob si es tan pequeño?

Entonces el SEÑOR cambió de opinión y dijo el Señor DIOS:

—Esto no va a suceder.

Visión de la hojalata

Esto fue lo que me mostró: Dios estaba de pie junto a una pared de hojalata y sostenía en la mano un pedazo de la hojalata. Entonces el SEÑOR me dijo:

—Amós, ¿qué ves aquí?

Yo respondí:

—Veo hojalata.

Y él me dijo:

—Mira, he puesto sufrimiento[a] en medio de mi pueblo Israel porque no les pasaré ni una más. Los santuarios de Isaac serán destruidos, los santuarios de Israel quedarán en ruinas, y yo mismo atacaré con espada a la dinastía de Jeroboán[b].

Amasías trata de detener a Amós

10 Amasías, el sacerdote de Betel[c], envió este mensaje a Jeroboán, rey de Israel: «Amós planea algo en tu contra en Israel; la gente no aguanta más su mensaje, 11 porque esto es lo que dice:

“Jeroboán morirá a espada,
    y ciertamente la gente de Israel será desterrada”».

12 Amasías también habló con Amós y le dijo:

—Fuera de aquí, vidente, vete a Judá, y que allá te mantengan,[d] profetiza allá. 13 Nunca vuelvas a profetizar aquí en Betel, porque este es el lugar sagrado de Jeroboán. Este es santuario del rey y templo nacional.

14 Amós le respondió a Amasías:

—Yo no soy profeta profesional ni hago parte del grupo de profetas. Yo me ocupaba de animales e higueras, 15 pero el SEÑOR me quitó del rebaño y me dijo el SEÑOR: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”. 16 Así que escucha el mensaje del SEÑOR:

»“Tú me dices que no profetice contra Israel
    y que no diga nada contra la familia de Isaac”.

17 »Pues esto es lo que dice el SEÑOR:
“Tu esposa será una prostituta de la ciudad,
    tus hijos e hijas morirán a espada.
Tus tierras las tomarán extraños
    y se las repartirán entre ellos.
Tú mismo terminarás muerto en tierra extranjera,
    y ciertamente la gente de Israel será desterrada”.

Lucas 2

Nacimiento de Jesús

(Mt 1:18-25)

En esos días el emperador Augusto ordenó que se levantara un censo de todo el mundo habitado. Este primer censo se levantó cuando Cirenio era el gobernador de Siria. Por lo tanto, cada uno tenía que ir a inscribirse a su propio pueblo.

Entonces José también salió del pueblo de Nazaret de Galilea. Se fue a Judea, a Belén, al pueblo del rey David, porque era descendiente de él. Se registró con María, quien estaba comprometida con él. Ella estaba embarazada y mientras estaban allí, llegó el momento de que diera a luz. Al nacer su hijo primogénito, lo envolvió en retazos de tela y lo acostó en un pesebre dentro de la casa,[a] porque no había ningún lugar para ellos en el cuarto de huéspedes.[b]

Anuncio de los ángeles a los pastores

Cerca de ahí había algunos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando su rebaño. Y se les apareció un ángel del Señor. El esplendor de la presencia del Señor los rodeó y se aterrorizaron. 10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos. 11 Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 12 Como señal, encontrarán a un bebé envuelto en retazos de tela, acostado en un pesebre».

13 De repente, junto al ángel, apareció una gran multitud de ángeles del cielo, y todos alababan a Dios:

14 «¡Alaben a Dios en los cielos!
    ¡Que haya paz en la tierra para la gente que agrada a Dios!»

15 Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron entre ellos: «Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y lo que el Señor nos ha anunciado».

16 Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y vieron al bebé acostado en el pesebre. 17 Cuando los pastores lo vieron, les contaron a todos lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Todos los que escucharon se asombraron de lo que los pastores les contaron, 19 pero María reflexionaba sobre todo esto y trataba de entenderlo. 20 Después los pastores regresaron alabando a Dios por su grandeza, por todo lo que habían visto y oído. Todo había sucedido como se les había dicho.

21 Cuando el bebé tenía ocho días de nacido, fue circuncidado y le pusieron por nombre Jesús. Este fue el nombre que el ángel le dio antes de que María quedara embarazada.

Jesús es presentado en el templo

22 Cuando llegó el día en que José y María debían ser purificados[c] como decía la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor. 23 Como está escrito en la ley del Señor: «Todo primer varón debe ser dedicado al Señor».[d] 24 (A)Fueron a ofrecer el sacrificio tal como la ley del Señor dice: «Ofrezcan un par de tórtolas o dos pichones».[e]

25 Había un hombre en Jerusalén que se llamaba Simeón. Dedicaba su vida a Dios y hacía su voluntad. Vivía esperando el tiempo en que Dios le trajera consuelo a Israel.[f] El Espíritu Santo estaba con él y le había dado a conocer 26 que no moriría sin haber visto al Mesías, a quien el Señor enviaría. 27 El Espíritu hizo ir a Simeón al área del templo. Cuando María y José trajeron al niño Jesús al templo para cumplir la ley, 28 Simeón tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios:

29 «Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo muera en paz,
    como lo prometiste.
30 He visto con mis propios ojos cómo nos vas a salvar.
31     Todas las naciones podrán ver ahora cuál es tu plan.
32 Él será una luz que revelará tu camino a todas las naciones,
    y traerá honor a tu pueblo Israel».

33 Los padres de Jesús se asombraron por lo que Simeón decía sobre él. 34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la mamá de Jesús:

—Dios ha elegido a este niño. Por él, en Israel muchos caerán y muchos se levantarán. Él será una señal de Dios que muchos no aceptarán. 35 Sacará a la luz las verdaderas intenciones de muchos, las cuales han estado secretas hasta ahora. También te hará sufrir como si te traspasara una espada.

36 Había también una profetisa llamada Ana, de la tribu de Aser e hija de Fanuel. Ya era muy anciana. Había quedado viuda después de siete años de casada. 37 De ahí en adelante vivió sola hasta la edad de 84 años. No se alejaba nunca del área del templo. Alababa a Dios día y noche con oración y ayuno. 38 Ana llegaba en ese momento y comenzó a darle gracias a Dios y a hablarles del niño a todos los que estaban esperando la liberación de Jerusalén.

El regreso a Nazaret

39 Cuando María y José cumplieron con todo lo que la ley del Señor pedía, regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. 40 El niño crecía y se hacía más fuerte. Se llenaba de sabiduría y la bendición de Dios estaba con él.

El niño Jesús en el templo

41 Cada año los padres de Jesús iban a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. 42 Cuando Jesús tenía doce años, fueron allá como de costumbre. 43 Después de la fiesta se regresaron a su casa, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. 44 Pensaban que Jesús estaba con el grupo y viajaron por un día. Al buscarlo entre los familiares y amigos, 45 no lo encontraron. Así que regresaron a Jerusalén para buscarlo allí.

46 Después de tres días lo encontraron en el área del templo, sentado con los maestros. Los estaba escuchando y les hacía preguntas. 47 Todos los que lo escuchaban quedaban impresionados por su entendimiento y sus respuestas. 48 Sus padres quedaron asombrados cuando lo vieron, y su mamá le dijo:

—Hijo, ¿por qué nos hiciste esto? Tu papá y yo hemos estado muy preocupados buscándote.

49 Jesús les contestó:

—¿Por qué tenían que buscarme? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?

50 Pero no entendieron su respuesta. 51 Después regresaron a Nazaret. Jesús les obedecía a ellos. Su mamá reflexionaba sobre todo lo que había pasado. 52 Así, Jesús crecía en sabiduría y estatura, y Dios y la gente lo veían con buenos ojos.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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