Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
1 Crónicas 3-4

Hijos de David

(2 S 3:2-5; 5:13-16; 1 Cr 14:3-7)

Estos fueron los hijos de David nacidos en Hebrón:

El mayor fue Amnón, hijo de una mujer jezrelita llamada Ajinoán.

El segundo fue Daniel hijo de Abigail, una mujer de Carmel.

El tercero fue Absalón nacido de Macá, quien era la hija del rey Talmay de Guesur.

El cuarto hijo fue Adonías hijo de Jaguit.

El quinto hijo fue Sefatías hijo de Abital;

y el sexto fue Itreán hijo de Eglá, otra esposa de David.

Los seis hijos de David nacieron en Hebrón, donde él fue rey durante seis años y seis meses.

Después David fue rey de Jerusalén por 33 años. Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron en Jerusalén:

Simá, Sobab, Natán y Salomón nacieron de Betsabé[a], hija de Amiel. Los otros nueve hijos fueron Ibjar, Elisama, Elifelet, Noga, Néfeg, Jafía, Elisama, Eliadá y Elifelet. Todos ellos fueron hijos de David, junto con otros hijos que tuvo con sus concubinas. Tamar era la hermana de ellos.

Descendientes de Salomón

10 Los descendientes de Salomón en línea directa fueron:

Roboán, Abías, Asá, Josafat, 11 Jorán, Ocozías, Joás, 12 Amasías, Azarías, Jotán, 13 Acaz, Ezequías, Manasés, 14 Amón y Josías.

15 Los hijos de Josías fueron: el mayor, Johanán; el segundo, Joacim; el tercero, Sedequías; y el cuarto, Salún.

16 Los hijos de Joacim fueron Jeconías y Sedequías.

17 Los hijos de Jeconías, el desterrado, fueron Salatiel, 18 Malquirán, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosamá y Nedabías.

19 Los hijos de Pedaías fueron Zorobabel y Simí. Los hijos de Zorobabel fueron Mesulán y Jananías, y su hija Selomit. 20 Zorobabel tuvo otros cinco hijos que fueron Jasubá, Ohel, Berequías, Jasadías y Yusab Jésed.

21 Los hijos de Jananías fueron Pelatías e Isaías. El hijo de Isaías fue Refaías. El hijo de Refaías fue Arnán. El hijo de Arnán fue Abdías. El hijo de Abdías fue Secanías.

22 El hijo de Secanías fue Semaías. Los hijos de Semaías fueron Jatús, Igal, Barías, Nearías y Safat. En total fueron seis hijos.

23 Nearías tuvo tres hijos: Elihoenay, Ezequías y Azricán.

24 Elihoenay tuvo siete hijos: Hodavías, Eliasib, Pelaías, Acub, Johanán, Delaías y Ananí.

Descendientes de Judá

Los hijos de Judá fueron:

Fares, Jezrón, Carmí, Jur y Sobal.

El hijo de Sobal fue Reaías. Reaías fue el de Yajat. Yajat fue el papá de Ajumay y Lajad. Ellos formaron el clan de los zoratitas.

Los hijos de Etam fueron Jezrel, Ismá e Idbás. Ellos tenían una hermana llamada Jazelelponi.

Penuel fue el papá de Guedor. Ezer fue el papá de Jusá.

Ellos fueron descendientes de Jur. Jur fue el hijo mayor de Efrata y el fundador de Belén.

Asur fue el papá de Tecoa y tenía dos esposas, Helá y Nara. Nara tuvo a Ajusán, Héfer, Temeni y Ajastarí. Esos fueron los hijos de Nara. Los hijos de Helá fueron Zéret, Yezojar, Etnán y Cos. Cos fue el papá de Anub y Zobebá y antepasado de los clanes de Ajarjel, el hijo de Harún.

Jabés fue más virtuoso que sus hermanos. Su mamá dijo: «le puse ese nombre porque tuve mucho dolor[b] cuando él nació». 10 Jabés oro así al Dios de Israel: «Te ruego que me bendigas y aumentes mi territorio. Quédate junto a mí y líbrame del mal para que yo no pase sufrimiento». Dios le concedió lo que pidió.

11 Quelub, hermano de Sujá, fue el papá de Mejir, y Mejir fue el papá de Estón. 12 Estón fue el papá de Bet Rafá, Paseaj y Tejiná. Tejiná fue el papá de Ir Najás. Esos fueron los hombres de Reca.

13 Los hijos de Quenaz fueron Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel fueron Jatat y Meonotay. 14 Meonotay fue el papá de Ofra.

Seraías fue el papá de Joab. Joab fue el fundador de Ge Carisín[c], porque sus habitantes se dedicaban al trabajo manual y artesanal.

15 Los hijos de Caleb hijo de Jefone fueron Ir, Elá y Noán. El hijo de Elá fue Quenaz.

16 Los hijos de Yalelel fueron Zif, Zifá, Tirías y Asarel.

17-18 Los hijos de Esdras fueron Jéter, Méred, Éfer y Jalón. Méred se casó con Bitiá, hija del faraón, y tuvo con ella a Miriam, Samay e Isba, papá de Estemoa. Méred tuvo otra esposa que era de Judá y tuvo con ella a Jéred, papá de Guedor, a Héber, papá de Soco, y a Jecutiel, papá de Zanoa.

19 Los hijos de Hodías, quien se casó con la hermana de Naján, fueron: Queilá, el garmita, y Estemoa el macateo.

20 Los hijos de Simón fueron Amnón, Riná, Ben Janán y Tilón.

Los hijos de Isí fueron Zojet y Ben Zojet.

21 Los descendientes de Selá hijo de Judá fueron: Er, el papá de Lecá, y Ladá, el papá de Maresá y de las familias que trabajaban el lino en Bet Asbea, 22 Joaquín y los habitantes de Cozebá, Joás y Saraf, quienes, según crónicas antiguas, fueron y se casaron con mujeres moabitas y luego regresaron a Belén. 23 Ellos eran alfareros y vivían en las regiones de Netaín y Guederá, donde trabajaban para el rey.

Descendientes de Simeón

24 Los hijos de Simeón fueron Nemuel, Jamín, Jarib, Zera y Saúl.

25 El hijo de Saúl fue Salún; el hijo de Salún fue Mibsán; el hijo de Mibsán fue Mismá;

26 el hijo de Mismá fue Jamuel; el hijo de Jamuel fue Zacur; el hijo de Zacur fue Simí. 27 Los hermanos de Simí no tuvieron muchos hijos, pero él tuvo dieciséis hijos y seis hijas. Sus clanes no fueron tan numerosos como los de Judá. 28 Habitaron en Berseba, Moladá, Jazar Súal, 29 Bilhá, Esen, Tolad, 30 Betuel, Jormá, Siclag, 31 Bet Marcabot, Jazar Susín, Bet Biray y Sajarayin. Esos fueron sus territorios hasta el reinado de David. 32 Ellos tenían otros cinco pueblos: Etam, Ayin, Rimón, Toquén y Asán. 33 Los campos que rodeaban esas ciudades se extendían hasta Baal. Ellos vivían en esos lugares y estos son sus registros familiares.

34 Mesobab, Jamlec y Josías hijo de Amasías, 35 Joel, Jehú hijo de Josibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel, 36 Elihoenay, Jacoba, Yesojaías, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaías, 37 Ziza hijo de Sifi, hijo de Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías. 38 Todos los mencionados anteriormente fueron jefes de sus clanes.

Como sus familias crecieron mucho y llegaron a ser muy numerosas, 39 fueron hasta la entrada de Guedor, al oriente del valle, buscando un buen lugar para sus rebaños. 40 Encontraron buenos pastos, tierras fértiles y lugares calmados y tranquilos. Allí habían vivido los descendientes de Cam, 41 pero durante el gobierno del rey Ezequías de Judá vinieron los que se mencionaron anteriormente y atacaron las carpas y viviendas de los descendientes de Cam. Se quedaron a vivir allí en lugar de ellos porque encontraron buen pasto para sus rebaños. 42 Quinientos de ellos, descendientes de Simeón, fueron hasta el monte Seír bajo el mando de Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isí. 43 Ellos acabaron con los amalecitas que quedaban y viven ahí hasta el día de hoy.

Hebreos 9

La adoración bajo el pacto antiguo

El primer pacto tenía sus reglas para el culto y un lugar de adoración aquí en la tierra, que era una carpa. El primer cuarto de la carpa se llamaba el Lugar Santo, donde estaban el candelabro, la mesa y el pan que se dedicaba a Dios. Detrás de la segunda cortina había un cuarto llamado el Lugar Santísimo, allí estaba el altar de oro para quemar incienso y el Cofre Sagrado recubierto de oro, donde se guardaba el pacto antiguo. Dentro del cofre había un recipiente de oro con maná, la vara de Aarón que había retoñado y las tablas de piedra, donde estaban escritos los diez mandamientos del pacto. Sobre el cofre, ubicados sobre el lugar del perdón[a] estaban los querubines, que mostraban el esplendor de Dios. Sin embargo, ahora no es el momento de extendernos en estos detalles.

Una vez colocadas estas cosas en su lugar, los sacerdotes entraban en el primer cuarto de la carpa para rendir culto a Dios, pero al segundo cuarto sólo podía entrar el sumo sacerdote. Para entrar allí, debía llevar sangre para ofrecerla por sus propios pecados y por los que el pueblo cometía sin darse cuenta de que estaba pecando. El Espíritu Santo quiere darnos una enseñanza utilizando estos dos cuartos separados. Lo que nos enseña es que mientras exista el primer cuarto, el camino al Lugar Santísimo no está abierto. Todo esto es ahora un ejemplo para nosotros que demuestra que las ofrendas y los sacrificios no eran capaces de purificar la conciencia de los que adoraban de esa manera. 10 Esas ofrendas y sacrificios tenían que ver sólo con asuntos de comida, bebidas y ceremonias de purificación. Eran sólo reglas que servían únicamente hasta que Dios estableciera un nuevo orden.

La adoración bajo el nuevo pacto

11 Pero ya vino Cristo, el sumo sacerdote de las bendiciones que nos han llegado ahora. Cristo no presta servicio en una carpa como en la que servían aquellos sacerdotes sino en un lugar grandioso y perfecto, no hecho por seres humanos, que no es de este mundo. 12 Cristo entró una sola vez y para siempre al Lugar Santísimo. No ofreció la sangre de chivos ni becerros, sino su propia sangre, y de esa forma nos liberó para siempre del pecado. 13 Es cierto que la sangre de los chivos y de los toros, y las cenizas de la novilla se esparcían sobre los que no estaban limpios y los limpiaba por fuera. 14 ¡Pero la sangre de Cristo puede hacer muchísimo más! Se ofreció a Dios como un sacrificio perfecto por el Espíritu eterno. Su sangre purifica nuestra conciencia del mal que hemos hecho para que así podamos adorar al Dios viviente.

15 De manera que Cristo trae un nuevo pacto a los que son llamados por Dios. Así tendrán por siempre lo que él prometió, porque Cristo murió para librarlos de los pecados que cometieron cuando estaban bajo el pacto antiguo.

16 Cuando un hombre muere, deja un testamento[b], pero para que se pueda cumplir, es preciso demostrar que quien lo hizo está muerto. 17 Un testamento no entra en vigor mientras viva el que lo hizo, sino sólo cuando ya ha muerto. 18 Por esa razón, también el primer pacto tuvo que establecerse con derramamiento de sangre. 19 Primero, Moisés le anunció los mandamientos de la ley a todo el pueblo. Después mezcló con agua la sangre de terneros y cabras, tomó lana roja y un racimo de hisopo y roció la sangre sobre el pueblo y sobre el libro de la ley. 20 (A)Moisés dijo: «Esta es la sangre que confirma el pacto que Dios les manda obedecer».[c] 21 Igualmente, Moisés roció la sangre sobre la Carpa Sagrada y sobre todo lo que se utilizaba para la adoración. 22 La ley dice que casi todo debe limpiarse con sangre, porque si no se derrama sangre los pecados no quedan perdonados.

El sacrificio aleja los pecados

23 Estas eran copias de las realidades que están en el cielo y tenían que limpiarse con sacrificios de animales, pero las realidades del cielo exigen mejores sacrificios. 24 Porque Cristo no entró al Lugar Santísimo hecho por los hombres, que sólo es copia del verdadero, sino al cielo y está presente allí, delante de Dios, para pedir a nuestro favor. 25 Cristo se ofreció a sí mismo, pero no muchas veces como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra. El sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo una vez al año para ofrecer sangre ajena. 26 Si fuera así con Cristo, habría tenido que sacrificarse muchas veces desde que se creó el mundo, pero él vino en estos últimos tiempos y se ofreció de una vez por todas, sacrificándose a sí mismo para acabar así con el pecado. 27 Todos los seres humanos morirán una sola vez y después vendrá el juicio. 28 También Cristo se sacrificó una sola vez para perdonar los pecados de muchos. Él vendrá por segunda vez, pero ya no para ofrecerse por los pecados de la gente, sino para salvar a los que esperan su venida.

Amós 3

Advertencia a Israel

Israelitas, escuchen este mensaje del SEÑOR contra ustedes, la familia entera que sacó de Egipto:

«En la tierra existen muchas familias,
    pero sólo a ustedes los elegí para ser mi familia.
Por eso tendré que castigarlos
    por todas sus maldades».

Causas del castigo contra Israel

Si dos andan juntos,
    ¿no es porque se han puesto de acuerdo?
Si un león ruge en la selva,
    ¿no es porque tiene en frente una presa?
Si un cachorro ruge en su caverna,
    ¿no es porque ha atrapado algo?
Si un ave cae en una trampa en el suelo,
    ¿no es porque le han puesto una carnada?
La trampa sólo se cierra
    cuando atrapa al ave.
Si se toca la trompeta en una ciudad,
    ¿no es para alertar a la gente?
Si ocurre un desastre en la ciudad,
    ¿no es porque el SEÑOR lo ha mandado?

Así mismo el Señor DIOS nunca hace algo
    sin antes anunciarlo a sus siervos los profetas.

Si el león ha rugido,
    ¿no se asusta la gente?
Si el Señor DIOS ha hablado,
    ¿quién no profetizará?

Vayan a las fortalezas de Asdod[a]
    y también a las de Egipto,
    y anuncien el siguiente mensaje:
«Reúnanse en los montes de Samaria.
    Allá verán que el pueblo es oprimido
    y todos los abusos que la gente sufre».
10 El SEÑOR dice: «No saben hacer el bien;
    hieren, roban a la gente
    y esconden sus tesoros en las torres de las fortalezas».
11 Por eso el Señor DIOS dice:
«Un enemigo vendrá y sitiará el país;
    dejará a todos sin fuerza, los derrotará
    y por último saqueará sus fortalezas».

12 El SEÑOR dice:
«Si un león ataca a un cordero,
    el pastor tratará de salvar al cordero,
    pero sólo rescatará algunas partes.
Tal vez lo único que el pastor logre salvar
    de la boca del león será una oreja o una pata.
De la misma forma, la mayoría de los hijos de Israel no podrá salvarse.
    Los de Samaria sólo conseguirán salvar
    un pedazo de cama o un trozo de tela del sofá».

13 El Señor DIOS Todopoderoso dice esto: «Escuchen, adviértanle a la familia de Jacob:

14 »Israel ha pecado y por eso lo castigaré.
    Destruiré los altares de Betel[b].
Los cuernos del altar[c] se romperán
    y caerán al suelo.
15 Destruiré todas las viviendas
    y las casas campestres de los ricos.
Todas las construcciones decoradas con marfil serán destruidas;
    las mansiones dejarán de existir».
    Es lo que dice el SEÑOR.

Salmos 146-147

Alabaré al Señor toda mi vida

¡Aleluya!
    ¡Con todo mi corazón alabo al SEÑOR!
Alabaré al SEÑOR toda mi vida.
    Mientras yo esté vivo, entonaré canciones en honor al SEÑOR.
No pongan su confianza en los poderosos;
    ellos no son más que simples seres humanos
    que no tienen poder para salvar.
Ellos también morirán, volverán al polvo,
    y ese mismo día todos sus planes acabarán.

Afortunado el que recibe ayuda del Dios de Jacob;
    el que confía en el SEÑOR su Dios.
Él creó el cielo, la tierra y los mares
    y todo lo que habita en ellos;
    él sigue fiel para siempre.
El SEÑOR hace justicia a los oprimidos,
    alimenta a los que tienen hambre
    y libera a los prisioneros.
El SEÑOR da la vista a los ciegos;
    el SEÑOR ayuda a los que están en dificultades;
    el SEÑOR ama a los justos.
El SEÑOR protege a los inmigrantes,
    cuida a los huérfanos y a las viudas
    y les amarga la vida a los perversos.
10 El SEÑOR reinará eternamente.
    Sion, tu Dios reinará de generación en generación.

¡Aleluya!

Canten agradecidos

¡Aleluya!

Qué bueno es entonar canciones de alabanza a nuestro Dios;
    qué placentero cantar alabanzas a su nombre.
El SEÑOR reconstruye a Jerusalén,
    y reúne a los desterrados de Israel;
sana a los que tienen roto el corazón
    y venda sus heridas.
Él determina el número de las estrellas
    y a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grandioso,
    y grande es su poder;
    su conocimiento no tiene límite.
El SEÑOR apoya a la gente pobre
    y derriba por el suelo a los perversos.

Canten agradecidos al SEÑOR;
    canten alabanzas a nuestro Dios al son del arpa.
Él llena el cielo de nubes
    y hace caer la lluvia sobre la tierra;
    hace que el pasto crezca sobre los montes.
Dios les da alimento al ganado
    y a las crías de los cuervos cuando chillan.
10 A Dios no le importan los caballos de guerra
    ni le preocupan los soldados poderosos.
    Le desagradan los que confían en todo eso.
11 En cambio al SEÑOR le agrada la gente que lo respeta,
    los que confían en su fiel amor.
12 Jerusalén, alaba al SEÑOR;
    Sion, alaba a tu Dios.
13 Él reforzó los cerrojos de tus puertas
    y bendijo a tus habitantes.
14 Dios mantiene la paz en tu nación
    y hace que siempre tengas alimento en abundancia.

15 Dios le da una orden a la tierra,
    y ella obedece inmediatamente.
16 Dios hace que caiga la nieve como si fuera lana
    y esparce la escarcha como si fuera ceniza.
17 Él hace que caiga granizo como piedras
    que caen del cielo y congelan la tierra.
18 Luego, da otra orden
    y sopla nuevamente un viento tibio
que hace que el hielo se derrita
    y el agua comience a fluir.
19 Dios reveló su palabra a Jacob,
    sus leyes y mandatos a Israel.
20 Con ninguna otra nación Dios ha hecho eso;
    ninguna otra conoce sus mandatos.

¡Aleluya!

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International