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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Reyes 23

El pueblo escucha la ley

(2 Cr 34:3-7, 29-33)

23 El rey Josías mandó llamar a todos los ancianos líderes de Judá y Jerusalén citándoles a una reunión. Entonces el rey fue al templo del SEÑOR con toda la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más importante. Allí el rey les leyó en voz alta el libro del pacto que había sido encontrado en el templo del SEÑOR. Luego el rey, de pie junto a su columna, hizo un pacto con el SEÑOR, comprometiéndose a seguir al SEÑOR y a obedecer sus mandatos, el pacto y sus condiciones. Dijo que de todo corazón y con todo el ser cumpliría el pacto que estaba escrito en el libro. Y todo el pueblo se puso de pie para mostrar que también estaba de acuerdo con cumplir el pacto.

Jilquías destruye los santuarios de los dioses falsos

(2 Cr 34:3-7)

Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los demás sacerdotes y a los porteros, que sacaran del templo del SEÑOR todos los objetos que se hicieron en honor de Baal, de Aserá y de las estrellas del cielo. Entonces Josías quemó todo eso fuera de Jerusalén en los campos del valle del Cedrón y se llevaron las cenizas a Betel. Después destituyó de sus puestos a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los santuarios de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén y también a los que quemaban incienso en honor a Baal, el sol, la luna, las constelaciones y todas las estrellas del cielo. Josías puso fin a todo eso. Quitó el poste de Aserá del templo del SEÑOR y lo quemó fuera de la ciudad, en el valle del Cedrón. Allí destruyó los pedazos quemados hasta hacerlos polvo y los esparció sobre la fosa común. El rey Josías también demolió las habitaciones que estaban en el templo del SEÑOR dedicadas a la prostitución idólatra entre hombres[a] y donde también las mujeres tejían mantos para la diosa Aserá.

Josías ordenó que fueran trasladados a Jerusalén todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y destruyó todos los santuarios donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba, y también los santuarios que estaban al lado izquierdo, cerca de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad. En ese tiempo los sacerdotes de esos santuarios no iban al altar del SEÑOR en Jerusalén, sino que comían pan sin levadura en las ciudades y aldeas ordinarias.

10 El rey también destruyó el santuario Tofet en el valle de Ben Hinón, donde la gente sacrificaba a sus hijos, quemándolos en un altar dedicado al dios Moloc. Josías arruinó el lugar para que no se pudiera usar más. 11 Hizo quitar los caballos en honor al dios sol, que en el pasado los reyes de Judá habían colocado cerca de la entrada del templo del SEÑOR, junto al cuarto de Natán Mélec, el funcionario encargado de las dependencias, e hizo quemar los carros que estaban ahí en honor al dios sol.

12 Josías despedazó los altares que los reyes de Judá habían construido sobre la azotea de la sala de Acaz y los que Manasés había construido en los dos patios del templo del SEÑOR. Luego arrojó los escombros al valle del Cedrón. 13 Destruyó los santuarios que Salomón había hecho construir al oriente de Jerusalén, en la colina del Destructor, cuyos sacerdotes estaban al lado sur de la colina, y que estaban dedicados a Astarté la diosa abominable de los sidonios, a Quemós, el ídolo abominable de los moabitas, y a Moloc, el ídolo abominable de los amonitas. 14 También destruyó las piedras sagradas y los postes de Aserá y llenó de huesos humanos los sitios donde habían estado. 15 Josías demolió el altar y el santuario que había construido Jeroboán hijo de Nabat en Betel con el que hizo pecar a Israel. No solamente lo demolió, sino que le prendió fuego hasta que quedó hecho cenizas y quemó también el poste de Aserá.

16 De regreso, Josías vio las tumbas que estaban en la colina y mandó unos hombres para que sacaran los huesos de las tumbas y los quemara sobre el altar para contaminarlo, cumpliendo así el mensaje del SEÑOR que había dicho el hombre de Dios contra el altar, cuando Jeroboán estaba ante el altar en la fiesta. 17 Entonces Josías preguntó:

—¿Qué es aquel monumento que veo?

La gente de la ciudad le respondió:

—Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá, el que predijo todo lo que usted le ha hecho al altar aquí en Betel.

18 Entonces Josías dijo:

—Déjenlo como está, que nadie mueva sus huesos.

Así que dejaron los huesos en su lugar y también los del hombre de Dios de Samaria.

19 Josías también destruyó los templos y santuarios de las ciudades de Samaria que los reyes de Israel habían construido y con los que hicieron enojar al SEÑOR. Josías los destruyó tal como destruyó el santuario en Betel. 20 Josías mató sobre sus propios altares a todos los sacerdotes de los santuarios y quemó huesos de hombres muertos encima de los santuarios. Luego regresó a Jerusalén.

La gente de Judá celebra la Pascua

(2 Cr 35:1-9)

21 Entonces el rey Josías dio esta orden a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al SEÑOR su Dios. Háganlo tal como está escrito en el libro del pacto». 22 No se había celebrado así la Pascua desde el tiempo de los jueces que eran los líderes de Israel. Ninguno de los reyes de Israel o de Judá había celebrado la Pascua de la manera que se hizo con Josías. 23 Esta Pascua se celebró en honor al SEÑOR en Jerusalén en el año 18 del reinado de Josías.

24 Josías acabó también con los médium, brujos, dioses caseros, ídolos y todas las cosas detestables que se adoraban en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para obedecer la ley que estaba escrita en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el templo del SEÑOR. 25 Nunca hubo un rey como Josías, ni antes ni después de él, que se convirtiera al SEÑOR de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas,[b] obedeciendo en todo la ley de Moisés.

26 Sin embargo, el enojo del SEÑOR contra la gente de Judá no se aplacó debido a todo lo que hizo Manasés. 27 El SEÑOR dijo: «Yo expulsé a los israelitas de su país y haré lo mismo con Judá. Sacaré a Judá de mi presencia y no aceptaré a Jerusalén, la ciudad que yo elegí, ni al templo del que había dicho: “Mi nombre estará allí”».

28 El resto de los hechos de Josías, y todo lo que hizo, está escrito en Las crónicas de los reyes de Judá.

29 En esa época, el faraón Necao, rey de Egipto, subió hacia el río Éufrates a pelear contra el rey de Asiria. Josías salió a su encuentro en Meguido, pero el faraón lo mató en cuanto lo vio. 30 Los oficiales de Josías pusieron su cadáver en un carro, lo llevaron de Meguido a Jerusalén y lo sepultaron en su propia tumba. Entonces la gente del pueblo tomó a Joacaz hijo de Josías, lo consagraron y lo hicieron rey en lugar de su papá.

Joacaz, rey de Judá

(2 Cr 36:1-4)

31 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y gobernó durante tres meses en Jerusalén. El nombre de su mamá era Jamutal hija de Jeremías de Libná. 32 Joacaz hizo lo que no le agradaba al SEÑOR, lo mismo que sus antepasados. 33 El faraón Necao encarceló a Joacaz en la prisión en Riblá, en el país de Jamat, para que no pudiera reinar en Jerusalén, e impuso a Judá un tributo de 3300 kilos[c] de plata y 33 kilos de oro.

34 El faraón Necao puso a Eliaquín hijo de Josías, como rey en lugar de su papá. Además le cambió el nombre a Eliaquín por el de Joacim. A Joacaz se lo llevó a Egipto, donde murió. 35 Joacim le dio el tributo de plata y oro al faraón, pero lo hizo imponiendo un impuesto a la gente del país, basándose en los bienes de cada uno. Así pudo entregarle el tributo al faraón Necao.

Joaquim, rey de Judá

(2 Cr 36:5-8)

36 Joacim tenía 25 años cuando comenzó su reinado y gobernó durante once años en Jerusalén. El nombre de su mamá era Zebudá hija de Pedaías, de Rumá. 37 Joacim hizo lo que no le agradaba al SEÑOR, cometió los mismos pecados que sus antepasados.

Hebreos 5

Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres. Este sacerdote está encargado de ayudar al pueblo en su servicio a Dios, haciendo ofrendas y sacrificios por los pecados. Él es un hombre débil como los demás, por eso es comprensivo con los que pecan por ignorancia. El sumo sacerdote ofrece sacrificios por los pecados de la gente, pero como él también tiene debilidades, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados. Es un honor ser un sumo sacerdote, pero nadie elige por sí mismo este trabajo, sino que tiene que ser llamado por Dios, tal como fue llamado Aarón. (A)Lo mismo sucede con Cristo: no fue él, sino Dios, quien le dio el honor de ser sumo sacerdote. Dios le dijo:

«Tú eres mi Hijo;
    hoy me he convertido en tu Padre»[a].[b]

(B)Y en otro texto dice:

«Serás sacerdote para siempre,
    tal como fue Melquisedec».[c]

Cuando Cristo vivió en la tierra, oró a Dios y le pidió ayuda, porque era el único que lo podía salvar de la muerte. Jesús oró llorando y suplicando a gritos, y Dios respondió a sus oraciones porque Jesús era humilde y hacía todo lo que agradaba a Dios. A pesar de ser su Hijo, aprendió a obedecer por medio de todo lo que sufrió. Así que Jesús cumplió con todo lo que tenía que hacer.[d] Por eso, todos los que lo obedecen pueden tener salvación eterna 10 y Dios lo nombró sumo sacerdote tal como hizo con Melquisedec.

Advertencia de no separarse

11 Tengo un mensaje extenso para ustedes en cuanto a este tema y les resultará muy complicado de entender porque ustedes se han vuelto bastante flojos. 12 Ya es hora de que sean maestros, pero todavía necesitan a alguien que les explique lo más elemental de las enseñanzas de Dios. Todavía necesitan las enseñanzas que son como leche, pues no están listos para la comida sólida. 13 El que se alimenta con leche todavía es un bebé y no sabe cómo reconocer el bien. 14 La comida sólida es para los que han crecido espiritualmente y para aquellos que por la práctica han aprendido la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Joel 2

El día venidero del Señor

¡Anuncien con trompetas en Sion!
    Que suene la alarma en el santo monte de Dios.
Que todos los habitantes del país tiemblen de miedo,
    porque ya viene el día del juicio del SEÑOR.
Será un día oscuro y deprimente
    como un día con nubes de tormenta.
Como la oscuridad se extiende por las montañas,
    así vendrá un ejército grande y numeroso.
Nunca ha existido un ejército como este
    ni existirá otro igual.

El ejército destruirá la tierra
    como el fuego que todo lo consume.
Antes de que pase,
    el país se parece al jardín del Edén;
pero después de que lo destruyan,
    parecerá un desierto.
    Nada escapa a la destrucción.
Tienen aspecto de caballos,
    y corren como caballos de combate.
Se mueven haciendo ruido de carros de combate
    cabalgando sobre las cumbres de las montañas.
Suenan igual al fuego cuando quema el pasto seco,
    como un ejército numeroso en formación de batalla.

Las naciones tiemblan de miedo ante él,
    todos los rostros palidecen.
Corren hacia la batalla,
    y como soldados, escalan la muralla.
Corren para atacar, cada uno en su lugar
    sin romper la formación.
No se atropellan entre sí,
    cada uno va por su línea.
Si alguno resulta herido,
    los demás siguen su avance.
Se lanzan contra la ciudad
    y trepan por sus murallas.
Se meten en las casas por las ventanas,
    como ladrones.

10 La tierra tiembla
    y el cielo se estremece ante ellos.
El sol y la luna se oscurecen
    y las estrellas pierden su resplandor.
11 El SEÑOR dirige a su ejército
    dándole órdenes.
Su ejército es grandioso
    y los que cumplen sus órdenes son poderosos.
De verdad que el día del SEÑOR será un día grande y terrible.
    ¿Quién lo podrá soportar?

El Señor llama a su pueblo

12 El SEÑOR llama a su pueblo:
    «Vengan ahora y cambien su vida,
y regresen a mí de todo corazón.
    Háganlo con ayuno, llanto y lamentos.
13 En lugar de rasgarse las vestiduras,
    rasguen su corazón».
Cambien su vida
    y vuelvan al SEÑOR su Dios,
compasivo y misericordioso,
    que no se enoja con facilidad,
que está lleno de fiel amor
    y dispuesto a dar indulto.
14 ¿Quién sabe? Tal vez Dios reflexione,
    cambie su decisión de castigarlos
    y los bendiga con cereales y vino
para que puedan ofrecerle ofrendas
    al SEÑOR su Dios.

Clamen al Señor

15 ¡Toquen la trompeta en el monte Sion!
    Proclamen un ayuno
    y convoquen al pueblo.
16 Reúnan al pueblo,
    que se purifique la asamblea.
Reúnan a los ancianos;
    traigan a los niños,
    incluso a los bebés.
Que los recién casados
    suspendan su luna de miel.
17 Que los sacerdotes, siervos del SEÑOR,
    lloren entre el patio y el altar diciendo:
«Ten compasión de tu pueblo, SEÑOR.
    No dejes que las naciones se burlen de lo que es tuyo.
Que no digan los demás pueblos:
    “¿Dónde está su Dios?”»

El Señor restaurará la tierra

18 Pero el SEÑOR se preocupó mucho por su tierra
    y tuvo compasión de su pueblo.
19 Respondió así el SEÑOR a su pueblo:
«Les daré trigo, vino fresco y aceite de oliva
    hasta que queden satisfechos.
No dejaré que pasen vergüenza
    frente a naciones extranjeras.
20 Y alejaré de ustedes a los que vienen del norte.
    A los del norte los alejaré de ustedes,
    los echaré a una tierra seca y devastada.
Expulsaré a su vanguardia al mar Muerto
    y a su retaguardia al mar oriental.
Su mal olor y pudrición serán muy fuertes
    porque el SEÑOR hará grandes cosas».

21 Tierra, no tengas miedo.
    Alégrate y celebra,
    porque el SEÑOR hará grandes cosas.
22 Animales salvajes, no tengan miedo,
    porque reverdecerán los pastos del desierto.
El árbol dará su fruto,
    y la higuera y la viña darán su mejor cosecha.

23 Y ustedes, hijos de Sion, alégrense
    y hagan fiesta al SEÑOR su Dios,
porque como muestra de su generosidad
    él les mandará a su debido tiempo
tanto las lluvias de otoño como las de primavera,
    así como lo hacía antes.
24 Los lugares donde se trilla el grano estarán repletos.
    Habrá tanto vino fresco y prensas de olivos y lagares desbordarán de vino y aceite.

25 «Yo los compensaré por los años de cosecha
    que se han comido las langostas,
    mi gran ejército enviado contra ustedes.
26 Ustedes comerán hasta que queden satisfechos,
    y alabarán el nombre del SEÑOR su Dios,
quien ha hecho maravillas por ustedes.
    Mi pueblo nunca más pasará vergüenza.
27 Y sabrán que el SEÑOR vive en medio del pueblo de Israel,
    que yo soy su Dios, y que no hay otro.
Mi pueblo nunca más pasará vergüenza.

El Señor dará su Espíritu a todos

28 »Después de esto,
    derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad.
Sus hijos e hijas profetizarán,
    los ancianos tendrán sueños,
    y los jóvenes tendrán visiones.
29 En esos días también derramaré mi Espíritu
    incluso sobre los esclavos, tanto siervos como siervas.
30 Haré grandes señales en el cielo y en la tierra.
    Habrá sangre, fuego y columnas de humo.
31 El sol se oscurecerá
    y la luna se convertirá en sangre,
antes de que venga ese día
    grande y terrible del juicio del SEÑOR.
32 Y todo el que confíe en el SEÑOR será salvo.[a]
Habrá refugio en el monte Sion y en Jerusalén,
    como ha dicho el SEÑOR.
Entre los sobrevivientes estarán
    los llamados por el SEÑOR.

Salmos 142

Eres todo lo que tengo

Poema que David compuso cuando estaba en la cueva. Una oración.

Pido a gritos la ayuda del SEÑOR;
    a gritos le pido al SEÑOR compasión.
En él puedo descargar mi angustia;
    sin temor le puedo expresar mis quejas.

Cuando estoy perdido,
    tú me muestras el camino.
Mis enemigos han tendido una trampa
    y estoy a punto de caer en ella,
    pero Dios me guía.
No tengo ni siquiera un amigo
    que esté a mi lado acompañándome;
no tengo en dónde esconderme.
    A nadie le importa si vivo o muero.

Por eso pido tu ayuda, SEÑOR,
    tú eres mi refugio;
    eres todo lo que tengo en este mundo.
A ti te pido ayuda;
    te necesito, me siento muy débil.
Sálvame de los que me persiguen,
    porque son más fuertes que yo.
Ayúdame a escapar de sus trampas
    para que pueda alabar tu nombre.
Entonces los justos celebrarán conmigo
    porque tú me has cuidado.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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