M’Cheyne Bible Reading Plan
Victorias de David
(1 Cr 18:1-13)
8 Después de un tiempo, David atacó y puso a los filisteos bajo su control. Y les quitó Meteg Amá[a] del poder de los filisteos. 2 David también derrotó a los moabitas. Los obligó a tenderse en el suelo y los midió con una cuerda: mató a los que quedaban dentro de cada dos medidas de la cuerda, y a los que quedaban dentro de una medida les perdonó la vida. De esa manera, los moabitas se convirtieron en siervos de David y le pagaban tributo.
3 David fue al área cercana al río Éufrates para levantar ahí un monumento a sus triunfos.[b] Ahí David venció al rey de Sobá, Hadad Ezer hijo de Rejob. 4 David capturó 1000 carros de combate, 7000 jinetes[c] y 20 000 soldados de infantería de Hadad Ezer. También les cortó las patas a los caballos que tiraban de los carros,[d] dejando sanos sólo a 100.
5 Los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, pero David los derrotó matando a 22 000 sirios. 6 Luego David puso tropas en Damasco. Los sirios pasaron a ser siervos de David y le pagaban tributo. El SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.
7 David tomó todos los escudos[e] de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer y se los llevo para Jerusalén. 8 También tomó muchos objetos de bronce de Tébaj[f] y Berotay, ciudades que habían pertenecido a Hadad Ezer.
9 Cuando Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado a todo el ejército de Hadad Ezer, 10 envió a su hijo Jorán a ver al rey David para saludarlo y felicitarlo por su victoria contra Hadad Ezer, pues Tou también había peleado antes contra Hadad Ezer. Jorán le trajo obsequios de plata, oro y bronce. 11 David los tomó, los consagró al SEÑOR y los puso con los otros objetos que había tomado de las naciones que había derrotado, los cuales también había consagrado. 12 David derrotó a Edom, a Moab, a los amonitas, a los filisteos y a los amalecitas. También derrotó a Hadad Ezer, hijo de Rejob, rey de Sobá. 13 David se hizo aun más famoso cuando regresó a su casa después de derrotar a 18 000 edomitas[g] en el valle de la sal. 14 David instaló tropas por toda la tierra de Edom. Todos los edomitas pasaron a ser siervos de David y el SEÑOR le daba la victoria a dondequiera que iba.
Funcionarios de David
(2 S 20:23-26; 1 Cr 18:14-17)
15 David gobernó sobre todo Israel con justicia y equidad para todo el pueblo. 16 Joab hijo de Sarvia era el comandante del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el cronista. 17 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes. Seraías era el secretario. 18 Benaías hijo de Joyadá estaba a cargo de los mercenarios cretenses y filisteos,[h] y los hijos de David eran sacerdotes.
Actitud de David hacia la familia de Saúl
9 David preguntó:
—¿Queda alguno de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en memoria de Jonatán?
2 Los siervos de David mandaron llamar a un siervo llamado Siba de la familia de Saúl. El rey David le preguntó:
—¿Tú eres Siba?
Y Siba dijo:
—Sí, yo soy su siervo Siba.
3 El rey dijo:
—¿Queda alguien más aquí de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?
Siba le dijo al rey David:
—Jonatán tiene un hijo que está tullido de ambos pies.
4 El rey le preguntó a Siba:
—¿Dónde está?
Siba le respondió:
—En Lo Debar, en la casa de Maquir hijo de Amiel.
5 Entonces el rey David envió a sus oficiales a Lo Debar para buscar al hijo de Jonatán en la casa de Maquir hijo de Amiel. 6 Mefiboset hijo de Jonatán y nieto de Saúl, fue a donde estaba David y se postró rostro en tierra frente a él.
David le dijo:
—¿Eres tú Mefiboset?
Mefiboset le respondió:
—Sí señor, a las órdenes de Su Majestad.
7 David le dijo:
—No temas. Yo quiero beneficiarte en memoria de tu papá Jonatán. Te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl, y siempre podrás sentarte a mi mesa.
8 Mefiboset se inclinó ante David de nuevo y dijo:
—Yo no valgo más que un perro muerto, y sin embargo Su Majestad me trata con bondad.
9 Entonces el rey David llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:
—Le he dado a la familia de Saúl todo lo que pertenecía al nieto de tu amo. 10 Tú, tus hijos y tus siervos trabajarán la tierra de Mefiboset y guardarán las cosechas para que el nieto de tu amo tenga comida en abundancia. Pero Mefiboset, el nieto de tu amo, siempre podrá sentarse a mi mesa.
Siba tenía 15 hijos y 20 siervos.
11 Siba le dijo al rey David:
—Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey le ordena.
Así Mefiboset se sentaba a la mesa de David como si fuera uno de los hijos del rey. 12 Mefiboset tenía un hijo llamado Mica. Toda la familia de Siba estaba al servicio de Mefiboset 13 en Jerusalén. Tullido de ambos pies, Mefiboset se sentaba a la mesa del rey todos los días.
2 Por eso decidí no hacerles otra visita que les causara tristeza. 2 Porque si yo los hago sentir tristes, ¿quién me alegrará después, sino ustedes a quienes yo he hecho sentir tristes? 3 Les escribí para que al volver a verlos no me entristecieran sino más bien me alegraran. Confiaba en que todos ustedes compartirían mi alegría. 4 Cuando les escribí estaba triste, preocupado y lloraba, pero no les escribí para hacerlos sentir tristes, sino para que se dieran cuenta del gran amor y del cariño que siento por ustedes.
Perdón para el que ofendió a Pablo
5 Si alguien me causó tristeza, no me la causó tanto a mí como a todos ustedes, al menos hasta cierto punto, para no exagerar. 6 Pero ya es suficiente con el castigo que la mayoría de ustedes le impuso a esa persona. 7 Ahora deben perdonarlo y darle ánimo para que no se desespere con tanta tristeza. 8 Por eso les pido que le demuestren su amor. 9 Les escribí para probarlos y ver si son obedientes en todo. 10 Yo perdono al que ustedes perdonen, y mi perdón, si es que yo tenía que perdonar algo, lo he dado por ustedes y en presencia de Cristo. 11 Todo esto lo he hecho para que Satanás no se aproveche de nosotros, ya que todos conocemos muy bien sus planes.
Dios nos hace vencer las dificultades
12 Cuando fui a Troas a anunciar las buenas noticias acerca de Cristo, el Señor me abrió las puertas para trabajar allí. 13 Pero me sentía muy intranquilo porque no encontré a mi hermano Tito y preferí, entonces, despedirme e irme para Macedonia.
14 Demos gracias a Dios, quien por medio de Cristo nos lleva siempre en su desfile triunfal. A través de nosotros, esparce por todas partes el conocimiento acerca de él, como si fuera una suave fragancia. 15 Nosotros somos el incienso de suave fragancia que es ofrecido a Dios por medio de Cristo. Esa fragancia se esparce entre los que se salvan y entre los que van por el camino de la destrucción. 16 Para los que van hacia la destrucción, somos el olor de muerte que lleva a la muerte. Para los que se salvan, somos el olor de vida que lleva a la vida. ¿Y quién está calificado para llevar a cabo el trabajo de esparcir el conocimiento de Dios? 17 Nosotros no negociamos la palabra de Dios como si fuera una mercancía, como lo hacen muchos. Por medio de Cristo, hablamos con sinceridad delante de Dios y hablamos como enviados suyos.
Infidelidad de Jerusalén
16 El SEÑOR me dijo: 2 «Hijo de hombre, muéstrale a Jerusalén las abominaciones que ha cometido. 3 Dile que esto dice el Señor DIOS: Eres cananea de origen y de nacimiento; tu papá era amorreo y tu mamá era hitita. 4 Fuiste como un bebé abandonado al nacer. Nadie te cortó el cordón umbilical, no te lavaron con agua como es la costumbre. Nadie te frotó con sal para desinfectarte ni te envolvió en pañales. 5 Nadie te mostró la menor compasión ni te consoló. El día en que naciste fuiste rechazada y abandonada. 6 Luego pasé y te vi revolcándote en tu sangre. Te dije: “¡Vive!” Aunque estabas cubierta en sangre te dije: “¡Vive!” 7 Te crié y creciste como la hierba. Creciste, te desarrollaste y te hiciste mujer. Se formaron tus senos y te brotó el vello, pero todavía estabas desnuda.
8 »Después te vi y noté que estabas en la edad del amor, así que extendí mis alas sobre ti[a] y cubrí tu desnudez. Me comprometí, hice un pacto[b] contigo, y fuiste mía. Lo afirma el Señor DIOS. 9 Te bañé, te limpié la sangre y te perfumé. 10 Luego te vestí con ropa hermosa y te calcé con finas sandalias de piel. Puse un cinto de lino en tu cintura y un velo de seda en tu cabeza. 11 Te adorné con joyas, te puse brazaletes, collares, 12 aretes, corona y un anillo en la nariz. 13 Quedaste adornada de oro y plata, vestida de lino y seda. Te alimentaste con el mejor trigo, miel y aceite.[c] Eras tan hermosa como toda una reina. 14 Tu hermosura te dio fama entre las demás naciones. Tu hermosura era perfecta por lo espléndida que te adorné. El Señor DIOS lo ha dicho.
15 »Pero empezaste a confiar en tu belleza, a prostituir tu fama. Sin ningún pudor te prostituiste con el primero que pasaba. 16 Luego tomaste la hermosa ropa que te di y con ella decoraste tus santuarios dedicados a la fertilidad[d] y allí te prostituiste de una manera nunca antes vista. 17 Con el oro y la plata de las joyas te hiciste ídolos y te prostituiste con ellos. 18 Vestiste a tus ídolos con la hermosa tela que te di. Luego les ofreciste mi aceite y mi incienso. 19 Les ofreciste lo que te di, el mejor trigo, el aceite y la miel, como sacrificio de olor fragante para seducirlos. El Señor DIOS lo ha dicho.
20 »También tomaste a los hijos e hijas que tuviste conmigo y de alimento se los ofreciste a esos ídolos. ¡Como si tu prostitución no fuera ya bastante! 21 Sacrificaste a mis hijos arrojándolos vivos al fuego como ofrenda para tus ídolos. 22 Cuando te prostituías y hacías todas estas abominaciones, nunca pensaste sobre la relación que teníamos cuando eras joven, cuando te encontré desnuda y cubierta de sangre.
23 »Así que ¡ay de ti! con tanta maldad. El Señor DIOS lo ha dicho. 24 Hiciste un montón de piedras y construiste prostíbulos en cada esquina, 25 y allí profanaste tu belleza. Le hiciste favores sexuales a todo el que pasaba y cada vez te prostituías más. 26 Luego fuiste con los egipcios, tus vecinos de grandes genitales, y te prostituiste con ellos. Para enfurecerme te prostituiste cada vez más.
27 »Así que te castigué. Te quité parte de tu tierra. Dejé que tus enemigos hicieran lo que quisieran contigo. Hasta tus vecinas filisteas estaban perplejas con tus abominaciones. 28 Luego fuiste a acostarte con los asirios[e] y tampoco estuviste satisfecha. Aunque te prostituiste con ellos no estabas saciada. 29 Entonces te prostituiste más yendo a la tierra de los cananeos, pero ni aun así estabas satisfecha.
30 »Tenías tantas ganas de cometer inmoralidad sexual, dice el Señor DIOS, que hiciste todo eso como una prostituta desvergonzada. 31 Has levantado prostíbulos en cada esquina de tus pueblos y has construido plataformas[f] para exhibirte en cada plaza. Pero a diferencia de cualquier otra prostituta, no cobrabas, 32 sino que eras infiel al preferir a extraños y no a tu propio esposo. 33 Generalmente, los hombres les pagan a las prostitutas, pero tú, en cambio, les pagabas a tus amantes. Los sobornabas para que vinieran de los países vecinos para prostituirse. 34 Hacías lo opuesto a la mayoría de las prostitutas; los hombres no te buscaban, sino que tú los buscabas a ellos, y no recibías pago, sino que tú les pagabas. Eso era en lo único que te diferenciabas de las demás.
35 »Así que, prostituta, escucha el mensaje del SEÑOR. 36 El Señor DIOS dice: Ya no tienes vergüenza, has expuesto tu desnudez y vertido tu fuerza vital al prostituirte con tus amantes y con tus repugnantes ídolos. Has derramado la sangre de tus hijos como ofrenda para esos ídolos. 37 Por tanto, reuniré a todos tus amantes de todos los países, tanto a los que amaste como a los que rechazaste y les expondré tu desnudez y tu vergüenza.[g] 38 Te juzgaré por adúltera y homicida, y te convertiré en un objeto sangriento de abuso y furia. 39 Te entregaré a ellos y ellos destruirán tus prostíbulos y tus plataformas. Te arrancarán la ropa y te quitarán las joyas hasta dejarte completamente desnuda. 40 Después se amotinarán contra ti para apedrearte y despedazarte con sus espadas. 41 Luego quemarán tus casas y te castigarán en público. De esta manera le pondré un alto a tu prostitución y ya no les pagarás a tus amantes. 42 Entonces dejaré de sentir ira y se calmarán mis celos. Me apaciguaré y ya no sentiré ira. 43 Te haré responsable y recibirás el castigo por tus actos ya que no recordaste la relación establecida en tu juventud y porque me enfureciste con tu conducta. Este es un decreto del Señor DIOS. Además no has mostrado ningún remordimiento por tus horribles acciones.
44 »Los que dicen refranes te aplicarán este: “De tal palo, tal astilla”. 45 Eres igualita a tu mamá, contaminando a su esposo e hijos. Y eres como tus hermanas, que contaminaron a sus esposos e hijos. Tu mamá era hitita, y tu papá amorreo. 46 Tu hermana mayor es Samaria y sus pueblos están en el norte. Tu hermana menor es Sodoma[h] y al igual que sus pueblos están en el sur. 47 Te has comportado exactamente como ellas, ¿verdad? Has cometido los mismos actos detestables. De hecho, en poco tiempo, todas tus acciones llegaron a ser más corruptas que las de ellas. 48 Prometo por mí mismo, esto lo dice el Señor DIOS, que ni siquiera tu hermana Sodoma y sus pueblos cometieron la maldad que cometieron tus pueblos. 49 Tu hermana Sodoma y sus pueblos fueron culpables de arrogancia, glotonería, apatía e indiferencia hacia el pobre y el necesitado. 50 Se llenaron de arrogancia e hicieron cosas terribles delante de mí. Es por eso que las destruí, como ya lo has visto. 51 Samaria no pecó ni la mitad de lo que pecaste tú, pero es tanta la maldad que tú has cometido que la has hecho parecer inocente. 52 Pero tú también cargarás con la desgracia, ya que has, en cierto modo, favorecido a tus hermanas porque tus muchos pecados las han hecho verse inocentes. Así que tú serás humillada y cargarás con la desgracia, porque pecaste tanto que hiciste que tus hermanas parecieran inocentes.
53 »Yo las cambiaré a como deben ser. Cambiaré a Sodoma, a Samaria y a sus pueblos vecinos, y también te cambiaré a ti. 54 Lo haré para que puedas cargar con tu desgracia y para que te avergüences de todo lo que hiciste cuando las hiciste sentirse mejor. 55 Tus hermanas Sodoma y Samaria y sus respectivos pueblos volverán a ser las de antes, al igual que tú y tus pueblos. 56 ¿Acaso no te burlabas de tu hermana Sodoma cuando eras arrogante 57 antes de que se revelara tu maldad? Las hijas de Aram[i] y sus vecinos los filisteos te han humillado rodeándote para mostrar el desprecio que te tienen. 58 Ahora enfrentas las consecuencias de tu inmoralidad y las cosas horribles que cometiste. El SEÑOR lo ha dicho.
59 »Porque el Señor DIOS dice: Te trataré de la misma manera que me trataste cuando profanaste tus votos para romper con el pacto. 60 En cuanto a mí, yo recuerdo el pacto que hice contigo cuando eras joven. Fue un pacto para siempre. 61 Cuando tomes control de esos pueblos que son más grandes y más pequeños que tú, entonces recordarás lo que hiciste antes, y te avergonzarás. Te las entregaré para que sean tus pueblos, lo cual va más allá de lo que prometí en el pacto. 62 Entonces yo mismo estableceré mi pacto contigo y reconocerás que yo soy el SEÑOR. 63 Lo haré para que recuerdes lo que hiciste y te avergüences, de manera que cuando borre todos tus pecados, nunca más tengas que soportar la vergüenza que hace que la gente se horrorice de ti. El Señor DIOS lo ha dicho».
El Señor castiga la injusticia
Al director. Al compás de «No destruyas». Poema de David.
1 Ustedes los poderosos[a] no son justos en sus decisiones.
No están gobernando a la gente como debe ser,
2 sino que tienen la mente llena de maldad.
Dan rienda suelta a la violencia en el país.
3 Los perversos se corrompen desde que nacen;
los mentirosos se descarrían desde el vientre materno.
4 Su veneno es como el de las serpientes,
como el de una cobra sorda que cierra su oído,
5 para no oír la música de los encantadores,
ni siquiera del encantador más hábil.
6 Rómpeles los dientes, Dios mío,
arráncales a esos leones sus colmillos, SEÑOR.
7 Que su fuerza desaparezca como el agua entre los dedos;
que sean aplastados como hierba que se pisa.
8 Que desaparezcan como la babosa que se deshace;
que sean como un bebé que nace muerto y nunca ve la luz del sol.
9 Que antes de darse cuenta,
ardan como espinos que se queman para calentar la olla.
Que sean arrancados con enojo,
como hierba mala entre la hierba buena.
10 Y se alegre el justo al verse vengado,
como el soldado que pisa la sangre del enemigo.
11 La gente dirá: «De veras los justos son recompensados;
es verdad que hay un Dios que gobierna el mundo».
La derrota de mis enemigos
Al director. Al compás de «No destruyas». Poema de David, cuando Saúl envió gente a su casa para tratar de matarlo.
1 Dios mío, sálvame de mis enemigos;
ayúdame a derrotar a los que me atacan.
2 Rescátame de los que hacen el mal,
sálvame de esos asesinos.
3 Ellos tratan de matarme.
SEÑOR, hay hombres perversos que quieren atacarme
a pesar de que no he cometido ningún delito ni pecado.
4 No he hecho nada malo.
Sin embargo, corren ellos listos para atacarme.
¡Levántate, y ven a ayudarme!
Mira lo que está sucediendo.
5 Tú eres el SEÑOR,
Dios de los ejércitos, el Dios de Israel.
Levántate y castiga a todas las naciones;
no tengas piedad de esos traidores perversos. Selah
6 Esa gente mala regresa como perros,
rondando y gruñendo por las calles de la ciudad.
7 ¡Óyelos! Echan espuma por la boca
y dicen cosas crueles sin importar quién los esté escuchando.
8 SEÑOR, tú te ríes de ellos,
te burlas de toda esa gente.
9 Yo te cantaré mis canciones de alabanza
porque tú, Dios, eres mi refugio.
10 Dios con su fiel amor vendrá a mi encuentro;
me ayudará a derrotar a mis enemigos.
11 Dios mío, no los mates de una vez.
Si fuera así la gente se olvidaría.
Señor y Protector nuestro,
dispérsalos y derrótalos con todo tu poder.
12 La gente mala peca cuando miente
y desea el mal.
Castígalos por todo lo que dicen;
haz que su orgullo los atrape.
13 Destrúyelos con toda tu furia,
hasta que no quede nada de ellos.
Entonces, todo el mundo sabrá
que Dios gobierna sobre el pueblo de Jacob. Selah
14 La gente mala viene a la ciudad gruñendo por las calles,
como perros al atardecer.
15 Vaga por las calles buscando comida,
pero no encuentra nada de comer y sigue quejándose.
16 Pero yo cantaré a tu poder,
y por la mañana cantaré alegre alabando tu fiel amor;
porque tú eres mi refugio,
mi protección en tiempos de peligro.
17 Te cantaré alabanzas, Dios mío.
Pues eres mi fuerza y mi refugio,
el Dios que me demuestra su fiel amor.
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