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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Josué 14-15

14 Estas son las tierras de Canaán que los israelitas recibieron como herencia, tal como se las dieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de los grupos familiares de las tribus israelitas. Fueron distribuidas por sorteo a las nueve tribus y media, como el SEÑOR había ordenado a través de Moisés, pues Moisés ya le había dado tierras a dos tribus y media al otro lado del Jordán, pero no le dio tierra a la tribu de Leví. Los descendientes de José fueron considerados como dos tribus, Manasés y Efraín. En cambio, a los levitas no se les dio tierra, excepto algunas ciudades junto con sus campos alrededor para sus animales. Los israelitas repartieron la tierra tal como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.

La tierra para Caleb

En Guilgal una delegación de la tribu de Judá se acercó a Josué de parte de Caleb, hijo de Jefone el quenizita[a]. Por medio de ellos, Caleb le dijo: «Tú sabes lo que el SEÑOR le dijo a Moisés, hombre de Dios, acerca de ti y de mí en Cades Barnea. Yo tenía 40 años cuando Moisés el siervo del SEÑOR me mandó desde Cades Barnea a espiar la tierra, y le di mi opinión honesta en cuanto a la tierra. Sin embargo, los otros espías que fueron conmigo atemorizaron al pueblo con lo que dijeron, pero yo creí de todo corazón que el SEÑOR mi Dios nos ayudaría a conquistar la tierra. Moisés me hizo esta promesa: “La tierra que ustedes visitaron te pertenecerá a ti y a tus hijos para siempre. Te daré esa tierra porque creíste de todo corazón en el SEÑOR mi Dios”.

10 »Ahora, miren, el SEÑOR, tal como dijo, me ha mantenido vivo estos 45 años. El SEÑOR le dijo a Moisés que yo iba a seguir con vida mientras Israel andaba por el desierto. Aquí estoy hoy, a los 85 años de edad. 11 Estoy igual de fuerte como el día que Moisés me mandó a explorar la tierra. Tengo la misma fuerza de siempre y estoy listo para salir y luchar. 12 Así que ahora, dame la región montañosa que el SEÑOR me prometió ese día. Tú escuchaste ese día que los anaquitas estaban allí con sus ciudades grandes y fortificadas. Si el SEÑOR va a estar conmigo, entonces yo los expulsaré, como el SEÑOR prometió».

13 Entonces Josué bendijo a Caleb hijo de Jefone y le dio la ciudad de Hebrón como propiedad. 14 Por eso, Hebrón se volvió posesión de Caleb hijo de Jefone el quenizita hasta hoy, porque creyó de corazón en el SEÑOR, el Dios de Israel. 15 Antes el nombre de Hebrón era Quiriat Arbá porque Arbá era el hombre más famoso entre los anaquitas.

Después de esto hubo paz en el territorio.

La tierra que le tocó a Judá

15 La tierra entregada por sorteo a los grupos familiares de la tribu de Judá, se extendía hasta la frontera con Edom y hasta el desierto de Zin por el extremo sur. Su frontera sur se extendía desde la punta sur del mar Muerto, comenzando por la bahía que da cara al sur. Seguía al sur del paso de los Alacranes y llegaba hasta Zin. Subía al sur de Cades Barnea, y pasaba alrededor de Hezrón. Subía hasta Adar, y luego hacia Carcá y Asmón hasta llegar finalmente al arroyo de Egipto. De ahí se extendía hasta terminar en el mar[b]. Esa era la frontera sur.

La frontera oriental era el mar Muerto hasta la desembocadura del río Jordán. La frontera norte comenzaba desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán, subía por Bet Joglá, pasaba al norte de Bet Arabá, y subía hasta la peña de Bohán hijo de Rubén. Luego subía a Debir desde el valle de Acor, volteaba al norte hacia Guilgal, que está frente al paso de Adumín, ubicado al sur del barranco. La frontera continuaba por Ensemes, hasta Enroguel. La frontera subía por el valle de Ben Hinón al sur hasta la cuesta de los jebuseos, o sea Jerusalén. Luego la frontera subía a la cima de la montaña que está al occidente del valle de Hinón, al norte del valle de Refayin. La frontera cambiaba de rumbo desde la cima de la montaña hasta el manantial de Neftóaj. Seguía a las ciudades del monte Efrón, luego volteaba hacia Balá, o sea, Quiriat Yearín. 10 Luego la frontera se volvía al occidente de Balá hacia el monte Seír, pasaba sobre la ladera norte del monte Yearín, o sea, Quesalón, bajaba a Bet Semes. Continuaba por Timná 11 hasta el cerro al norte de Ecrón. La frontera giraba hacia Sicrón, para pasar por el monte Balá, saliendo a Jabnel. Finalmente, la frontera terminaba en el mar. 12 La frontera occidental era el mar Grande y su costa. Esta es la frontera que rodeaba a la gente de Judá, y que poseían conforme a sus grupos familiares.

Caleb y su hija

(Jue 1:10-15)

13 Josué le dio a Caleb hijo de Jefone, una porción de territorio en la tierra de Judá, como el SEÑOR le había mandado: Quiriat Arbá, o sea, Hebrón. Arbá era el papá de Anac. 14 Caleb expulsó de allí a tres descendientes de Anac: Sesay, Ajimán y Talmay. 15 Desde allí fue y atacó a los habitantes de Debir, que antes se llamaba Quiriat Séfer. 16 Caleb dijo: «Al que ataque Quiriat Séfer y la conquiste, le daré mi hija Acsa como esposa». 17 Otoniel hijo de Quenaz y sobrino de Caleb, la conquistó. Caleb, entonces, le dio a su hija Acsa como esposa. 18 Cuando ella vino a Otoniel, él la convenció de que le pidiera al papá un campo. Ella se bajó de su burro y Caleb le preguntó:

—¿Qué quieres?

19 Acsa respondió:

—Quiero algo más de ti.[c] Me has dado un campo seco del desierto, así que también dame unos manantiales.

Caleb le dio lo que pedía. Le regaló los manantiales que están en Hebrón, tanto los de arriba como los de abajo.

20 Esta es la herencia de los grupos familiares de la tribu de Judá.

21 Las ciudades que pertenecían a la tribu de Judá desde la frontera de Edom, en el sur:

Cabsel, Edar, Jagur, 22 Quiná, Dimoná, Adadá, 23 Cedes, Jazor, Itnán, 24 Zif, Telén, Bealot, 25 Jazor Jadatá, Queriot Jezrón (o sea, Jazor), 26 Amán, Semá, Moladá, 27 Jazar Gadá, Hesmón, Bet Pelet, 28 Jazar Súal, Berseba, Bizotia, 29 Balá, Iyín, Esen, 30 Eltolad, Quesil, Jormá, 31 Siclag, Madmana, Sansaná, 32 Lebaot, Siljín, Ayin y Rimón; un total de 29 ciudades y sus aldeas.

33 En la llanura:

Estaol, Zora, Asena, 34 Zanoa, Enganín, Tapúaj, Enam, 35 Jarmut, Adulán, Soco, Azeca, 36 Sajarayin, Aditayin y Guederá y sus corrales para ovejas[d]; 14 ciudades y sus aldeas.

37 Zenán, Jadasá, Migdal Gad, 38 Dileán, Mizpa, Joctel, 39 Laquis, Boscat, Eglón, 40 Cabón, Lajmás, Quitlís, 41 Guederot, Bet Dagón, Noamá y Maquedá; 16 ciudades y sus aldeas.

42 Libná, Éter, Asán, 43 Jifta, Asena, Nezib, 44 Queilá, Aczib y Maresá; nueve ciudades y sus aldeas.

45 Ecrón y sus pueblos y aldeas; 46 de allí al mar, todo el territorio que limita con Asdod, junto con sus aldeas; 47 Asdod, sus pueblos y sus aldeas, y Gaza con sus pueblos y aldeas, hasta el arroyo de Egipto y la costa del mar Grande.

48 En región montañosa:

Samir, Jatir, Soco, 49 Daná, Quiriat Saná (o sea, Debir), 50 Anab, Estemoa, Anín, 51 Gosén, Holón y Guiló; once ciudades y sus aldeas.

52 Arab, Dumá, Esán, 53 Yanún, Bet Tapúaj, Afecá, 54 Humtá, Quiriat Arbá (o sea, Hebrón) y Sior; nueve ciudades y sus aldeas.

55 Maón, Carmel, Zif, Yutá, 56 Jezrel, Jocdeán, Zanoa, 57 Caín, Guibeá y Timná; diez ciudades y sus aldeas.

58 Jaljul, Betsur, Guedor, 59 Marat, Bet Anot y Eltecón; seis ciudades y sus aldeas.

60 Quiriat Baal (o sea, Quiriat Yearín) y Rabá; dos ciudades y sus aldeas.

61 En el desierto:

Bet Arabá, Midín, Secacá, 62 Nibsán, la ciudad de la sal, y Engadi; seis ciudades y sus aldeas.

63 Pero los descendientes de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban allí. Así que los jebuseos han vivido entre los de Judá hasta hoy.

Salmos 146-147

Alabaré al Señor toda mi vida

¡Aleluya!
    ¡Con todo mi corazón alabo al SEÑOR!
Alabaré al SEÑOR toda mi vida.
    Mientras yo esté vivo, entonaré canciones en honor al SEÑOR.
No pongan su confianza en los poderosos;
    ellos no son más que simples seres humanos
    que no tienen poder para salvar.
Ellos también morirán, volverán al polvo,
    y ese mismo día todos sus planes acabarán.

Afortunado el que recibe ayuda del Dios de Jacob;
    el que confía en el SEÑOR su Dios.
Él creó el cielo, la tierra y los mares
    y todo lo que habita en ellos;
    él sigue fiel para siempre.
El SEÑOR hace justicia a los oprimidos,
    alimenta a los que tienen hambre
    y libera a los prisioneros.
El SEÑOR da la vista a los ciegos;
    el SEÑOR ayuda a los que están en dificultades;
    el SEÑOR ama a los justos.
El SEÑOR protege a los inmigrantes,
    cuida a los huérfanos y a las viudas
    y les amarga la vida a los perversos.
10 El SEÑOR reinará eternamente.
    Sion, tu Dios reinará de generación en generación.

¡Aleluya!

Canten agradecidos

¡Aleluya!

Qué bueno es entonar canciones de alabanza a nuestro Dios;
    qué placentero cantar alabanzas a su nombre.
El SEÑOR reconstruye a Jerusalén,
    y reúne a los desterrados de Israel;
sana a los que tienen roto el corazón
    y venda sus heridas.
Él determina el número de las estrellas
    y a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grandioso,
    y grande es su poder;
    su conocimiento no tiene límite.
El SEÑOR apoya a la gente pobre
    y derriba por el suelo a los perversos.

Canten agradecidos al SEÑOR;
    canten alabanzas a nuestro Dios al son del arpa.
Él llena el cielo de nubes
    y hace caer la lluvia sobre la tierra;
    hace que el pasto crezca sobre los montes.
Dios les da alimento al ganado
    y a las crías de los cuervos cuando chillan.
10 A Dios no le importan los caballos de guerra
    ni le preocupan los soldados poderosos.
    Le desagradan los que confían en todo eso.
11 En cambio al SEÑOR le agrada la gente que lo respeta,
    los que confían en su fiel amor.
12 Jerusalén, alaba al SEÑOR;
    Sion, alaba a tu Dios.
13 Él reforzó los cerrojos de tus puertas
    y bendijo a tus habitantes.
14 Dios mantiene la paz en tu nación
    y hace que siempre tengas alimento en abundancia.

15 Dios le da una orden a la tierra,
    y ella obedece inmediatamente.
16 Dios hace que caiga la nieve como si fuera lana
    y esparce la escarcha como si fuera ceniza.
17 Él hace que caiga granizo como piedras
    que caen del cielo y congelan la tierra.
18 Luego, da otra orden
    y sopla nuevamente un viento tibio
que hace que el hielo se derrita
    y el agua comience a fluir.
19 Dios reveló su palabra a Jacob,
    sus leyes y mandatos a Israel.
20 Con ninguna otra nación Dios ha hecho eso;
    ninguna otra conoce sus mandatos.

¡Aleluya!

Jeremías 7

Hay que cambiar de vida

Este es el mensaje que Jeremías recibió del SEÑOR: «Párate en la puerta del templo del SEÑOR y desde allí proclama este mensaje: “Escuchen estas palabras del SEÑOR, todos ustedes habitantes de Judá que entran por estas puertas a adorar al SEÑOR. Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: Dedíquense a seguir el camino del bien para que así yo los deje seguir viviendo en este país. No confíen en las palabras de los que los engañan diciéndoles: ¡Este es el templo del SEÑOR, nada menos que el templo del SEÑOR, aquí está el templo del SEÑOR!

»”Si de veras se dedican a seguir el buen camino, si en verdad se tratan con justicia los unos a los otros, si no explotan a los inmigrantes ni a los huérfanos ni a las viudas, si no matan gente inocente en este lugar ni adoran a otros dioses, pues lo único que sacan con eso es su propia destrucción, entonces yo los dejaré seguir viviendo en este país, en la tierra que les di a sus antepasados para que vivieran en ella para siempre.

»”Pero ustedes depositan su confianza en palabras engañosas que no les sirven para nada. Roban, asesinan, cometen adulterio, juran en vano, queman incienso a Baal y adoran a otros dioses que no conocen, 10 ¡y creen que pueden venir y pararse en frente de esta casa donde piden en mi nombre y decir que están a salvo sólo para poder seguir cometiendo todas esas atrocidades! 11 ¿Es que esta casa donde piden en mi nombre se ha convertido para ustedes en una cueva de ladrones? Yo mismo he visto que así es. Lo dice el SEÑOR.

12 »”Vayan a mi hogar sagrado en Siló, el lugar que al principio yo elegí para hacer habitar mi nombre, y observen lo que hice con él por causa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Y ahora, ustedes han hecho todo eso, y aunque les he advertido continuamente, no me han querido prestar atención. Lo dice el SEÑOR. Aunque los llamé, ustedes no respondieron, por eso 14 lo mismo que hice con Siló, lo voy a hacer con este templo que lleva mi nombre y en el que ustedes tanto confían, este lugar que les di a ustedes y a sus antepasados. 15 Los echaré de mi presencia, así como hice con todos sus hermanos, los descendientes de Efraín”.

16 »Y tú, Jeremías, no ores por el pueblo de Judá ni trates de defenderlo. No eleves ninguna oración por ellos porque no la escucharé. 17 ¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecérselas a la “reina del cielo”[a]. También dan ofrendas de vino a otros dioses para provocar mi ira. 19 Pero en realidad no es a mí a quien ellos están ofendiendo, sino a sí mismos para su propia vergüenza. Lo dice el SEÑOR».

20 Por eso, así dice el Señor DIOS: «Voy a descargar todo mi enojo y mi ira sobre este lugar, sobre los seres humanos y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Arderá mi ira y no se podrá apagar».

21 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «Hagan todas las ofrendas y sacrificios que quieran y cómanse la carne. 22 Cuando saqué a sus antepasados de Egipto no les dije nada acerca de los sacrificios que deben quemarse completamente ni de los otros sacrificios. 23 Lo que sí les ordené fue esto: “Obedezcan mi voz y así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Vivan de la manera que yo les ordeno para que les vaya bien”. 24 Pero no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que fueron tercos y se dejaron guiar por sus propios deseos; me dieron la espalda. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta hoy, les he enviado una y otra vez a mis siervos, los profetas. 26 Pero no me han hecho caso ni me han prestado atención, sino que tercamente me han rechazado y se han portado peor que sus antepasados.

27 »Tú les dirás todo esto, pero ellos no te harán caso. Los llamarás, pero no te responderán. 28 Entonces les dirás: “Esta es la nación que no obedeció la voz del SEÑOR su Dios ni aceptó su corrección. La verdad ha muerto, está ausente de la boca de ellos.

29 »”Córtate el cabello y tíralo;
    entona un lamento en las colinas desoladas,
porque el SEÑOR ha rechazado y abandonado
    a esta generación que ha provocado su ira.

30 »”Es que el pueblo de Judá ha hecho algo que yo considero malo, dice el SEÑOR. Han profanado mi templo con sus ídolos detestables que pusieron en el templo que lleva mi nombre. 31 Además construyeron los altares de Tofet, en el valle de Ben Hinón, para quemar a sus propios hijos e hijas, algo que yo nunca les ordené ni pasó por mi mente. 32 Por eso, dice el SEÑOR, llegará el día cuando ya no lo llamen valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza; y en Tofet enterrarán a los muertos porque no habrá más lugar. 33 Entonces los cadáveres de este pueblo servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, sin que haya quién las espante. 34 Acabaré con los sonidos de alegría y felicidad y las celebraciones de bodas en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén. Todo el país quedará hecho un desierto.

Mateo 21

Jesús entra a Jerusalén

(Mr 11:1-11; Lc 19:28-38; Jn 12:12-19)

21 Cuando estaban cerca de Jerusalén y habían llegado a Betfagé en el monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus seguidores y les dijo: «Vayan a la aldea que está enfrente. Allá van a encontrar una burra atada y también un burrito. Desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les dice algo, díganle: “El Señor los necesita, pero él los devolverá después”».

Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo uno de los profetas:

(A)«Díganle a la gente de Sion[a]:
    “Mira, tu rey viene hacia ti,
humilde y montado en un burro;
    sí, en un burrito, cría de un animal de carga”».[b]

Los seguidores se fueron e hicieron lo que Jesús les había dicho. Trajeron la burra y el burrito, pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. Mucha gente extendía sus mantos sobre el camino. Otros cortaban ramas de los árboles y las extendían en el camino. (B)Los que caminaban al frente de él y los que lo seguían, gritaban:

—¡Viva el Salvador,[c] el Hijo de David!
    ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![d]
    ¡Viva Dios[e] que está en los cielos!

10 Cuando Jesús entró a Jerusalén, toda la ciudad se alborotó. Unos preguntaban:

—¿Quién es este hombre?

11 La gente contestaba:

—Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.

Jesús va al templo

(Mr 11:15-19; Lc 19:45-48; Jn 2:13-22)

12 Entonces Jesús entró al área del templo. Comenzó a echar a todos los que estaban comprando y vendiendo ahí. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero y los asientos de los que vendían palomas. 13 (C)(D)Jesús les dijo:

—Está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración”.[f] ¡Pero ustedes la están convirtiendo en una “guarida de ladrones”[g]!

14 Unos ciegos y cojos se acercaron a Jesús en el área del templo y él los sanó. 15 Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron las maravillas que él había hecho y a los niños gritando en el área del templo: «¡Viva el Salvador, el Hijo de David!», se enojaron. 16 (E)Le preguntaron a Jesús:

—¿Oyes lo que estos niños están diciendo?

Jesús les contestó:

—Sí, los oigo. ¿No han leído la Escritura sobre esto?

“Tú lo has hecho
    para que hasta los niños y los bebés
    canten alabanzas”.[h]

17 Entonces él los dejó y salió de la ciudad para Betania donde pasó la noche.

Jesús demuestra el poder de la fe

(Mr 11:12-14, 20-24)

18 Muy de mañana, Jesús estaba de regreso en Jerusalén y sintió hambre. 19 Vio una higuera, pero sólo tenía hojas, se acercó y le dijo:

—¡Que nunca más vuelvas a dar fruto!

La higuera se secó al instante y murió. 20 Cuando sus seguidores vieron esto, se sorprendieron y dijeron:

—¿Cómo se secó la higuera y murió tan rápido?

21 Jesús les respondió:

—Les digo la verdad: si ustedes tienen fe y no dudan, no solamente serán capaces de hacer lo que yo hice con la higuera. Es más, podrán decirle a esta montaña: “Levántate y lánzate al mar” y así sucederá. 22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.

Discusión sobre la autoridad de Jesús

(Mr 11:27-33; Lc 20:1-8)

23 Cuando Jesús entró al área del templo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos líderes del pueblo se le acercaron mientras estaba enseñando, y le preguntaron:

—¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te la dio?

24 Jesús les contestó:

—Yo también les haré una pregunta y si me la responden les diré con qué autoridad hago estas cosas: 25 ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿De Dios o de los hombres?

Ellos comenzaron a discutir entre sí y decían: «Si decimos que venía de Dios, él nos preguntará: “¿Por qué entonces no le creyeron?” 26 Pero no podemos decir que venía de los hombres. Tenemos miedo de la gente porque todos creen que Juan era un profeta». 27 Entonces le respondieron a Jesús:

—No sabemos.

Él les dijo:

—Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago estas cosas.

Jesús cuenta la historia de dos hijos

28 Jesús continuó:

—¿Qué piensan de esto? Un hombre tenía dos hijos. Le dijo al mayor: “Hijo, ve hoy y trabaja en el viñedo”. 29 Él le contestó: “No quiero ir”. Pero más tarde cambió de idea y fue. 30 Después, el papá le pidió lo mismo al hijo menor. Él le respondió: “Sí señor, iré”. Pero no lo hizo. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que el papá quería?

Ellos respondieron:

—El hijo mayor.

Jesús les dijo:

—Les digo la verdad: los cobradores de impuestos y las prostitutas van a entrar primero que ustedes al reino de Dios. 32 Juan el Bautista vino para mostrarles el camino de justicia y ustedes no le creyeron. En cambio, los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Ustedes los vieron cambiar a ellos, pero aun así ustedes no creyeron ni cambiaron.

Historia de los labradores perversos

(Mr 12:1-12; Lc 20:9-19)

33 »Escuchen esta historia: El dueño de una finca plantó un viñedo y construyó un muro alrededor. Luego, cavó un lugar para hacer el vino y construyó una torre de vigilancia. Después alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando llegó el tiempo de la cosecha, el dueño mandó a sus siervos para que hablaran con los labradores y pidieran la parte que le correspondía al dueño. 35 Pero los labradores agarraron a los siervos. Golpearon a uno, mataron a otro y agarraron a pedradas a otro más. 36 El dueño mandó otra vez a otros siervos, y los labradores les hicieron lo mismo.

37 »Más tarde, el dueño les envió a su propio hijo. Se decía a sí mismo: “A mi hijo sí lo respetarán”. 38 Pero cuando los labradores vieron que era el hijo del dueño, dijeron entre ellos: “Este es el heredero, ¡vamos a matarlo para quedarnos con la herencia!” 39 Entonces, lo agarraron, lo echaron fuera del viñedo y lo mataron.

40 »¿Ustedes qué creen que hará el dueño del viñedo con esos labradores cuando llegue?

41 Le respondieron:

—Él matará de manera terrible a esos perversos y les alquilará el viñedo a otros labradores que sí le darán su parte de la cosecha.

42 (F)Jesús les dijo:

—Seguramente habrán leído las Escrituras que dicen:

“La piedra que los constructores rechazaron
    se ha convertido en la piedra principal.
Esto fue lo que hizo el Señor
    y es maravilloso verlo”.[i]

43 »Por eso les digo: a ustedes se les quitará el reino de Dios y se le dará a otra nación que produzca lo que Dios quiere que su reino produzca. 44 El que caiga sobre esa piedra se hará en pedazos y si la piedra le cae encima a alguien, lo hará polvo.[j]

45 Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos escucharon estas historias, se dieron cuenta de que Jesús estaba hablando de ellos. 46 Querían arrestarlo, pero tenían miedo del pueblo porque la gente consideraba que era un profeta.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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