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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Deuteronomio 24

Leyes sobre el divorcio

24 Si un hombre toma a una mujer, se casa con ella y luego no le gusta porque la descubre haciendo algo detestable, podrá echarla de su casa si él le escribe un certificado de divorcio. Si ella deja su casa, va y se casa con otro hombre, y sucede que este otro hombre también la detesta y le da un certificado de divorcio y la echa de su casa, o si el segundo marido muere, entonces su primer esposo, el que la echó primero, no podrá casarse de nuevo con ella. Ella se haría impura para él de esta manera. El SEÑOR odia esto y no debes llevar pecado a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como herencia.

Leyes diversas

Cuando un hombre está recién casado, no debe ir al ejército ni se le dará ninguna tarea pública. Estará libre para quedarse en casa por un año y hacer feliz a la mujer con la que se ha casado.

Nadie podrá tomar como prenda de un préstamo las dos piedras usadas para moler el grano, ni siquiera la de arriba, porque estaría tomando como prenda un artículo de primera necesidad.

Si se encuentra a alguien secuestrando a alguna persona de su propio pueblo, otro israelita, y haciéndolo esclavo o vendiéndolo, entonces el secuestrador morirá, y tu quitarás así la maldad de en medio de ti.

En caso de una enfermedad peligrosa de la piel asegúrate de hacer todo lo que te digan los sacerdotes y los levitas. Debes tener cuidado de hacer lo que yo les he ordenado a ellos. Recuerda lo que el SEÑOR tu Dios le hizo a Miriam[a] en el viaje después de que ustedes salieron de Egipto.

10 Cuando le prestes algo a alguien, no debes entrar a su casa a tomar algo como prenda. 11 Debes esperar afuera, y el hombre al que le hiciste el préstamo sacará la prenda. 12 Si un hombre es pobre, no dormirás sobre el abrigo que te dio como prenda. 13 Debes devolver su prenda antes de que anochezca para que él pueda dormir con su abrigo y él te bendiga; habrás hecho algo justo delante del SEÑOR tu Dios.

14 No debes engañar a un trabajador contratado que sea pobre y necesitado, israelita o inmigrante que viva en tu tierra en una de tus ciudades. 15 Debes pagarle el mismo día antes de la puesta de sol, porque él es pobre y cuenta con ese dinero. De otra manera, él se quejará al SEÑOR y serás culpable de pecado.

16 Los padres no deben ser condenados a muerte por causa de sus hijos y los hijos no podrán ser condenados a muerte por causa de sus padres. Cada cual morirá por su propio pecado.

17 No juzgarás injustamente a un inmigrante o a un huérfano. No tomarás el abrigo de una viuda como prenda. 18 Recuerda que eras esclavo en Egipto y el SEÑOR tu Dios te liberó de allí. Por eso te mando que hagas esto.

19 Cuando recojas la cosecha en tu tierra y olvides un costal de grano en el campo, no regreses por él. Debe dejarse para el inmigrante, el huérfano o la viuda, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en todo lo que hagas. 20 Cuando recojas las aceitunas de tus olivos, no repases todas sus ramas de nuevo. Las que queden serán para el inmigrante, el huérfano o la viuda. 21 Cuando recojas las uvas de tu viñedo, no vayas a buscar de nuevo las que queden, serán para el inmigrante, el huérfano o la viuda. 22 Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto. Por eso te mando que hagas esto.

Salmos 114-115

Tiembla tierra ante Dios

Cuando Israel salió de Egipto,
    y Jacob dejó ese país de habla extraña,
Judá se convirtió en el santuario de Dios;
    Israel llegó a ser su dominio.

El mar Rojo se dio cuenta de eso y salió huyendo;
    el Jordán dejó de correr y se echó para atrás.
Las montañas saltaron como cabras,
    y las colinas como corderos.
Mar Rojo, ¿por qué saliste huyendo?
    Río Jordán, ¿por qué dejaste de correr y te echaste para atrás?
Montañas, ¿por qué saltaron como cabras?
    Colinas, ¿por qué saltaron como corderos?

¡Tiembla tierra ante la presencia del Señor!
    Tiembla ante el Dios de Jacob,
que convirtió la roca en un estanque
    y el granito en un manantial.

Dios y los ídolos

SEÑOR, nosotros no merecemos recibir ningún honor;
    todos los honores deben ser para ti.
Sólo tú debes recibir la gloria
    por tu fiel amor y lealtad.

¿Por qué tiene que preguntarnos la gente de otros pueblos:
    «Dónde está su Dios?»
¡Nuestro Dios está en el cielo
    y hace todo lo que le viene en gana!
Los ídolos de esas naciones son oro y plata,
    productos hechos por manos humanas.
Tienen boca, pero no pueden hablar;
    tienen ojos, pero no pueden ver.
Tienen oídos, pero no pueden oír;
    tienen nariz, pero no pueden oler.
Tienen manos, pero no pueden tocar;
    tienen pies, pero no pueden caminar.
    No sale sonido alguno de su garganta.
Así quedarán como esos ídolos
    los que los hacen y los que creen en ellos.

Israelitas, confíen en el SEÑOR;
    él los ayuda y los protege.
10 Descendientes de Aarón, confíen en el SEÑOR;
    él los ayuda y los protege.
11 Todos ustedes los que respetan al SEÑOR,
    confíen en el SEÑOR;
    él es su fuerza y su escudo.

12 El SEÑOR nos recuerda y nos bendecirá;
    bendecirá a los israelitas
    y a los descendientes de Aarón.
13 Bendecirá a todo el que respeta al SEÑOR,
    desde el más pequeño hasta el más grande.

14 El SEÑOR hará que tú y tus hijos
    tengan muchísimos descendientes.
15 Te bendice el SEÑOR,
    creador del cielo y de la tierra.

16 El cielo es del SEÑOR,
    pero les dio la tierra a los seres humanos.
17 Los muertos, los que bajaron al mundo del silencio,
    no alaban al SEÑOR.
18 En cambio, nosotros alabaremos al SEÑOR
    ahora y siempre.

¡Aleluya!

Isaías 51

Salvación de Israel

51 «Escúchenme ustedes,
    los que se esfuerzan por actuar con justicia,
    los que buscan al SEÑOR.
Miren a la roca de la que fueron cortados;
    a la cantera de donde los sacaron.
Piensen en su antepasado Abraham,
    y en Sara, quien los dio a luz.
Cuando lo llamé él no tenía hijos,
    pero lo bendije y se multiplicó».
El SEÑOR verdaderamente tiene compasión de Sion.
    Él se compadecerá de sus ruinas.
Convertirá en un jardín sus tierras secas,
    y el desierto como el jardín del SEÑOR.
El pueblo estará muy feliz, mostrará su alegría,
    dará gracias y cantará alabanzas.

»Pueblo mío, escúchame.
    Atiende a lo que te digo, nación mía.
Porque les enseñaré
    y mi justicia resplandecerá como luz a las naciones.
Mi justicia salvadora se acerca,
    ya llega la salvación de parte mía.
    Gobernaré a las naciones con poder.
Los países lejanos tienen puesta su esperanza en mí
    y confían en mi poder.
Levanten los ojos al cielo
    y miren abajo a la tierra.
Porque los cielos se desvanecerán como el humo.
    La tierra se desgastará como un vestido
    y los que viven en ella morirán como moscas.
Pero mi salvación será eterna
    y mi justicia salvadora nunca se acabará.
Escúchenme ustedes, los que conocen la verdad,
    pueblo que tiene presente mi enseñanza.
No tengan miedo de las maldades que dice la gente.
    No se molesten con sus insultos.
Porque las polillas acabarán con ellos como con la ropa,
    y los gusanos se los comerán como a la lana.
Pero la justicia salvadora durará eternamente;
    mi salvación, a través de todas las generaciones».

¡Despierta!
    ¡Despierta brazo del SEÑOR!
Usa tu poder.
    Despierta como hace tiempo, en el pasado.
¿No fuiste tú quien cortó en pedazos a Rahab?
    ¿No fuiste tú quien traspasó al monstruo del mar?
10 ¿No fuiste tú quien secó el mar,
    las aguas del gran océano?
¿No fuiste tú quien hizo un camino en el fondo del mar
    para que lo atravesara el pueblo que salvaste?
11 Así fue que el pueblo salvado por el SEÑOR regresó
    y llegó a Sion con gritos de alegría.
Su felicidad será siempre
    como una corona en su cabeza.
Tendrán gozo y alegría.
    La tristeza y el dolor desaparecerán.

12 «Yo soy quien te consuela.
    ¿A quién temes, Jerusalén?
¿A un simple mortal?
    ¿A un ser humano que es como la hierba?
13 ¿Es que te has olvidado del SEÑOR, tu creador,
    que extendió los cielos y estableció la tierra?
¿Vas a estar temeroso todo el tiempo
    debido a la furia de tus opresores
    que están decididos a destruirte?
¿Dónde está esa furia de tus opresores?

14 »Los que están prisioneros serán liberados
    y no morirán en los calabozos.
    Tendrán alimento en abundancia.
15 Yo soy el SEÑOR tu Dios,
    el que agita el mar para que rujan las olas.
    YAVÉ Todopoderoso es mi nombre.
16 Yo puse mis palabras en tu boca
    y te he escondido en la sombra de mi mano.
Extendí los cielos, eché los cimientos de la tierra
    y le dije a Sion: “Tú eres mi pueblo”».

17 ¡Despierta! ¡Despierta!
    ¡Levántate, Jerusalén!
El SEÑOR estaba muy enojado contigo y te castigó.
    Era una copa que tenías que beber.
La has bebido hasta la última gota,
    hasta emborracharte.
18 De todos los hijos que tuviste,
    no hay ni uno que te guíe;
de todos los que criaste,
    no hay ni uno que te lleve de la mano.
19 Dos calamidades cayeron sobre ti:
    Ruina y destrucción, hambre y muerte.
¿Quién hará duelo por ti?
    ¿Quién te consolará?
20 Tus hijos están débiles,
    están tirados en las esquinas de las calles,
    como antílope en una red.
Están llenos de la ira del SEÑOR,
    de la amenaza de tu Dios.

21 Por lo tanto, escuchen esto,
    los que están sufriendo;
    borrachos, pero no de vino.
22 YAVÉ tu Dios y Señor,
    el que defiende a su pueblo, dice esto:
«Mira, he quitado la copa de tu mano,
    la copa que hacía marear al pueblo.
No beberás más de ella,
    la copa de mi ira.
23 La pondré en las manos de los que te atormentaban,
    los que te decían:
“Agáchate que vamos a caminar
    por encima de ti”.
Tú pusiste tu espalda como si fuera el suelo de una calle
    para que ellos pasaran por encima».

Apocalipsis 21

La nueva Jerusalén

21 Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva[a]. El primer cielo y la primera tierra habían desaparecido. El mar ya no existía. También vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén[b] que bajaba del cielo, desde donde está Dios. La ciudad estaba arreglada como una novia para su novio, lista para casarse. Oí una fuerte voz del cielo que decía: «Ahora, el hogar de Dios está con los seres humanos y él vivirá con ellos. Serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Él secará todas sus lágrimas, y ya no habrá muerte ni sufrimiento, ni llanto, ni dolor, porque el mundo como existía antes ya desapareció».

Entonces, el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo estoy haciendo todo nuevo». También dijo: «Escribe esto porque estas palabras son verdaderas y confiables».

Después me dijo: «¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega,[c] el Principio y el Fin. A todos los que tengan sed, les permitiré beber del manantial del agua que da vida. Todo eso voy a darle al que salga victorioso; yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, los que renunciaron a su fe, los abominables, los asesinos, los que cometen pecados sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos y todos los mentirosos, tendrán un lugar en el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».

Luego, vino uno de los siete ángeles que tenía las siete copas con las últimas siete plagas y me dijo: «Ven acá que te voy a mostrar a la novia del Cordero». 10 El ángel me llevó por medio del Espíritu a lo alto de una montaña y me mostró la ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, desde donde está Dios. 11 La ciudad brillaba con la luz de Dios. Parecía una piedra preciosa, un diamante, y era clara como un cristal. 12 Tenía una muralla grande y alta con doce puertas, en las cuales había doce ángeles. En cada puerta estaba escrito el nombre de una de las tribus de Israel. 13 Había tres puertas hacia el oriente, tres hacia el norte, tres hacia el sur y tres hacia el occidente. 14 La muralla de la ciudad estaba construida sobre doce cimientos de piedra, y sobre cada piedra estaba escrito el nombre de uno de los doce apóstoles del Cordero.

15 El ángel que estaba hablando conmigo tenía una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. 16 La ciudad era cuadrada y su largo era igual a su ancho. El ángel midió la ciudad y cada uno de sus lados medía como 2200 kilómetros[d]. 17 Luego midió la muralla. Medía 65 metros de alto[e] según las medidas humanas que el ángel estaba usando. 18 La muralla estaba hecha de diamante, y la ciudad era de oro puro tan claro como el cristal. 19 Las bases de la muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas. La primera con diamante, la segunda con zafiro, la tercera con ágata, la cuarta con esmeralda, 20 la quinta con ónix, la sexta con rubí, la séptima con cuarzo amarillo, la octava con aguamarina, la novena con topacio, la décima con crisopraso, la undécima con jacinto y la duodécima con amatista. 21 Cada una de las doce puertas era una perla y la calle de la ciudad era de oro puro transparente como el vidrio.

22 No vi ningún templo en la ciudad, pues su templo era el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero. 23 La ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna porque el esplendor de Dios la ilumina y el Cordero es su lámpara. 24 Las naciones andarán a la luz que sale de la ciudad y los reyes de la tierra le entregarán su gloria a ella. 25 Sus puertas nunca se cerrarán durante el día y en ella no habrá noche. 26 Las riquezas y el esplendor de las naciones serán llevados a la ciudad. 27 No entrará a ella nada impuro ni el que haga cosas vergonzosas o diga mentiras, sólo los que tengan su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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