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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Deuteronomio 19

Ciudades de refugio

(Nm 35:9-28)

19 El SEÑOR tu Dios destruirá a las naciones que están en la tierra que el SEÑOR te da. Expulsarás a sus habitantes y te establecerás en sus ciudades y en sus casas. Cuando hagas esto, debes separar tres ciudades de en medio de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como propiedad. Dividirás en tres partes la tierra que el SEÑOR te da como herencia y escoge una ciudad en medio de cada parte para que sirva de ciudad de refugio. Arreglarás el camino que conduce hacia ellas para que cualquiera que mate a alguien pueda ir a refugiarse a ellas.

Esta es la ley para la gente que mate a alguien y vaya allí para salvar la vida, o sea para el que mate a otro por accidente. No puede haber odiado antes a la víctima. Por ejemplo, si alguna persona va con alguien al bosque a cortar leña, y al levantar su hacha para cortar un árbol la cabeza del hacha se sale del mango, le pega a la otra persona y la mata, el que la mató puede huir a una de esas ciudades para salvar su vida. De otra manera, si la distancia a la ciudad es muy larga, el pariente del muerto[a] podría, estando muy enojado, perseguir al asesino, agarrarlo y matarlo, a pesar que no merecía la muerte porque no había odiado antes al difunto. Así que te ordeno que apartes tres ciudades.

El SEÑOR tu Dios les prometió a tus antepasados que aumentaría tu territorio. Él te dará toda la tierra que prometió darles a tus antepasados. Lo hará si cumples cuidadosamente todo lo que hoy te mandé, si amas siempre al SEÑOR tu Dios viviendo como él quiere. Entonces deberás añadir tres ciudades más a estas tres. 10 De esta forma ninguna persona inocente será asesinada en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como herencia, y no serás culpable de causar la muerte de gente inocente.

11 Pero puede darse el caso de que alguien odie a otro, le prepare una emboscada, lo ataque y lo golpee de tal manera que lo mate, y luego vaya y se refugie en una de esas ciudades. 12 En ese caso, los ancianos líderes de su ciudad mandarán que lo arresten y lo entreguen al pariente del difunto para que lo mate. 13 No tendrás misericordia de él y así Israel se librará del derramamiento de sangre inocente para que te vaya bien.

14 No debes mover la piedra que marca el límite de la tierra de tu vecino, la que tus antepasados ubicaron en la propiedad. No harás esto en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como propiedad.

Testigos

15 Un solo testigo no es suficiente para inculpar a alguien acusado de haber cometido algún crimen o pecado. El asunto debe ser juzgado con la palabra de dos o tres testigos.

16 Se puede dar el caso de que un testigo perverso se presente y dé falso testimonio en contra de alguien. 17 Los dos hombres que tienen la disputa se presentarán ante el SEÑOR, y ante los sacerdotes y jueces que estén de servicio en esos días. 18 Entonces los sacerdotes investigarán cuidadosamente si el testigo dio falso testimonio en contra de su hermano. 19 Si se comprueba el falso testimonio, entonces le harás al testigo que dio falso testimonio lo mismo que él planeaba hacerle a su hermano. Así quitarás el pecado de en medio de ti. 20 El resto de la gente se enterará de esto y tendrá temor. Ellos nunca más harán una maldad de esta clase.

21 No tendrás compasión de él: una vida se pagará con otra vida, un ojo con otro ojo, un diente con otro diente, una mano con otra mano y un pie con otro pie.

Salmos 106

El Dios de Israel

¡Aleluya!

Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno;
    su fiel amor dura para siempre.
¿Quién puede describir lo grande que es el SEÑOR?
    ¿O alabar a Dios de la manera que él merece?
Afortunados los que practican la justicia
    y siempre hacen lo que es justo.
SEÑOR, recuérdame cuando tengas compasión de tu pueblo;
    fíjate en mí cuando traigas salvación,
para que yo vea la prosperidad de tus elegidos;
    me alegre y llene de orgullo de la gente que es tu propiedad.

Hemos pecado al igual que nuestros antepasados;
    hemos actuado mal e hicimos cosas malas.
Nuestros antepasados en Egipto
    no apreciaron los milagros que hiciste;
    olvidaron las numerosas obras de tu fiel amor.
Allí junto al mar Rojo,
    nuestros antepasados te dieron la espalda.
Pero Dios los salvó por el prestigio de su nombre
    para mostrar su gran poder.
Reprendió al mar Rojo y se secó;
    y los llevó por el mar profundo
    como si pasaran por un desierto.
10 Los libró de sus enemigos,
    del poder de quienes los odiaban.
11 Las aguas sepultaron a sus enemigos
    y no quedó ni uno vivo.
12 Entonces ellos creyeron en sus promesas
    y le entonaron canciones de alabanza.

13 Pero pronto se olvidaron de lo que Dios hizo por ellos;
    no prestaron atención al consejo que Dios les dio.
14 Nuestros antepasados tuvieron deseos desordenados,
    y pusieron a prueba a Dios en el desierto.
15 Dios les dio lo que le pidieron,
    pero también les dio una enfermedad terrible.

16 Tuvieron envidia de Moisés en el campamento,
    y de Aarón el consagrado del SEÑOR.
17 La tierra se abrió y se tragó a Datán;
    se cerró y cubrió al grupo de Abirán.
18 Después, el fuego consumió a ese grupo,
    quemó a todos esos perversos.

19 Hicieron un becerro en el monte Horeb
    y se postraron ante una imagen de fundición.
20 Cambiaron al Dios glorioso
    por la imagen de un toro que come hierba.
21 Dios salvó a nuestros antepasados,
    pero ellos se olvidaron de él.
    Se olvidaron de los milagros que Dios hizo en Egipto,
22 de las maravillas que hizo en el país de Cam
    y de las cosas asombrosas que hizo en el mar Rojo.
23 Dios quiso destruirlos,
    pero Moisés, su elegido, se puso entre Dios y el pueblo.
Aunque Dios estaba furioso,
    Moisés evitó que destruyera a su pueblo.

24 Sin embargo, esa gente se negó a entrar en la tierra hermosa;
    no creían en las promesas de Dios.
25 En sus carpas se quejaban del SEÑOR
    y se negaron a obedecer lo que les ordenaba.
26 Entonces Dios levantó su mano
    para que murieran en el desierto,
27 para que sus descendientes cayeran ante sus enemigos,
    y para dispersarlos entre las naciones.

28 Luego, se unieron en la adoración de Baal Peor,
    y comieron de lo sacrificado a los muertos[a].
29 Provocaron a Dios con sus hechos,
    y les cayó una plaga.
30 Pero Finés decidió hacer lo que era necesario y correcto,
    y la plaga se detuvo.
31 Dios le tomó en cuenta lo que hizo
    y lo consideró un acto de justicia,
    para siempre y de generación en generación.

32 Hicieron enojar al SEÑOR en Meribá
    y por culpa de ellos le fue muy mal a Moisés,
33 pues lo importunaron tanto
    que él habló sin pensar.
34 No destruyeron a los pueblos
    que el SEÑOR les había dicho que destruyeran.
35 Al contrario, se mezclaron con los paganos
    y asimilaron sus costumbres.
36 Adoraron a los ídolos de ellos
    y eso se les convirtió en una trampa,
37 pues resultaron ofreciendo a sus propios hijos e hijas
    como sacrificio a esos demonios.
38 Derramaron sangre inocente,
    la de sus hijos e hijas
al sacrificarlos a los ídolos de Canaán.
    La tierra se contaminó con su sangre.
39 Contaminaron su vida
    y se prostituyeron con todas sus maldades.

40 El SEÑOR se enojó con su pueblo,
    se cansó de la gente que heredó.
41 Los entregó a otras naciones;
    dejó que sus enemigos los gobernaran.
42 Los enemigos los oprimieron
    y bajo su poder fueron humillados.
43 Dios salvó a su pueblo muchas veces,
    pero ellos se pusieron en contra de él
    y se hundieron en su maldad.
44 Pero al verlos llenos de angustia
    y al escuchar sus gritos pidiendo ayuda,
45 Dios recordó el pacto que había hecho con ellos,
    y debido a su fiel amor cambió de parecer.
46 Hizo que sus opresores
    les tuvieran compasión.
47 Sálvanos, SEÑOR Dios nuestro,
    reúnenos de entre las naciones
para agradecer a tu santo nombre
    y alabarte con orgullo.

48 Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel,
    que siempre ha vivido y siempre vivirá.
Y todo el pueblo dijo: «Así sea».

¡Aleluya!

Isaías 46

Los falsos dioses de Babilonia

46 Bel se dobló y Nebo[a] se cayó.
    Tienen que llevar a los ídolos sobre bestias.
Son algo que hay que cargar;
    carga pesada para un animal cansado.
Los ídolos se han doblado,
    se han inclinado juntos.
No pueden salvar la carga.
    A ellos mismos los llevan prisioneros para el destierro.

«Escúchame, familia de Jacob,
    todos los sobrevivientes de la familia de Israel.
Yo los he cargado a ustedes desde que nacieron,
    los he llevado desde que estaban en el vientre.
Los seguiré cargando cuando envejezcan
    y les salgan canas.
Yo los hice y cuidaré de ustedes;
    yo los cargaré y los salvaré.

»¿A quién me les parezco?
    ¿Con quién me pueden ustedes comparar
    o igualar apropiadamente?
Hay quienes derrochan su oro
    y pesan plata en una balanza.
Luego contratan a un orfebre para que les haga un ídolo de oro.
    Después se inclinan y lo adoran.
Lo levantan y lo cargan en hombros,
    lo ponen en su lugar y lo dejan allí.
    El ídolo no se mueve de donde lo pusieron.
Si uno le grita, él no responde;
    no salvará a nadie de sus angustias.

»Recuerden esto y permanezcan firmes.
    Ténganlo presente, pecadores.
Acuérdense de los hechos del pasado,
    que sucedieron hace mucho tiempo.
Porque yo soy Dios y no existe ningún otro.
    Soy Dios y no hay nadie como yo.
10 Yo conté el final desde el comienzo
    y mucho antes de que sucediera.
Yo afirmé: “Mi plan se cumplirá
    y haré todo lo que yo quiero”.
11 Llamo a un águila,
    a un hombre de un país lejano.
Lo he decidido y haré que suceda.
    Yo lo planeé y lo haré.
12 Escúchenme ustedes, gente obstinada,
    los que están muy lejos de la justicia.
13 Yo traigo mi salvación cerca de ustedes.
    No está lejana, no se tarda.
Traeré la salvación a Sion,
    y mi gloria a Israel.

Apocalipsis 16

Las siete copas de la ira de Dios

16 Luego, oí una fuerte voz que venía del templo y les decía a los siete ángeles: «Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios».

Entonces, el primer ángel fue y vació su copa sobre la tierra. A todos los que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen les salieron llagas terribles y muy dolorosas.

Después, el segundo ángel vació su copa sobre el mar. El agua se convirtió en sangre como de muerto, y todos los seres del mar murieron.

El tercer ángel vació su copa sobre los ríos y los manantiales, y se convirtieron en sangre. Entonces, oí al ángel de las aguas que le decía a Dios:

«Tú eres el que es y ha sido siempre.
    Tú eres el Santo y eres justo al hacer estos juicios.
Ellos derramaron la sangre de tu pueblo santo y de tus profetas.
    Ahora les diste sangre para que bebieran.
    Eso es lo que merecen».

Oí también que el altar decía:

«Sí, Señor, Dios Todopoderoso,
    tus juicios son correctos y justos».

Después, el cuarto ángel vació su copa sobre el sol, y el sol recibió el poder de quemar a la gente con fuego. Los seres humanos sufrieron graves quemaduras, pero no cambiaron su forma de pensar ni de vivir. No honraron a Dios, quien había mandado esas plagas, sino que maldijeron su nombre.

10 El quinto ángel vació su copa sobre el trono de la bestia y su reino se oscureció. La gente se mordía la lengua de dolor. 11 Pero no sintieron remordimiento por sus pecados ni dejaron de hacer maldades, sino que por sus dolores y sus llagas maldijeron al Dios del cielo.

12 Luego, el sexto ángel vació su copa sobre el gran río Éufrates y el agua del río se secó. Así se preparó el camino a los reyes que venían del oriente. 13 Después, vi a tres espíritus malos que parecían ranas. Salieron de la boca del dragón, de la bestia y del falso profeta. 14 Estos eran espíritus de demonios que tenían el poder de hacer milagros. Salían a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.

15 «Escuchen, voy a llegar de sorpresa como un ladrón. Afortunado el que se mantenga despierto y vestido, pues no tendrá que salir desnudo sintiendo vergüenza de que lo vean así».

16 Entonces, los espíritus malos reunieron a los reyes en un lugar que en hebreo se llama Armagedón[a].

17 El séptimo ángel vació su copa en el aire, y del templo salió una fuerte voz desde el trono que decía: «¡Todo se acabó!» 18 Después hubo rayos, ruidos, truenos y un gran terremoto, el peor de todos desde que el hombre apareció en la tierra. 19 La gran ciudad se partió en tres y se destruyeron las ciudades de las naciones. Dios no se olvidó de castigar a la gran Babilonia y le dio la copa llena del vino de su terrible ira. 20 Todas las islas desaparecieron y no quedó ninguna montaña. 21 Sobre la gente cayó del cielo granizo que pesaba cerca de 40 kilos[b]. La gente maldijo a Dios por esa tremenda tormenta de granizo.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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