Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Deuteronomio 15

El año dedicado al perdón de las deudas

15 Al final de cada siete años, perdonarás las deudas que otros tengan contigo. Se hará de esta manera: Cualquiera que le haya prestado dinero a otro israelita, le perdonará la deuda. No intentará que le pague, porque un tiempo de perdón de deudas ha sido anunciado en honor del SEÑOR. Podrás hacer que el extranjero pague su deuda, pero debes perdonar todo lo que tu hermano te deba. De esa manera no habrá gente pobre contigo, porque el SEÑOR te dará muchas bendiciones en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Será así solamente si obedeces al SEÑOR tu Dios y si cumples cuidadosamente todos sus mandamientos que hoy te mando. Cuando el SEÑOR tu Dios te haya bendecido como lo prometió, les prestarás a muchas naciones, pero no necesitarás pedirles nada; dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti.

Si hubiera un pobre entre tus hermanos en una de tus ciudades de la tierra que el SEÑOR te da, no serás egoísta y no te negarás a ayudarle. Serás generoso con él y le prestarás lo que necesite.

Asegúrate de que ningún pensamiento malvado entre en tu mente diciéndote: «El séptimo año, el año de perdonar las deudas está cerca», y mires a tu vecino pobre de manera hostil y no le des nada, pues él se quejará de tu conducta ante el SEÑOR, y se te encontrará culpable de pecado. 10 Deberás ser generoso con él, y tu actitud deberá ser amistosa cuando lo ayudes, porque por este acto el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo tu trabajo y en lo que hagas. 11 Siempre habrá gente pobre en la tierra, así que te ordeno: Sé generoso con tus hermanos, los pobres y necesitados de tu tierra.

Libertad para los esclavos

(Éx 21:1-11)

12 Si tu hermano se vende a ti, ya sea hombre o mujer hebreo de tu pueblo, entonces te servirá seis años, y en el séptimo deberás dejarlo libre. 13 Cuando lo dejes libre, no deberás enviarlo con las manos vacías, 14 sino que le darás generosamente de tu ganado, granos y vino. Deberás darle de la misma forma que el SEÑOR tu Dios te ha bendecido a ti. 15 No se te olvide que fuiste esclavo en Egipto y que el SEÑOR tu Dios te liberó. Esa es la razón por la que te ordeno esto hoy.

16 Si el esclavo te dice: «No quiero irme», porque te ama a ti y a tu familia, y considera bueno seguir siendo tu esclavo, 17 entonces toma un punzón, y acercando el esclavo a la puerta atraviésale la oreja y él será tu esclavo para siempre. Haz lo mismo con tu esclava.

18 No resientas el dejarlo ir, porque te ha servido durante seis años por la mitad de lo que hubiera costado un trabajador, y el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.

Las primeras crías de los animales

19 Debes separar para el SEÑOR tu Dios todas las primeras crías de los machos nacidos entre los animales de tu ganado o rebaño. No trabajes con tu primer ternero ni esquiles a tu primer cordero. 20 Tu familia y tú los comerán en presencia del SEÑOR tu Dios en el lugar que el SEÑOR elegirá.

21 Pero si hay algún defecto en el animal, si es cojo o ciego, o tiene cualquier otro defecto, no lo sacrifiques al SEÑOR tu Dios. 22 Podrás comerlo en tus ciudades, como si fuera gacela o venado; tanto la gente pura como la impura podrán comerlo. 23 Sin embargo, no consumas su sangre, sino derrámala en el suelo como si fuera agua.

Salmos 102

La tristeza es mi alimento

Oración de un afligido que desfallece y busca desahogarse con el SEÑOR.

SEÑOR, escucha mi oración,
    escucha mi grito pidiéndote ayuda.
No te apartes de mí
    cuando estoy angustiado.
Escúchame,
    respóndeme pronto cuando ruego tu ayuda.

Es que mi vida ha pasado como el humo;
    no soy más que unos huesos quemándose en un horno.
Ha decaído mi ánimo como la hierba marchita;
    hasta me olvido de comer.
Tengo la piel pegada a los huesos
    de tanto llorar.
Parezco una lechuza en el desierto;
    un búho entre las ruinas.
No puedo dormir,
    soy como un ave solitaria en el tejado.
Mis enemigos me insultan todo el día;
    se burlan y usan mi nombre para maldecir.
Mi único alimento es la tristeza[a];
    mis lágrimas se mezclan con mi bebida.
10 Debido a tu ira y a tu enojo me levantaste
    y luego me derribaste.
11 Mi vida se desvanece como una sombra;
    voy marchitándome como la hierba.

12 Pero tú permanecerás para siempre, SEÑOR;
    tu nombre se recordará de generación en generación.
13 Tú te levantarás y le darás consuelo a Sion,
    ya es tiempo de que tengas compasión de ella.
14 Tus siervos les tienen cariño a sus piedras
    y sienten compasión aun del polvo de sus ruinas.

15 Las naciones respetarán el nombre del SEÑOR
    y todos los reyes de la tierra tendrán miedo cuando muestres tu gloria.
16 El SEÑOR reconstruirá la ciudad de Sion;
    la gente verá su gloria de nuevo.
17 Dios responderá las oraciones de los sobrevivientes;
    escuchará sus ruegos.
18 Escriban esto para que lo sepan las generaciones que no han nacido
    y para que en el futuro ellas alaben al SEÑOR.
19 El SEÑOR miró desde su santuario en el cielo;
    se asomó a la tierra,
20 para escuchar las oraciones del prisionero,
    para liberar a los condenados a muerte;
21 para que en Sion se proclame el nombre del SEÑOR,
    y lo alaben en Jerusalén
22 cuando las naciones y los reinos
    se reúnan para adorar al SEÑOR.

23 Él me ha dejado sin fuerzas en la mitad del camino;
    ha acortado mi vida.
24 Entonces dije: «Dios mío, no me dejes morir en la mitad de mi vida;
    tú vives de generación en generación.
25 Hace mucho tiempo, tú creaste el mundo;
    hiciste el cielo con tus propias manos.
26 La tierra y el cielo se acabarán,
    pero tú vivirás por siempre.
La tierra y el cielo se desgastarán,
    como se desgasta la ropa.
Y como se tira la ropa vieja,
    tú reemplazarás el cielo y la tierra;
    serán cambiados por completo.
27 Pero tú, Dios, nunca cambias;
    vivirás por siempre.
28 Somos tus siervos,
    nuestros hijos vivirán seguros aquí,
y los hijos de nuestros hijos
    vivirán en tu presencia».

Isaías 42

El siervo del Señor

42 »Aquí está mi siervo,
    el que cuenta con mi apoyo, mi elegido,
    con el que estoy muy contento.
He puesto mi Espíritu en él.
    Traerá justicia a las naciones.
No discutirá ni gritará,
    ni se hará oír en las calles.
No romperá la caña que ya está quebrada,
    ni va a apagar la mecha que apenas está encendida.
    Él sí hará justicia.
No se agotará ni se cansará
    hasta que implante la justicia en la tierra.
    Gente de naciones lejanas estará esperando su enseñanza».

Esto dice el SEÑOR Dios,
    quien creó y extendió los cielos.
Él formó la tierra
    y lo que ella produce.
Dio aliento a la gente que vive en ella
    y vida a los que por ella transitan.

«Yo, el SEÑOR, te he llamado a hacer lo que es justo.
    Te he llevado de la mano y te he protegido.
Te he destinado a ser el mediador de un pacto con la humanidad,
    a ser luz de las naciones,
a abrir los ojos a los ciegos,
    a sacar a los prisioneros de las cárceles,
    a liberar de la prisión a los que viven en oscuridad.

»Yo soy YAVÉ,
    ese es mi nombre.
No le voy a dar mi gloria a otro,
    ni voy a permitir que adoren a los ídolos en lugar de adorarme a mí.
Está sucediendo lo que les anuncié,
    y voy a contarles cosas nuevas.
    Yo les anuncio lo que va a suceder».

Canción de alabanza al Señor

10 Canten al SEÑOR una canción nueva;
    canten alabanzas para él desde lo más remoto de la tierra.
Que lo alaben los navegantes
    y todos los animales del mar.
Que lo alaben las naciones remotas
    y sus habitantes.
11 Que lo alaben el desierto y sus ciudades,
    y los campamentos donde habita Cedar.
Que canten de alegría los habitantes de Selá[a],
    que griten desde la cima de las montañas.
12 Den gloria al SEÑOR
    y alábenlo en los lugares más remotos.
13 El SEÑOR sale como un héroe,
    pelea con el ardor de un guerrero,
grita, da voces,
    y muestra su poder contra sus enemigos.

14 «He guardado silencio por mucho tiempo.
    Me he mantenido callado, me he refrenado.
Pero ahora gritaré como una mujer cuando da a luz,
    jadearé y resoplaré.
15 Destruiré montes y colinas
    y secaré toda la vegetación que haya en ellas.
16 Convertiré los ríos en tierra seca
    y secaré también sus lagunas.
Guiaré a los ciegos por camino desconocido
    y por rutas inexploradas.
Haré que delante de ellos la oscuridad se convierta en luz
    y que los caminos escabrosos se allanen.
    Eso haré y no los abandonaré.
17 Los que confían en una imagen
    y los que les digan a los ídolos:
    “Ustedes son nuestros dioses”
se tendrán que ir
    y serán avergonzados por completo.

Rebeldía de Israel

18 »Oigan ustedes, sordos;
    miren y fíjense, ciegos.
19 ¿Hay otro más ciego que mi enviado?
    ¿Hay alguien más sordo que mi mensajero?
No hay nadie más ciego
    ni más sordo que el siervo del SEÑOR[b].
20 Ve muchas cosas,
    pero no se da cuenta de ello.
Sus oídos están bien,
    pero no oye nada».
21 El SEÑOR se complace en la justicia
    para que su enseñanza sea grande y gloriosa.
22 A este pueblo lo han robado y saqueado.
    Todos atrapados en cuevas y puestos en prisiones.
Los secuestran y nadie los rescata.
    Los saquean y nadie reclama.

23 ¿Quién de ustedes escuchará esto?
    ¿Quién pondrá atención y oirá en el futuro?
24 ¿Quién dejó que el pueblo de Jacob fuera despojado
    y que Israel fuera saqueado?
¿No fue el SEÑOR?
    El mismo contra quien pecamos,
contra quien nos rebelamos,
    y desobedecimos sus leyes.
25 Por eso derramó sobre Jacob
    el ardor de su ira y la violencia de la guerra.
Lo rodeó en llamas,
    pero aun así no quiso saber nada.
Le prendió fuego,
    pero tampoco así quiso aprender nada.

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

12 Apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, y con la luna bajo sus pies. En la cabeza tenía una corona con doce estrellas. La mujer estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.

Luego apareció otra señal en el cielo: un dragón rojo con siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza. Con su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorarse a su hijo tan pronto naciera. La mujer tuvo un hijo varón que gobernará a todas las naciones con vara de hierro, pero su hijo fue llevado ante el trono de Dios. La mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios había preparado para que ella fuera protegida durante 1260 días.

Luego, hubo guerra en el cielo. Miguel[a] y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles. El dragón y sus ángeles fueron derrotados y perdieron su lugar en el cielo. El dragón, esa antigua serpiente llamada también Diablo o Satanás, que engaña a todo el mundo, fue expulsado del cielo y fue arrojado a la tierra junto con sus ángeles.

10 Luego, oí una fuerte voz en el cielo que decía:

«Han llegado ahora la victoria,
    el poder, el reino de nuestro Dios
    y el poder de su Mesías;
porque ha sido arrojado a la tierra
    el que de día y de noche acusaba
    a nuestros hermanos delante de Dios.
11 Nuestros hermanos lo vencieron con la sangre del Cordero
    y con el testimonio que dieron.
Su amor por la vida no era tanto
    que temieran a la muerte.
12 Alégrense los cielos
    y todos los que viven allí.
Pero a ustedes, los que viven en la tierra y el mar,
    les irá muy mal;
porque el diablo sabe que le queda poco tiempo
    y ha bajado furioso a donde están ustedes».

13 Cuando el dragón vio que lo habían arrojado a la tierra, comenzó a perseguir a la mujer que había dado a luz al niño. 14 Pero a la mujer se le habían dado las alas de una gran águila, y pudo volar al lugar que tenía en el desierto, donde sería protegida y estaría lejos del dragón[b] durante tres años y medio. 15 El dragón arrojó agua por su boca, como si fuera un río para que la corriente arrastrara a la mujer. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, abriéndose y tragándose el agua que el dragón había arrojado. 17 El dragón se puso furioso con la mujer y se fue a pelear con el resto de sus hijos, que son los que cumplen los mandamientos de Dios y siguen dando testimonio sobre Jesús. 18 Y el dragón se quedó a la orilla del mar.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International