Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
2 Reyes 1

Elías anuncia la muerte del rey Ocozías

1-2 Cuando el rey Ahab murió, y su hijo Ocozías llegó a ser rey de Israel, los moabitas se rebelaron contra los israelitas.

Un día, Ocozías se cayó por una ventana del segundo piso de su palacio en Samaria. Como quedó malherido, envió mensajeros hasta Ecrón para que le preguntaran a Baal-zebub, que era el dios de ese país, si se iba a recuperar. Pero el ángel de Dios le dijo al profeta Elías:

«Busca a los mensajeros de Ocozías y pregúntales por qué no consultan al Dios de Israel en vez de consultar a Baal-zebub. Avísale a Ocozías que yo, el Dios de Israel, le advierto que no se va a sanar, ¡se va a morir!»

Elías obedeció, y cuando los mensajeros regresaron, Ocozías les preguntó:

—¿Por qué regresaron?

Ellos le contestaron:

—Un hombre fue a buscarnos y nos pidió darte este mensaje de parte de Dios: “¿No te acuerdas, Ocozías, que todavía hay Dios en Israel? ¿Por qué consultas con Baal-zebub? Por eso no te vas a sanar sino que vas a morir”.

El rey les preguntó a los mensajeros:

—¿Cómo era ese hombre que fue a buscarlos?

Ellos le contestaron:

—Era un tipo todo velludo, que llevaba puesto un taparrabos de cuero.

El rey dijo:

—¡No hay duda, es Elías!

Entonces envió a un capitán con cincuenta soldados para que buscaran a Elías. Cuando el capitán encontró a Elías sentado en lo alto de un cerro, le dijo:

—Profeta, el rey ordena que bajes a verlo.

10 Pero Elías le contestó:

—Ya que soy profeta, pido que caiga fuego del cielo y te queme a ti y a tus cincuenta soldados.

Enseguida cayó fuego del cielo y mató al capitán y a los cincuenta soldados. 11 Luego el rey mandó a otro capitán con cincuenta soldados más. Cuando el capitán encontró a Elías le dijo:

—Profeta, el rey te ordena que bajes rápidamente.

12 Pero Elías le contestó:

—Ya que soy profeta, pido que caiga fuego del cielo y te queme a ti y a tus cincuenta soldados.

Y volvió a caer fuego del cielo, y mató al capitán y a los cincuenta soldados.

13-14 El rey mandó por tercera vez a otro capitán con cincuenta soldados. Pero este capitán subió a donde estaba Elías, se arrodilló delante de él y le rogó:

—Profeta, ya sé que los soldados que vinieron antes de mí murieron consumidos por el fuego que cayó del cielo. Te suplico que no nos mates, ¡somos tus esclavos! ¡Por favor, perdónanos la vida!

15 El ángel de Dios le dijo a Elías: «Puedes ir con él. No le tengas miedo». Entonces Elías bajó y fue con el capitán a ver al rey. 16 Al llegar, Elías le dijo al rey: «Dios no te va a sanar, sino que morirás, pues has consultado con Baal-zebub, el dios de Ecrón, como si en Israel no hubiera Dios».

17 El rey Ocozías murió como se lo había anunciado Dios por medio de Elías. Y como Ocozías nunca tuvo hijos, en su lugar reinó su hermano Joram. Esto sucedió durante el segundo año del reinado de Joram hijo de Josafat en Judá.

18 Todo lo que Ocozías hizo está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

2 Tesalonicenses 1

Saludo

1-2 Queridos hermanos y hermanas de la iglesia en Tesalónica:

Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo, a quienes les pido de todo corazón les den su amor y su paz.

Pablo ora por los tesalonicenses

Hermanos míos, en todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues ustedes confían cada vez más en Dios, y se aman más y más los unos a los otros. Por eso, nos sentimos orgullosos cuando hablamos de ustedes en las otras iglesias de Dios. Porque, aunque ustedes tienen dificultades y problemas, se mantienen firmes y siguen confiando en Dios. Esto demuestra que en verdad Dios es justo, y que los está haciendo merecedores de su reino, por el que ahora sufren.

Dios es justo, y castigará a quienes ahora los hacen sufrir. Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y en compañía de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros; castigará a los que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo, y los destruirá para siempre. Los echará lejos de su presencia, donde no podrán compartir su gloria y su poder. 10 Esto sucederá cuando el Señor Jesucristo vuelva, para que todo su pueblo elegido lo alabe y admire. Y ustedes son parte de ese pueblo, pues han creído en el mensaje que les dimos.

11 Por eso oramos siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro Dios que los haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes desean, y complete lo que ustedes han empezado a hacer gracias a su confianza en él. 12 De este modo ustedes honrarán a nuestro Señor Jesús, y él los honrará a ustedes, de acuerdo con el gran amor de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.

Daniel 5

La fiesta de Belsasar

El rey Belsasar hizo una gran fiesta, a la que invitó a las mil personas más importantes de su reino. Todos los asistentes a la fiesta bebieron mucho vino. 2-3 También Belsasar bebió mucho, y ya borracho mandó traer las copas de oro y plata que su padre Nabucodonosor había traído del templo de Jerusalén. Las mandó traer para que él y sus invitados siguieran bebiendo en ellas. Y mientras bebían, cantaban alabanzas a sus dioses, que eran simples estatuas de oro, plata, cobre, hierro, madera y piedra.

Dios escribe en la pared

De pronto, una mano apareció sobre la pared y comenzó a escribir. La luz de las lámparas permitía ver bien cómo escribía. En cuanto el rey vio la mano, se puso blanco y comenzó a temblar de miedo. Enseguida llamó a gritos a sus sabios y adivinos, y les ordenó: «¿Hay alguien aquí que me pueda explicar lo que está escrito en la pared? Al que lo haga, lo vestiré como un príncipe y le daré el tercer lugar de importancia y autoridad en mi reino».

Pero ninguno de los sabios y adivinos entendía lo que estaba escrito, así que tampoco podían explicárselo al rey. Por eso el rey se preocupó mucho, y se asustó aún más. También sus invitados estaban muy confundidos.

10 Cuando la reina oyó los gritos de Belsasar y de sus invitados, entró al salón del banquete y le dijo al rey:

«¡Deseo que Su Majestad viva muchos años! ¡No se preocupe más, ni tenga tanto miedo! 11 Aquí en Babilonia hay un joven muy inteligente y sabio. En él vive el espíritu del Dios único. Nabucodonosor, padre de Su Majestad, lo conocía bien, y por eso lo puso como jefe de todos los sabios.

12 »Ese joven puede explicar los sueños y las cosas más difíciles y misteriosas. Se llama Daniel, aunque el rey Nabucodonosor le cambió el nombre y le puso Beltsasar. Llámelo usted. Él le dirá a Su Majestad lo que significa esa escritura en la pared».

13 El rey mandó llamar a Daniel. Y cuando Daniel llegó, el rey le preguntó:

—¿Así que tú eres uno de esos judíos que mi padre trajo de Judá? 14 Según me contaron, en ti vive el espíritu del Dios único, y por eso eres muy inteligente y sabio.

15 »Yo mandé traer a todos los sabios y adivinos, para que me explicaran lo que está escrito en la pared, pero no pudieron hacerlo. 16 Yo sé que tú puedes explicar cosas muy difíciles. Si me dices qué significa lo que está escrito en la pared, mandaré que te vistan como a un príncipe. Además, te daré el tercer lugar de importancia y autoridad en mi reino.»

17 Y Daniel le contestó:

—Yo puedo explicar a Su Majestad lo que significa la escritura en la pared. Pero no tiene que hacerme ningún regalo ni darme ningún puesto importante.

18-19 »El Dios altísimo dio un reino muy grande al rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad. Todas las naciones lo respetaban y reconocían su grandeza. También le tenían miedo, porque él decidía a quién matar y a quién dejar con vida, a quién humillar y a quién poner en un lugar importante.

20 »El rey Nabucodonosor se sentía tan importante y poderoso, que empezó a tratar mal a la gente. Por eso Dios le quitó el reino, 21 y Nabucodonosor no pudo seguir viviendo entre la gente, pues se portaba como un animal. Vivía entre los burros salvajes, comía pasto como los toros, y se bañaba con el rocío del cielo. Así vivió hasta que reconoció que sólo el Dios altísimo reina sobre todas las naciones, y que sólo él decide quién puede ser rey.

22 »Su Majestad ya sabía todo esto, y aunque lo sabía no quiso ser humilde. 23 Al contrario, Su Majestad mandó traer las copas del templo de Dios, y en ellas bebieron Su Majestad y todos sus invitados. Para colmo, en vez de que usted adorara al Dios que lo hizo y que tiene poder sobre su vida, tanto usted como sus invitados adoraron a sus dioses. ¡Esos dioses no pueden ver ni oír ni pensar, pues están hechos de metal, madera y piedra!

»Tales acciones de Su Majestad hicieron enojar al Dios del cielo. 24 Por eso él mandó que la mano escribiera: 25 “mené, mené, tekel y parsín”, 26 y esto es lo que significan estas palabras:

»“Mené” quiere decir que Dios ha decidido poner fin al reinado de Su Majestad. 27 “Tekel” quiere decir que Dios concedió a Su Majestad una oportunidad, pero Su Majestad no la aprovechó. 28 “Parsín” quiere decir que Dios partirá en dos el reino de Su Majestad, y que se lo dará a los medos y a los persas.»

29 Enseguida el rey Belsasar ordenó que vistieran a Daniel como a un príncipe. También hizo anunciar que, en todo el reino, Daniel tendría el tercer lugar de mayor importancia y autoridad. 30 Y esa misma noche mataron a Belsasar, rey de los babilonios. 31 Así Darío llegó a ser rey de los medos. Cuando esto sucedió, Darío tenía sesenta y dos años.

Salmos 110-111

Dios da poder al rey

SALMO 110 (109)

Himno de David.

110 Mi Dios le dijo a mi señor el rey:

«Siéntate a la derecha de mi trono
hasta que yo derrote a tus enemigos».

¡Que Dios te permita
derrotar a tus enemigos,
y extienda desde Jerusalén
el poder de tu reinado!
¡Que tus soldados te juren lealtad
sobre los cerros de Dios
en el día de la batalla!
Cuando salga el sol,
se renovarán tus fuerzas.

Dios ha hecho un juramento,
y lo cumplirá:

«Tú eres sacerdote para siempre,
como lo fue Melquisedec».

5-6 Mi Dios está a tu derecha,
y siempre te ayudará.

Cuando manifieste su enojo,
aplastará reyes y gobernantes,
juzgará naciones,
y por toda la tierra
amontonará cadáveres.
Junto al camino,
el rey apagará su sed
con el agua de un arroyo,
y así recobrará las fuerzas.

Alabemos a Dios

SALMO 111 (110)

111 ¡Alabemos a nuestro Dios!

Ustedes, la gente honrada,
únanse a mí para alabar a Dios
de todo corazón.

¡Grandes son las maravillas
que Dios ha realizado!
Grande es la alegría
de los que se admiran al verlas.
En todo lo que hace puede verse
el esplendor y la grandeza
que merece nuestro Dios y rey;
su justicia es siempre la misma.
Dios es muy tierno y bondadoso,
y hace que sus maravillas
sean siempre recordadas.
Dios da de comer
al pueblo que lo adora,
y jamás se olvida de su pacto.
Da a conocer a su pueblo
sus actos poderosos,
y le da en posesión
los territorios de otras naciones.
La ley de nuestro Dios es verdadera;
podemos confiar en sus mandatos,
pues tienen valor permanente;
nacen de la verdad y de la rectitud.
Dios dio libertad a su pueblo;
así afirmó su pacto eterno.
¡Imponente es el Dios de Israel;
el único Dios!

10 Si alguien quiere ser sabio,
que empiece por obedecer a Dios.
Quienes lo hacen así,
demuestran inteligencia.

¡Dios merece ser siempre alabado!