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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Reyes 17

Elías predice la sequía

17 Entonces Elías el tisbita, que era uno de los moradores de Galaad, dijo a Acab:

—¡Vive el SEÑOR Dios de Israel, a quien sirvo, que no habrá rocío ni lluvia en estos años, sino por mi palabra!

Entonces la palabra del SEÑOR vino a él diciendo:

—Apártate de aquí, dirígete al oriente y escóndete junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán. Y sucederá que beberás del arroyo, y yo he mandado a los cuervos que te sustenten allí.

Elías fue e hizo conforme a la palabra del SEÑOR. Fue y habitó junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán. Los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. Pero sucedió que después de algunos días se secó el arroyo, porque no había llovido en la tierra.

Elías y la viuda en Sarepta

Entonces la palabra del SEÑOR vino a Elías diciendo:

—Levántate, ve a Sarepta de Sidón y habita allí. He aquí, yo he designado allí a una mujer viuda para que te sustente.

10 Entonces se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña. Él la llamó y le dijo:

—Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso, para que beba.

11 Cuando ella iba a traérsela, la llamó y le dijo:

—Por favor, tráeme también un poco de pan en tu mano.

12 Ella respondió:

—¡Vive el SEÑOR, tu Dios, que no tengo pan cocido! Solamente tengo un puñado de harina en una tinaja y un poco de aceite en una botella. Y he aquí que estaba recogiendo un par de leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, a fin de que lo comamos y muramos.

13 Entonces Elías le dijo:

—No tengas temor. Ve, haz como has dicho; pero de ello hazme a mí primero una torta pequeña y tráemela. Después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: “La harina de la tinaja no se acabará, y el aceite de la botella no faltará hasta el día en que el SEÑOR dé lluvia sobre la superficie de la tierra”.

15 Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías; y comieron él, ella y su familia, por mucho tiempo. 16 La harina de la tinaja no se acabó ni faltó el aceite de la botella, conforme a la palabra que el SEÑOR había dicho por medio de Elías.

17 Aconteció después de estas cosas que cayó enfermo el hijo de la mujer, la dueña de casa, y su enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento. 18 Entonces ella dijo a Elías:

—¿Qué tengo yo contigo, oh hombre de Dios? ¿Has venido a mí para traer a la memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo?

19 Y él le respondió:

—Dame tu hijo.

Lo tomó del seno de ella, lo llevó al altillo donde él habitaba y lo acostó sobre su cama. 20 Entonces, clamando al SEÑOR, dijo:

—¡Oh SEÑOR, Dios mío! ¿Aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciendo morir a su hijo?

21 Luego se tendió tres veces sobre el niño y clamó al SEÑOR diciendo:

—¡Oh SEÑOR, Dios mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a su cuerpo!

22 El SEÑOR escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y revivió. 23 Elías tomó al niño, lo bajó del altillo a la casa y lo entregó a su madre. Luego Elías dijo:

—¡Mira, tu hijo está vivo!

24 Entonces la mujer dijo a Elías:

—¡Ahora reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del SEÑOR es verdad en tu boca!

Colosenses 4

Amos, hagan lo que es justo y equitativo con sus siervos, sabiendo que también tienen un amo[a] en los cielos.

La oración y el testimonio personal

Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias. A la vez, oren también por nosotros a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra para comunicar el misterio de Cristo, por lo cual estoy aún preso. Oren para que yo lo presente con claridad, como me es preciso hablar.

Anden sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno.

La misión de Tíquico y Onésimo

Todos mis asuntos se los hará saber Tíquico, hermano amado, fiel ministro y consiervo en el Señor. Lo envío a ustedes con este fin: para que conozcan nuestros asuntos[b] y para que él anime sus corazones. Lo envío con Onésimo, el fiel y amado hermano, quien es uno de ustedes. Ellos les informarán de todo lo que pasa aquí.

Saludos finales

10 Los saludan Aristarco, prisionero conmigo; Marcos, el primo de Bernabé (ya han recibido instrucciones acerca de él; si va a ustedes, recíbanle) 11 y Jesús, llamado Justo. Ellos son los únicos de la circuncisión que son colaboradores conmigo en el reino de Dios y que me han servido de consuelo. 12 Los saluda Epafras, quien es uno de ustedes, siervo de Cristo, siempre solícito por ustedes en oración, para que estén firmes como hombres maduros y completamente entregados a toda la voluntad de Dios. 13 Porque doy testimonio de él, de que tiene gran celo por ustedes, por los de Laodicea y por los de Hierápolis. 14 Los saludan Lucas, el médico amado, y Demas.

15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea: a Ninfa y a la iglesia que está en su casa. 16 Cuando esta carta haya sido leída entre ustedes, hagan que se lea también en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea léanla también ustedes.

17 Digan a Arquipo: “Cuida el ministerio que has recibido del Señor, para que lo cumplas”.

18 Ahora, la salutación de mi propia mano, de Pablo. Acuérdense de mis prisiones. La gracia sea con ustedes[c].

Ezequiel 47

Visión del río que nace del templo

47 Entonces me hizo volver a la entrada del templo. Y he aquí que de debajo del umbral del templo salían aguas hacia el oriente, porque la fachada del templo estaba al oriente. Las aguas descendían de debajo del lado sur del templo y pasaban por el lado sur del altar.

Luego me sacó por el camino de la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por afuera hasta el exterior de la puerta que da al oriente. Y he aquí que las aguas fluían por el lado sur.

Cuando el hombre salió hacia el oriente, llevaba un cordel en su mano. Entonces midió quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta la cintura. Midió otros quinientos metros, y el río ya no se podía cruzar, porque las aguas habían crecido. El río no se podía cruzar sino a nado. Y me preguntó: “¿Has visto, oh hijo de hombre?”.

Después me condujo y me hizo volver a la ribera del río. Cuando volví, he aquí que en la ribera del río había muchísimos árboles, tanto a un lado como al otro. Y me dijo: “Estas aguas van a la región del oriente; descenderán al Arabá y llegarán al mar, a las aguas saladas; y las aguas serán saneadas. Y sucederá que todo ser viviente que se desplace por dondequiera que pase el río[a] vivirá. Habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, pues las aguas serán saneadas. Y todo aquello a donde llegue este río vivirá. 10 Y sucederá que junto a él habrá pescadores, y desde En-guedi hasta En-eglaim será un tendedero de redes. Sus peces, según sus especies, serán tan numerosos como los peces del mar Grande. 11 Sus pantanos y lagunas no serán saneados, pues quedarán para salinas.

12 “Junto al río, en sus riberas de una y otra parte, crecerá toda clase de árboles comestibles. Sus hojas nunca se secarán ni sus frutos se acabarán; cada mes darán sus nuevos frutos, porque sus aguas salen del santuario. Sus frutos servirán para comida y sus hojas para medicina”.

Límites de la tierra prometida

13 Así ha dicho el SEÑOR Dios[b]: “Estos son los límites de la tierra que obtendrán como heredad para las doce tribus de Israel. José tendrá dos porciones. 14 Así la recibirán en posesión, tanto los unos como los otros, porque por ella alcé mi mano jurando que la había de dar a sus padres. Esta tierra les corresponderá como heredad.

15 “Este será el límite de la tierra por el lado norte: Desde el mar Grande, en dirección de Hetlón, Lebo-hamat[c], Zedad, 16 Berota y Sibraim, que está entre el límite de Damasco y el límite de Hamat, y hacia Hazar-haticón, que está en el límite de Haurán. 17 El límite del norte será desde el mar, Hazar-enán, el límite de Damasco al norte y el límite de Hamat. Este será el lado del norte.

18 “Por el lado oriental será desde Haurán, por en medio de Damasco y por el Jordán, entre Galaad y la tierra de Israel, hasta el mar oriental y hasta Tamar[d]. Este es el lado oriental.

19 “Por el lado del Néguev, hacia el sur, será desde Tamar hasta las aguas de Meriba en Cades, en dirección del arroyo que va hacia el mar Grande. Este será el lado sur, hacia el Néguev.

20 “Por el lado occidental el mar Grande constituye el límite hasta frente a Lebo-hamat. Este será el lado occidental.

Repartición de la tierra prometida

21 “Repartirán esta tierra entre ustedes según las tribus de Israel. 22 Harán el sorteo de ella para que sea heredad para ustedes y para los forasteros que residen entre ustedes, quienes han engendrado hijos entre ustedes, y que son para ustedes como nativos entre los hijos de Israel. Ellos participarán con ustedes en el sorteo para tener posesión entre las tribus de Israel. 23 Y sucederá que darás su heredad al forastero en la tribu en que él resida, dice el SEÑOR Dios[e].

Salmos 103

Alabanza de un alma agradecida

103 De David.

Bendice, oh alma mía, al SEÑOR. Bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, oh alma mía, al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas
tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias,
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores
y de misericordia,
el que sacia con bien tus anhelos[a]
de modo que te rejuvenezcas
como el águila.
El SEÑOR es quien hace justicia
y derecho
a todos los que padecen violencia.
Sus caminos dio a conocer a Moisés;
y a los hijos de Israel, sus obras.
Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande
en misericordia.
No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades
ni nos ha pagado conforme
a nuestros pecados.
11 Pues como la altura de los cielos sobre la tierra,
así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen.
12 Tan lejos como está el oriente del occidente
así hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
así se compadece el SEÑOR de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.
15 El hombre, como la hierba
son sus días:
Florece como la flor del campo
16 que, cuando pasa el viento, perece
y su lugar no la vuelve a conocer.
17 Pero la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen;
y su justicia sobre los hijos
de sus hijos,
18 sobre los que guardan su pacto
y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
19 El SEÑOR estableció en los cielos
su trono,
y su reino domina sobre todo.
20 Bendigan al SEÑOR, ustedes sus poderosos ángeles
que ejecutan su palabra obedeciendo la voz de ella.
21 Bendigan al SEÑOR, ustedes todos sus ejércitos;
servidores suyos que hacen su voluntad.
22 Bendigan al SEÑOR, ustedes todas sus obras
en todos los lugares de su señorío. ¡Bendice, alma mía, al SEÑOR!

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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