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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Reyes 3

Salomón pide sabiduría para

gobernar

Salomón emparentó con el faraón, rey de Egipto, porque tomó a la hija del faraón y la trajo a la Ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, la casa del SEÑOR y los muros alrededor de Jerusalén.

Hasta entonces[a] el pueblo ofrecía sacrificios en los lugares altos, porque en aquellos tiempos no había sido edificada una casa al nombre del SEÑOR. Salomón amaba al SEÑOR y caminaba en los estatutos de su padre David; solo que sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

Entonces el rey fue a Gabaón, que era el lugar alto principal, para ofrecer sacrificios allí. Salomón ofreció mil holocaustos sobre aquel altar. En Gabaón el SEÑOR se apareció a Salomón en el sueño de la noche. Y le dijo Dios:

—Pide lo que quieras que yo te dé.

Y Salomón respondió:

—Tú has mostrado gran misericordia a tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti con fidelidad, con justicia y con rectitud de corazón para contigo.Tú le has conservado esta gran misericordia y le has dado un hijo que se siente en su trono, como en este día. Y ahora, oh SEÑOR, Dios mío, tú has constituido a tu siervo rey en lugar de mi padre David, a pesar de que yo soy muy joven y no sé cómo salir ni entrar. Tu siervo está en medio de tu pueblo al cual escogiste; un pueblo tan numeroso que por su multitud no se puede contar ni se puede numerar. Da, pues, a tu siervo un corazón que sepa escuchar, para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

10 Pareció bien al Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y Dios le dijo:

—Porque has pedido esto, y no has pedido para ti muchos años ni has pedido para ti riquezas ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti discernimiento para administrar justicia, 12 he aquí que yo haré conforme a tus palabras. He aquí que yo te daré un corazón sabio y entendido, tal que no ha habido antes de ti otro como tú ni después de ti se levantará otro como tú. 13 Y también te daré las cosas que no has pedido: riquezas y gloria tales que no haya nadie como tú entre los reyes en todos tus días. 14 Y si andas en mis caminos, guardando mis leyes y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo prolongaré tus días.

15 Cuando Salomón despertó, he aquí que había sido un sueño. Entonces volvió a Jerusalén, se puso de pie delante del arca del pacto del Señor, ofreció holocaustos e hizo sacrificios de paz. También dio un banquete a todos sus servidores.

Salomón revela sabiduría como juez

16 Por aquel entonces dos prostitutas vinieron al rey y se pusieron de pie delante de él. 17 Una de ellas dijo:

—¡Ay, señor mío! Esta mujer y yo habitábamos en la misma casa. Yo di a luz mientras estaba en la casa con ella. 18 Y sucedió que tres días después de mi parto, esta mujer también dio a luz. Las dos estábamos juntas, y nadie de fuera estaba con nosotras en casa; solo nosotras dos estábamos en casa. 19 Cierta noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se recostó encima de él. 20 Entonces se levantó a medianoche, y estando yo, tu sierva, dormida, ella tomó a mi hijo de mi lado, y lo puso en su seno; y puso a su hijo muerto en mi seno. 21 Cuando me levanté por la mañana para dar de mamar a mi hijo, he aquí que estaba muerto. Pero lo observé bien por la mañana y he aquí que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.

22 Entonces dijo la otra mujer:

—¡No! Sino que mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto.

Y la otra volvió a decir:

—¡No! Sino que tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

Así hablaban delante del rey. 23 Entonces el rey dijo:

—Esta dice: “Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto”; y la otra dice: “¡No! Sino que tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive”. 24 —Y el rey añadió—: ¡Tráiganme una espada!

Trajeron la espada ante el rey, 25 y enseguida dijo el rey:

—¡Partan al niño vivo en dos, y den la mitad a la una y la otra mitad a la otra!

26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey, porque sus entrañas se conmovieron por su hijo, y dijo:

—¡Ay, señor mío! Den a esta el niño vivo; no lo maten.

Pero la otra dijo:

—No será ni para mí ni para ti. Pártanlo.

27 El rey respondió diciendo:

—Den a aquella el hijo vivo. No lo maten; ella es su madre.

28 Todo Israel se enteró de la sentencia que había dado el rey, y tuvieron temor al rey, porque vieron que en él había sabiduría de Dios para administrar justicia.

Efesios 1

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso[a]: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Bendiciones de Dios en Cristo

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para la alabanza de la gloria de su gracia que nos dio gratuitamente en el Amado. En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría y entendimiento. Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Cristo, 10 a manera de plan[b] para el cumplimiento de los tiempos: que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra. 11 En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que realiza todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, 12 para que nosotros, que primero hemos esperado en Cristo, seamos para la alabanza de su gloria. 13 En él también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, 14 quien[c] es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria.

Acción de gracias e intercesión

15 Por esta razón, yo también, habiendo oído de la fe que tienen en el Señor Jesús y de su amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por ustedes recordándoles en mis oraciones. 17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él; 18 habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza. 20 Dios la ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales, 21 por encima de todo principado, autoridad, poder, señorío y todo nombre que sea nombrado, no solo en esta edad sino también en la venidera. 22 Aun todas las cosas las sometió Dios bajo sus pies y lo puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.

Ezequiel 34

Contra los malos pastores

34 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: “Oh hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho el SEÑOR Dios[a]: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas? Pero ustedes se comen a las mejores de ellas y se visten con la lana. Degüellan a la oveja engordada y no apacientan al rebaño. No fortalecen a las ovejas débiles ni curan a las enfermas. No han vendado a la perniquebrada ni han hecho volver a la descarriada ni han buscado a la perdida. Más bien, las han dominado con dureza y con violencia. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser devoradas por todas las fieras del campo. Han sido dispersadas; mis ovejas han andado descarriadas en todos los montes y sobre toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la faz de la tierra, y no ha habido quien se preocupe de ellas ni quien las busque’”.

Por eso, oh pastores, oigan la palabra del SEÑOR: “¡Vivo yo!”, dice el SEÑOR Dios[b], “que por cuanto mis ovejas fueron expuestas a ser robadas o a ser devoradas por las fieras del campo, por no tener pastor, y mis pastores no se preocuparon por mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas; por eso, oh pastores, oigan la palabra del SEÑOR”. 10 Así ha dicho el SEÑOR Dios[c]: “¡He aquí yo estoy contra los pastores y demandaré mis ovejas de sus manos! Haré que dejen de apacentar a las ovejas, y ellos dejarán de apacentarse a sí mismos. Libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les servirán más de comida”.

El Señor: el Pastor del rebaño

11 Ciertamente así ha dicho el SEÑOR Dios[d]: “He aquí, yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas. 12 Como el pastor cuida de su rebaño cuando está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en todos los lugares a donde han sido dispersadas en el día del nublado y de la oscuridad. 13 Las sacaré de los pueblos, las reuniré de los países y las traeré a su propia tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en las quebradas y en todos los lugares habitados del país. 14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel tendrán su pastizal. Se recostarán en el buen pastizal, y se apacentarán con pastos abundantes sobre los montes de Israel. 15 Yo apacentaré mis ovejas y las haré recostar, dice el SEÑOR Dios[e]. 16 Buscaré a la perdida y haré volver a la descarriada. A la perniquebrada vendaré y fortaleceré a la enferma. Y a la engordada y a la fuerte guardaré[f]. Las apacentaré con justicia.

17 “Pero en cuanto a ustedes, oh rebaño mío, así ha dicho el SEÑOR Dios[g], he aquí que yo juzgo entre cordero y cordero, entre los carneros y los machos cabríos. 18 ¿Les parece poco que se apacientan del buen pastizal, para que tengan que pisotear con sus pies lo que queda de sus pastos, y que después de haber bebido las aguas tranquilas tengan que enlodar el resto de ellas con sus pies? 19 ¿Mis ovejas han de comer lo que sus pies han pisoteado y han de beber lo que han enlodado sus pies?”.

20 Por tanto, así les ha dicho el SEÑOR Dios[h]: “He aquí, yo mismo juzgaré entre el cordero engordado y el cordero flaco. 21 Por cuanto empujaron con el costado y con el hombro, y cornearon con sus cuernos a todas las ovejas débiles hasta dispersarlas lejos, 22 yo libraré a mis ovejas y nunca más quedarán expuestas al pillaje. ¡Yo juzgaré entre cordero y cordero!

Advenimiento del pastor mesiánico

23 “Yo levantaré sobre ellas un solo pastor, mi siervo David; y él las apacentará. Él las apacentará y así será su pastor. 24 Yo, el SEÑOR, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo el SEÑOR, he hablado.

25 “Estableceré con ellos un pacto de paz y haré que desaparezcan de la tierra las fieras dañinas, de modo que habiten seguros en el desierto y duerman en los bosques. 26 A ellos y a los alrededores de mi colina daré bendición. Haré descender la lluvia a su tiempo; serán lluvias de bendición. 27 Los árboles del campo darán su fruto y la tierra entregará sus productos. Estarán seguros en su propio suelo, y sabrán que soy el SEÑOR cuando yo rompa las coyundas de su yugo y los libre de mano de los que se sirven de ellos. 28 Ya no serán más una presa para las naciones ni los devorarán las fieras de la tierra. Habitarán seguros y no habrá quien los espante. 29 Levantaré para ellos un vergel de paz[i], y nunca más serán consumidos de hambre en la tierra ni cargarán más con la afrenta de las naciones. 30 Sabrán que yo, su Dios el SEÑOR, estoy con ellos; y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice el SEÑOR Dios[j]. 31 Ustedes, ovejas mías, ovejas de mi prado, hombres son, y yo soy su Dios”, dice el SEÑOR Dios[k].

Salmos 83-84

Súplica contra las naciones hostiles

83 Cántico. Salmo de Asaf.

Oh Dios, no guardes silencio.
No calles, oh Dios,
ni permanezcas inmóvil.
Porque he aquí que rugen
tus enemigos,
y los que te aborrecen han levantado
la cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astutamente;
han entrado en consejo contra tus protegidos.
Han dicho: “Vengan y destruyámoslos
de modo que dejen de ser una nación
y no haya más memoria del nombre de Israel”.
Han conspirado juntos, de común acuerdo;
han hecho pacto contra ti.
Las tiendas de Edom, los ismaelitas, Moab, los hagrienos,
Biblos, Amón, Amalec,
los filisteos con los habitantes de Tiro.
También los asirios se han juntado con ellos
y sirven de brazo a los hijos de Lot.
Selah[a]
Hazlos como a Madián[b]; como a Sísara[c] y a Jabín
en el arroyo de Quisón.
10 Perecieron en Endor
y fueron hechos abono para el suelo.
11 Pon a sus nobles como a Oreb
y a Zeeb[d];
a todos sus príncipes, como a Zébaj y a Zalmuna[e].
12 Porque han dicho:
“Heredemos nosotros los prados
de Dios”.
13 Oh Dios mío, hazlos como remolino de hojas,
como paja ante el viento,
14 como fuego que quema el bosque, como llama que abrasa las montañas.
15 Persíguelos con tu tempestad; aterrorízalos con tu huracán.
16 Llena su cara de vergüenza;
y que busquen tu nombre,
oh SEÑOR.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean afrentados y perezcan.
18 Conozcan que tu nombre es SEÑOR. ¡Tú solo eres Altísimo sobre toda
la tierra!

Anhelo por la casa de Dios

84 Al músico principal. Sobre Guitit[f]. Para los hijos de Coré. Salmo.

¡Cuán amables son tus moradas,
oh SEÑOR de los Ejércitos!
Mi alma anhela y aun desea
ardientemente los atrios del SEÑOR. Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo.
Hasta el pajarito halla una casa
y la golondrina un nido para sí donde poner sus polluelos cerca de tus altares,
oh SEÑOR de los Ejércitos,
¡Rey mío y Dios mío!
¡Bienaventurados los que habitan
en tu casa!
Continuamente te alabarán. Selah[g]
¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas
y en cuyo corazón están tus caminos!
Cuando pasan por el valle de lágrimas lo convierten en manantial.
También la lluvia temprana lo cubre de bendición.
Irán de poder en poder
y verán a Dios en Sion.
Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos, oye mi oración.
Escucha, oh Dios de Jacob. Selah[h]
Mira, oh Dios, escudo nuestro; pon tu vista en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios
que habitar en moradas de impiedad.
11 Porque sol y escudo es
el SEÑOR Dios;
gracia y gloria dará el SEÑOR. No privará del bien
a los que andan en integridad.
12 Oh SEÑOR de los Ejércitos, ¡bienaventurado el hombre que confía en ti!

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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