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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Samuel 22

Cántico de liberación

22 David dirigió al SEÑOR las palabras de este cántico, el día que el SEÑOR lo libró de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Él dijo:

“El SEÑOR es mi roca,

mi fortaleza y mi libertador.

Dios es mi peña; en él me refugiaré.

Él es mi escudo, el poder

de mi liberación,

mi baluarte, mi refugio y mi salvador. Tú me salvas de la violencia.

“Invocaré al SEÑOR, quien es digno de ser alabado,

y seré librado de mis enemigos.

Ciertamente me rodearon las olas

de la muerte,

y los torrentes de la perversidad me atemorizaron.

Me rodearon las ligaduras del Seol;

me confrontaron los lazos de la muerte.

“En mi angustia invoqué al SEÑOR;

invoqué a mi Dios.

Él oyó mi voz desde su templo,

y mi clamor llegó[a] a sus oídos.

“La tierra se estremeció y tembló;

se conmovieron los cimientos

de los cielos.

Se estremecieron, porque él se airó.

Humo subió de su nariz;

de su boca salió fuego consumidor,

y carbones encendidos saltaban de él.

10 Inclinó los cielos y descendió;

una densa oscuridad había debajo

de sus pies.

11 Cabalgó sobre un querubín y voló;

se remontó[b] sobre las alas del viento.

12 Puso tinieblas alrededor de sí como su morada,

oscuridad de aguas y densas nubes.

13 Por el resplandor de su presencia

se encendieron carbones de fuego.

14 “El SEÑOR tronó desde los cielos;

el Altísimo dio su voz.

15 Envió flechas y los dispersó;

arrojó relámpagos y los desconcertó.

16 A la reprensión del SEÑOR,

por el soplo del aliento de su nariz,

se hicieron visibles los lechos del mar,

y se descubrieron los cimientos del mundo.

17 “Envió desde lo alto y me tomó;

me sacó de las aguas caudalosas.

18 Me libró de mi poderoso enemigo

y de los que me aborrecían,

pues eran más fuertes que yo.

19 Se enfrentaron a mí el día

de mi desgracia,

pero el SEÑOR fue mi apoyo.

20 Él me sacó a un lugar espacioso;

me libró, porque se agradó de mí.

21 “El SEÑOR me ha pagado conforme

a mi justicia;

conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.

22 Porque he guardado los caminos del SEÑOR,

y no me he apartado impíamente

de mi Dios.

23 Porque delante de mí han estado todos sus juicios,

y no he apartado de mí sus estatutos.

24 Fui íntegro para con él,

y me guardé de mi maldad.

25 Por tanto, el SEÑOR me ha

recompensado conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza ante sus ojos.

26 “Con el misericordioso

te muestras misericordioso,

e íntegro con el hombre íntegro.

27 Con el limpio te muestras limpio,

y eres sagaz con el perverso.

28 Salvas al pueblo humilde;

pero tus ojos humillan a los altivos.

29 Ciertamente tú eres mi lámpara,

oh SEÑOR;

el SEÑOR ilumina mis tinieblas.

30 Contigo desbarataré ejércitos;

con mi Dios saltaré murallas.

31 “Perfecto es el camino de Dios;

probada es la palabra del SEÑOR.

Él es escudo a todos los que en él

se refugian.

32 Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR?

¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?

33 Dios es el que me ciñe de vigor[c],

y hace perfecto mi camino.

34 Hace que mis pies sean ágiles como los del venado,

y me mantiene firme sobre mis alturas.

35 Adiestra mis manos para la batalla;

así mis brazos pueden tensar el arco

de bronce.

36 “Me has dado el escudo de tu salvación; tu condescendencia me ha engrandecido.

37 Tú has ensanchado mis pasos debajo de mí,

para que no tiemblen mis tobillos.

38 Perseguí a mis enemigos y los destruí;

no volví sino hasta acabarlos.

39 Los consumí;

los golpeé, y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.

40 Me ceñiste de poder para la batalla;

doblegaste a mis enemigos debajo de mí.

41 Hiciste que mis enemigos me dieran las espaldas,

y destruí a los que me aborrecían.

42 Clamaron, pero no hubo quien los salvara.

Clamaron al SEÑOR, pero él

no les respondió.

43 Los desmenucé como polvo de la tierra; los deshice como lodo de la calle

y los aplasté.

44 “Tú me libraste de las contiendas

de mi pueblo,

y me guardaste como jefe

de las naciones.

Aun los pueblos que yo no conocía me sirvieron.

45 Los hijos de los extranjeros

me adulaban;

apenas oían de mí, me rendían obediencia.

46 Los hijos de los extranjeros

se desvanecían[d]

y salían temblando de sus escondrijos.

47 “¡Viva el SEÑOR! ¡Bendita sea mi Roca! Sea ensalzado Dios, la roca

de mi salvación,

48 el Dios que ejecuta mi venganza;

somete a los pueblos debajo de mí

49 y me aparta de mis enemigos.

Tú me has enaltecido sobre mis adversarios,

y me has librado del hombre violento.

50 Por eso te confesaré entre las naciones, oh SEÑOR,

y cantaré salmos a tu nombre.

51 “Él engrandece las victorias de su rey

y muestra misericordia a su ungido:

a David y a sus descendientes, para siempre”.

Gálatas 2

Luego, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén, junto con Bernabé, y llevé conmigo también a Tito. Pero subí de acuerdo con una revelación y les expuse el evangelio que estoy proclamando entre los gentiles. Esto lo hice en privado ante los de alta reputación, para asegurarme de que no corro ni he corrido en vano. Sin embargo, ni siquiera Tito, quien estaba conmigo, siendo griego fue obligado a circuncidarse, a pesar de los falsos hermanos quienes se infiltraron secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de reducirnos a esclavitud. Ni por un momento cedimos en sumisión a ellos para que la verdad del evangelio permaneciera a favor de ustedes.

Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes —quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas— a mí, a la verdad, los de alta reputación no me añadieron nada nuevo. Más bien, al contrario, cuando vieron que me había sido confiado el evangelio para la incircuncisión igual que a Pedro para la circuncisión —porque el que actuó en Pedro para hacerlo apóstol de la circuncisión actuó también en mí para hacerme apóstol a favor de los gentiles—, y cuando percibieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, quienes tenían reputación de ser columnas, nos dieron a Bernabé y a mí la mano derecha en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. 10 Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que procuré hacer con esmero.

Pablo y Pedro en Antioquía

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente porque era reprensible. 12 Pues antes que vinieran ciertas personas de parte de Jacobo, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y apartaba temiendo a los de la circuncisión. 13 Y los otros judíos participaban con él en su simulación, de tal manera que aun Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 En cambio, cuando vi que no andaban rectamente ante la verdad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: “Si tú, que eres judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a hacerse judíos?”.

Toda persona es justificada por la fe

15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles; 16 pero sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley sino por medio de la fe en Jesucristo, hemos creído nosotros también en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley. Porque por las obras de la ley nadie será justificado.

17 Pero si es que nosotros, procurando ser justificados en Cristo, también hemos sido hallados pecadores, ¿será por eso Cristo servidor del pecado? ¡De ninguna manera! 18 Pues cuando edifico de nuevo las mismas cosas que derribé, demuestro que soy transgresor. 19 Porque mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios.

20 Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; porque si la justicia fuera por medio de la ley, entonces por demás murió Cristo.

Ezequiel 29

Profecía contra Egipto y su rey

29 En el día doce del mes décimo[a] del año diez vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: “Oh hijo de hombre, pon tu rostro hacia el faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. Habla y di que así ha dicho el SEÑOR Dios[b]: He aquí yo estoy contra ti, oh faraón, rey de Egipto, gran monstruo que estás tendido en medio de sus canales, y que dices: ‘Míos son los canales del Nilo, pues yo los hice’.

“Yo pondré ganchos en tus quijadas, y haré que los peces de los canales se peguen sobre tus escamas. Te sacaré de en medio de tus canales, y todos los peces de tus canales saldrán pegados a tus escamas. Te arrojaré al desierto, a ti y a todos los peces de tus canales. Caerás sobre la superficie del campo; no serás recogido ni sepultado[c]. Te he dado por comida a los animales de la tierra y a las aves del cielo. Y sabrán todos los habitantes de Egipto que yo soy el SEÑOR, por cuanto fuiste[d] como un bastón de caña para la casa de Israel. Cuando ellos te tomaron con la mano, te quebraste y les rompiste todo el hombro. Cuando se apoyaron sobre ti, te quebraste y les estremeciste[e] todos sus lomos. Por eso, así ha dicho el SEÑOR Dios[f], he aquí que yo traigo la espada contra ti, y exterminaré en ti a los hombres y a los animales. La tierra de Egipto será convertida en desolación y ruinas. Y sabrán que yo soy el SEÑOR.

“Por cuanto has dicho[g]: ‘¡Mío es el Nilo, pues yo lo hice!’, 10 he aquí que por eso yo estoy contra ti y contra tus canales. Convertiré la tierra de Egipto en una ruina completa, una desolación desde Migdol y Asuán hasta la frontera con Etiopía. 11 No pasará por ella pie de hombre ni pata de animal pasará por ella. No será habitada durante cuarenta años. 12 Pues convertiré la tierra de Egipto en una desolación en medio de las tierras desoladas, y sus ciudades estarán arruinadas durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países”.

13 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios[h]: “Al final de los cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos donde habrán sido dispersados, 14 y restauraré de la cautividad a Egipto. Los haré volver a la tierra de Patros, la tierra de su origen. Allí formarán un reino modesto; 15 será modesto en comparación con los otros reinos. Nunca más se enaltecerán sobre las naciones; porque los reduciré, para que no se enseñoreen de las naciones. 16 Nunca más serán objeto de confianza para la casa de Israel, que les haga recordar el pecado de volverse hacia ellos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR Dios[i]”.

Profecía de la invasión de Egipto

17 Aconteció en el primer día del mes primero[j] del año veintisiete que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 18 “Oh hijo de hombre: Nabucodonosor, rey de Babilonia, sometió a su ejército a una labor grande contra Tiro: Toda cabeza fue rapada y todo hombro despellejado; pero ni para él ni para su ejército hubo recompensa en Tiro por la labor que realizaron contra ella. 19 Por eso, así ha dicho el SEÑOR Dios[k], he aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto. Él se llevará sus riquezas, tomará botín y la saqueará; y habrá recompensa para su ejército. 20 Le he dado la tierra de Egipto por el trabajo que realizó en ella, porque lo hizo para mí, dice el SEÑOR Dios[l].

21 “En aquel día haré surgir el poderío de la casa de Israel, y te permitiré abrir la boca en medio de ellos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.

Salmos 78:1-37

Lecciones de la historia de Israel

78 Masquil[a] de Asaf.

Escucha, oh pueblo mío, mi ley;
inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca en parábolas;
evocaré las cosas escondidas
del pasado,
las cuales hemos oído y entendido, porque nos las contaron
nuestros padres.
No las encubriremos a sus hijos.
A la generación venidera contaremos las alabanzas del SEÑOR, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Él estableció su testimonio en Jacob
y puso la ley en Israel.
Mandó a nuestros padres que lo
hicieran conocer a sus hijos
para que lo supiera la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a sus hijos,
para que pusieran en Dios
su confianza
y no se olvidaran de las obras de Dios,
a fin de que guardaran
sus mandamientos;
para que no fuesen como sus padres: una generación porfiada y rebelde[b], una generación que no dispuso
su corazón,
ni su espíritu fue fiel para con Dios.
Los hijos de Efraín, armados con excelentes arcos,
volvieron las espaldas en el día
de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios
y rehusaron andar en su ley.
11 Más bien, se olvidaron de sus obras; de las maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres Dios
hizo maravillas[c]
en la tierra de Egipto,
en los campos de Tanis.
13 Dividió el mar y los hizo pasar[d]; hizo que las aguas se detuvieran como en un dique.
14 De día los condujo con una nube; toda la noche con resplandor de fuego.
15 Partió las peñas en el desierto[e]
y les dio a beber del gran abismo.
16 Sacó corrientes de la peña
e hizo descender aguas como ríos.
17 A pesar de esto,
volvieron a pecar contra él[f];
se rebelaron contra el Altísimo
en el desierto.
18 Probaron a Dios en su corazón,
pidiendo comida a su antojo.
19 Y hablaron contra Dios diciendo: “¿Podrá preparar una mesa en
el desierto?
20 He aquí que golpeó la peña
y fluyeron aguas,
y corrieron arroyos en torrentes. Pero, ¿podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?”.
21 El SEÑOR lo oyó y se indignó[g]; fuego se encendió contra Jacob,
y la ira descendió contra Israel.
22 Porque no creyeron a Dios
ni confiaron en su liberación
23 a pesar de que mandó a las nubes
de arriba
y abrió las puertas de los cielos;
24 a pesar de que hizo llover sobre ellos maná para comer
y les dio trigo del cielo.
25 Pan de fuertes comió el hombre;
les envió comida hasta saciarlos.
26 Levantó en el cielo el viento
del oriente[h],
y trajo el viento del sur con su poder.
27 Así hizo llover sobre ellos carne como polvo,
aves aladas como la arena del mar.
28 Las hizo caer en medio
del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron hasta hartarse;
les dio satisfacción a su apetito.
30 Pero cuando no habían colmado
su apetito,
estando la comida aún en su boca,
31 descendió sobre ellos la ira de Dios
y mató a los más distinguidos de ellos; derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo, siguieron pecando
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por eso los consumió en la vanidad,
y consumió sus años con pánico.
34 Cuando los hacía morir
entonces buscaban a Dios[i],
y, solícitos, volvían a acercarse a él.
35 Se acordaron de que Dios es su Roca;
de que el Dios Altísimo es su Redentor.
36 Pero le halagaban con la boca,
y con su lengua le mentían.
37 Pues sus corazones no eran firmes para con él,
ni eran fieles con su pacto.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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