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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Samuel 23

David libra la ciudad de Queila

23 Dieron aviso a David diciendo: “He aquí que los filisteos combaten contra Queila y saquean las eras”. Entonces David consultó al SEÑOR diciendo:

—¿Iré a atacar a esos filisteos?

Y el SEÑOR respondió a David:

—Ve, ataca a los filisteos y libra a Queila.

Pero los hombres de David le dijeron:

—He aquí que nosotros tenemos miedo aquí en Judá; ¡cuánto más si vamos a Queila contra las tropas de los filisteos!

David volvió a consultar al SEÑOR, y el SEÑOR le respondió y dijo:

—Levántate, desciende a Queila, porque yo entregaré en tu mano a los filisteos.

David partió con sus hombres a Queila, combatió contra los filisteos, se llevó sus ganados y les ocasionó una gran derrota. Así libró David a los habitantes de Queila.

David escapa de Queila

Aconteció que cuando Abiatar hijo de Ajimelec huyó a donde estaba David, a Queila, llevó consigo el efod. Y cuando le fue dicho a Saúl que David había ido a Queila, Saúl pensó: “Dios lo ha entregado en mi mano, pues él se ha encerrado a sí mismo al entrar en una ciudad con puertas y cerrojos”.

Entonces Saúl convocó a todo el pueblo para la batalla, para descender a Queila y sitiar a David y a sus hombres. Pero entendiendo David que Saúl planeaba el mal contra él, dijo al sacerdote Abiatar:

—Trae el efod.

10 Entonces David dijo:

—Oh SEÑOR Dios de Israel: Tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir a Queila para destruir la ciudad por causa mía. 11 ¿Me entregarán los señores de Queila en su mano? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo ha oído? Oh SEÑOR Dios de Israel, revélalo, por favor, a tu siervo.

Y el SEÑOR respondió:

—Sí, descenderá.

12 Luego preguntó David:

—¿Me entregarán los señores de Queila, a mí y a mis hombres, en mano de Saúl?

Y el SEÑOR respondió:

—Sí, te entregarán.

13 Entonces David se levantó con sus hombres, que eran unos seiscientos, salieron de Queila y deambularon sin rumbo fijo. Y llegó a Saúl la noticia de que David se había escapado de Queila, por lo cual desistió de salir.

Reencuentro de David y Jonatán

14 David se quedó en el desierto, en los lugares de difícil acceso; se quedó en las montañas del desierto de Zif. Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en su mano. 15 Y David, al ver que Saúl había salido en asecho de su vida, se quedó en Hores, en el desierto de Zif. 16 Entonces Jonatán hijo de Saúl se levantó y fue a David en Hores, y lo fortaleció en Dios. 17 Le dijo:

—No temas, porque la mano de mi padre Saúl no te encontrará. Tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti. Aun Saúl mi padre lo sabe.

18 Ambos hicieron un pacto ante el SEÑOR. Después David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa.

Saúl rodea a David

19 Los de Zif subieron a decir a Saúl, en Gabaa:

—¿No está David escondido entre nosotros, en los lugares de difícil acceso de Hores, en la colina de Haquila, que está al sur de Jesimón? 20 Ahora, oh rey, desciende pronto, conforme a todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en mano del rey.

21 Y Saúl dijo:

—El SEÑOR los bendiga, porque han tenido compasión de mí. 22 Por favor, vayan y asegúrense bien. Averigüen y vean el lugar por donde anda y quién lo ha visto allí, porque me han dicho que él es sumamente astuto. 23 Miren y reconozcan todos los escondrijos en donde se oculta. Luego vuelvan a mí con información exacta, y yo iré con ustedes. Si él está en la zona, yo lo buscaré entre todos los millares de Judá.

24 Ellos se levantaron y se fueron a Zif, antes que Saúl. Pero David y sus hombres ya estaban en el desierto de Maón, en el Arabá, al sur de Jesimón.

25 Saúl partió con sus hombres para buscar a David. Pero avisaron a David, quien bajó de la peña y permaneció en el desierto de Maón. Cuando Saúl lo oyó, persiguió a David en el desierto de Maón. 26 Saúl iba por un lado del monte, y David con sus hombres iba por el otro lado del monte. David se daba prisa para escapar de Saúl, porque Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y a sus hombres, a fin de capturarlos. 27 Entonces llegó a Saúl un mensajero, diciendo:

—Date prisa y ven, porque los filisteos han hecho una incursión en el territorio.

28 Por tanto, Saúl desistió de perseguir a David y partió contra los filisteos. Por esta razón pusieron por nombre a aquel lugar Sela-hamajlecot[a].

29 De allí David subió y habitó en los lugares de difícil acceso de En-guedi.

1 Corintios 4

Contra los que causan disensiones

Que todo hombre nos considere como servidores de Cristo y mayordomos de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los mayordomos es que cada uno sea hallado fiel. Para mí es poca cosa el ser juzgado por ustedes o por cualquier tribunal humano; pues ni siquiera yo me juzgo a mí mismo. No tengo conocimiento de nada en contra mía, pero no por eso he sido justificado; pues el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguen nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, quien a la vez sacará a la luz las cosas ocultas de las tinieblas y hará evidentes las intenciones de los corazones. Entonces tendrá cada uno alabanza de parte de Dios.

Hermanos, todo esto lo he aplicado a mí y a Apolos como ejemplo por causa de ustedes, para que aprendan en nosotros a no pasar[a] más allá de lo que está escrito, y para que no estén inflados de soberbia, favoreciendo al uno contra el otro. Pues, ¿quién te concede alguna distinción? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido? Ya están saciados; ya se enriquecieron; sin nosotros llegaron a reinar. ¡Ojalá reinaran, para que nosotros reináramos también con ustedes! Porque considero que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha exhibido en último lugar, como a condenados a muerte; porque hemos llegado a ser espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. 10 Nosotros somos insensatos por causa de Cristo; ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles; ustedes fuertes. Ustedes son distinguidos, pero nosotros despreciados. 11 Hasta la hora presente sufrimos hambre y sed, nos falta ropa, andamos heridos de golpes y sin dónde morar. 12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Cuando somos insultados, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos; 13 cuando somos difamados, procuramos ser amistosos. Hemos venido a ser hasta ahora como el desperdicio del mundo, el desecho de todos.

14 No les escribo esto para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a mis hijos amados. 15 Pues aunque tengan diez mil tutores en Cristo, no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio. 16 Por tanto, los exhorto a que sean imitadores de mí. 17 Por esto, les he enviado a Timoteo, quien es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual les hará recordar mi proceder en Cristo Jesús, tal como lo enseño por todas partes en todas las iglesias.

18 Pero algunos se han inflado de soberbia, como si yo nunca hubiera de ir a ustedes. 19 Pero iré pronto a ustedes, si el Señor quiere, y llegaré a conocer, ya no las palabras de aquellos inflados, sino su poder. 20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21 ¿Qué quieren? ¿Que vaya a ustedes con un palo, o con amor y en espíritu de mansedumbre?

Ezequiel 2

Llamamiento de Ezequiel

Y me dijo: “Oh hijo de hombre, ponte en pie, y hablaré contigo”.

Mientras él me hablaba, entró en mí el Espíritu y me puso sobre mis pies, y oí al que me hablaba. Y me dijo: “Oh hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra mí. Tanto ellos como sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. Yo te envío a esta gente de rostro endurecido y de corazón empedernido. Y les dirás: ‘Así ha dicho el SEÑOR Dios[a]’. Ya sea que ellos escuchen o que dejen de escuchar (porque son una casa rebelde), sabrán que ha habido un profeta entre ellos. Pero tú, oh hijo de hombre, no temas; no temas de ellos ni de sus palabras. Aunque te halles entre zarzas y espinos, y habites entre escorpiones, no temas de sus palabras ni te atemorices ante ellos; porque son una casa rebelde. Tú, pues, les hablarás mis palabras, ya sea que escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa[b] rebelde. Pero tú, oh hijo de hombre, escucha lo que yo te hablo. No seas rebelde como esa casa rebelde; abre tu boca y come lo que yo te doy”.

Entonces miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de pergamino. 10 Lo extendió delante de mí, y he aquí que estaba escrito por el derecho y por el revés. En él estaban escritos lamentaciones, gemidos y ayes.

Salmos 38

Plegaria en el sufrimiento

38 Salmo de David. Para conmemorar.

Oh SEÑOR, no me reprendas
en tu furor
ni me castigues en tu ira.
Porque tus flechas han penetrado
en mí,
y sobre mí ha descendido tu mano.
No hay parte sana en mi cuerpo
a causa de tu ira;
no hay paz en mis huesos a causa
de mi pecado.
Porque mis iniquidades han
sobrepasado mi cabeza;
como carga pesada me agobian.
Hieden y supuran mis heridas
a causa de mi locura.
Estoy encorvado y abatido en gran manera;
ando enlutado todo el día.
Porque mis espaldas están inflamadas,
y no hay parte sana en mi cuerpo.
Estoy debilitado y totalmente molido; gimo a causa de la conmoción de
mi corazón.
Oh Señor, delante de ti están todos mis deseos,
y mi gemido no te es oculto.
10 Mi corazón palpita fuertemente,
y mi vigor me ha abandonado. Aun la luz de mis ojos ya no está conmigo.
11 Mis amigos y compañeros se han apartado de mi plaga;
mis parientes se han mantenido alejados.
12 Los que buscaban mi vida
armaron trampas,
y los que procuraban mi mal profirieron amenazas.
Maquinaban fraudes todo el día.
13 Pero yo, como si fuera sordo,
no escuchaba,
y era como un mudo que no abre
la boca.
14 Actué como un hombre que no oye,
y en cuya boca no hay amonestación.
15 Pues en ti, oh SEÑOR, he esperado;
tú responderás, oh SEÑOR, Dios mío.
16 Porque dije:
“No sea que se alegren de mí
y, cuando resbale mi pie, se
enaltezcan sobre mí”.
17 Porque yo estoy a punto de caer,
y mi dolor está delante de mí continuamente.
18 Por eso confesaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.
19 Porque mis enemigos están vivos
y fuertes;
se han aumentado los que me aborrecen sin motivo.
20 Los que pagan mal por bien
me son hostiles
por seguir yo lo bueno.
21 No me desampares, oh SEÑOR. Dios mío, no te alejes de mí;
22 apresúrate a socorrerme,
oh Señor, salvación mía.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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