Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Samuel 20

Pacto de David y Jonatán

20 David huyó de Nayot, en Ramá. Después acudió a Jonatán y le dijo:

—¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál es mi pecado contra tu padre, para que él trate de quitarme la vida?

Él le respondió:

—¡De ninguna manera! No morirás. He aquí que mi padre no hace cosa grande ni pequeña que no me la revele. ¿Por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? ¡No será así!

Pero David volvió a jurar diciendo:

—Tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia ante tus ojos y pensará: “Que Jonatán no sepa esto, no sea que se entristezca”. Ciertamente, ¡vive el SEÑOR y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte!

Entonces Jonatán dijo a David:

—Haré por ti lo que tú digas.

Y David respondió a Jonatán:

—He aquí que mañana es luna nueva, y yo debo sentarme con el rey para comer. Pero tú dejarás que me vaya y me esconda en el campo hasta el atardecer del tercer día. Si tu padre me echa de menos, dirás: “David me pidió encarecidamente que lo dejara ir de inmediato a Belén, su ciudad, porque todos los de su familia tienen allá el sacrificio anual”. Si él dice: “Está bien”, entonces tu siervo tendrá paz. Pero si se enoja, sabrás que el mal está determinado de parte de él. Tendrás, pues, misericordia de tu siervo, ya que has hecho entrar a tu siervo en un pacto del SEÑOR contigo. Si hay maldad en mí, mátame tú. ¿Para qué llevarme hasta tu padre?

Y Jonatán respondió:

—¡Nunca te suceda tal cosa! Antes bien, si llego a saber que está determinado de parte de mi padre que el mal venga contra ti, ¿no te lo avisaré yo?

10 Entonces David preguntó a Jonatán:

—¿Quién me avisará, si[a] tu padre te responde con aspereza?

11 Jonatán dijo a David:

—Ven, salgamos al campo.

Salieron ambos al campo, 12 y Jonatán dijo a David:

—Vive[b] el SEÑOR Dios de Israel, que cuando yo haya hablado con mi padre mañana como a esta hora, las nueve de la mañana, he aquí que si él muestra buen ánimo para con David, ¿no enviaré yo para hacértelo saber? 13 Pero si mi padre quiere hacerte daño, ¡así haga el SEÑOR a Jonatán y aun le añada, si no te lo hago saber! Así te despediré, y te irás en paz; y que el SEÑOR esté contigo, como estuvo con mi padre. 14 Y si quedo vivo, muéstrame la misericordia del SEÑOR, para que yo no muera. 15 Cuando el SEÑOR destruya de la tierra uno por uno a los enemigos de David, no elimines para siempre tu misericordia de mi casa.

16 Así Jonatán hizo un pacto con la casa de David, y dijo:

—¡El SEÑOR lo demande de mano de los enemigos de David!

17 Jonatán hizo jurar de nuevo a David, a causa de su amor por él; porque lo amaba con toda su alma. 18 Luego le dijo Jonatán:

—Mañana es luna nueva, y tú serás echado de menos, porque tu asiento quedará vacío. 19 Al tercer día descenderás rápidamente[c] y vendrás al lugar donde estabas escondido cuando empezó este problema. Esperarás junto a aquella[d] piedra. 20 Yo tiraré tres flechas en esa dirección, simulando tirar al blanco. 21 Y he aquí que enviaré al muchacho diciéndole: “¡Ve y busca las flechas!”. Si digo al muchacho: “¡He aquí, las flechas están más acá de ti; tómalas!”, tú vendrás; porque hay paz y no hay peligro. ¡Vive el SEÑOR! 22 Pero si yo digo al muchacho: “¡He allí, las flechas están más allá de ti!”, vete; porque el SEÑOR te manda. 23 Y en cuanto a las palabras que tú y yo hemos hablado, he aquí que el SEÑOR es testigo entre tú y yo para siempre.

Saúl intenta herir a Jonatán

24 David se escondió en el campo. Y cuando llegó la luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. 25 Como solía, el rey se sentó en su silla, la silla junto a la pared. Jonatán se levantó[e], y Abner se sentó al lado de Saúl; pero el lugar de David quedó vacío. 26 Aquel día Saúl no dijo nada, pues pensó: “Algo le habrá acontecido, y no está purificado. Seguramente no está purificado”.

27 Pero sucedió que al día siguiente, el segundo día después de la luna nueva, el asiento de David quedó vacío, por lo que Saúl preguntó a su hijo Jonatán:

—¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Isaí ni ayer ni hoy?

28 Jonatán respondió a Saúl:

—David me pidió encarecidamente que lo dejara ir a Belén. 29 Él me dijo: “Por favor, déjame ir, porque los de mi familia tenemos un sacrificio en la ciudad, y mi hermano me lo ha ordenado. Por eso, si he hallado gracia ante tus ojos, permite que me vaya y visite a mis hermanos”. Por eso no ha venido a la mesa del rey.

30 Entonces Saúl se enfureció contra Jonatán y le dijo:

—¡Hijo de la corrompida y rebelde! ¿Acaso no sé que tú has elegido al hijo de Isaí, para vergüenza tuya y para vergüenza de la desnudez de tu madre? 31 Todo el tiempo que el hijo de Isaí viva sobre la tierra ni tú estarás firme ni tu reino. Manda, pues, a traérmelo, porque ha de morir.

32 Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo:

—¿Por qué tiene que morir? ¿Qué ha hecho?

33 Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo, por lo que Jonatán entendió que estaba decidido de parte de su padre el dar muerte a David.

34 Jonatán se levantó de la mesa ardiendo en ira, y no comió el segundo día después de la luna nueva, pues estaba triste por causa de David; porque su padre lo había afrentado.

Jonatán ayuda a David a escapar

35 Sucedió que a la mañana siguiente Jonatán salió al campo, según lo convenido con David; y un muchacho pequeño estaba con él. 36 Entonces dijo al muchacho:

—¡Por favor, corre y busca las flechas que yo tire!

Cuando el muchacho iba corriendo, él tiraba la flecha de modo que pasara más allá de él. 37 Cuando el muchacho llegó a donde estaba la flecha que Jonatán había tirado, este gritó al muchacho diciendo:

—¿No está la flecha más allá de ti?

38 Y Jonatán volvió a gritar tras el muchacho:

—¡Date prisa, apresúrate, no te detengas!

El muchacho de Jonatán recogió las flechas y volvió a su señor. 39 Pero el muchacho no entendió nada; solamente Jonatán y David entendían el asunto. 40 Después Jonatán entregó sus armas al muchacho y le dijo:

—Ve y llévalas a la ciudad.

41 Cuando el muchacho se fue, David se levantó del lado del sur y se inclinó tres veces postrándose en tierra. Luego, besándose el uno al otro, lloraron juntos; aunque David lloró más. 42 Entonces Jonatán dijo a David:

—Vete en paz, porque ambos hemos jurado en el nombre del SEÑOR, diciendo: “El SEÑOR sea testigo entre tú y yo, y entre mis descendientes y tus descendientes, para siempre”.

43 David se levantó y se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

1 Corintios 2

El mensaje de Cristo crucificado

Así que, hermanos, cuando yo fui a ustedes para anunciarles el misterio[a] de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Porque me propuse no saber nada entre ustedes, sino a Jesucristo, y a él crucificado. Y estuve entre ustedes con debilidad, con temor y con mucho temblor. Ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría[b], sino con demostración del Espíritu y de poder, para que su fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

La sabiduría que viene del Espíritu

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría, no de esta edad presente, ni de los príncipes de esta edad, que perecen. Más bien, hablamos la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó desde antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de esta edad conoció esta sabiduría; porque si ellos la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. Más bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó[c], que ni han surgido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman. 10 Pero a nosotros Dios nos las reveló por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las cosas profundas de Dios. 11 Pues ¿quién de los hombres conoce las cosas profundas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie ha conocido las cosas profundas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu de este mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado gratuitamente. 13 De estas cosas estamos hablando, no con las palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, interpretando lo espiritual por medios espirituales. 14 Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo[d], mientras que él no es juzgado por nadie. 16 Porque,

¿quién conoció la mente del Señor?
¿Quién lo instruirá?[e].

Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.

Lamentaciones 5

Quinta lamentacióna

Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido.

Mira y ve nuestro oprobio.
Nuestra heredad ha pasado a los extraños, nuestras casas a los extranjeros.
Estamos huérfanos; no tenemos padre; nuestras madres han quedado viudas.
Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña nos viene por precio.
Sobre nuestros cuellos están
los que nos persiguen.
Nos fatigamos y para nosotros
no hay reposo.
Hacia Egipto extendimos las manos;
y hacia Asiria, para saciarnos de pan.
Nuestros padres pecaron y ya no están; nosotros cargamos con su castigo.
Aun los esclavos se han enseñoreado
de nosotros;
no hubo quien nos librara de su mano.
Con riesgo de nuestras vidas
traemos nuestro pan,
ante la espada del desierto.
10 Nuestra piel se ha ennegrecido como un horno,
a causa de los ardores del hambre.
11 A las mujeres violaron en Sion,
y a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Los príncipes fueron colgados
de sus manos;
no fue respetada la persona
de los ancianos.
13 Los jóvenes cargaron piedras de molino; los muchachos desfallecieron bajo la carga de la leña.
14 Los ancianos han dejado de acudir
a las puertas de la ciudad;
los jóvenes han dejado sus canciones.
15 Ha cesado el regocijo
de nuestro corazón;
nuestra danza se ha convertido en duelo.
16 Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!
17 Por esto está enfermo nuestro corazón; por esto se han ensombrecido nuestros ojos.
18 Por el monte Sion,
que ha quedado desolado,
se pasean las zorras.
19 Pero tú, oh SEÑOR, reinarás para siempre;
tu trono es de generación en generación.
20 ¿Por qué te olvidarás de nosotros para siempre
y nos dejarás a lo largo de los días?
21 Haz que volvamos a ti, oh SEÑOR,
y volveremos.
Renueva nuestros días
como en los tiempos pasados,
22 aunque nos hayas desechado
y te hayas airado en gran manera contra nosotros.

Salmos 36

Maldad del impío y bondad del SEÑOR

36 Al músico principal. Salmo de David, siervo de Dios.

La transgresión habla al impío dentro de su[a] corazón;
no hay temor de Dios delante
de sus ojos.
Por eso se lisonjea en sus propios ojos hasta que su iniquidad sea aborrecimiento.
Las palabras de su boca son maldad y engaño;
ha dejado de ser sensato y de hacer
el bien.
Sobre su cama piensa iniquidad; está en un camino que no es bueno
y no desprecia el mal.
Oh SEÑOR, hasta los cielos alcanza tu misericordia;
y hasta las nubes, tu fidelidad.
Tu justicia es como las montañas
de Dios;
y tus juicios, como el gran océano. Oh SEÑOR, que conservas al hombre y al animal,
¡cuán preciosa es, oh Dios, tu bondad! Por eso los hijos del hombre
se refugian bajo la sombra de tus alas.
Se sacian de la abundancia de tu casa;
les das a beber del torrente
de tus delicias.
Ciertamente contigo está el manantial de la vida;
en tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu bondad a los
que te conocen,
y tu justicia a los rectos de corazón.
11 Que no venga contra mí el pie de
la soberbia
ni me desplace la mano de los impíos.
12 Entonces caerán los que obran
iniquidad;
serán derribados y no podrán
levantarse.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano