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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Jueces 9

Abimelec se hace rey en Siquem

Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos y con toda la familia de la casa paterna de su madre, diciendo:

—Hablen, por favor, a oídos de todos los señores de Siquem: “¿Qué es mejor para ustedes: que todos los setenta hijos de Jerobaal los gobiernen, o que un solo hombre los gobierne? Acuérdense de que yo soy hueso suyo y carne suya”.

Los hermanos de su madre dijeron todas estas cosas a favor de él a oídos de todos los señores de Siquem. Y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec porque decían: “Es nuestro hermano”. Le dieron ochocientos gramos de plata del templo de Baal-berit, con las cuales Abimelec contrató a sueldo a hombres ociosos y temerarios que lo siguieron.

Él fue a la casa de su padre en Ofra y mató a sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una misma piedra. Pero quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, porque se escondió.

Entonces se reunieron todos los señores de Siquem con todos los de Bet-milo. Y fueron y proclamaron a Abimelec como rey, junto a la encina que está al lado de la piedra ritual[a] en Siquem.

Oráculo de Jotam contra Abimelec

Cuando se lo dijeron a Jotam, él fue y se puso en la cumbre del monte Gerizim. Y alzando su voz gritó diciéndoles:

—¡Escúchenme, oh señores de Siquem, y que Dios los escuche a ustedes!

»Los árboles iban a elegir un rey sobre ellos y dijeron al olivo: “¡Reina sobre nosotros!”. Pero el olivo les respondió: “¿He de renunciar a mi aceite con el cual son honrados Dios y los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?”.

10 »Luego dijeron los árboles a la higuera: “¡Ven tú, y reina sobre nosotros!”. 11 Pero la higuera les respondió: “¿He de renunciar a mi dulzura y a mi buen fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?”.

12 »Luego dijeron los árboles a la vid: “¡Ven tú, y reina sobre nosotros!”. 13 Pero la vid les respondió: “¿He de renunciar a mi vino nuevo que alegra a Dios y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?”.

14 »Entonces todos los árboles dijeron a la zarza: “¡Ven tú, y reina sobre nosotros!”. 15 Pero la zarza respondió a los árboles: “Si en verdad me ungen como rey sobre ustedes, vengan y refúgiense a mi sombra. Y si no, ¡salga fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano!”.

16 »Ahora pues, si han procedido de buena fe y con integridad al proclamar como rey a Abimelec; si han actuado bien con Jerobaal y con su casa; si lo han recompensado conforme a la obra de sus manos 17 (pues mi padre luchó por ustedes arriesgando su vida para librarlos de mano de Madián, 18 pero ustedes se han levantado hoy contra la casa de mi padre, han matado a sus hijos, a setenta hombres sobre una misma piedra, y han puesto por rey sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su criada, porque él es su hermano); 19 si pues de buena fe y con integridad han procedido hoy con Jerobaal y con su casa, entonces gocen de Abimelec y que él también goce de ustedes. 20 Y si no, ¡que salga fuego de Abimelec, y consuma a los señores de Siquem y a Bet-milo! ¡Y que salga fuego de los señores de Siquem y de Bet-milo, y consuma a Abimelec!

21 Jotam huyó, se fugó y se fue a Beer, donde vivió por causa de su hermano Abimelec.

Siquem se levanta contra Abimelec

22 Después que Abimelec había gobernado a Israel tres años, 23 Dios envió un mal espíritu entre Abimelec y los señores de Siquem. Y los señores de Siquem traicionaron a Abimelec, 24 de modo que el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerobaal, es decir, su sangre, recayera sobre su hermano Abimelec que los mató, y sobre los señores de Siquem que fortalecieron sus manos para que él matara a sus hermanos.

25 Los señores de Siquem pusieron contra él, en las cumbres de los montes, hombres al acecho, los cuales despojaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino. Y le fue dado informe de ello a Abimelec.

26 También Gaal hijo de Ebed fue con sus hermanos y se pasaron a Siquem; y los señores de Siquem pusieron su confianza en él. 27 Y salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisaron la uva e hicieron una fiesta. Luego entraron en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28 Gaal hijo de Ebed dijo:

—¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem para que nosotros le sirvamos? ¿No deberían el hijo de Jerobaal y Zebul, su oficial, servir a los hombres de Hamor, padre de Siquem?[b]. ¿Por qué, pues, hemos de servirle nosotros a él? 29 ¡Quién pusiera este pueblo bajo mi mano! ¡Yo echaría a Abimelec! Le diría[c] a Abimelec: “¡Aumenta tu ejército y sal!”.

30 Cuando Zebul, alcalde de la ciudad, oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira 31 y envió astutamente[d] mensajeros a Abimelec para decirle: “He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y están sublevando la ciudad contra ti. 32 Por tanto, vete de noche, tú y la gente que está contigo, y pon emboscadas en el campo. 33 Por la mañana, al salir el sol, levántate y ataca la ciudad. Y he aquí que cuando él y la gente que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se te ofrezca”.

34 Abimelec y toda la gente que estaba con él se levantaron de noche y pusieron una emboscada contra Siquem con cuatro escuadrones. 35 Gaal hijo de Ebed salió y se detuvo a la entrada de la puerta de la ciudad. Entonces Abimelec y toda la gente que estaba con él salieron de la emboscada.

36 Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul:

—¡He allí gente que desciende de las cumbres de las montañas!

Y Zebul le respondió:

—Tú ves la sombra de las montañas, como si fueran hombres.

37 Pero Gaal volvió a hablar diciendo:

—He allí gente que desciende por Tabur-haárets y un escuadrón que viene por el camino de la encina de los Adivinos.

38 Entonces Zebul le respondió:

—¿Dónde está, pues, aquel hablar tuyo, cuando decías: “¿Quién es Abimelec, para que le sirvamos?”. ¿No es esa la gente que tenías en poco? ¡Sal, pues, ahora y lucha contra él!

39 Gaal salió al frente de los señores de Siquem y luchó contra Abimelec. 40 Pero Abimelec lo persiguió y Gaal huyó de delante de él. Y muchos cayeron muertos, hasta la entrada de la puerta. 41 Entonces Abimelec se quedó en Aruma, y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no habitaran en Siquem.

Abimelec destruye Siquem

42 Aconteció que al día siguiente el pueblo salió al campo y le informaron a Abimelec. 43 Él tomó a la gente, la repartió en tres escuadrones y puso emboscadas en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, se levantó contra ellos y los atacó. 44 Abimelec y el escuadrón que iba con él acometieron con ímpetu y tomaron posiciones a la entrada de la puerta de la ciudad. Los otros dos escuadrones acometieron contra todos los que estaban en el campo y los mataron. 45 Abimelec combatió contra la ciudad todo aquel día, tomó la ciudad y mató a la gente que estaba en ella. También demolió la ciudad y la sembró de sal.

46 Cuando oyeron esto todos los señores que estaban en la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit[e]. 47 E informaron a Abimelec que todos los señores de la torre de Siquem estaban reunidos. 48 Entonces subió Abimelec al monte Salmón, él con toda la gente que estaba con él. Abimelec tomó en su mano un hacha y cortó una rama de los árboles; la levantó, la puso sobre su hombro y dijo a la gente que estaba con él:

—¡Lo que me han visto hacer, háganlo rápidamente ustedes de la misma manera!

49 Así que toda la gente cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec. Las pusieron junto a la fortaleza y con ellas prendieron fuego a la fortaleza, de modo que también murieron todos los que estaban en la torre de Siquem, como unos mil hombres y mujeres.

El final de Abimelec

50 Después Abimelec fue a Tebes. Luego acampó contra Tebes y la tomó. 51 En medio de aquella ciudad había una torre fortificada en la cual se refugiaron todos los hombres y las mujeres, con todos los señores de la ciudad. Cerraron tras sí las puertas, y subieron a la azotea de la torre.

52 Abimelec fue a la torre, la atacó y se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego. 53 Pero una mujer dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le destrozó el cráneo. 54 Entonces él llamó apresuradamente al joven, su escudero, y le dijo:

—Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “Una mujer lo mató”.

Su escudero lo atravesó, y él murió. 55 Y cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec había muerto, se fue cada uno a su lugar.

56 Así Dios devolvió a Abimelec el mal que él había hecho contra su padre, cuando mató a sus setenta hermanos. 57 Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem volviera sobre sus cabezas. Y cayó sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.

Hechos 13

Bernabé y Saulo apartados para la obra misionera

13 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía unos profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes, y Saulo. Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado”. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Bernabé y Saulo en Chipre

Por lo tanto, siendo enviados por el Espíritu Santo, ellos descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Después de llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. También tenían a Juan como ayudante.

Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús. Él estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre prudente. Este, mandando llamar a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero el mago Elimas (pues así se traduce su nombre) les resistía, intentando apartar al procónsul de la fe.

Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó los ojos en él 10 y dijo:

—¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor? 11 Y ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego por un tiempo sin ver el sol.

De repente cayeron sobre él niebla y tinieblas, y andando a tientas, buscaba quien le condujera de la mano. 12 Entonces, al ver lo que había sucedido, el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

Pablo en Antioquía de Pisidia

13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén. 14 Pasando de Perge, ellos llegaron a Antioquía de Pisidia. Y en el día sábado, habiendo entrado en la sinagoga, se sentaron.

15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles:

—Hermanos, si tienen alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablen.

16 Entonces Pablo se levantó, y haciendo una señal con la mano, dijo:

—Hombres de Israel y los que temen a Dios, oigan. 17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. Enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de allí. 18 Por un tiempo como de cuarenta años los soportó[a] en el desierto. 19 Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán, y les hizo heredar la tierra de ellas; 20 como unos cuatrocientos cincuenta años.

»Después de eso[b], les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Y a partir de entonces pidieron rey, y Dios les dio por cuarenta años a Saúl hijo de Quis, hombre de la tribu de Benjamín[c].

22 »Después de quitarlo, les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón[d], quien hará toda mi voluntad”. 23 De la descendencia de David, conforme a la promesa, Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús. 24 Antes de presenciar su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Entonces, cuando Juan terminaba su carrera, decía: “¿Quién pensaban que yo soy? Yo no lo soy. Más bien, he aquí viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar el calzado de sus pies”[e].

26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre ustedes temen a Dios: A nosotros[f] nos ha sido enviado el mensaje de esta salvación. 27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, por no reconocer a Jesús ni hacer caso a las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo. 28 Sin hallar en él ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que lo matara. 29 Y como habían cumplido todas las cosas escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. 30 Pero Dios le levantó de entre los muertos. 31 Y él apareció por muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

32 »Nosotros también les anunciamos las buenas nuevas de que la promesa que fue hecha a los padres, 33 esta la ha cumplido Dios para nosotros sus hijos[g], cuando resucitó a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo:

Mi hijo eres tú;

yo te he engendrado hoy[h].

34 »Y acerca de que le levantó de los muertos para no volver más a la corrupción, ha dicho así: Les daré las santas y fieles bendiciones prometidas a David[i]. 35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción[j]. 36 Porque, después de haber servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió, fue reunido con sus padres y vio corrupción. 37 En cambio, aquel a quien Dios levantó no vio corrupción.

38 »Por lo tanto, hermanos, sea conocido de ustedes que por medio de él se les anuncia el perdón de pecados. 39 Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. 40 Miren, pues, que no sobrevenga lo que está dicho en los Profetas:

41 Miren, burladores, asómbrense y perezcan. Porque yo hago una gran obra en sus días: una obra que jamás la creerán,

aunque alguien se las cuente[k].

42 Cuando ellos salían, les rogaron que el sábado siguiente les hablaran de estos temas. 43 Entonces una vez despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes les hablaban y les persuadían a perseverar fieles en la gracia de Dios.

44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Y cuando los judíos vieron las multitudes se llenaron de celos, y blasfemando contradecían lo que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron:

—Era necesario que se les hablara a ustedes primero la palabra de Dios; pero ya que la han desechado y no se juzgan dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos ha mandado el Señor:

Te he puesto por luz a los gentiles,

a fin de que seas para salvación

hasta lo último de la tierra[l].

48 Al oír esto, los gentiles se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron cuantos estaban designados para la vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda la región.

50 Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus territorios. 51 Entonces sacudieron el polvo de sus pies contra ellos, y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Jeremías 22

Profecía acerca de Salum

22 Así ha dicho el SEÑOR: “Desciende a la casa del rey de Judá y habla allí estas palabras. Dile: ‘Escucha la palabra del SEÑOR, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, tus servidores y tu pueblo que entran por estas puertas. Así ha dicho el SEÑOR: Practiquen el derecho y la justicia; libren a quien es despojado de mano del opresor; no maltraten ni traten con violencia al forastero ni al huérfano ni a la viuda; no derramen sangre inocente en este lugar. Porque si realmente ponen por obra esta palabra, entonces entrarán por las puertas de esta casa, en carros y a caballo, los reyes que se sientan sobre el trono de David, ellosa, sus servidores y su pueblo. Pero si no escuchan estas palabras, por mí mismo he jurado, dice el SEÑOR, que esta casa será desolada. Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cumbre del Líbano. No obstante, te convertiré en desolación y en ciudades no habitadas. He designado contra ti destructores, cada uno con sus armas. Ellos cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego. Muchas naciones pasarán junto a esta ciudad, y se preguntarán unos a otros: ¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta gran ciudad? Y responderán: Porque abandonaron el pacto del SEÑOR su Dios, y se postraron ante otros dioses y les rindieron culto’ ”.

10 No lloren por un muerto; no se conduelan por él. Lloren amargamente por el que se va, porque jamás regresará ni volverá a ver la tierra donde nació. 11 Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de Salum[a] hijo de Josías, rey de Judá, que sucedió a su padre Josías y que salió de este lugar: “No regresará acá jamás, 12 sino que en el lugar a donde lo han transportado, allí morirá y no volverá a ver esta tierra.

Profecía acerca de Joacim

13 “Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin derecho, sirviéndose de su prójimo de balde, sin pagarle su salario. 14 El que dice: ‘Edificaré para mí una casa espaciosa y amplias salas; le haré ventanas, la cubriré con cedro y la pintaré de ocre rojo’. 15 ¿Acaso reinarás porque compites con cedro? ¿Acaso no comió y bebió tu padre[b], y practicó el derecho y la justicia, y entonces le fue bien? 16 Él juzgó la causa del afligido y del necesitado; entonces le fue bien. ¿No es esto conocerme?, dice el SEÑOR. 17 Pero tus ojos y tu corazón no están puestos sino solo en tus ganancias deshonestas, en derramar sangre inocente, y en hacer agravio y extorsión”.

18 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: “No lo lamentarán diciendo: ‘¡Ay, hermano mío!’ y ‘¡Ay, hermana mía!’. Ni lo lamentarán diciendo: ‘¡Ay, señor!’ y ‘¡Ay de su esplendor!’. 19 Será enterrado con un entierro de asno, arrastrado y echado más allá de las puertas de Jerusalén.

Profecía acerca de Joaquín

20 “Sube al Líbano y grita; en Basán haz oír tu voz; grita desde Abarim. Porque todos tus amantes han sido quebrantados. 21 Te hablé en tu prosperidad, pero dijiste: ‘No escucharé’. Este ha sido tu camino desde tu juventud; que nunca has escuchado mi voz. 22 El viento apacentará a todos tus pastores, y tus amantes irán en cautiverio. Ciertamente te avergonzarás y serás afrentado a causa de toda tu maldad. 23 Habitaste en el Líbano; hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vengan los dolores, angustia como la de la mujer que da a luz!

24 “¡Vivo yo, dice el SEÑOR, que si tú, Joaquín[c] hijo de Joacim, rey de Judá, fueras el anillo de sellar en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría! 25 Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, en mano de aquellos cuya presencia temes, en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de los caldeos. 26 Te arrojaré a ti y a tu madre que te dio a luz, a una tierra extraña donde no nacieron, y allá morirán. 27 Y a la tierra a la cual anhelan intensamente volver, allá no volverán. 28 ¿Acaso es este hombre Joaquín[d] una obra despreciable y rota? ¿Es acaso una vasija indeseable? ¿Por qué han sido arrojados él y sus descendientes, y echados a una tierra que no conocían?”.

29 ¡Oh tierra, tierra, tierra, escucha la palabra del SEÑOR! 30 Así ha dicho el SEÑOR: “Inscriban a este hombre como uno privado de descendencia. Será un hombre que no prosperará en los días de su vida. Porque ningún hombre de su descendencia logrará sentarse en el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá.

Marcos 8

Jesús alimenta a cuatro mil

En aquellos días, ya que otra vez había una gran multitud y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido a sus casas en ayunas, se desmayarán en el camino; y algunos de ellos han venido de lejos.

Sus discípulos le respondieron:

—¿De dónde podrá alguien saciar a estos de pan aquí en el desierto?

Y les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen?

Ellos dijeron:

—Siete.

Entonces él mandó a la multitud recostarse en tierra. Tomó los siete panes y, habiendo dado gracias, los partió y daba a sus discípulos para que ellos los sirvieran. Y ellos los sirvieron a la multitud.

También tenían unos pocos pescaditos. Y después de bendecirlos, él mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas de los pedazos que habían sobrado. Y eran como cuatro mil. Él los despidió; 10 y luego, entrando en la barca con sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta.

Los fariseos piden una señal

11 Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, para probarle. 12 Él suspiró profundamente en su espíritu y dijo: “¿Por qué pide esta generación una señal? De cierto les digo que a esta generación no se le dará ninguna señal”.

13 Y dejándolos, volvió a entrar en la barca y cruzó a la otra orilla.

La levadura de los fariseos

14 Se habían olvidado de llevar pan, y no tenían consigo en la barca sino un solo pan. 15 Y él les mandó, diciendo:

—Miren; guárdense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.

16 Ellos discutían los unos con los otros, porque no tenían pan. 17 Como Jesús lo entendió, les dijo:

—¿Por qué discuten? ¿Porque no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Tienen[a] endurecido su corazón? 18 Teniendo ojos, ¿no ven? Teniendo oídos, ¿no oyen? ¿No se acuerdan? 19 Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?

Ellos dijeron:

—Doce.

20 —Y cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?

Ellos dijeron:

—Siete.

21 Él les preguntó:

—¿Todavía no comprenden?

Jesús sana a un ciego en Betsaida

22 Jesús fue a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaban que lo tocara. 23 Entonces, tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea. Después de mojarle los ojos con saliva e imponerle las manos le preguntó:

—¿Ves algo?

24 Al mirar, él decía:

—Veo a los hombres, pero los veo como árboles que andan.

25 Luego puso otra vez las manos sobre sus ojos, y el ciego miró intensamente. Y fue restaurada su vista, y veía todo de lejos y claramente. 26 Entonces Jesús lo envió a su casa, diciéndole:

—No entres en la aldea[b].

La confesión de Pedro

27 Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó a sus discípulos diciendo:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

28 Ellos respondieron:

—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; otros, uno de los profetas.

29 Entonces él les preguntó:

—Pero ustedes, ¿quién dicen que soy yo?

Respondiendo Pedro le dijo:

—¡Tú eres el Cristo!

30 Él les mandó enérgicamente que no hablaran a nadie acerca de él.

Jesús anuncia su muerte y victoria

31 Luego comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del Hombre padeciera mucho, que fuera desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y que fuera muerto y resucitado después de tres días. 32 Les decía esto claramente. Entonces Pedro lo tomó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero él se dio vuelta y, mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro diciéndole:

—¡Quítate de delante de mí, Satanás! Porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Condiciones para seguir a Jesús

34 Y llamó a sí a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo:

—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio la salvará. 36 Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su vida? 37 Porque, ¿qué dará el hombre en rescate por su vida? 38 Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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