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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Jueces 5

El cántico de Débora

Aquel día cantó Débora con Barac hijo de Abinoam, diciendo:

“Por haberse puesto al frente los caudillos en Israel,

por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente,
¡bendigan al SEÑOR!

“Oigan, oh reyes; escuchen,

oh gobernantes:
Yo cantaré al SEÑOR;
cantaré salmos al SEÑOR Dios de Israel.

“Oh SEÑOR, cuando saliste de Seír, cuando marchaste desde el campo

de Edom, la tierra tembló;
también los cielos gotearon
y las nubes gotearon agua.

Los montes temblaron delante del SEÑOR;

aquel Sinaí, delante del SEÑOR Dios de Israel.

“En los días de Samgar hijo de Anat,

en los días de Jael,
cesaron las caravanas
y los caminantes se apartaban
por sendas retorcidas.

Quedaron abandonadas las aldeas[a]

en Israel;
quedaron abandonadas hasta que yo, Débora, me levanté.
¡Me levanté como madre en Israel!

“Cuando escogían dioses nuevos,

la guerra estaba a las puertas;
y no se veía ni lanza ni escudo
entre cuarenta mil en Israel.

¡Mi corazón está con los jefes de Israel! Los que voluntariamente

se ofrecieron entre el pueblo:
¡Bendigan al SEÑOR!

10 “Los que cabalgan sobre asnas blancas, los que se sientan sobre tapices

y los que van por el camino, consideren

11 la voz de los que cantan junto

a los abrevaderos,
donde recitan los justos hechos del SEÑOR,
los justos hechos de sus aldeanos que moran a campo abierto en Israel. Entonces descendió a las puertas
el pueblo del SEÑOR.

12 “¡Despierta, despierta, oh Débora!

¡Despierta, despierta!
¡Entona un cántico!
¡Levántate, oh Barac!
¡Lleva tus cautivos, oh hijo de Abinoam!

13 Entonces descendió el remanente

de los poderosos,
y el pueblo del SEÑOR vino a mí con los valientes.

14 “De Efraín vinieron algunos cuyas

raíces estaban en Amalec;
detrás viniste tú, oh Benjamín, con tu pueblo;
de Maquir descendieron los jefes;
de Zabulón vinieron los que llevan
la vara de mando.

15 Los jefes de Isacar fueron con Débora. Así como Barac, también fue Isacar.

Fue traído tras él en el valle.

“En las divisiones de Rubén

hubo grandes deliberaciones
del corazón.

16 ¿Por qué te recostaste entre las alforjas para escuchar los balidos de los rebaños? ¡En las divisiones de Rubén

hubo grandes deliberaciones del corazón!

17 “Galaad se quedó al otro lado del Jordán.

Y Dan, ¿por qué se quedó junto
a los navíos?
También Aser se mantuvo
en la costa del mar,
y se quedó habitando en sus bahías.

18 “Zabulón es el pueblo

que expuso su vida hasta la muerte;
Neftalí también, en las alturas del campo.

19 “Vinieron los reyes y combatieron;

entonces combatieron los reyes
de Canaán
en Taanac, junto a las aguas de Meguido, ¡pero no se llevaron botín de plata!

20 “Desde los cielos combatieron

las estrellas;
desde sus órbitas combatieron contra Sísara.

21 El torrente de Quisón los arrastró,

el antiguo torrente, el torrente
de Quisón.
¡Marcha, oh alma mía, con poder!

22 Entonces resonaron los cascos

de los caballos,
por el continuo galope de sus corceles.

23 “‘¡Maldigan a Meroz!’,

dijo el ángel del SEÑOR.
‘Maldigan severamente a sus moradores porque no vinieron en ayuda del SEÑOR, en ayuda del SEÑOR con los valientes’.

24 “¡Bendita entre las mujeres sea Jael,

mujer de Heber el queneo.
Sea bendita entre las mujeres que habitan en tiendas.

25 Él pidió agua, y ella le dio leche;

en taza de nobles le sirvió nata.

26 Con su mano tomó la estaca,

y con su derecha el mazo de obrero.
Golpeó a Sísara, machacó su cabeza, perforó y atravesó su sien.

27 A los pies de ella se encorvó y cayó;

quedó tendido.
A los pies de ella se encorvó y cayó.
Donde se encorvó, allí cayó extenuado.

28 “La madre de Sísara se asoma

a la ventana,
y mirando por la celosía dice a gritos: ‘¿Por qué tarda su carro en venir?
¿Por qué se detienen las ruedas
de sus carros?’.

29 Las más sabias de sus damas

le responden,
y ella se repite a sí misma las palabras:

30 ‘¿No habrán capturado botín?

¿No lo estarán repartiendo?
Para cada hombre una joven o dos;
un botín de ropas de colores para Sísara; un botín de bordados de colores,
bordados por ambos lados,
para mi cuello… ¡Qué botín!’.

31 “¡Perezcan así todos tus enemigos,

oh SEÑOR!
Pero los que te aman sean como el sol cuando se levanta en su poderío”.

Y la tierra reposó durante cuarenta años.

Hechos 9

La conversión de Saulo

Entonces Saulo, respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallara del Camino[a], fuera hombre o mujer.

Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía:

—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Y él dijo:

—¿Quién eres, Señor?

Y él respondió:

—Yo soy Jesús, a quien tú persigues[b]. Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer.

Los hombres que iban con Saulo habían quedado de pie, enmudecidos. A la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco. Por tres días estuvo sin ver, y no comió ni bebió.

10 Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión:

—Ananías.

Él respondió:

—Heme aquí, Señor.

11 El Señor le dijo:

—Levántate, ve a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando, 12 y en una visión[c] ha visto a un hombre llamado Ananías que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió:

—Señor, he oído a muchos hablar acerca de este hombre, y de cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén. 14 Aun aquí tiene autoridad de parte de los principales sacerdotes para tomar presos a todos los que invocan tu nombre.

15 Y le dijo el Señor:

—Ve, porque este hombre me es un instrumento escogido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. 16 Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

17 Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo:

—Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

18 De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver. Se levantó y fue bautizado; 19 y habiendo comido, recuperó las fuerzas.

Saulo predica en Damasco

Saulo estuvo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. 20 Y en seguida predicaba a Jesús en las sinagogas, diciendo:

—Este es el Hijo de Dios.

21 Todos los que le oían estaban atónitos y decían:

—¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre? ¿Y no ha venido acá para eso mismo, para llevarles presos ante los principales sacerdotes?

22 Pero Saulo se fortalecía aún más y confundía a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

23 Pasados muchos días, los judíos consultaron entre sí para matarle; 24 pero sus asechanzas fueron conocidas por Saulo. Y guardaban aun las puertas de la ciudad de día y de noche para matarle. 25 Entonces sus discípulos tomaron a Saulo de noche y le bajaron por el muro en una canasta.

Saulo y los hermanos en Jerusalén

26 Cuando fue a Jerusalén, intentaba juntarse con los discípulos; y todos le tenían miedo, porque no creían que fuera discípulo. 27 Pero Bernabé le recibió y le llevó a los apóstoles. Les contó cómo había visto al Señor en el camino, y que había hablado con él, y cómo en Damasco había predicado con valentía en el nombre de Jesús. 28 Así entraba y salía con ellos en Jerusalén, 29 predicando con valentía en el nombre del Señor. Hablaba y discutía con los helenistas, pero ellos procuraban matarle. 30 Luego, cuando los hermanos lo supieron, le acompañaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso.

31 Entonces por toda Judea, Galilea y Samaria la iglesia tenía paz. Iba edificándose y vivía en el temor del Señor, y con el consuelo del Espíritu Santo se multiplicaba.

Pedro sana a Eneas

32 Aconteció que mientras Pedro recorría por todas partes, fue también a visitar a los santos que habitaban en Lida. 33 Allí encontró a cierto hombre llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años, pues era paralítico.

34 Pedro le dijo: “Eneas, ¡Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama”. De inmediato se levantó, 35 y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

Pedro resucita a Dorcas

36 Entonces había en Jope cierta discípula llamada Tabita, que traducido es Dorcas. Ella estaba llena de buenas obras y de actos de misericordia que hacía. 37 Aconteció en aquellos días que ella se enfermó y murió. Después de lavarla, la pusieron en una sala del piso superior. 38 Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres para que le rogaran: “No tardes en venir hasta nosotros”.

39 Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó, le llevaron a la sala y le rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 40 Después de sacar fuera a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y vuelto hacia el cuerpo, dijo: “¡Tabita, levántate!”. Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se sentó. 41 Él le dio la mano y la levantó. Entonces llamó a los santos y a las viudas, y la presentó viva.

42 Esto fue conocido en todo Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43 Pedro se quedó muchos días en Jope, en casa de un tal Simón, curtidor.

Jeremías 18

Simbolismo del vaso de barro

18 La palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo: “Levántate y desciende a la casa del alfarero. Allí te haré oír mis palabras”.

Descendí a la casa del alfarero, y he aquí que él estaba trabajando sobre la rueda. Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor. Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: “¿No podré yo hacer con ustedes como hace este alfarero, oh casa de Israel?, dice el SEÑOR. He aquí que ustedes son en mi mano como el barro en la mano del alfarero, oh casa de Israel. En un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para arrancar, desmenuzar y arruinar. Pero si esa nación de la cual he hablado se vuelve de su maldad, yo desistiré del mal que había pensado hacerle. Y en un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para edificar y para plantar. 10 Pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz, desistiré del bien que había prometido hacerle.

11 “Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles que así ha dicho el SEÑOR: ‘He aquí que yo produzco contra ustedes un mal, y trazo un plan en contra de ustedes. Vuélvase cada uno de su mal camino, y mejoren sus caminos y sus obras’. 12 Pero ellos dirán: ‘Es inútil; pues en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y hemos de realizar cada uno la porfía de su malvado corazón’. 13 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: ‘Pregunten entre los pueblos quién ha oído cosa semejante. Una cosa horrible ha hecho la virgen de Israel: 14 ¿Desaparecerá la nieve del Líbano de los peñascos de las montañas? ¿Se agotarán las aguas frías que fluyen de lejanas tierras? 15 Pero mi pueblo se ha olvidado de mí, ofreciendo incienso a lo que es vanidad. Los hacen tropezar en sus caminos, las sendas antiguas, para andar por senderos, por un camino no preparado, 16 convirtiendo su tierra en una desolación, en una rechifla perpetua. Todo el que pase por ella quedará horrorizado y moverá su cabeza. 17 Como el viento del oriente, los esparciré delante del enemigo. Les daré las espaldas y no la cara en el día de su desastre’ ”.

Jeremías pide vindicación

18 Ellos dijeron: “Vengan, hagamos planes contra Jeremías; porque la instrucción no faltará al sacerdote ni el consejo al sabio ni la palabra al profeta. Vengan e hirámosle con la lengua, y no prestemos atención a ninguna de sus palabras”.

19 Oh SEÑOR, ¡escúchame y oye la voz de los que contienden conmigo! 20 ¿Acaso se paga mal por bien? Ciertamente han cavado fosa para mi vida. Recuerda que me puse de pie delante de ti para hablar el bien acerca de ellos, para apartar de ellos tu ira. 21 Por tanto, entrega sus hijos al hambre, y arrójalos al poder de la espada. Queden sus mujeres privadas de hijos, y viudas. Sean sus maridos expuestos a la muerte, y sus jóvenes sean heridos a espada en la guerra. 22 Óigase clamor en sus casas cuando de repente traigas tropas sobre ellos. Porque han cavado una fosa para prenderme y han escondido trampas para mis pies. 23 Pero tú, oh SEÑOR, conoces todo su consejo contra mí para matarme. No hagas expiación de su pecado ni borres su pecado de delante de ti. Tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor.

Marcos 4

Parábola del sembrador

Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se reunió ante él una multitud muy grande; de manera que él entró en una barca mar adentro y se sentó allí, y toda la multitud estaba en la playa, frente al mar. Y les enseñaba muchas cosas en parábolas. Les decía en su enseñanza: “¡Oigan! He aquí un sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, aconteció que parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron. Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y en seguida brotó porque la tierra no era profunda. Y cuando salió el sol se quemó y, porque no tenía raíces, se secó. Otra parte cayó entre los espinos. Y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y aumentando dieron fruto. Y llevaban fruto a treinta, sesenta y ciento por uno”.

Y decía: “El que tiene oído para oír, oiga”.

La parábola del sembrador explicada

10 Cuando estuvo solo, los que estaban alrededor de él junto con los doce le preguntaban en cuanto a las parábolas. 11 Y él les decía: “A ustedes se les ha dado el misterio del reino de Dios; pero para los que están fuera, todas las cosas están en parábolas 12 para que viendo vean y no perciban, y oyendo oigan y no entiendan; de modo que no se conviertan y les sea perdonado[a]”.

13 Luego les dijo: “¿No comprenden esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderán todas las parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Primero están estos que caen junto al camino donde se siembra la palabra. Y cuando la oyen, en seguida viene Satanás y quita la palabra que había sido sembrada en ellos[b]. 16 También los que son sembrados en pedregales son aquellos que, cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de poca duración. Entonces, cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, en seguida tropiezan. 18 Y otros son los que son sembrados entre espinos. Ellos son los que oyen la palabra, 19 pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas se entrometen y ahogan la palabra, y queda sin fruto. 20 Y aquellos que fueron sembrados en buena tierra son los que oyen la palabra, la reciben y producen fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno”.

Parábolas: la lámpara y la medida

21 También les dijo: “¿Acaso se trae una lámpara para que sea puesta debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es para que sea puesta sobre el candelero? 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido sino para que salga en claro. 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga”.

24 Les dijo también: “Consideren lo que oyen: Con la medida con que miden, ustedes serán medidos y les será añadido. 25 Porque al que tiene le será dado, y al que no tiene aun lo que tiene le será quitado”.

Parábola del crecimiento de la semilla

26 También decía: “Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. 27 Él duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.

28 Porque de por sí la tierra da fruto: primero el tallito, luego las espigas y después el grano lleno en la espiga. 29 Y cuando el fruto se ha producido, en seguida él mete la hoz porque la siega ha llegado”.

Parábola del grano de mostaza

30 También decía: “¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿Con qué parábola lo compararemos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando es sembrado en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra. 32 Pero una vez sembrado, crece y se convierte en la más grande de todas las hortalizas, y echa ramas muy grandes de modo que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra”.

33 Con muchas parábolas semejantes les hablaba la palabra conforme a lo que podían oír. 34 No les hablaba sin parábolas, pero en privado les explicaba todo a sus discípulos.

Jesús calma la tempestad

35 Aquel día, al anochecer, les dijo:

—Pasemos al otro lado.

36 Y después de despedir a la multitud, lo recibieron tal como estaba, en la barca. Y había otras barcas con él. 37 Entonces se levantó una gran tempestad de viento que arrojaba las olas a la barca de modo que la barca ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal, pero lo despertaron diciendo:

—¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?

39 Y despertándose, reprendió al viento y dijo al mar:

—¡Calla! ¡Enmudece!

Y el viento cesó y se hizo grande bonanza. 40 Y les dijo:

—¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?

41 Ellos temieron con gran temor; y se decían el uno al otro:

—Entonces, ¿quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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