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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Jueces 3

Estas son las naciones que el SEÑOR dejó para probar por medio de ellas a Israel —a todos los que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán—, solo para que las generaciones de los hijos de Israel conocieran la guerra y la enseñaran a los que antes no la habían conocido: los cinco jefes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que habitaban en la región montañosa del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat. Estos estaban para probar por medio de ellos a Israel, para saber si este obedecería los mandamientos que el SEÑOR había dado a sus padres por medio de Moisés.

Así es que los hijos de Israel habitaron entre los cananeos, los heteos, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Además, tomaron a sus hijas por mujeres, dieron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.

Otoniel derrota a Cusán-risataim

Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR. Olvidaron al SEÑOR su Dios y sirvieron a los Baales y a las Aseras[a]. Así que el furor del SEÑOR se encendió contra Israel, y los abandonó en manos de Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica. Los hijos de Israel sirvieron a Cusán-risataim durante ocho años.

Pero cuando los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, el SEÑOR levantó un libertador a los hijos de Israel, quien los libró. Este fue Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. 10 El Espíritu del SEÑOR vino sobre él y juzgó a Israel. Salió a la guerra, y el SEÑOR entregó en su mano a Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica; y su mano prevaleció contra Cusán-risataim. 11 Así reposó la tierra durante cuarenta años. Y murió Otoniel hijo de Quenaz.

Ehud mata a Eglón, rey de Moab

12 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. Y el SEÑOR fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra Israel, porque habían hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR. 13 El rey reunió consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue y derrotó a Israel; y tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras. 14 Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.

15 Pero los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, y el SEÑOR les levantó un libertador: Ehud hijo de Gera, un hombre de Benjamín, que era zurdo. Los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón, rey de Moab. 16 Ehud se había hecho un puñal de doble filo y de unos treinta centímetros de largo, y se lo ciñó debajo de su ropa, sobre su muslo derecho. 17 Él entregó el presente a Eglón, rey de Moab. Eglón era un hombre muy obeso. 18 Aconteció que después de haber entregado el presente, Ehud despidió a la gente que lo había traído. 19 Pero él se volvió desde los ídolos que están cerca de Gilgal, y le dijo:

—Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti.

Entonces él dijo:

—¡Calla!

Luego salieron de su presencia todos los que estaban con él. 20 Y Ehud se acercó a él, quien estaba sentado en una sala de verano que tenía para él solo. Ehud le dijo:

—Tengo un mensaje de Dios para ti.

Entonces él se levantó de su silla, 21 pero Ehud extendió su mano izquierda, tomó el puñal de su muslo derecho y se lo hundió en el vientre. 22 El mango entró tras la hoja y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y le salió por detrás. 23 Luego Ehud salió al pórtico, cerró tras sí las puertas de la sala de verano y puso el cerrojo.

24 Cuando él salió, fueron los siervos del rey y miraron; y he aquí que las puertas de la sala estaban cerradas con cerrojo. Ellos dijeron:

—Sin duda está haciendo sus necesidades en el interior de la sala de verano.

25 Esperaron hasta quedar desconcertados. Pero viendo que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y la abrieron. Y he aquí que su señor estaba caído sobre el suelo, muerto. 26 Mientras ellos esperaban, Ehud se escapó. Luego pasó los ídolos y se escapó hacia Seirat.

Ehud derrota a los moabitas

27 Cuando llegó, tocó la corneta en la región montañosa de Efraín. Entonces los hijos de Israel descendieron con él de los montes, y él iba delante de ellos. 28 Después él les dijo:

—¡Síganme, porque el SEÑOR ha entregado en la mano de ustedes a sus enemigos los moabitas!

Ellos fueron tras él, tomaron los vados del Jordán que conducen a Moab y no dejaron pasar a nadie. 29 En aquella ocasión mataron como a diez mil hombres de los moabitas, todos hombres robustos y valientes. No escapó ninguno. 30 Así quedó Moab, aquel día, sometido bajo la mano de Israel.

Y la tierra reposó durante ochenta años.

Samgar derrota a los filisteos

31 Después de él vino Samgar hijo de Anat, quien mató a seiscientos hombres de los filisteos con una vara para arrear bueyes. Él también libró a Israel.

Hechos 7

Discurso de Esteban

Entonces el sumo sacerdote preguntó:

—¿Es esto así?

Y él respondió:

—Hermanos y padres, oigan. El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitase en Harán, y le dijo: “Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que te mostraré”[a]. Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán. Después que murió su padre, Dios le trasladó de allá a esta tierra en la cual ustedes habitan ahora[b]. Pero no le dio heredad en ella, ni siquiera para asentar su pie; aunque prometió darla en posesión a él y a su descendencia después de él[c], aun cuando él no tenía hijo. Así Dios le dijo que su descendencia sería extranjera en tierra ajena y que los reducirían a esclavitud y los maltratarían por cuatrocientos años[d]. “Pero yo juzgaré a la nación a la cual sirvan”, dijo Dios, “y después de esto saldrán y me rendirán culto en este lugar”[e]. Dios le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac y le circuncidó al octavo día[f]. Lo mismo hizo Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

»Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto[g]. Pero Dios estaba con él; 10 le libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría en la presencia del faraón, rey de Egipto, quien le puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa[h]. 11 Entonces vino hambre y gran tribulación en toda la tierra de Egipto y en Canaán, y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Pero al oír Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez[i]. 13 La segunda vez, José se dio a conocer a sus hermanos[j]. Así el linaje de José fue dado a conocer al faraón. 14 Y José envió e hizo venir a su padre Jacob y a toda su familia, que eran setenta y cinco personas[k]. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde él y nuestros padres terminaron su vida. 16 Y fueron llevados a Siquem y puestos en el sepulcro que Abraham compró a precio de plata, de los hijos de Hamor en Siquem[l].

17 »Como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había asegurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José[m]. 19 Con astucia este rey se aprovechó de nuestro pueblo y maltrató a nuestros padres, haciéndoles exponer a la muerte a sus bebés para que no sobrevivieran. 20 En aquel tiempo nació Moisés[n] y era agradable a Dios. Él fue criado tres meses en la casa de su padre; 21 pero cuando fue expuesto a la muerte, la hija del faraón lo recogió y lo crió como a hijo suyo[o]. 22 Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso en sus palabras y hechos.

23 »Cuando cumplió cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 24 Al ver que uno era maltratado lo defendió, y matando al egipcio, vengó al oprimido. 25 Pensaba que sus hermanos entenderían que Dios les daría liberación por su mano, pero ellos no lo entendieron. 26 Al día siguiente, él se presentó a unos que estaban peleando y trataba de ponerlos en paz diciendo: “¡Hombres, son hermanos! ¿Por qué se maltratan el uno al otro?”. 27 Entonces, el que maltrataba a su prójimo le rechazó diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernador y juez sobre nosotros? 28 ¿Acaso quieres tú matarme como mataste ayer al egipcio?[p]. 29 Al oír esta palabra, Moisés huyó y vivió exiliado en la tierra de Madián, donde engendró dos hijos[q].

30 »Cuarenta años después, un ángel le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza[r]. 31 Cuando Moisés lo vio, se asombró de la visión; pero al acercarse para mirar, le vino la voz del Señor: 32 “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Pero Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. 33 Le dijo el Señor: “Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es tierra santa. 34 He mirado atentamente la aflicción de mi pueblo en Egipto. He oído el gemido de ellos y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, y te enviaré a Egipto”[s].

35 »A este mismo Moisés, al cual habían rechazado diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernador y juez?[t], Dios le envió por gobernador y redentor, por mano del ángel que le apareció en la zarza. 36 Él los sacó, haciendo prodigios y señales en Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años[u]. 37 Este es el mismo Moisés que dijo a los hijos de Israel: Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos[v]. 38 Este es aquel que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y el que recibió palabras de vida para darnos. 39 Nuestros padres no quisieron serle obedientes; más bien, le rechazaron y en sus corazones se volvieron atrás a Egipto, 40 diciendo a Aarón: Haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le habrá acontecido[w]. 41 Entonces, en aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos. 42 Pero Dios se apartó de ellos y los entregó a que rindieran culto al ejército del cielo, como está escrito en el libro de los Profetas: ¿Acaso me ofrecieron víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, oh casa de Israel? 43 Más bien, llevaron el tabernáculo de Moloc y la estrella de su dios Renfán, las imágenes que hicieron para adorarlas. Por tanto, les transportaré más allá de Babilonia[x].

44 »En el desierto, nuestros padres tenían el tabernáculo del testimonio, como lo había ordenado Dios, quien ordenaba a Moisés que lo hiciera según el modelo que había visto[y]. 45 Habiendo recibido el tabernáculo, nuestros padres, junto con Josué, lo introdujeron en la posesión de las naciones que Dios expulsó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David. 46 Este halló gracia delante de Dios y pidió proveer un tabernáculo para el Dios de Jacob[z]. 47 Pero Salomón le edificó casa.

48 »No obstante, el Altísimo no habita en casas hechas por mano[aa], como dice el profeta:

49 El cielo es mi trono,

y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificarán?,

dice el Señor.

¿Cuál será el lugar de mi reposo?

50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas?[ab].

51 »¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo. Como sus padres, así también ustedes. 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus padres? Y mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo. Y ahora han venido a ser sus traidores y asesinos. 53 ¡Ustedes que han recibido la ley por disposición de los ángeles, y no la guardaron!

Esteban es apedreado

54 Escuchando estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo y puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba de pie a la diestra de Dios. 56 Y dijo:

—¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios!

57 Entonces gritaron a gran voz, se taparon los oídos y a una se precipitaron sobre él. 58 Le echaron fuera de la ciudad y le apedrearon. Los testigos dejaron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba diciendo:

—¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!

60 Y puesto de rodillas clamó a gran voz:

—¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!

Y habiendo dicho esto, durmió.

Jeremías 16

Simbolismo de la soltería de Jeremías

16 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: “No tomarás mujer para ti; no tendrás hijos ni hijas en este lugar. Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y acerca de las madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: Morirán de dolorosas enfermedades; no serán llorados ni sepultados. Serán convertidos en abono sobre la superficie de la tierra. Con espada y con hambre serán exterminados, y sus cadáveres servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra”.

Así ha dicho el SEÑOR: “No entres en la casa donde haya duelo ni acudas a lamentar ni les expreses tu condolencia; porque he quitado de este pueblo mi paz, y asimismo la compasión y la misericordia, dice el SEÑOR. Morirán en esta tierra grandes y pequeños. No serán sepultados ni los llorarán. No se sajarán por ellos ni se raparán la cabeza. No partirán pan de duelo para consolarlos por sus muertos, ni les darán a beber de la copa de consolación por su padre o por su madre.

“Asimismo, no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos para comer o beber. Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘He aquí que yo hago cesar en este lugar, ante los ojos de ustedes y en sus días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia’.

10 “Acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán: ‘¿Por qué ha decretado el SEÑOR contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Cuál es nuestra maldad? ¿O cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra el SEÑOR nuestro Dios?’. 11 Entonces les dirás: ‘El SEÑOR dice: Porque los padres de ustedes me abandonaron, se fueron en pos de otros dioses y les rindieron culto; porque se postraron ante ellos, mientras que a mí me abandonaron y no guardaron mi ley. 12 Y ustedes han actuado peor que sus padres; porque he aquí que ustedes se van cada uno tras la porfía de su malvado corazón, sin escucharme a mí. 13 Por tanto, los arrojaré de esta tierra a una tierra que ni ustedes ni sus padres han conocido. Allá servirán a otros dioses día y noche, porque no les mostraré clemencia’.

Esperanza del retorno a Sion

14 “Por tanto, dice el SEÑOR, he aquí vienen días en que no se dirá más: ‘¡Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!’, 15 sino: ‘¡Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras a donde los había desterrado!’. Pues los haré volver a su suelo, el cual di a sus padres.

16 “He aquí que yo envío a muchos pescadores, y los pescarán, dice el SEÑOR. Y después enviaré a muchos cazadores, y los cazarán sobre todo monte, sobre toda colina y en las hendiduras de las peñas. 17 Porque mis ojos están sobre todos sus caminos; no están ocultos delante de mí ni su maldad se esconde de mis ojos. 18 Pero primero les retribuiré el doble por su iniquidad y por su pecado, porque han profanado mi tierra con los cadáveres de sus cosas detestables y porque sus abominaciones llenaron mi heredad”.

Esperanza para las naciones

19 Oh SEÑOR, fuerza mía y fortaleza mía, mi refugio en el tiempo de la aflicción: A ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: “Ciertamente nuestros padres heredaron mentira, vanidad en la que no hay provecho. 20 ¿Ha de hacer el hombre dioses para sí? ¡Pero esos no son dioses!”.

21 “Por tanto, he aquí yo les hago conocer; esta vez sí, les haré conocer mi poder y mi fortaleza. Y sabrán que mi nombre es el SEÑOR”.

Marcos 2

Jesús sana a un paralítico

Cuando él entró otra vez en Capernaúm después de algunos días, se oyó que estaba en casa. Muchos acudieron a él, de manera que ya no cabían ni ante la puerta; y él les hablaba la palabra.

Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro. Y como no podían acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado. Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:

—Hijo, tus pecados te son perdonados.

Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones:

—¿Por qué habla este así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?

De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así dentro de sí mismos, les dijo:

—¿Por qué razonan así en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”; o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? 10 Pero, para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra —dijo al paralítico—: 11 A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!

12 Y se levantó, y en seguida tomó su camilla y salió en presencia de todos, de modo que todos se asombraron y glorificaron a Dios diciendo:

—¡Jamás hemos visto cosa semejante!

El llamamiento de Leví

13 Jesús salió otra vez junto al mar, y toda la gente venía a él y él les enseñaba. 14 Y pasando, vio a Leví[a] hijo de Alfeo sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: “¡Sígueme!”. Y levantándose, lo siguió.

15 Sucedió que, estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban también sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos y lo habían seguido. 16 Y cuando los escribas de los fariseos[b] lo vieron comer con los pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

—¿Por qué come[c] con los publicanos y pecadores?

17 Al oírlo, Jesús les dijo:

—Los sanos no tienen necesidad de médico sino los que están enfermos. No he venido para llamar a justos sino a pecadores.

Preguntas sobre el ayuno

18 Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando. Fueron a Jesús y le dijeron:

—¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos pero tus discípulos no ayunan?

19 Jesús les dijo:

—¿Acaso pueden ayunar los que están de bodas mientras el novio está con ellos? Entretanto que tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquel día ayunarán. 21 Nadie pone parche de tela nueva en vestido viejo. De otra manera, el parche nuevo tira del viejo, y la rotura se hace peor. 22 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino rompe los odres, y se pierde el vino y también los odres[d]. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos.

Jesús: Señor del sábado

23 Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos se pusieron a caminar arrancando espigas. 24 Los fariseos le decían:

—Mira, ¿por qué hacen en los sábados lo que no es lícito?

25 Y él les dijo:

—¿Nunca han leído qué hizo David cuando tuvo necesidad y pasó hambre él y los que estaban con él; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la Presencia, y aun dio a los que estaban con él; cosa que no es lícito comer, salvo a los sacerdotes? 27 —También les dijo—: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. 28 Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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