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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Josué 7

Acán y el anatema de Jericó

Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán[a] hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira del SEÑOR se encendió contra los hijos de Israel.

Josué envió hombres desde Jericó hasta Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo:

—Suban y espíen la tierra.

Ellos fueron y espiaron Hai, y volviendo a Josué le dijeron:

—No suba todo el pueblo. Suban solo unos dos mil o tres mil hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.

Fueron allá unos tres mil hombres del pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai. Los hombres de Hai mataron de aquellos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

Entonces Josué rasgó su ropa y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca del SEÑOR hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Entonces dijo Josué:

—¡Ay, SEÑOR Dios[b]! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido habitar al otro lado del Jordán! ¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?

10 El SEÑOR dijo a Josué:

—Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien, volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré más con ustedes, si no destruyen el anatema de en medio de ustedes. 13 Levántate, purifica al pueblo y di: “Purifíquense para mañana, porque el SEÑOR Dios de Israel dice así: ‘Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No podrán prevalecer delante de sus enemigos hasta que hayan quitado el anatema de en medio de ustedes’ ”. 14 Se acercarán, pues, mañana, por sus tribus. La tribu que el SEÑOR tome se acercará por sus clanes. El clan que el SEÑOR tome se acercará por sus familias. La familia que el SEÑOR tome se acercará por sus varones. 15 El que sea descubierto con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado el pacto del SEÑOR y ha cometido una vileza en Israel.

16 Al levantarse Josué muy de mañana, hizo que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá. 17 Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado Zabdi. 18 Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá. 19 Entonces Josué dijo a Acán:

—¡Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento al SEÑOR Dios de Israel, y declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras!

20 Acán respondió a Josué diciendo:

—Verdaderamente yo he pecado contra el SEÑOR Dios de Israel, y he hecho así y así: 21 Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, dos kilos de plata y un lingote de oro de medio kilo de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.

22 Josué envió mensajeros que fueron corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y el dinero estaba debajo. 23 Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante del SEÑOR. 24 Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán[c] hijo de Zéraj, la plata, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor. 25 Y Josué dijo:

—¿Por qué nos has ocasionado destrucción? ¡El SEÑOR te destruya a ti en este día!

Todos los israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego. 26 Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy. Así el SEÑOR se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.

Salmos 137-138

Nostalgia por Jerusalén

137 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos

acordándonos de Sion.
Sobre los sauces en medio de ella colgábamos nuestras liras.
Los que allá nos habían llevado cautivos nos pedían cantares;
los que nos habían hecho llorar nos pedían alegría, diciendo:
“Cántennos algunos de los cánticos
de Sion”.
¿Cómo cantaremos las canciones del SEÑOR en tierra de extraños?
Si me olvido de ti, oh Jerusalén, que mi mano derecha olvide su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar
si no me acuerdo de ti,
si no ensalzo a Jerusalén
como principal motivo de mi alegría.
Acuérdate, oh SEÑOR,
de los hijos de Edom
que en el día de Jerusalén decían: “¡Arrásenla!
¡Arrásenla hasta los cimientos!”.
Oh hija de Babilonia, la despojadora[a]: ¡Bienaventurado el que te dé la paga por lo que tú nos hiciste!
¡Bienaventurado el que tome
a tus pequeños
y los estrelle contra la roca!

Gratitud por el favor de Dios

138 Salmo de David.

Te doy gracias con todo mi corazón; delante de los dioses
te cantaré salmos.
Me postro hacia tu santo templo
y doy gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu verdad, porque has engrandecido tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
El día que clamé, me respondiste; mucho valor infundiste a mi alma.
Oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra te alabarán
cuando escuchen los dichos de tu boca.
Cantarán acerca de los caminos del SEÑOR
pues grande es la gloria del SEÑOR.
Aunque el SEÑOR es sublime, mira al humilde;
pero al altivo lo reconoce de lejos.
Aunque yo camine en medio de
la angustia,
tú me preservarás la vida.
Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano
y me salvará tu diestra.
El SEÑOR cumplirá su propósito en mí. Oh SEÑOR, tu misericordia es para siempre;
no desampares la obra de tus manos.

Jeremías 1

Las palabras de Jeremías hijo de Hilquías, de los sacerdotes que estaban en Anatot, en la tierra de Benjamín.

La palabra del SEÑOR le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año trece de su reinado. También le vino en los días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el final del año once de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, es decir, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto[a].

Llamamiento de Jeremías

Vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

—Antes que yo te formara en el vientre, te conocí; y antes que salieras de la matriz, te consagré y te di por profeta a las naciones.

Y yo dije:

—¡Oh SEÑOR Dios[b]! He aquí que no sé hablar, porque soy un muchacho.

Pero el SEÑOR me dijo:

—No digas: “Soy un muchacho”; porque a todos a quienes yo te envíe tú irás, y todo lo que te mande dirás. No tengas temor de ellos, porque yo estaré contigo para librarte, dice el SEÑOR.

Entonces el SEÑOR extendió su mano y tocó mi boca. Y me dijo el SEÑOR:

—He aquí, pongo mis palabras en tu boca. 10 Mira, en este día te he constituido sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y desmenuzar, para arruinar y destruir, para edificar y plantar.

Visión de la vara de almendro

11 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

—¿Qué ves, Jeremías?

Y respondí:

—Veo una vara de almendro[c].

12 Y el SEÑOR me dijo:

—Has visto bien, porque yo vigilo[d] sobre mi palabra para ponerla por obra.

Visión de la olla hirviente

13 Vino a mí la palabra del SEÑOR por segunda vez, diciendo:

—¿Qué ves?

Y respondí:

—Veo una olla hirviente que se vuelca desde el norte.

14 Entonces el SEÑOR me dijo:

—Del norte se desatará el mal sobre todos los habitantes del país. 15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice el SEÑOR. Ellos vendrán, y cada uno pondrá su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, junto a todos sus muros alrededor y en todas las ciudades de Judá. 16 Y proferiré mis juicios contra ellos por toda su maldad con que me abandonaron, pues ofrecieron incienso a otros dioses y se postraron ante la obra de sus propias manos. 17 Tú, pues, ciñe tus lomos y levántate; tú les dirás todo lo que yo te mande. No te amedrentes delante de ellos, no sea que yo te amedrente delante de ellos. 18 Porque he aquí que yo te he puesto hoy como una ciudad fortificada, como una columna de hierro y como un muro de bronce contra todo el país; tanto para los reyes de Judá, como para sus magistrados, para sus sacerdotes y para el pueblo de la tierra. 19 Lucharán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estaré contigo para librarte, dice el SEÑOR.

Mateo 15

Lo que contamina al hombre

15 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén, diciendo: —¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las manos cuando comen pan.

Él les respondió diciendo:

—¿Por qué también ustedes quebrantan el mandamiento de Dios por causa de su tradición? Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre[a], y: El que maldiga a su padre o a su madre muera irremisiblemente[b]. Pero ustedes dicen que cualquiera que diga a su padre o a su madre: “Aquello con que hubieras sido beneficiado es mi ofrenda a Dios”, no debe honrar a su padre[c].

»Así han invalidado la palabra de Dios por causa de su tradición. ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de ustedes diciendo:

Este pueblo me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí.

Y en vano me rinden culto,

enseñando como doctrina

los mandamientos de hombres[d].

10 Entonces, llamando a la multitud, les dijo:

—¡Oigan y entiendan! 11 Lo que entra en la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron:

—¿Sabes que los fariseos se ofendieron al oír esas palabras?

13 Pero él respondió y dijo:

—Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada. 14 Déjenlos. Son ciegos guías de ciegos. Pero si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.

15 Respondió Pedro y le dijo:

—Explícanos esta parábola.

16 Jesús dijo:

—¿También ustedes carecen de entendimiento? 17 ¿No entienden que todo lo que entra en la boca va al estómago y sale a la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

La fe de una mujer extranjera

21 Cuando Jesús salió de allí, se fue a las regiones de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea que había salido de aquellas regiones, clamaba diciendo:

—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

23 Pero él no le respondía palabra. Entonces se acercaron sus discípulos y le rogaron diciendo:

—Despídela, pues grita tras nosotros.

24 Y respondiendo dijo:

—Yo no he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

25 Entonces ella vino y se postró delante de él diciéndole:

—¡Señor, socórreme!

26 Él le respondió diciendo:

—No es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos.

27 Y ella dijo:

—Sí, Señor. Pero aun los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños.

28 Entonces respondió Jesús y le dijo:

—¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres.

Y su hija fue sana desde aquella hora.

Otros milagros de Jesús

29 Cuando Jesús partió de allí, fue junto al mar de Galilea, y subiendo al monte se sentó allí. 30 Entonces se acercaron a él grandes multitudes que tenían consigo cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó; 31 de manera que la gente se maravillaba al ver a los mudos hablar, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaban al Dios de Israel.

Jesús alimenta a cuatro mil

32 Jesús llamó a sus discípulos y dijo:

—Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.

33 Entonces sus discípulos le dijeron:

—¿De dónde conseguiremos nosotros tantos panes en un lugar desierto, como para saciar a una multitud tan grande?

34 Jesús les dijo:

—¿Cuántos panes tienen?

Ellos dijeron:

—Siete, y unos pocos pescaditos.

35 Entonces él mandó a la multitud que se recostara sobre la tierra. 36 Tomó los siete panes y los pescaditos, y habiendo dado gracias los partió e iba dando a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37 Todos comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas llenas de lo que sobró de los pedazos. 38 Los que comían eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Entonces, una vez despedida la gente, subió en la barca y se fue a las regiones de Magdala.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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