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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Deuteronomio 33-34

Bendición de Moisés para Israel

33 Esta es la bendición con la cual Moisés, hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir. Él dijo:

“El SEÑOR vino de Sinaí

y de Seír les resplandeció.

Apareció desde los montes de Parán

y vino con miríadas de santos[a],

y a su diestra fuego refulgente[b].

Ciertamente él ama a los pueblos.

Todos sus santos están en sus manos[c]. Ellos se postran a tus pies

y reciben tus palabras.

“Moisés nos prescribió la ley,[d]

la heredad de la congregación de Jacob.

Él ha sido rey en Jesurún,

cuando se congregaban los jefes del pueblo,

la comunidad de las tribus de Israel.

“¡Viva Rubén, y no muera!

Y sean numerosos sus hombres”.

Esto dijo acerca de Judá:

“Escucha, oh SEÑOR, la voz de Judá; tráelo a su pueblo.

Sus manos le basten,

y sé ayuda contra sus enemigos”.

Dijo acerca de Leví:

“Dale a Leví[e] tu Tumim

y tu Urim a tu hombre piadoso

al cual probaste en Masá,

y con quien contendiste en

las aguas de Meriba.

El que dijo de su padre y de su madre: ‘No los conozco’.

No reconoció a sus hermanos

ni conoció a sus propios hijos.

Pues ellos guardaron tu palabra

y observaron tu pacto.

10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,

y tu ley a Israel.

Pondrán delante de ti el incienso

y sobre tu altar la ofrenda

del todo quemada.

11 ¡Bendice, oh SEÑOR, lo que ellos hagan!

¡Recibe con agrado la obra de sus manos!

Hiere las espaldas de sus enemigos

y de los que lo aborrecen,

de modo que no se levanten”.

12 Dijo acerca de Benjamín:

“El amado del SEÑOR

habitará confiado cerca de él.

Él lo protegerá todo el día,

y entre sus hombros morará”.

13 Dijo acerca de José:

“Bendita del SEÑOR sea su tierra

con lo mejor del cielo, con el rocío[f]

y con el océano que se extiende abajo,

14 con lo mejor que produce el sol,

y con lo mejor que da la luna,

15 con lo principal de las montañas antiguas,

con lo mejor de las colinas eternas,

16 con lo mejor de la tierra y de su plenitud, y el favor de aquel que moraba

en la zarza.

Que esto venga sobre la cabeza de José, y sobre la coronilla del príncipe

de sus hermanos.

17 Él tiene el esplendor del primogénito del toro[g];

sus cuernos son como los del toro salvaje. Con ellos embestirá a los pueblos

hasta los confines de la tierra.

¡Estas son las miríadas de Efraín!

¡Estos son los millares de Manasés!”.

18 Dijo acerca de Zabulón:

“¡Alégrate, oh Zabulón, en tus salidas;

y tú, oh Isacar, en tus tiendas!

19 Convocarán a los pueblos al monte,

y allí ofrecerán sacrificios de justicia. Porque absorberán la abundancia

de los mares,

y los tesoros escondidos de la arena”.

20 Dijo acerca de Gad:

“¡Bendito el que hizo ensanchar a Gad! Como león habita,

y arrebata el brazo y aun la coronilla.

21 Escogió lo mejor de la tierra para sí,

pues allí estaba la parte del legislador. Cuando se congregaron los jefes

del pueblo,

realizó la justicia del SEÑOR,

sus juicios acerca de Israel”.

22 Dijo acerca de Dan:

“Dan es un cachorro de león

que salta desde Basán”.

23 Dijo acerca de Neftalí:

“Neftalí, satisfecho con favores

y lleno de las bendiciones del SEÑOR, posee la región del mar y del sur”.

24 Dijo acerca de Aser:

“¡Bendito más que los hijos sea Aser! Sea querido por sus hermanos

y moje su pie en aceite.

25 De hierro y bronce sean tus cerrojos,

y tu fuerza sea como tus días”.

26 “¡No hay como el Dios de Jesurún[h]!

Él cabalga sobre los cielos en tu ayuda,

y sobre las nubes en su majestad.

27 El eterno Dios es tu refugio,

y abajo están los brazos eternos.

Él echará de delante de ti al enemigo,

diciendo: ‘¡Destruye!’.

28 Israel habitará confiado;

el manantial de Jacob estará solitario

en tierra de grano y de vino nuevo.

También sus cielos gotearán rocío.

29 ¡Bienaventurado eres tú, oh Israel!

¿Quién como tú, oh pueblo salvo por el SEÑOR,

escudo de tu socorro y espada

de tu excelencia?

Tus enemigos tratarán de engañarte,

pero tú pisotearás sus lugares altos”.

Muerte y sepultura de Moisés

34 Entonces subió Moisés de la llanura de Moab al monte Nebo, en la cumbre del Pisga, que está frente a Jericó. Y el SEÑOR le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar Grande, el Néguev y la llanura del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras), hasta Zoar. Y el SEÑOR le dijo: “Esta es la tierra de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: ‘A tus descendientes la daré’. Yo te he permitido que la mires con tus ojos, pero tú no cruzarás allá”.

Y allí murió Moisés, siervo del SEÑOR, en la tierra de Moab, conforme al dicho del SEÑOR. Y él lo sepultó en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet-peor. Nadie conoce su sepulcro, hasta el día de hoy.

Moisés tenía ciento veinte años cuando murió. Sus ojos nunca se debilitaron, ni perdió su vigor. Los hijos de Israel hicieron duelo por Moisés en las llanuras de Moab durante treinta días, hasta que se cumplieron los días del llanto y de duelo por Moisés.

Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Así que los hijos de Israel le obedecieron e hicieron como el SEÑOR había mandado a Moisés.

10 Nunca en Israel se levantó otro profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conociera cara a cara. 11 Nadie fue como él, ni por todas las señales y prodigios que el SEÑOR le mandó hacer en la tierra de Egipto contra el faraón, contra todos sus servidores y contra toda su tierra, 12 ni por la mano poderosa y los hechos asombrosos, como los que Moisés hizo ante los ojos de todo Israel.

Salmos 119:145-176

ק Qof

145 Clamo con todo mi corazón:
Respóndeme, oh SEÑOR,
y guardaré tus leyes.
146 A ti clamo; sálvame
y guardaré tus testimonios.
147 Me anticipo al alba e imploro;
tu palabra es lo que espero.
148 Mis ojos se adelantaron a las vigilias de la noche
para meditar en tus palabras.
149 Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh SEÑOR, vivifícame conforme
a tu justicia.
150 Se acercan con maldad los que me persiguen;
están lejos de tu ley.
151 Cercano estás tú, oh SEÑOR;
todos tus mandamientos son verdad.
152 Hace mucho que he conocido tus testimonios,
los cuales estableciste para siempre.

ר Resh

153 Mira mi aflicción y líbrame
porque no me he olvidado de tu ley.
154 Aboga mi causa y redímeme;
vivifícame conforme a tu palabra.
155 Lejos está de los impíos la salvación porque no buscan tus leyes.
156 Grande es tu misericordia, oh SEÑOR; vivifícame conforme a tu justicia.
157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos
pero de tus testimonios no me he apartado.
158 Veía a los traidores y me disgustaba porque no guardaban tu palabra.
159 Mira, oh SEÑOR, cómo amo tus ordenanzas;
vivifícame conforme a tu misericordia.
160 La suma de tu palabra es verdad; eternos son todos tus justos juicios.

ש Shin

161 Príncipes me han perseguido sin causa pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.
162 Yo me gozo en tu palabra
como el que halla abundante botín.
163 La mentira aborrezco y abomino
pero amo tu ley.
164 Siete veces al día te alabo
por tus justos decretos.
165 Mucha paz tienen los que aman tu ley,y no hay para ellos tropiezo.
166 Tu salvación he esperado, oh SEÑOR, y tus mandamientos he puesto por obra.
167 Mi alma ha guardado tus testimonios
y los he amado en gran manera.
168 He guardado tus ordenanzas y tus testimonios;
todos mis caminos están delante de ti.

ת Tav

169 Llegue mi clamor delante de ti,
oh SEÑOR;
dame entendimiento conforme
a tu palabra.
170 Llegue mi súplica delante de ti;
líbrame conforme a tu dicho.
171 Mis labios rebosarán de alabanza cuando me enseñes tus estatutos.
172 Cante mi lengua tu palabra
porque todos tus mandamientos son justicia.
173 Venga tu mano a socorrerme porque tus ordenanzas he escogido.
174 Anhelo tu salvación, oh SEÑOR,
y tu ley es mi delicia.
175 ¡Que viva mi alma y te alabe,
y que tus juicios me ayuden!
176 He andado errante como oveja extraviada;
busca a tu siervo, porque no me he
olvidado de tus mandamientos.

Isaías 60

La gloria de Sion

60 “¡Levántate! ¡Resplandece! Porque ha llegado tu luz, y la gloria del SEÑOR ha resplandecido sobre ti. Porque he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra; y la oscuridad, los pueblos. Pero sobre ti resplandecerá el SEÑOR, y sobre ti será vista su gloria. Entonces las naciones andarán en tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.

“Alza tus ojos en derredor y mira: Todos ellos se han reunido y han venido a ti. Tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán traídas[a] en brazos. Entonces lo verás y resplandecerás. Tu corazón se estremecerá y se ensanchará, porque la abundancia del mar se habrá vuelto a ti, y la riqueza de las naciones te será traída. Una multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efa; todos ellos vendrán de Seba. Traerán oro e incienso, y proclamarán las alabanzas del SEÑOR. Todo el ganado de Quedar será reunido para ti; carneros de Nebayot te servirán. Serán una grata ofrenda sobre mi altar, y hermosearé el templo de mi esplendor.

“¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas hacia sus palomares? Ciertamente, en mí esperarán las costas; y a la cabeza estarán las naves de Tarsis para traer de lejos a tus hijos con su plata y su oro, por el nombre del SEÑOR tu Dios y por el Santo de Israel que te ha llenado de esplendor.

10 “Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán. Aunque en mi furor te herí, en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. 11 Tus puertas estarán abiertas continuamente. No se cerrarán ni de día ni de noche, para que sean traídas a ti las riquezas de las naciones, y te sean conducidos sus reyes. 12 Porque la nación y el reino que no te sirvan perecerán; tales naciones serán completamente destruidas.

13 “La gloria del Líbano vendrá a ti: cipreses, olmos y abetos para embellecer el lugar de mi santuario. Yo haré glorioso el lugar de mis pies. 14 Humillados vendrán a ti los hijos de los que te afligieron; a las plantas de tus pies se postrarán todos los que te menospreciaban. Te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel. 15 Aunque fuiste abandonada y aborrecida y no había quien caminara por ti, te convertiré en gloria eterna, motivo de regocijo de generación en generación. 16 Mamarás la leche de las naciones; mamarás el pecho de los reyes. Así conocerás que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador y tu Redentor, el Fuerte de Jacob.

17 “En lugar de cobre traeré oro; y en lugar de hierro, plata. En lugar de madera traeré bronce; y en lugar de piedras, hierro. Pondré la paz como tus administradores y la justicia como tus recaudadores. 18 Nunca más se oirá de violencia en tu tierra ni de destrucción y ruina en tus territorios. Más bien, a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.

19 “El sol nunca más te servirá de luz durante el día ni te alumbrará el resplandor de la luna. El SEÑOR será para ti luz eterna; tu Dios será tu gloria. 20 Tu sol no se pondrá jamás ni te será quitada la luna; porque el SEÑOR será luz eterna para ti, y los días de tu duelo se acabarán.

21 “Entonces tu pueblo, todos ellos serán justos; para siempre heredarán la tierra. Ellos son los vástagos de mi plantío, la obra de mis manos, para manifestar mi gloria. 22 El más pequeño equivaldrá a mil; y el menor, a una nación poderosa. Yo, el SEÑOR, a su tiempo lo apresuraré”.

Mateo 8

Jesús sana a un leproso

Cuando descendió del monte, lo siguió mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él diciendo:

—¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!

Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo:

—Quiero. ¡Sé limpio!

Y al instante quedó limpio de la lepra. Entonces Jesús le dijo:

—Mira, no lo digas a nadie; pero ve, muéstrate al sacerdote y ofrece la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.

Jesús sana al criado del centurión

Cuando Jesús entró en Capernaúm, vino a él un centurión y le rogó diciendo:

—Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, y sufre terribles dolores.

Y le dijo:

—Yo iré y lo sanaré.

Respondió el centurión y dijo:

—Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra y mi criado será sanado. Porque yo también soy un hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mi mando. Si digo a este: “Ve”, él va; si digo al otro: “Ven”, él viene; y si digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace.

10 Cuando Jesús oyó esto, se maravilló y dijo a los que lo seguían:

—De cierto les digo que no he hallado tanta fe en ninguno en Israel. 11 Y les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, 12 pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

13 Entonces Jesús le dijo al centurión:

—Ve, y como creíste te sea hecho.

Y su criado fue sanado en aquella hora.

Jesús sana a la suegra de Pedro

14 Entró Jesús en la casa de Pedro, y vio que la suegra de este estaba postrada en cama con fiebre. 15 Él le tocó la mano, y la fiebre la dejó. Luego ella se levantó y comenzó a servirle.

16 Al atardecer, trajeron a él muchos endemoniados. Con su palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos, 17 de modo que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, quien dijo:

Él mismo tomó nuestras debilidades

y cargó con nuestras enfermedades[a].

Lo que cuesta seguir a Jesús

18 Cuando se vio rodeado de una multitud, Jesús mandó que pasaran a la otra orilla. 19 Entonces se le acercó un escriba y le dijo:

—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.

20 Jesús le dijo:

—Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

21 Otro de sus discípulos le dijo:

—Señor, permíteme que primero vaya y entierre a mi padre.

22 Pero Jesús le dijo:

—Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús calma la tempestad

23 Él entró en la barca, y sus discípulos lo siguieron. 24 Y de repente se levantó una tempestad tan grande en el mar que las olas cubrían la barca, pero él dormía. 25 Y acercándose, lo despertaron diciendo:

—¡Señor, sálvanos, que perecemos!

26 Y él les dijo:

—¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza. 27 Los hombres se maravillaron y decían:

—¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

Jesús sana a dos endemoniados

28 Una vez llegado a la otra orilla, a la región de los gadarenos[b], le vinieron al encuentro dos endemoniados que habían salido de los sepulcros. Eran violentos en extremo, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y he aquí, ellos lanzaron gritos diciendo:

—¿Qué tienes con nosotros, Hijo de Dios[c]? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

30 Lejos de ellos estaba paciendo un gran hato de cerdos, 31 y los demonios le rogaron diciendo:

—Si nos echas fuera, envíanos a aquel hato de cerdos.

32 Él les dijo:

—¡Vayan!

Ellos salieron y se fueron a los cerdos, y he aquí todo el hato de cerdos se lanzó al mar por un despeñadero y murieron en el agua.

33 Los que apacentaban los cerdos huyeron, se fueron a la ciudad y lo contaron todo, aun lo que había pasado a los endemoniados. 34 Y he aquí, toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando lo vieron, le rogaban que se fuera de sus territorios.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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