Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Génesis 19

Corrupción de Sodoma

19 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma(A) al caer la tarde, cuando Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra(B), y dijo: He aquí ahora, señores míos, os ruego que entréis en[a] la casa de vuestro siervo y paséis en ella la noche y lavéis vuestros pies; entonces os levantaréis temprano y continuaréis vuestro camino. Pero ellos dijeron: No, sino que pasaremos la noche en la plaza. Él, sin embargo, les rogó con insistencia, y ellos fueron con[b] él y entraron en su casa; y les preparó un banquete y coció pan sin levadura, y comieron(C). Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma(D), rodearon la casa, tanto jóvenes como viejos, todo el pueblo sin excepción[c]. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos[d] para que los conozcamos[e](E). Entonces Lot salió a ellos a la entrada, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Hermanos míos, os ruego que no obréis perversamente. He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca[f]; pero no hagáis nada a estos hombres(F), pues se han amparado bajo[g] mi techo. Mas ellos dijeron: ¡Hazte a un lado! Y dijeron además: Este vino como extranjero[h], y ya está actuando como juez(G); ahora te trataremos a ti peor que a ellos. Y acometieron contra Lot[i] y estaban a punto de romper la puerta, 10 pero los dos hombres[j](H) extendieron la mano y metieron a Lot en la casa con[k] ellos, y cerraron la puerta. 11 Y a los hombres que estaban a la entrada de la casa los hirieron con ceguera(I) desde el menor hasta el mayor, de manera que se cansaban tratando de hallar la entrada.

Lot huye de Sodoma

12 Entonces los dos hombres dijeron a Lot: ¿A quién más tienes aquí? A tus yernos, a tus hijos, a tus hijas y quienquiera que tengas en la ciudad, sácalos de este lugar; 13 porque vamos a destruir este lugar, pues su clamor ha llegado a ser tan grande delante del Señor(J), que el Señor nos ha enviado a destruirlo(K). 14 Y salió Lot y habló a sus yernos que iban a casarse con[l] sus hijas, y dijo: Levantaos, salid de este lugar porque el Señor destruirá la ciudad(L). Pero a sus yernos les pareció que[m] bromeaba(M). 15 Y al amanecer, los ángeles apremiaban a Lot, diciendo: Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seáis destruidos en el castigo[n] de la ciudad. 16 Mas él titubeaba. Entonces los dos hombres tomaron su mano(N) y la mano de su mujer y la mano de sus dos hijas, porque[o] la compasión del Señor estaba sobre él(O); y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. 17 Y aconteció que cuando los habían llevado fuera, uno le dijo: Huye por tu vida(P). No mires detrás de ti(Q) y no te detengas en ninguna parte del valle[p](R); escapa al monte(S), no sea que perezcas[q]. 18 Pero Lot les dijo: No, por favor, señores míos. 19 Ahora he aquí, tu siervo ha hallado gracia ante tus ojos, y has engrandecido tu misericordia la cual me has mostrado salvándome la vida; mas no puedo escapar al monte, no sea que el desastre me alcance, y muera. 20 Ahora he aquí, esta ciudad está bastante cerca para huir a ella, y es pequeña. Te ruego que me dejes huir allá (¿no es pequeña?) para salvar mi vida[r]. 21 Y él le respondió: He aquí, te concedo también esta petición[s] de no destruir la ciudad de que has hablado. 22 Date prisa, escapa allá, porque nada puedo hacer hasta que llegues allí. Por eso el nombre que se le puso a la ciudad fue Zoar[t](T).

Destrucción de Sodoma y Gomorra

23 El sol había salido sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. 24 Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego, de parte del Señor desde los cielos(U); 25 y destruyó aquellas ciudades(V) y todo el valle[u] y todos los habitantes de las ciudades y todo lo que crecía en la tierra. 26 Pero la mujer de Lot[v], que iba tras él, miró hacia atrás(W) y se convirtió en una columna de sal.

27 Y Abraham se levantó muy de mañana, y fue al sitio donde había estado delante del Señor(X); 28 y dirigió la vista hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del valle y miró; y he aquí, el humo ascendía de la tierra como el humo de un horno(Y). 29 Y aconteció que cuando Dios destruyó las ciudades del valle, se acordó Dios de Abraham(Z) e hizo salir[w] a Lot de en medio de la destrucción(AA), cuando destruyó las ciudades donde habitaba Lot.

Moab y Amón

30 Subió Lot de Zoar y habitó en los montes[x](AB), y sus dos hijas con él, pues tenía miedo de quedarse[y] en Zoar. Y habitó en una cueva, él y sus dos hijas. 31 Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se llegue a nosotras(AC) según la costumbre de toda la tierra. 32 Ven, hagamos que beba vino nuestro padre(AD), y acostémonos con él para preservar nuestra familia por medio[z] de nuestro padre. 33 Aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la mayor entró y se acostó con su padre, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó. 34 Y aconteció que al día siguiente la mayor dijo a la menor: Mira, anoche yo me acosté con mi padre; hagamos que beba vino esta noche también, y entonces entra tú y acuéstate con él, para preservar nuestra familia por medio[aa] de nuestro padre. 35 De manera que también aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la menor se levantó y se acostó con él, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó. 36 Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37 Y la mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab(AE); él es el padre de los moabitas hasta hoy. 38 Y en cuanto a la menor, también ella dio a luz un hijo, y lo llamó Ben-ammi; él es el padre de los amonitas[ab](AF) hasta hoy.

Mateo 18

El mayor en el reino de los cielos

18 (A)En aquel momento[a] se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y Él, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís[b] y os hacéis como niños(B), no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este[c] en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que(C) haga tropezar[d] a uno de estos pequeñitos que creen en mí(D), mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.

¡Ay de los que son piedras de tropiezo!

¡Ay del mundo por sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo(E); pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Y si tu mano o tu pie te es ocasión de pecar[e], córtatelo y échalo de ti; te es mejor entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno(F). Y si tu ojo te es ocasión de pecar[f], arráncatelo y échalo de ti. Te es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno[g] de fuego(G).

10 Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre(H) que está en los cielos. 11 [h]Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que se había perdido(I).

Parábola de la oveja perdida

12 ¿Qué os parece? (J)Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se ha descarriado, ¿no deja las noventa y nueve en los montes, y va en busca de la descarriada? 13 Y si sucede que la halla, en verdad os digo que se regocija más por esta que por las noventa y nueve que no se han descarriado. 14 Así, no es la voluntad de[i] vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.

Sobre la exhortación y la oración

15 Y si tu hermano peca[j](K), ve y repréndelo a solas[k]; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos(L). 17 Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia(M); y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil(N) y el recaudador de impuestos[l]. 18 En verdad os digo: todo lo que atéis[m] en la tierra, será[n] atado en el cielo; y todo lo que desatéis[o] en la tierra, será[p] desatado en el cielo(O). 19 Además os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por[q] mi Padre(P) que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos(Q).

Importancia del perdón

21 Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí(R) que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces(S)? 22 Jesús le dijo*: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete(T).

Parábola de los dos deudores

23 Por eso, el reino de los cielos(U) puede compararse[r] a cierto[s] rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos(V). 24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos[t]. 25 Pero no teniendo él con qué pagar(W), su señor ordenó que lo vendieran(X), junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26 Entonces el siervo cayó postrado ante él(Y), diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». 27 Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda(Z). 28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios[u], y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: «Paga lo que debes». 29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo y te pagaré». 30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti(AA)?». 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros(AB), si no perdonáis de corazón[v] cada uno a su hermano.

Nehemías 8

Esdras lee la ley

Se reunió todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas(A), y pidieron[a] al escriba Esdras(B) que trajera el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado[b] a Israel(C). Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley(D) delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo(E). Y leyó en el libro[c] frente a la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas(F), desde el amanecer[d] hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. El escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían hecho para esta ocasión. Junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. Y abrió Esdras el libro a la vista de todo el pueblo(G), pues él estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie(H). Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén, Amén(I)!, mientras alzaban las manos; después se postraron y adoraron al Señor rostro en tierra(J). También Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías, y los levitas, explicaban la ley al pueblo mientras el pueblo permanecía en su lugar. Y leyeron en el libro de la ley de Dios, traduciéndolo[e] y dándole el sentido para que entendieran la lectura.

Entonces Nehemías, que era el gobernador[f](K), y Esdras, el sacerdote y escriba(L), y los levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Este día es santo para el Señor vuestro Dios(M); no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley(N). 10 También les dijo: Id, comed de la grosura, bebed de lo dulce, y mandad raciones a los que no tienen nada preparado(O); porque este día es santo para nuestro Señor. No os entristezcáis, porque la alegría del Señor es vuestra fortaleza. 11 Los levitas calmaron a todo el pueblo diciendo: Callad, porque el día es santo, no os entristezcáis. 12 Y todo el pueblo se fue a comer, a beber, a mandar porciones(P) y a celebrar una gran fiesta[g], porque comprendieron las palabras que les habían enseñado(Q).

13 Al segundo día los jefes de casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron junto al escriba Esdras para entender las palabras de la ley. 14 Y encontraron escrito en la ley que el Señor había mandado por medio[h] de Moisés que los hijos de Israel habitaran en tabernáculos[i] durante la fiesta del mes séptimo(R). 15 Y ellos proclamaron y circularon[j] pregón(S) en todas sus ciudades y en Jerusalén(T), diciendo: Salid al monte y traed ramas de olivo, ramas de olivo silvestre[k], ramas de mirto, ramas de palmera y ramas de otros árboles frondosos, para hacer tabernáculos, como está escrito(U). 16 El pueblo salió y las trajeron e hicieron tabernáculos para sí, cada uno en su terrado(V), en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas(W) y en la plaza de la puerta de Efraín(X). 17 Toda la asamblea de los que habían regresado de la cautividad hicieron tabernáculos y habitaron en ellos[l]. Los hijos de Israel ciertamente no habían hecho de esta manera desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día(Y). Y hubo gran regocijo(Z). 18 Y leyó Esdras del libro de la ley de Dios(AA) cada día, desde el primer día hasta el último día. Celebraron la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne según lo establecido(AB).

Hechos 18

Pablo en Corinto

18 Después de esto Pablo salió de Atenas(A) y fue a Corinto(B). Y se encontró con un judío que se llamaba Aquila(C), natural del Ponto(D), quien acababa de llegar de Italia(E) con Priscila(F) su mujer, pues Claudio(G) había ordenado a todos los judíos que salieran de Roma. Fue a ellos, y como él era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban(H) juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga(I) todos los días de reposo(J), y trataba de persuadir a judíos y a griegos(K).

Cuando Silas y Timoteo(L) descendieron(M) de Macedonia(N), Pablo se dedicaba por completo a la predicación de la palabra, testificando solemnemente a los judíos(O) que Jesús era el Cristo[a](P). Pero cuando ellos se le opusieron y blasfemaron, él sacudió sus ropas(Q) y les dijo: Vuestra sangre sea sobre vuestras cabezas(R); yo soy limpio; desde ahora me iré a los gentiles(S). Y partiendo de allí, se fue a la casa de un hombre llamado Ticio[b] Justo, que adoraba a Dios(T), cuya casa estaba junto a la sinagoga. Y Crispo(U), el oficial[c](V) de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa(W), y muchos de los corintios(X), al oír, creían y eran bautizados. Y por medio de una visión(Y) durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 11 Y se quedó allí un año y seis meses, enseñando la palabra de Dios entre ellos.

Pablo ante Galión

12 Pero siendo Galión procónsul(Z) de Acaya(AA), los judíos(AB) se levantaron a una contra Pablo y lo trajeron ante el tribunal(AC), 13 diciendo: Este persuade a los hombres a que adoren a Dios en forma contraria a la ley(AD). 14 Y cuando Pablo iba a hablar[d](AE), Galión dijo a los judíos: Si fuera cuestión de una injusticia o de un crimen depravado, oh judíos, yo os toleraría, como sería razonable. 15 Pero si son cuestiones de palabras y nombres, y de vuestra propia ley(AF), allá vosotros; no estoy dispuesto a ser juez de estas cosas. 16 Y los echó del tribunal(AG). 17 Entonces todos ellos le echaron mano a Sóstenes(AH), el oficial[e] de la sinagoga(AI), y lo golpeaban frente al tribunal(AJ), pero Galión no hacía caso de nada de esto.

Fin del segundo viaje misionero de Pablo, y principio del tercero

18 Y Pablo, después de quedarse muchos días más, se despidió(AK) de los hermanos(AL) y se embarcó hacia Siria(AM), y con él iban Priscila y Aquila(AN). Y en Cencrea(AO) se hizo cortar el cabello, porque tenía hecho un voto(AP). 19 Llegaron a Efeso(AQ) y los dejó allí. Y entrando él a la sinagoga, discutía con los judíos(AR). 20 Cuando le rogaron que se quedara más tiempo, no consintió, 21 sino que se despidió de ellos(AS), diciendo[f]: Volveré a vosotros otra vez, si Dios quiere(AT). Y zarpó de Efeso(AU).

22 Al desembarcar en Cesarea(AV), subió a Jerusalén para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía(AW). 23 Y después de pasar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia(AX), fortaleciendo a todos los discípulos.

Apolos en Efeso

24 Llegó entonces a Efeso(AY) un judío que se llamaba Apolos(AZ), natural de Alejandría(BA), hombre elocuente[g], y que era poderoso en las Escrituras. 25 Este había sido instruido en el camino del Señor(BB), y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque solo conocía el bautismo de Juan(BC). 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila(BD) lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios(BE). 27 Cuando él quiso pasar a Acaya(BF), los hermanos(BG) lo animaron, y escribieron a los discípulos(BH) que lo recibieran; y cuando llegó, ayudó mucho a los que por la gracia habían creído[h], 28 porque refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras(BI) que Jesús era el Cristo[i](BJ).

La Biblia de las Américas (LBLA)

Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation