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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Dios Habla Hoy (DHH)
Version
Éxodo 22

Leyes para reparar daños

22 (21.37) »En caso de que alguien robe un buey o una oveja, y lo mate o lo venda, tendrá que pagar cinco reses por el buey y cuatro ovejas por la oveja.

(1) »Si un ladrón es sorprendido en el momento del robo, y se le hiere y muere, su muerte no se considerará un asesinato. (2) Pero si ya es de día, su muerte sí se considerará un asesinato.

»El que robe tendrá que pagar el precio de lo que haya robado, pero si no tiene dinero, él mismo será vendido para pagar lo robado.

(3) »Si se le encuentra el animal robado en su poder y con vida, tendrá que pagar el doble, ya sea un buey, un asno, o una oveja.

(4) »Si alguien suelta a sus animales para que pasten en un campo o viñedo, y sus animales pastan en el campo de otro, tendrá que pagar el daño con lo mejor de su propio campo o de su propio viñedo.

(5) »Si alguien hace fuego, y el fuego se extiende a las zarzas y quema el trigo amontonado, o el que está por cosecharse, o toda la siembra, esa persona tendrá que pagar los daños causados por el fuego.

(6) »Si alguien le confía a otra persona dinero o cosas de valor, y a esa persona se los roban de su propia casa, el ladrón tendrá que pagar el doble, si es que lo encuentran; (7) pero si no lo encuentran, entonces el dueño de la casa será llevado ante Dios para ver si no ha echado mano de lo que el otro le confió.

(8) »Si alguien se apropia de un buey, un asno o una oveja, o de algún vestido o cualquier otra cosa que se haya perdido y que alguno reclame como suyos, el caso de esas dos personas se llevará ante Dios, y el que resulte culpable pagará el doble al otro.

10 (9) »Si alguien le confía a otra persona un asno, un buey o una oveja, o cualquier otro animal, y ese animal muere, o es lastimado, o es robado sin que nadie lo vea, 11 (10) esa persona hará un juramento al dueño, en el nombre del Señor, de que no echó mano de lo que el otro le confió. El dueño aceptará su palabra, y el otro no pagará nada. 12 (11) Pero si le robaron el animal ante sus propios ojos, tendrá que pagárselo al dueño. 13 (12) Si el animal fue despedazado por un animal salvaje, para no pagar nada se deberán presentar como prueba los restos del animal muerto.

14 (13) »Si alguien pide a otro que le preste un animal, y el animal muere o resulta lastimado sin estar presente el dueño, el que lo pidió prestado tendrá que pagar el daño; 15 (14) pero si el dueño está presente, no tendrá que pagar nada. Si el animal había sido alquilado, el costo del alquiler será el único pago.

Leyes morales y religiosas

16 (15) »En caso de que alguien seduzca a una mujer virgen que no esté comprometida, y la deshonre, tendrá que pagar la compensación acostumbrada y casarse con ella. 17 (16) Aun si el padre de la joven no quiere dársela como esposa, tendrá que pagar la dote que se acostumbra dar por una mujer virgen.

18 (17) »No dejes con vida a ninguna hechicera.

19 (18) »El que se entregue a actos sexuales con un animal, será condenado a muerte.

20 (19) »El que ofrezca sacrificios a otros dioses, en vez de ofrecérselos solamente al Señor, será condenado a muerte.

21 (20) »No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto.

22 (21) »No maltrates a las viudas ni a los huérfanos, 23 (22) porque si los maltratas y ellos me piden ayuda, yo iré en su ayuda, 24 (23) y con gran furia, a golpe de espada, les quitaré a ustedes la vida. Entonces quienes se quedarán viudas y huérfanos serán las mujeres y los hijos de ustedes.

25 (24) »Si le prestas dinero a alguna persona pobre de mi pueblo que viva contigo, no te portes con ella como un prestamista, ni le cobres intereses. 26 (25) Si esa persona te da su ropa como garantía del préstamo, devuélvesela al ponerse el sol, 27 (26) porque esa ropa es lo único que tiene para protegerse del frío. Si no, ¿sobre qué va a acostarse? Y si él me pide ayuda, en su ayuda iré, porque yo sé tener compasión.

28 (27) »Nunca ofendas a Dios, ni maldigas al que gobierna a tu pueblo.

29 (28) »No tardes en traerme ofrendas de todas tus cosechas y de todo tu vino.

»Tu primer hijo me lo darás, 30 (29) lo mismo que la primera cría de tus vacas y de tus ovejas. Pueden quedarse siete días con su madre, pero a los ocho días de nacidos me los darás.

31 (30) »Ustedes deben ser hombres consagrados a mí.

»No coman la carne de animales despedazados por las fieras en el campo; échensela a los perros.

Juan 1

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.

Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.

10 Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. 11 Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. 12 Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.

14 Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. 15 Juan dio testimonio de él, diciendo: «Éste es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»

16 De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro; 17 porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

Juan el Bautista da testimonio de Jesucristo(A)

19 Éste es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él. 20 Y él confesó claramente:

—Yo no soy el Mesías.

21 Le volvieron a preguntar:

—¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?

Juan dijo:

—No lo soy.

Ellos insistieron:

—Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?

Contestó:

—No.

22 Le dijeron:

—¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?

23 Juan les contestó:

—Yo soy una voz que grita en el desierto: “Abran un camino derecho para el Señor”, tal como dijo el profeta Isaías.

24 Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan, 25 le preguntaron:

—Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

26 Juan les contestó:

—Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen 27 y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.

28 Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Jesús, el Cordero de Dios

29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ése es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! 30 A él me refería yo cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.” 31 Yo mismo no sabía quién era; pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel lo conozca.»

32 Juan también declaró: «He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33 Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.” 34 Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.»

Los primeros discípulos de Jesús

35 Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. 36 Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo:

—¡Miren, ése es el Cordero de Dios!

37 Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:

—¿Qué están buscando?

Ellos dijeron:

—Maestro, ¿dónde vives?

39 Jesús les contestó:

—Vengan a verlo.

Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.

40 Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Al primero que Andrés se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo:

—Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).

42 Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús; cuando Jesús lo vio, le dijo:

—Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas (que significa: Pedro).

Jesús llama a Felipe y a Natanael

43 Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo:

—Sígueme.

44 Este Felipe era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andrés y Pedro. 45 Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo:

—Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas. Es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.

46 Dijo Natanael:

—¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?

Felipe le contestó:

—Ven y compruébalo.

47 Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:

—Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.

48 Natanael le preguntó:

—¿Cómo es que me conoces?

Jesús le respondió:

—Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.

49 Natanael le dijo:

—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!

50 Jesús le contestó:

—¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas.

51 También dijo Jesús:

—Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Job 40

40 Tú, que querías entablarme juicio
a mí, al Todopoderoso,
¿insistes todavía en responder?

Job

3-4 ¿Qué puedo responder yo, que soy tan poca cosa?
Prefiero guardar silencio.
Ya he hablado una y otra vez,
y no tengo nada que añadir.

Dios vuelve a interpelar a Job

Volvió el Señor a hablarle a Job de en medio de la tempestad.

El Señor

Muéstrame ahora tu valentía,
y respóndeme a estas preguntas:
¿Pretendes declararme injusto y culpable,
a fin de que tú aparezcas inocente?
¿Acaso eres tan fuerte como yo?
¿Es tu voz de trueno, como la mía?
10 Revístete entonces de grandeza y majestad,
cúbrete de gloria y esplendor.
11 Mira a todos los orgullosos:
da rienda suelta a tu furor y humíllalos.
12 Sí, derríbalos con tu mirada,
aplasta a los malvados donde se encuentren.
13 Sepúltalos a todos en la tierra,
enciérralos en la prisión de los muertos.
14 Entonces yo mismo reconoceré
que fue tu poder el que te dio la victoria.

15 Fíjate en el monstruo Behemot,
criatura mía igual que tú:
come hierba, como los bueyes;
16 mira qué fuertes son sus lomos,
y qué poderosos sus músculos.
17 Su cola es dura como el cedro,
los tendones de sus patas forman nudos.
18 Sus huesos son como tubos de bronce, como barras de hierro.
19 Es mi obra maestra;
sólo yo, su creador, puedo derrotarlo.
20 De los montes, donde juegan las fieras,
le traen hierba para que coma.
21 Se echa debajo de los lotos,
se esconde entre las cañas del pantano.
22 Los lotos le dan sombra,
los álamos del arroyo lo rodean.
23 Si el río crece, no se asusta;
aunque el agua le llegue al hocico, está tranquilo.
24 ¿Quién es capaz de agarrarlo y sacarle los ojos,
o de pasarle un lazo por la nariz?

2 Corintios 10

Respuesta a la acusación de tener una actitud doble

10 Yo, Pablo, les ruego a ustedes, por la ternura y la bondad de Cristo, aunque digan que cuando estoy entre ustedes soy muy tímido, y muy atrevido cuando estoy lejos. Pues bien, les ruego que, cuando vaya a verlos, no me obliguen a ser atrevido con quienes nos acusan de hacer las cosas por motivos puramente humanos, pues estoy dispuesto a enfrentarme con ellos. Es cierto que somos humanos, pero no luchamos como los hombres de este mundo. Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él, y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que ustedes obedezcan perfectamente.

Fíjense en lo que es evidente. Si alguno está seguro de ser de Cristo, debe tener en cuenta que también nosotros somos de Cristo. Y aunque yo insista un poco más de la cuenta en nuestra autoridad, no tengo por qué avergonzarme; pues el Señor nos dio la autoridad para edificación de la comunidad y no para destruirla. No quiero que parezca que trato de asustarlos con mis cartas. 10 Hay quien dice que mis cartas son duras y fuertes, pero que en persona no impresiono a nadie, ni impongo respeto al hablar. 11 Pero el que esto dice debe saber también que, así como somos con palabras y por carta estando lejos de ustedes, así seremos con hechos cuando estemos entre ustedes.

Respuesta a la acusación de ser orgulloso

12 Ciertamente, no nos atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos con otros. 13 Nosotros no vamos a gloriarnos más allá de ciertos límites. Dios es quien señala los límites de nuestro campo de trabajo, y él nos permitió llegar hasta ustedes en Corinto. 14 Por eso, no estamos saliéndonos de nuestros límites, como sería el caso si no hubiéramos estado antes entre ustedes. Nosotros fuimos los primeros en llevarles a ustedes el evangelio de Cristo. 15 Y no nos gloriamos de los trabajos que otros han hecho, saliéndonos de nuestros límites. Al contrario, esperamos poder trabajar más entre ustedes, conforme ustedes vayan teniendo más fe, aunque siempre dentro de nuestros límites. 16 También esperamos extendernos y anunciar el evangelio en lugares más allá de donde están ustedes, pero sin meternos en campos ajenos, para no gloriarnos de los trabajos que otros han hecho.

17 Si alguno quiere gloriarse, que se gloríe del Señor. 18 Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.

Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.