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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Dios Habla Hoy (DHH)
Version
2 Crónicas 19-20

El profeta Jehú reprende a Josafat

19 Josafat, rey de Judá, volvió sano y salvo a su palacio de Jerusalén. Pero el profeta Jehú, hijo de Hananí, le salió al encuentro y le preguntó: «¿Por qué ayudas al malo y eres amigo de los enemigos del Señor? Por este motivo, el Señor se ha enojado contigo. Sin embargo, hay otras cosas buenas a tu favor, pues has destruido las representaciones de Aserá que había en el país, y te has propuesto buscar a Dios.»

Josafat nombra jueces

Josafat vivía en Jerusalén, pero acostumbraba visitar a su pueblo, desde Beerseba hasta los montes de Efraín, para hacerlos volver al Señor, Dios de sus antepasados. Además estableció jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, una tras otra. Y dijo a los jueces: «Fíjense bien en lo que hacen, porque no van a juzgar en nombre de los hombres, sino del Señor, que estará con ustedes cuando den el fallo. Así que respeten al Señor y tengan cuidado con lo que hacen, porque el Señor nuestro Dios no tolera injusticias, parcialidad ni sobornos.»

También estableció Josafat en Jerusalén algunos levitas, sacerdotes y jefes de familia de Israel, para servir de jueces en asuntos religiosos y en los pleitos de los habitantes de Jerusalén. Y les dio las siguientes instrucciones: «Ustedes deben actuar siempre con respeto al Señor, fidelidad y honradez. 10 En cualquier pleito que sus compatriotas, los habitantes de las diversas ciudades, les presenten a ustedes para que decidan si una muerte es criminal o no, o para aplicar las diversas leyes, estatutos, reglamentos y ordenanzas, recomiéndenles no cometer faltas contra el Señor, para que él no se enoje con ustedes y con ellos. Hagan esto, y la culpa no será de ustedes. 11 El sumo sacerdote Amarías será su superior en todas las cuestiones religiosas, y Zebadías, el hijo de Ismael y jefe de la tribu de Judá, lo será en todas las cuestiones civiles; y los levitas serán ayudantes de ustedes. ¡Ánimo, pues, y a trabajar! ¡Que el Señor esté con el que lo haga bien!»

Victoria sobre Moab y Amón

20 Algún tiempo después, los moabitas y los amonitas, aliados con los meunitas, atacaron a Josafat; entonces fueron algunos a decirle: «¡De Edom, del otro lado del Mar Muerto, viene un gran ejército contra ti! ¡Ya están en Hasesón-tamar!» (Hasesón-tamar es lo mismo que En-gadi.)

Josafat sintió miedo y decidió acudir al Señor. Así que anunció un ayuno en todo Judá, y la gente de Judá se reunió para pedir ayuda al Señor. De todas las ciudades de Judá llegó gente. Josafat se puso de pie en medio del pueblo de Judá que se había reunido en Jerusalén, frente al atrio nuevo del templo del Señor, y exclamó: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¡tú eres el Dios del cielo, tú gobiernas a todas las naciones! ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie puede oponerte resistencia! Dios nuestro, tú arrojaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de este territorio y se lo diste para siempre a los descendientes de Abraham, tu amigo. Después de haberse establecido aquí, construyeron un templo para ti, y dijeron: “Si nos viene algún mal como castigo, sea la guerra, la peste o el hambre, nos presentaremos delante de este templo, porque tú estás en este templo, y en nuestras angustias te pediremos ayuda, y tú nos escucharás y nos salvarás.” 10 Pues ahora, aquí están los amonitas, los moabitas y los de la montaña de Seír, en cuyos territorios no quisiste que entraran los israelitas cuando venían de Egipto, sino que se apartaron de ellos y no los destruyeron. 11 En pago de eso, ahora nos atacan para arrojarnos de tu propiedad, la tierra que tú nos diste como propiedad. 12 Dios nuestro, ¿no vas a castigarlos? Pues nosotros no tenemos fuerza suficiente para hacer frente a ese gran ejército que nos ataca. ¡No sabemos qué hacer; por eso tenemos los ojos puestos en ti!»

13 Todo Judá estaba de pie delante del Señor, incluyendo sus mujeres y sus hijos, aun los niños más pequeños. 14 Y estando todo el pueblo reunido, Jahaziel, hijo de Zacarías y nieto de Benaías, el cual era hijo de Jeiel y nieto de Matanías, un levita descendiente de Asaf, quedó poseído por el espíritu del Señor 15 y dijo: «Pongan atención, habitantes de Judá y de Jerusalén, y tú, rey Josafat. El Señor les dice: “No tengan miedo ni se asusten ante ese gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes sino de Dios. 16 Bajen mañana a atacarlos. Vienen subiendo por la cuesta de Sis, y ustedes los encontrarán en el extremo del arroyo que está frente al desierto de Jeruel. 17 No son ustedes los que van a pelear esta batalla. Tomen posiciones, esténse quietos y verán cómo el Señor los librará. ¡Habitantes de Jerusalén y de todo Judá, no tengan miedo ni se asusten; marchen mañana contra ellos, porque el Señor está con ustedes!”»

18 Entonces Josafat se arrodilló y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y los habitantes de Judá y Jerusalén se postraron ante el Señor para adorarlo. 19 Y los levitas descendientes de Quehat y los descendientes de Coré empezaron a alabar en voz muy alta al Señor, Dios de Israel.

20 A la mañana siguiente se levantaron temprano para ponerse en camino hacia el desierto de Tecoa. Y en el momento de salir, Josafat se puso de pie para decirles: «Escúchenme, habitantes de Jerusalén y de Judá: confíen en el Señor, su Dios, y se sentirán seguros; confíen en sus profetas, y todo les saldrá bien.»

21 Y después de consultar con el pueblo, nombró algunos cantores para que, vestidos con ropas sagradas y marchando al frente de las tropas, alabaran al Señor con el himno: «Den gracias al Señor, porque su amor es eterno.»

22 Luego, en el momento en que empezaron a cantar con alegría himnos de alabanza, el Señor creó confusión entre los amonitas, los moabitas y los de la montaña de Seír, que venían a atacar a Judá, y fueron derrotados. 23 Pues los amonitas y los moabitas atacaron a los de la montaña de Seír y los destruyeron por completo, y después de acabar con ellos, se destruyeron unos a otros. 24 Cuando los hombres de Judá llegaron al sitio desde donde se ve el desierto, y miraron hacia el ejército enemigo, sólo vieron cadáveres tendidos en el suelo. ¡Nadie había logrado escapar! 25 Entonces acudieron Josafat y su gente a recoger lo que habían dejado los enemigos, y encontraron gran cantidad de ganado, armas, vestidos y objetos valiosos, y se apoderaron de todo. Había tantas cosas, que no podían llevárselas. Era tal la cantidad, que estuvieron tres días recogiendo cosas.

26 El cuarto día se reunieron en el valle de Beracá, y allí bendijeron al Señor. Por eso llamaron aquel lugar el valle de Beracá, nombre que lleva hasta hoy. 27 Después todos los hombres de Judá y Jerusalén, con Josafat al frente, regresaron a Jerusalén muy contentos, porque el Señor les había dado motivo de alegría a costa de sus enemigos. 28 Cuando llegaron a Jerusalén, fueron al templo del Señor al son de salterios, cítaras y trompetas.

29 Al saber que el Señor había luchado contra los enemigos de Israel, todas las naciones se llenaron de miedo a Dios. 30 Y así el reinado de Josafat siguió tranquilo, porque Dios le concedió paz con los países vecinos.

Resumen del reinado de Josafat(A)

31 Josafat reinó, pues, sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y veinticinco años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, y era hija de Silhí.

32 Josafat se condujo con rectitud, como Asá, su padre. Sus hechos fueron rectos a los ojos del Señor. 33 Sin embargo, los santuarios en lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo todavía no estaba firme en su propósito de seguir al Dios de sus antepasados.

34 El resto de su historia, desde el comienzo hasta el fin, está escrito en las crónicas de Jehú, hijo de Hananí, y está incluido en el libro de los reyes de Israel.

35 Más tarde, Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel, el cual se comportaba perversamente. 36 Se hizo su socio para construir barcos para ir a Tarsis, y los construyeron en Esión-guéber. 37 Entonces Eliézer de Maresá, hijo de Dodavahu, pronunció contra Josafat esta profecía: «El Señor va a hacer pedazos lo que tú has hecho, por haberte asociado con Ocozías.» Y, en efecto, los barcos se hicieron pedazos y ya no pudieron ir a Tarsis.

Apocalipsis 8

El séptimo sello

Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora.

Visión preparatoria

Luego vi a los siete ángeles que estaban de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas. Después vino otro ángel, con un incensario de oro, y se puso de pie ante el altar; y se le dio mucho incienso, para ofrecerlo sobre el altar de oro que estaba delante del trono, junto con las oraciones del pueblo santo. El humo del incienso subió de la mano del ángel a la presencia de Dios, junto con las oraciones del pueblo santo. Entonces el ángel tomó el incensario, lo llenó con brasas de fuego del altar, y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos, voces, relámpagos y un terremoto.

Los siete ángeles que tenían las siete trompetas se prepararon para tocarlas.

Las cuatro primeras trompetas

El primer ángel tocó su trompeta, y fueron lanzados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemó la tercera parte de la tierra, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

El segundo ángel tocó su trompeta, y fue lanzado al mar algo que parecía un gran monte ardiendo en llamas; y la tercera parte del mar se volvió sangre. La tercera parte de todo lo que vivía en el mar, murió, y la tercera parte de los barcos fueron destruidos.

10 El tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella, ardiendo como una antorcha, cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales. 11 La estrella se llamaba Amargura; y la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y a causa de aquellas aguas amargas murió mucha gente.

12 El cuarto ángel tocó su trompeta, y fue dañada la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas. De modo que una tercera parte de ellos quedó oscura, y no dieron su luz durante la tercera parte del día ni de la noche.

13 Luego miré, y oí un águila que volaba en medio del cielo y decía con fuerte voz: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las trompetas que van a tocar los otros tres ángeles!»

Zacarías 4

Visión del candelabro y los olivos

Volvió entonces el ángel que hablaba conmigo, y me despertó como se despierta a uno que está dormido. Me preguntó: «¿Qué ves?» Y yo le contesté: «Veo un candelabro de oro, con un depósito de aceite encima. En lo alto tiene siete lámparas, a las que llega el aceite por siete tubos. Junto al candelabro hay dos olivos, uno a su derecha y otro a su izquierda.»

Pregunté al ángel que hablaba conmigo: «Mi señor, ¿qué significa esto?» El ángel me contestó: «¿No sabes lo que significa?» Yo le dije: «No, señor.»

Y él continuó: «Éste es el mensaje del Señor para Zorobabel: “No depende del ejército, ni de la fuerza, sino de mi Espíritu, dice el Señor todopoderoso. ¿Quién eres tú, gran montaña? ¡Quedarás convertida en llanura delante de Zorobabel! Él sacará la piedra principal, mientras grita la gente: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa!”»

Después me dio el Señor otro mensaje: «Zorobabel ha puesto los cimientos de este templo, y él mismo será quien lo termine.» Así reconocerán ustedes que fue el Señor todopoderoso quien me envió. 10 «Aquellos que no tomaron en serio los pequeños comienzos, ahora se alegrarán viendo a Zorobabel terminar las obras.»

Después de esto, el ángel añadió: «Estas siete lámparas son los ojos del Señor, que están recorriendo toda la tierra.»

11 Yo le pregunté: «¿Qué son esos dos olivos, uno a cada lado del candelabro?» 12 También le pregunté: «¿Y qué significan esas dos ramas de olivo que están junto a los tubos de oro por donde llega el aceite a las lámparas?» 13 El ángel me respondió: «¿No sabes lo que significan?» Le dije: «No, señor.»

14 Y él me contestó: «Éstos son los dos que han sido consagrados para el servicio del Señor de toda la tierra.»

Juan 7

Los hermanos de Jesús no creían en él

Después de esto, Jesús andaba por la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos, sus hermanos le dijeron:

—No te quedes aquí; vete a Judea, para que los seguidores que tienes allá también vean lo que haces. Pues cuando uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que haces cosas como éstas, hazlas delante de todo el mundo.

Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. Jesús les dijo:

—Todavía no ha llegado mi hora, pero para ustedes cualquier hora es buena. Los que son del mundo no pueden odiarlos a ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo. Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque todavía no se ha cumplido mi hora.

Les dijo esto, y se quedó en Galilea.

Jesús en la fiesta de las Enramadas

10 Pero después que se fueron sus hermanos, también Jesús fue a la fiesta, aunque no públicamente, sino casi en secreto. 11 Los judíos lo buscaban en la fiesta, y decían:

—¿Dónde estará ese hombre?

12 Entre la gente se hablaba mucho de él. Unos decían: «Es un hombre de bien»; pero otros decían: «No es bueno; engaña a la gente.»

13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

14 Hacia la mitad de la fiesta, Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar. 15 Los judíos decían admirados:

—¿Cómo sabe éste tantas cosas, sin haber estudiado?

16 Jesús les contestó:

—Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió. 17 Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero quien busca la gloria del que lo envió, ése dice la verdad y en él no hay nada reprochable.

19 »¿No es verdad que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?

20 La gente le contestó:

—¡Estás endemoniado! ¿Quién quiere matarte?

21 Jesús les dijo:

—Todos ustedes se admiran por una sola cosa que hice en sábado. 22 Sin embargo, Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión (aunque no procede de Moisés, sino de los patriarcas), y ustedes circuncidan a un hombre aunque sea en sábado. 23 Ahora bien, si por no faltar a la ley de Moisés ustedes circuncidan al niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado en sábado al hombre entero? 24 No juzguen ustedes por las apariencias. Cuando juzguen, háganlo con rectitud.

Jesús habla de su origen

25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a preguntar:

—¿No es a éste al que andan buscando para matarlo? 26 Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Mesías? 27 Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.

28 Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:

—¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza y a quien ustedes no conocen. 29 Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.

30 Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque todavía no había llegado su hora. 31 Muchos creyeron en él, y decían:

—Cuando venga el Mesías, ¿acaso hará más señales milagrosas que este hombre?

Los fariseos intentan arrestar a Jesús

32 Los fariseos oyeron lo que la gente decía de Jesús; y ellos y los jefes de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran. 33 Entonces Jesús dijo:

—Voy a estar con ustedes solamente un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado. 34 Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar.

35 Los judíos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros:

—¿A dónde se va a ir este, que no podremos encontrarlo? ¿Acaso va a ir a los judíos que viven dispersos en el extranjero, y a enseñar a los paganos? 36 ¿Qué quiere decir eso de que “Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar”?

Ríos de agua viva

37-38 El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:

—Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.

39 Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido glorificado.

División entre la gente

40 Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron:

—Seguro que este hombre es el profeta.

41 Otros decían:

—Éste es el Mesías.

Pero otros decían:

—No, porque el Mesías no puede proceder de Galilea. 42 La Escritura dice que el Mesías tiene que ser descendiente del rey David, y que procederá de Belén, el mismo pueblo de donde era David.

43 Así que la gente se dividió por causa de Jesús. 44 Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo.

Las autoridades no creían en Jesús

45 Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron:

—¿Por qué no lo trajeron?

46 Los guardianes contestaron:

—¡Jamás ningún hombre ha hablado así!

47 Entonces los fariseos les dijeron:

—¿También ustedes se han dejado engañar? 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos? 49 Pero esta gente, que no conoce la ley, está maldita.

50 Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo:

51 —Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho.

52 Ellos le contestaron:

—¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea jamás procede un profeta.

La mujer adúltera

[53 Cada uno se fue a su casa.

Dios Habla Hoy (DHH)

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