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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Reyes 2

Elías es llevado al cielo

Aconteció que cuando el SEÑOR iba a arrebatar a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. Y Elías dijo a Eliseo:

—Por favor, quédate aquí, porque el SEÑOR me ha enviado a Betel.

Eliseo dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré!

Entonces descendieron a Betel. Y los hijos de los profetas que estaban en Betel salieron al encuentro de Eliseo, y le preguntaron:

—¿Sabes que hoy el SEÑOR arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?

Él respondió:

—Sí, yo lo sé. Callen.

Elías le volvió a decir:

—Eliseo, por favor, quédate aquí, porque el SEÑOR me ha enviado a Jericó.

Y él dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré!

Y fueron a Jericó. Entonces los hijos de los profetas que estaban en Jericó se acercaron a Eliseo y le preguntaron:

—¿Sabes que hoy el SEÑOR arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?

Y él respondió:

—Sí, yo lo sé. Callen.

Luego le dijo Elías:

—Por favor, quédate aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán.

Y él dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré!

Fueron, pues, los dos. Y llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon al frente, a lo lejos. También ellos dos se pararon junto al Jordán. Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado; y ambos pasaron en seco. Y sucedió que cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:

—Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.

Eliseo dijo:

—Te ruego que pase a mí una doble porción de tu espíritu.

10 Él dijo:

—Has pedido algo difícil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te será concedido; si no, no.

11 Aconteció que mientras ellos iban y conversaban, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego los separó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo, al verlo, gritó:

—¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!

Nunca más lo vio. Y agarrando sus ropas, las rasgó en dos partes.

Eliseo sucede a Elías

13 Entonces Eliseo recogió el manto de Elías, que se le había caído, y regresó. Luego, deteniéndose a la orilla del Jordán, 14 tomó el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas y dijo:

—¿Dónde está el SEÑOR, el Dios de Elías?

Y cuando él también golpeó las aguas, estas se apartaron a uno y a otro lado; y Eliseo cruzó. 15 Lo vieron los hijos de los profetas que estaban en Jericó, al otro lado, y dijeron:

—¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!

Entonces fueron hacia él, se postraron ante él en tierra, 16 y le dijeron:

—He aquí, con tus siervos hay cincuenta hombres valerosos. Que vayan ellos y busquen a tu señor; no sea que el Espíritu del SEÑOR lo haya levantado y lo haya arrojado en alguna montaña o en algún valle.

Él dijo:

—No los manden.

17 Ellos insistieron hasta que sintiéndose él avergonzado, dijo:

—Envíenlos.

Entonces enviaron a cincuenta hombres, los cuales lo buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. 18 Cuando volvieron a él, que se había quedado en Jericó, les dijo:

—¿No les dije que no fueran?

Eliseo sanea las aguas de Jericó

19 Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo:

—He aquí, el lugar de esta ciudad es bueno, como lo ve mi señor; pero las aguas son malas, y la tierra es estéril.

20 Entonces él dijo:

—Tráiganme una vasija nueva y pongan en ella sal.

Se la trajeron. 21 Y salió al manantial de las aguas, echó dentro la sal y dijo:

—Así ha dicho el SEÑOR: “Yo saneo estas aguas, y no habrá en ellas más muerte ni esterilidad”.

22 Y así fueron saneadas las aguas hasta el día de hoy, conforme a las palabras que Eliseo pronunció.

Eliseo y los muchachos de Betel

23 Después fue de allí a Betel; y cuando subía por el camino, salieron unos muchachos pequeños de la ciudad y se burlaban de él diciéndole:

—¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!

24 Volviéndose hacia atrás, los vio y los maldijo en el nombre del SEÑOR. Entonces salieron dos osos del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos niños.

25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.

2 Tesalonicenses 2

El hombre de iniquidad

Ahora, con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, que no sean movidos fácilmente de su modo de pensar ni sean alarmados ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. Nadie los engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad[a], el hijo de perdición. Este se opondrá y se alzará contra todo lo que se llama Dios o que se adora, tanto que se sentará en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios[b].

¿No se acuerdan de que mientras yo estaba todavía con ustedes les decía esto? Ahora saben qué lo detiene, a fin de que a su debido tiempo él sea revelado. Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida[c]. El advenimiento del inicuo es por operación de Satanás, con todo poder, señales y prodigios falsos, 10 y con todo engaño de injusticia entre los que perecen por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto, Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad sino que se complacieron en la injusticia.

La buena esperanza de los creyentes

13 Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por ustedes, hermanos amados del Señor, de que Dios los haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad. 14 Con este fin los llamó Dios por medio de nuestro evangelio para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

15 Así que, hermanos, estén firmes y retengan las doctrinas en que han sido enseñados, sea por palabra o por carta nuestra. 16 Y el mismo Señor nuestro Jesucristo, y nuestro Padre Dios quien nos amó y por gracia nos dio eterno consuelo y buena esperanza, 17 anime el corazón de ustedes y los confirme en toda obra y palabra buena.

Daniel 6

Daniel es acusado ante el rey Darío

Pareció bien a Darío constituir sobre el reino a ciento veinte sátrapas que estuvieran en todo el reino, y sobre ellos a tres ministros (de los cuales Daniel era uno), a quienes rindieran cuenta estos sátrapas, para que el rey no fuera perjudicado. Pero Daniel mismo se distinguía entre los ministros y los sátrapas, porque en él había excelencia de espíritu. Y el rey pensaba constituirlo sobre todo el reino.

Entonces los ministros y los sátrapas buscaban hallar pretexto contra Daniel en los asuntos del reino, pero no podían hallar ningún pretexto o corrupción, porque él era fiel. Ninguna negligencia ni corrupción fueron halladas en él. Entonces estos hombres dijeron:

—No hallaremos contra este Daniel ningún pretexto, si no lo hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.

Entonces estos ministros y sátrapas se reunieron delante del rey y le dijeron así:

—¡Oh rey Darío, para siempre vivas! Todos los ministros del reino, los intendentes y los sátrapas, los altos oficiales y los gobernadores han acordado por consejo que el rey promulgue un decreto y que ponga en vigencia el edicto de que cualquiera que haga una petición a cualquier dios u hombre, fuera de ti, durante treinta días, oh rey, sea echado al foso de los leones. Ahora, oh rey, pon en vigencia el edicto y firma el documento, para que no pueda ser cambiado, conforme a la ley de medos y persas, la cual no puede ser abrogada.

Por tanto, el rey Darío firmó el documento del edicto. 10 Cuando Daniel supo que el documento estaba firmado entró en su casa y, con las ventanas de su cámara abiertas hacia Jerusalén, se hincaba de rodillas tres veces al día. Y oraba y daba gracias a su Dios, como lo solía hacer antes. 11 Entonces aquellos hombres se reunieron y hallaron a Daniel rogando e implorando delante de su Dios. 12 Luego se acercaron y hablaron delante del rey acerca del edicto real:

—¿No has firmado el edicto de que cualquiera que pida a cualquier dios u hombre, fuera de ti, durante treinta días, oh rey, sea echado al foso de los leones?

El rey respondió y dijo:

—Es verdad el asunto, conforme a la ley de medos y persas, la cual no puede ser abrogada.

13 Entonces respondieron y dijeron delante del rey:

—Ese Daniel, uno de los cautivos de Judá, no ha hecho caso de ti, oh rey, ni del edicto que has firmado. Más bien, tres veces al día hace su oración.

14 Al oír el rey de este asunto, sintió un gran disgusto por ello y se propuso salvar a Daniel. Hasta la puesta del sol se esforzó por librarlo. 15 Pero aquellos hombres se reunieron cerca del rey y le dijeron:

—Ten presente, oh rey, que es ley de medos y persas, que ningún edicto o decreto que el rey pone en vigencia puede ser cambiado.

Daniel en el foso de los leones

16 Entonces el rey dio la orden, y trajeron a Daniel y lo echaron al foso de los leones. El rey habló y dijo a Daniel:

—¡Tu Dios, a quien tú continuamente rindes culto, él te libre!

17 Una piedra fue traída y puesta sobre la entrada del foso, la cual el rey selló con su anillo y con el anillo de sus nobles, para que el acuerdo acerca de Daniel no fuera cambiado. 18 Después el rey fue a su palacio y pasó la noche sin comer. No fueron llevadas diversiones a su presencia y se le fue el sueño. 19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue apresuradamente al foso de los leones. 20 Cuando se acercó al foso, llamó a voces a Daniel, con tono entristecido. El rey habló y dijo a Daniel:

—¡Oh Daniel, siervo del Dios viviente! Tu Dios, a quien tú continuamente rindes culto, ¿te ha podido librar de los leones?

21 Entonces Daniel habló con el rey:

—¡Oh rey, para siempre vivas! 22 Mi Dios envió a su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hicieran daño; porque delante de él he sido hallado inocente. Tampoco delante de ti, oh rey, he hecho nada malo.

23 Entonces el rey se alegró en gran manera a causa de él y mandó que sacaran a Daniel del foso. Daniel fue sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él porque había confiado en su Dios.

24 Luego el rey dio la orden, y trajeron a aquellos hombres que habían acusado a Daniel. Los echaron al foso de los leones a ellos, a sus hijos y a sus mujeres. Y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y trituraron todos sus huesos.

Darío alaba al Dios de Daniel

25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra:

Paz les sea multiplicada. 26 De parte mía es dada la orden de que en todo el dominio de mi reino tiemblen y teman delante del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente, que permanece por la eternidad. Su reino es un reino que no será destruido y su dominio dura hasta el fin. 27 Él salva y libra; él hace señales y milagros en el cielo y en la tierra. Él es quien libró a Daniel del poder de los leones.

28 Este Daniel fue prosperado durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.

Salmos 112-113

Prosperidad del que teme al SEÑOR

112 ¡Aleluya!

Bienaventurado[a] el hombre que
teme al SEÑOR
y en sus mandamientos se
deleita en gran manera.
Su descendencia será poderosa
en la tierra;
la generación de los rectos
será bendita.
Bienes y riquezas hay en su casa;
su justicia permanece para siempre.
En las tinieblas resplandece la luz para los rectos;
él es clemente, misericordioso y justo.
El hombre de bien tiene compasión y presta,
y administra sus cosas con justicia.
Por eso no resbalará jamás;
para siempre será recordado el justo.
De las malas noticias no
tendrá temor;
su corazón está firme, confiado
en el SEÑOR.
Afianzado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos
su deseo.
Esparce, da a los necesitados;
su justicia permanece para siempre
y su poderío será exaltado en gloria.
10 Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes y se consumirá.
El deseo de los impíos perecerá.

Dios levanta a los pobres

113 ¡Aleluya!

¡Alaben, oh siervos del SEÑOR,
alaben el nombre del SEÑOR!
Sea bendito el nombre del SEÑOR desde ahora y para siempre.
Desde el nacimiento del sol y hasta donde se pone
sea alabado el nombre del SEÑOR.
Alto sobre todas las naciones
es el SEÑOR;
sobre los cielos es su gloria.
¡Quién como el SEÑOR nuestro Dios,
el que mora en lo alto
y se humilla para mirar en el cielo
y en la tierra!
Levanta del polvo al pobre,
y al necesitado enaltece desde
la basura
para hacerle sentar con los nobles, con los nobles de su pueblo.
Él hace habitar en familia a la estéril, feliz de ser madre de hijos.
¡Aleluya!

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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