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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Reyes 19

Elías ante el SEÑOR en Horeb

19 Acab informó a Jezabel de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: “¡Así me hagan los dioses y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he hecho con tu vida como la vida de uno de ellos!”.

Entonces él tuvo miedo, y se levantó y huyó para salvar su vida. Así llegó a Beerseba, que pertenece a Judá. Dejó allí a su criado, y él se fue un día de camino por el desierto. Luego vino, se sentó debajo de un arbusto de retama y ansiando morirse dijo:

—¡Basta ya, oh SEÑOR! ¡Quítame la vida, porque yo no soy mejor que mis padres!

Se recostó debajo del arbusto y se quedó dormido. Y he aquí que un ángel lo tocó y le dijo:

—Levántate, come.

Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre las brasas y una cantimplora de agua. Luego comió, bebió y se volvió a recostar. Entonces el ángel del SEÑOR volvió por segunda vez, y lo tocó diciendo:

—Levántate, come, porque el camino es demasiado largo para ti.

Se levantó, comió y bebió. Luego, con las fuerzas de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra del SEÑOR, y le preguntó:

—¿Qué haces aquí, Elías?

10 Y él respondió:

—He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

11 Él le dijo:

—Sal y ponte de pie en el monte, delante del SEÑOR.

Y he aquí que el SEÑOR pasaba. Un grande y poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. 12 Después del terremoto hubo un fuego, pero el SEÑOR no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado. 13 Y sucedió que al oírlo Elías, cubrió su cara con su manto, y salió y estuvo de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí, vino a él una voz y le preguntó:

—¿Qué haces aquí, Elías?

14 Él respondió:

—He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

15 Y el SEÑOR le dijo:

—Ve, regresa por tu camino, por el desierto, a Damasco. Cuando llegues, ungirás a Hazael como rey de Siria. 16 También a Jehú hijo de Nimsi ungirás como rey de Israel; y ungirás a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mejola, como profeta en tu lugar. 17 Y sucederá que al que escape de la espada de Hazael, lo matará Jehú; y al que escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo. 18 Pero yo he hecho que queden en Israel siete mil, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y todas las bocas que no lo han besado.

Elías unge a Eliseo como profeta

19 Cuando se fue de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él estaba con la duodécima. Pasando Elías hacia él, echó su manto sobre él. 20 Entonces él dejó los bueyes, fue corriendo tras Elías y dijo:

—Permíteme besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré.

Elías le dijo:

—Ve y vuelve; pues, ¿qué te he hecho yo?

21 Eliseo dejó de ir tras él. Luego tomó la yunta de bueyes y los mató. Y con el arado de los bueyes cocinó su carne y la dio a la gente para que comieran. Después se levantó, fue tras Elías y le servía.

1 Tesalonicenses 2

Ministerio de Pablo en Tesalónica

Porque ustedes mismos saben, hermanos, en cuanto a nuestra visita a ustedes, que no fue en vano. Al contrario, a pesar de que habíamos padecido antes y habíamos sido maltratados en Filipos, como saben, tuvimos valentía en nuestro Dios para anunciarles el evangelio de Dios en medio de grande conflicto. Pues nuestra exhortación no procedía de error ni de motivos impuros ni fue con engaño. Más bien, según fuimos aprobados por Dios para ser encomendados con el evangelio, así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres sino a Dios quien examina nuestro corazón. Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de ustedes ni de otros; aunque podríamos haberles sido carga como apóstoles de Cristo.

Más bien, entre ustedes fuimos tiernos[a], como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos. Tanto es nuestro cariño para ustedes que nos parecía bien entregarles no solo el evangelio de Dios sino también nuestra propia vida, porque habían llegado a sernos muy amados. Porque se acuerdan, hermanos, de nuestro arduo trabajo y fatiga; que trabajando de día y de noche para no ser gravosos a ninguno de ustedes les predicamos el evangelio de Dios.

10 Ustedes son testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente actuamos entre ustedes los creyentes. 11 En esto saben que fuimos para cada uno de ustedes como el padre para sus propios hijos: Les exhortábamos, les animábamos 12 y les insistíamos en que anduvieran como es digno de Dios, que los llama[b] a su propio reino y gloria.

Persecución de la iglesia

13 Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de parte nuestra, la aceptaron, no como palabra de hombres sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en ustedes los que creen. 14 Porque ustedes, hermanos, llegaron a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues también ustedes han padecido las mismas cosas de sus propios compatriotas, como ellos de los judíos. 15 Estos mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, a nosotros nos han perseguido, no agradan a Dios y se oponen a todos los hombres, 16 prohibiéndonos hablar a los gentiles a fin de que sean salvos. Así colman siempre la medida de sus pecados. ¡Pero la ira de Dios viene sobre ellos hasta el extremo!

Pablo anhela visitarlos de nuevo

17 Pero nosotros, hermanos, apartados de ustedes por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, procuramos con mayor empeño y con mucho deseo verlos personalmente. 18 Por eso quisimos ir a ustedes (yo Pablo, una y otra vez), pero Satanás nos lo impidió. 19 Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de orgullo delante del Señor Jesucristo en su venida? ¿Acaso no lo son ustedes? 20 En efecto, ustedes son nuestra gloria y gozo.

Daniel 1

Nabucodonosor saquea el templo

En el tercer año del reinado de Joacima rey de Judá, Nabucodonosor rey de Babilonia fue a Jerusalén y la sitió. El Señor entregó en su mano a Joacim rey de Judá y parte de los utensilios de la casa de Dios. Los trajo a la tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en el tesoro de su dios.

Daniel en la corte de Nabucodonosor

El rey dijo a Aspenaz, jefe de sus funcionarios, que trajera de los hijos de Israel, del linaje real y de los nobles, a jóvenes en quienes no hubiera ningún defecto, bien parecidos, instruidos en toda sabiduría, dotados de conocimiento, poseedores del saber y capaces para servir en el palacio del rey; y que les enseñara la escritura y la lengua de los caldeos. El rey les asignó para cada día una ración de los manjares del rey y del vino que él bebía. Ordenó que se les educara durante tres años, para que al fin de ellos se presentaran al servicio del rey. Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de la tribu de Judá. A estos, el jefe de los funcionarios les puso nombres: A Daniel llamó Beltesasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac y a Azarías, Abed-nego.

Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la ración de la comida del rey ni con el vino que este bebía. Pidió, por tanto, al jefe de los funcionarios que no fuera obligado a contaminarse. Dios concedió a Daniel que se ganara el afecto y la buena voluntad del jefe de los funcionarios, 10 y el jefe de los funcionarios dijo a Daniel:

—Tengo temor de mi señor el rey, quien ha asignado la comida y la bebida de ustedes; pues cuando él vea sus caras más demacradas que las de los jóvenes de la edad de ustedes, expondrán mi vida ante el rey.

11 Entonces Daniel dijo al inspector, a quien el jefe de los funcionarios había puesto a cargo de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:

12 —Por favor, prueba a tus siervos durante diez días; que nos den de comer solo legumbres y de beber solo agua. 13 Luego sean vistos delante de ti nuestro aspecto y el de los jóvenes que comen de la ración de los manjares del rey. Y según lo que veas, así harás con tus siervos.

14 Los escuchó en este asunto y los probó durante diez días. 15 Al final de los diez días el aspecto de ellos se veía mejor y más nutrido de carnes que el de los otros jóvenes que comían de la ración de los manjares del rey. 16 De modo que el inspector retiraba la ración de los manjares de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

17 A estos cuatro jóvenes Dios les dio conocimiento y habilidad en toda clase de escritura y sabiduría. Y Daniel era entendido en toda clase de visiones y sueños.

18 Pasados los días, al fin de los cuales el rey había dicho que los trajeran, el jefe de los funcionarios los llevó a la presencia de Nabucodonosor. 19 El rey habló con ellos, y no se encontró entre todos ellos ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Así se presentaron al servicio del rey. 20 En todo asunto de sabiduría y entendimiento que el rey les consultó los encontró diez veces mejores que todos los magos y encantadores que había en todo su reino. 21 Y Daniel continuó hasta el primer año del rey Ciro[a].

Salmos 105

Dios en la historia de Israel

105 ¡Den gracias al SEÑOR! ¡Invoquen su nombre!

Den a conocer entre los pueblos sus hazañas.
Cántenle, cántenle salmos;
hablen de todas sus maravillas.
Gloríense en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR.
Busquen al SEÑOR y su poder; busquen continuamente su rostro.
Acuérdense de las maravillas
que ha hecho,
de sus prodigios y de los juicios
de su boca,
oh ustedes, descendientes de Abraham[a], su siervo;
hijos de Jacob, sus escogidos.
Él es el SEÑOR, nuestro Dios;
en toda la tierra están sus juicios.
Se acordó para siempre de su pacto[b]
—de la palabra que mandó para mil generaciones—,
el cual hizo con Abraham;
y de su juramento a Isaac.
10 Lo confirmó a Jacob por estatuto, como pacto sempiterno a Israel,
11 diciendo: “A ti[c] daré la tierra de Canaán
como la porción que poseerán”.
12 Cuando eran pocos en número, muy pocos y forasteros en ella;
13 cuando andaban de nación en nación
y de un reino a otro pueblo,
14 no permitió que nadie los oprimiese; más bien, por causa de ellos castigó a reyes.
15 Dijo: “¡No toquen a mis ungidos,
ni hagan mal a mis profetas!”.
16 Cuando trajo hambre sobre la tierra
y cortó todo el sustento de pan,
17 ya había enviado delante de ellos
a un hombre,
a José[d], que fue vendido como
esclavo.
18 Afligieron con grilletes sus pies,
y a su cuello pusieron cadena de hierro
19 hasta que se cumplió su palabra,
y el dicho del SEÑOR lo aprobó.
20 Entonces el rey mandó que
lo soltaran;
el soberano de los pueblos lo desató.
21 Lo puso como señor de su casa[e]
y como gobernador de toda
su posesión
22 para que disciplinara a su gusto a los grandes
y a sus ancianos enseñara sabiduría.
23 Después entró Israel en Egipto,
y Jacob fue extranjero en la tierra
de Cam[f].
24 Dios hizo que su pueblo fuera muy fecundo,
y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el corazón de estos
para que aborreciesen a su pueblo, para que contra sus siervos actuaran con engaño.
26 Envió a su siervo Moisés[g],
y a Aarón, al cual escogió.
27 Puso en ellos las palabras de
sus señales
y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió tinieblas[h] y trajo oscuridad pero no guardaron[i] sus palabras.
29 Convirtió sus aguas en sangre[j]
y mató sus peces.
30 Su tierra produjo ranas[k]
hasta en las habitaciones de sus reyes.
31 Habló, y llegaron enjambres
de moscas
y piojos en todo su territorio[l].
32 Convirtió sus lluvias en granizo[m]
y en llamas de fuego, en su tierra.
33 Dañó sus viñas y sus higueras
y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y vinieron langostas[n]
y pulgón sin número.
35 Comieron toda la hierba de su país
y devoraron el pasto de su tierra.
36 Golpeó, además, a todos los
primogénitos[o] de su país,
las primicias de todo su vigor.
37 Los sacó con plata y oro[p];
no hubo entre sus tribus enfermo.
38 Egipto se alegró de que salieran porque su terror había caído
sobre ellos.
39 Extendió una nube por cortina[q];
y fuego para alumbrar de noche.
40 Pidieron, e hizo venir codornices[r]
y los sació con pan del cielo[s].
41 Abrió la peña[t] y fluyeron aguas; corrieron por los sequedales como río.
42 Porque se acordó de su santa promesa dada a su siervo Abraham[u].
43 Así sacó a su pueblo con gozo; con júbilo sacó a sus escogidos.
44 Les dio las tierras de las naciones,
y heredaron el fruto de las labores
de ellas
45 para que guardaran sus estatutos
y observaran sus leyes.
¡Aleluya!

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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