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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 36

36 Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá

Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al país una multa de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de oro.

El rey de Egipto proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.

Joacim, rey de Judá

Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.

Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR su Dios. Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa del SEÑOR, y los puso en su palacio en Babilonia.

Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

Joaquín, rey de Judá

Joaquín tenía dieciocho años[a] cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén.

Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, 10 y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarlo a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa del SEÑOR. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre[b].

Sedequías y la caída de Jerusalén

11 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.

12 Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato del SEÑOR. 13 Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien lo había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver al SEÑOR Dios de Israel. 14 También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa del SEÑOR, que él había santificado en Jerusalén.

15 El SEÑOR, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada. 16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira del SEÑOR estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio. 17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los débiles. A todos los entregó en su mano.

18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia. 19 Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. 20 A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia, 21 para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

Ciro decreta reconstruir el templo

22 En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, el SEÑOR despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:

23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: “El SEÑOR, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre ustedes de todo su pueblo, que el SEÑOR su Dios sea con él, y suba”.

Apocalipsis 22

El río y el árbol de vida

22 Después me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero. En medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado del río, está el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.

Ya no habrá más maldición. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le rendirán culto. Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá más noche, ni tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol; porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

Cristo viene pronto

Me dijo además: “Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas[a], ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que tienen que suceder pronto. ¡He aquí vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar ante los pies del ángel que me las mostraba. Y él me dijo: “¡Mira, no lo hagas! Pues yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios!”. 10 Y me dijo: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, haga injusticia todavía. El que es impuro, sea impuro todavía. El que es justo, haga justicia todavía, y el que es santo, santifíquese todavía”.

12 “He aquí vengo pronto, y mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sean sus obras. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin”.

14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras[b], para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la ciudad por las puertas. 15 Pero afuera quedarán los perros, los hechiceros, los que cometen inmoralidades sexuales, los homicidas, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.

Conclusión

16 “Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

17 El Espíritu y la esposa dicen: “¡Ven!”. El que oye diga: “¡Ven!”. El que tiene sed, venga. El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente.

18 Yo advierto a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a estas cosas, Dios le añadirá las plagas que están escritas en este libro; 19 y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios le quitará su parte del árbol[c] de la vida y de la santa ciudad, de los cuales se ha escrito en este libro.

20 El que da testimonio de estas cosas dice: “¡Sí, vengo pronto!”.

¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

21 La gracia de nuestro Señor Jesús sea con todos[d].

Malaquías 4

“Porque he aquí viene el día ardiente como un horno, y todos los arrogantes y todos los que hacen maldad serán como paja. Aquel día que vendrá los quemará y no les dejará ni raíz ni rama, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. Pero para ustedes, los que temen mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá sanidad. Ustedes saldrán y saltarán como terneros de engorde. Pisotearán a los impíos, los cuales, el día que yo preparo, serán como ceniza bajo las plantas de sus pies”, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos.

“Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés, a quien encargué en Horeb leyes y decretos para todo Israel.

“He aquí yo envío al profeta Elías antes de que venga el día del SEÑOR, grande y temible. Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo y golpee la tierra con destrucción”.

Juan 21

Jesús aparece a los suyos en Galilea

21 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos en el mar de Tiberias. Se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo, Natanael que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo:

—Voy a pescar.

Le dijeron:

—Vamos nosotros también contigo.

Salieron y entraron en la barca, pero aquella noche no consiguieron nada. Al amanecer, Jesús se presentó en la playa, aunque los discípulos no se daban cuenta de que era Jesús. Entonces Jesús les dijo:

—Hijitos, ¿no tienen nada de comer?

Le contestaron:

—No.

Él les dijo:

—Echen la red al lado derecho de la barca, y hallarán.

La echaron, pues, y ya no podían sacarla por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro:

—¡Es el Señor!

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó el manto, pues se lo había quitado, y se tiró al mar. Los otros discípulos llegaron con la barca, arrastrando la red con los peces porque no estaban lejos de tierra sino como a cien metros. Cuando bajaron a tierra, vieron brasas puestas con pescado encima, y pan.

10 Jesús les dijo:

—Traigan de los pescados que ahora han pescado.

11 Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres de ellos y, aunque eran tantos, la red no se rompió. 12 Jesús les dijo:

—Vengan, coman.

Ninguno de los discípulos osaba preguntarle: “Tú, ¿quién eres?”, pues sabían que era el Señor. 13 Vino, entonces, Jesús y tomó el pan y les dio; y también hizo lo mismo con el pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.

Jesús y Pedro

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas tú más que estos?

Le dijo:

—Sí, Señor; tú sabes que te amo[a].

Jesús le dijo:

—Apacienta mis corderos.

16 Le volvió a decir por segunda vez:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas?

Le contestó:

—Sí, Señor; tú sabes que te amo[b].

Jesús le dijo:

—Pastorea mis ovejas.

17 Le dijo por tercera vez:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas[c]?

Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿Me amas[d]?”. Y le dijo:

—Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo[e].

Jesús le dijo:

—Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo que cuando eras más joven, tú te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y te ceñirá otro y te llevará a donde no quieras.

19 Esto dijo señalando con qué muerte Pedro había de glorificar a Dios. Después de haber dicho esto le dijo:

—Sígueme.

Jesús y el discípulo amado

20 Pedro se dio vuelta y vio que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba. Fue el mismo que se recostó sobre su pecho en la cena y le dijo: “Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?”[f]. 21 Así que, al verlo, Pedro le dijo a Jesús:

—Señor, ¿y qué de este?

22 Jesús le dijo:

—Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene esto que ver contigo? Tú, sígueme.

23 Así que se difundió este dicho entre los hermanos de que aquel discípulo no habría de morir. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: “Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene que ver eso contigo?”.

24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las escribió. Y sabemos que su testimonio es verdadero.

25 Hay también muchas otras cosas que hizo Jesús que, si se escribieran una por una, pienso que no cabrían ni aun en el mundo los libros que se habrían de escribir[g].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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