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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Éxodo 22

Leyes acerca de la restitución

22 “Cuando alguien robe un buey o una oveja y lo degüelle o venda, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja, pagará cuatro ovejas. Si un ladrón es hallado forzando una casa, y es herido y muere, no hay castigo. Pero si sucede después de salido el sol, sí, hay castigo. Al ladrón le corresponde hacer restitución, y si no tiene con qué, será vendido por lo que ha robado. Si lo robado es hallado vivo en su poder, sea buey, asno u oveja, pagará el doble.

“Cuando alguien deje pastar su ganado en un campo o una viña y permita que su ganado pase a otro campo, pagará con lo mejor de su propio campo y con lo mejor de su viña.

“Cuando un fuego se extienda y halle espinos, y sean destruidas las gavillas, la mies o un campo, el que prendió el fuego, sin falta pagará el daño del incendio.

“Cuando alguien dé a su prójimo plata u objetos para que los guarde, y estos sean robados de la casa del hombre; si es hallado el ladrón, este pagará el doble. Pero si no es hallado el ladrón, entonces al señor de la casa se le hará comparecer ante los jueces para determinar si ha metido la mano en la propiedad de su prójimo.

“Sobre todo asunto de posesión ilegal, sea con respecto a buey, asno, oveja, vestido o cualquier propiedad perdida, si uno dice: ‘Esto es mío’, la causa de ambos será llevada ante los jueces. Y aquel a quien los jueces declaren culpable pagará el doble a su prójimo.

10 “Cuando alguien entregue a su prójimo un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal para que lo guarde, y se muera o se lastime, o sea robado sin que nadie lo vea, 11 tendrá lugar entre ambos un juramento ante el SEÑOR, de que no ha metido la mano en la propiedad de su prójimo. El dueño aceptará su testimonio, y el otro no hará restitución. 12 Pero si efectivamente le ha sido robado, él hará restitución a su dueño. 13 Y si el animal fue despedazado, él llevará al dueño evidencia del animal despedazado; y no hará restitución.

14 “Cuando alguien pida prestado un animal a su prójimo y sea lesionado o muerto en ausencia de su dueño, hará completa restitución. 15 Pero si el dueño estuvo presente, no la hará. Si el animal era alquilado, los daños están incluidos en el alquiler.

16 “Cuando alguien seduzca a una mujer virgen no desposada y se acueste con ella, deberá pagar el precio matrimonial por ella y la tomará por mujer. 17 Pero si el padre de ella rehúsa dársela, a pesar de ello él pagará en dinero el precio matrimonial.

Leyes diversas

18 “No dejarás que vivan las brujas.

19 “Cualquiera que tiene cópula con un animal morirá irremisiblemente.

20 “El que ofrece sacrificio a un dios que no sea el SEÑOR, será anatema.

21 “No maltratarás ni oprimirás al extranjero, porque también ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto.

22 “No afligirás a ninguna viuda ni ningún huérfano. 23 Porque si llegas a afligirlo y él clama a mí, ciertamente oiré su clamor, 24 y mi furor se encenderá, y a ustedes mataré a espada; y sus mujeres quedarán viudas, y sus hijos huérfanos.

25 “Si das prestado dinero a algún pobre de mi pueblo que está contigo, no te portarás con él como usurero ni le impondrás intereses. 26 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás a la puesta del sol. 27 Porque eso es su única cubierta; eso es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿Con qué más ha de dormir? Cuando él clame a mí, yo lo oiré; porque soy misericordioso.

28 “No maldecirás a los jueces ni hablarás mal del gobernante de tu pueblo.

29 “No demorarás en presentar las primicias de tu cosecha ni de tu lagar.

“Me darás el primogénito de tus hijos. 30 Lo mismo harás con el de tus vacas y el de tus ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

31 “Me serán hombres santos. No comerán la carne de un animal despedazado en el campo. A los perros se la echarán.

Juan 1

La Palabra se hizo carne

En el principio era la Palabra[a], y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Ella era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Él vino como testimonio, a fin de dar testimonio de la luz para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz sino que vino para dar testimonio de la luz. Aquel era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo. 10 En el mundo estaba y el mundo fue hecho por medio de él, pero el mundo no lo conoció. 11 A lo suyo vino pero los suyos no lo recibieron. 12 Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios, 13 los cuales nacieron no de sangre ni de la voluntad de la carne ni de la voluntad de varón sino de Dios.

14 Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él y proclamó diciendo: “Este es aquel de quien dije: El que viene después de mí ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”. 16 Porque de su plenitud todos nosotros recibimos, y gracia sobre gracia. 17 La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios[b] único que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.

Testimonio de Juan el Bautista

19 Este es el testimonio de Juan cuando los judíos le enviaron de Jerusalén unos sacerdotes y levitas para preguntarle:

—¿Quién eres tú?

20 Él confesó y no negó sino que confesó:

—Yo no soy el Cristo.

21 Y le preguntaron:

—¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?

Y dijo:

—No lo soy.

—¿Eres tú el profeta?

Y respondió:

—No.

22 Le dijeron entonces:

—¿Quién eres, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices en cuanto a ti mismo?

23 Dijo:

—Yo soy la voz de uno que proclama en el desierto:

“Enderecen el camino del Señor”[c],

como dijo el profeta Isaías.

24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25 Le preguntaron y le dijeron:

—¿Entonces, por qué bautizas si tú no eres el Cristo ni Elías ni el profeta?

26 Juan les respondió diciendo:

—Yo bautizo en agua, pero en medio de ustedes está uno a quien ustedes no conocen. 27 Él es el que viene después de mí[d], de quien yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

28 Estas cosas acontecieron en Betania[e], al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Juan el Bautista testifica de Jesús

29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo:

—¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien dije: “Después de mí viene un hombre que ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”. 31 Yo no lo conocía; pero para que él fuera manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.

32 Juan dio testimonio diciendo:

—He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y posó sobre él. 33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y posar sobre él, este es el que bautiza en el Espíritu Santo”. 34 Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.

Los primeros discípulos

35 Al día siguiente, de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que andaba por allí, dijo:

—¡He aquí el Cordero de Dios!

37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús, al darse vuelta y ver que lo seguían, les dijo:

—¿Qué buscan?

Y ellos le dijeron:

—Rabí —que significa maestro—, ¿dónde moras?

39 Les dijo:

—Vengan y vean.

Por lo tanto, fueron y vieron dónde moraba; y se quedaron con él aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde[f].

40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Este encontró primero a su hermano Simón y le dijo:

—Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).

42 Él lo llevó a Jesús y, al verlo, Jesús le dijo:

—Tú eres Simón hijo de Jonás. Tú serás llamado Cefas[g] (que significa piedra).

43 Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo:

—Sígueme.

44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo:

—Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Ley y también en los Profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José.

46 Y le dijo Natanael:

—¿De Nazaret puede haber algo de bueno?

Le dijo Felipe:

—Ven y ve.

47 Jesús vio que Natanael venía hacia él y dijo de él:

—¡He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño!

48 Le dijo Natanael:

—¿De dónde me conoces?

Respondió Jesús y le dijo:

—Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49 Le respondió Natanael:

—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el rey de Israel!

50 Respondió Jesús y le dijo:

—¿Crees porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”? ¡Cosas mayores que estas verás!

51 Y les dijo:

—De cierto, de cierto les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

Job 40

40 El SEÑOR continuó y dijo a Job:

—¿Desistirá el que contiende con el Todopoderoso?
El que argumenta con Dios, que responda a esto.

Job responde al SEÑOR

Entonces Job respondió al SEÑOR y dijo:
—He aquí que yo soy insignificante. ¿Qué te he de responder?
Pongo mi mano sobre mi boca.
Una vez hablé y no volveré a responder; aun dos veces, pero no continuaré.

El SEÑOR vuelve a interpelar a Job

Entonces el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino y dijo:
—Cíñete, pues, los lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
¿Acaso invalidarás mi juicio? ¿Me condenarás a mí para justificarte tú?
¿Tienes tú un brazo como el de Dios?
¿Y truenas con una voz como la de él?
10 Adórnate, pues, de majestad y alteza; vístete de gloria y esplendor.
11 Difunde la indignación de tu furor; mira a todo soberbio y humíllalo.
12 Mira a todo soberbio y somételo;
pisotea a los impíos en su sitio.
13 Entiérralos juntos en el polvo; encierra sus rostros en lugares ocultos.
14 Entonces yo también reconoceré que tu mano derecha te dará la victoria.
15 »He allí el Behemot[a],
al cual yo hice junto contigo. Come hierba como el buey.
16 He aquí que su fuerza está en sus lomos y su vigor en los músculos de su vientre.
17 Pone su cola tensa como un cedro,
y los nervios de sus muslos están entretejidos.
18 Sus huesos son como tubos de bronce,
y su osamenta como barras de hierro.
19 Es una obra maestra de Dios.
Solo su Hacedor le puede acercar
su espada.
20 Pues los montes producen hierba para él, donde retozan todos los animales del campo.
21 Se recuesta debajo del loto,
en lo oculto del cañaveral y del pantano.
22 Las plantas de loto lo cubren con su sombra;
lo rodean los sauces del arroyo.
23 He aquí que cuando el río se desborda
él no se apresura a escapar.
Estará confiado aunque todo el Jordán se arroje contra su boca.
24 ¿Lo atrapan cuando está vigilando? ¿Le perforan la nariz con garfios?

2 Corintios 10

Pablo defiende su ministerio

10 Ahora yo, Pablo, les exhorto por la mansedumbre y ternura de Cristo, ¡yo que en persona soy humilde entre ustedes, pero ausente soy osado para con ustedes! Les ruego que cuando esté presente no tenga que usar de la osadía con que resueltamente estoy dispuesto a proceder contra algunos que piensan que andamos según la carne. Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que la obediencia de ustedes sea completa.

¡Miran las cosas según las apariencias! Si alguien está convencido dentro de sí que es de Cristo, considere de nuevo que, así como él es de Cristo, también nosotros lo somos. Porque si me glorío un poco más de nuestra autoridad, la cual el Señor nos ha dado para edificación y no para su destrucción, no seré avergonzado; para que no parezca que quiero atemorizarlos por cartas. 10 Porque dicen: “Aunque sus cartas son duras y fuertes, su presencia física es débil y su palabra despreciable”. 11 Esto tenga en cuenta tal persona: Lo que somos en palabra por carta cuando estamos ausentes, lo mismo seremos también en hechos cuando estemos presentes.

12 Porque no osamos clasificarnos o compararnos con algunos que se recomiendan a sí mismos. Pero ellos, midiéndose y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. 13 Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente sino conforme a la medida de la regla que Dios nos asignó, para llegar también hasta ustedes. 14 Porque no nos salimos de nuestros límites como si no hubiéramos llegado a ustedes; pues hasta ustedes hemos llegado con el evangelio de Cristo, 15 no gloriándonos desmedidamente en trabajos ajenos. Más bien, tenemos la esperanza de que, con el progreso de su fe, se incrementará considerablemente nuestro campo entre ustedes, conforme a nuestra norma; 16 para que anunciemos el evangelio en los lugares más allá de ustedes, sin entrar en territorio ajeno como para gloriarnos de la obra ya realizada por otros. 17 Pero el que se gloría, gloríese en el Señor[a]. 18 Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo sino aquel a quien Dios recomienda.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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