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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
1 Crónicas 18

David vence a diferentes naciones

(2 S 8:1-14)

18 Después de un tiempo, David se enfrentó a los filisteos y los derrotó. Los sometió y les quitó la ciudad de Gat y los pueblos vecinos. David venció también a los de Moab, los hizo sus siervos y le pagaban tributo. En Jamat, David venció al rey Hadad Ezer de Sobá cuando este trató de imponer su dominio en la región cercana al río Éufrates. David capturó 1000 carros de combate, 7000 jinetes y 20 000 soldados de infantería de Hadad Ezer. También les cortó las patas a los caballos que tiraban de los carros, dejando sanos sólo a 100.

Los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, pero David los derrotó matando a 22 000 sirios. Luego David puso tropas en Damasco. Los sirios pasaron a ser siervos de David y le pagaban tributo. El SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.

David tomó todos los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer y se los llevó para Jerusalén. Tébaj y Cun eran ciudades del reino de Hadad Ezer. De allí David trajo muchísimo bronce. Tiempo después, con ese bronce, Salomón construyó el tanque de bronce, los utensilios y las columnas del templo.

El rey Tou de Jamat se enteró de que David había vencido al ejército del rey Hadad Ezer de Sobá. 10 Tou de Jamat envió a su hijo Adorán a saludar y felicitar a David por su victoria contra Hadad Ezer. Tou también envió varios objetos de oro, plata y bronce para David. Quería felicitar a David porque él también había luchado contra Hadad Ezer. 11 El rey David tomó todos esos obsequios y los dedicó al SEÑOR, junto con los objetos que había tomado de las otras naciones que había derrotado: Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Abisay hijo de Sarvia mató a 18 000 edomitas en el valle de la Sal 13 e instaló tropas en Edom. Todos los edomitas pasaron a ser siervos de David y el SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.

Altos funcionarios de David

(2 S 8:15-18; 20:23-26)

14 David gobernó sobre todo Israel con justicia y equidad para todo su pueblo. 15 Joab hijo de Sarvia era el comandante del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el secretario. 16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el secretario. 17 Benaías hijo de Joyadá era el jefe de los guardias cretenses y filisteos.[a] Los hijos de David eran altos funcionarios, al servicio del rey.

Santiago 5

Los ricos egoístas serán castigados

¡Oigan, ricos! Siéntanse tristes y lloren por todo lo que van a sufrir. Sus riquezas se pudrirán y las polillas se comerán su ropa. El oro y la plata ya están perdiendo valor. Esa basura será la evidencia en su contra el día del juicio.[a] Su afán por las riquezas pasajeras los consumirá como fuego. Ustedes han amontonado todo eso en un mundo que llega a su fin. Fíjense, ustedes les robaron el sueldo a los segadores de la cosecha de sus tierras, y ahora ellos se quejan a gritos contra ustedes. Los gritos de los que cosecharon han llegado a oídos del Señor Todopoderoso[b]. Ustedes han llevado una vida de lujos aquí en la tierra y se han dado gusto en todo lo que han querido. Se han engordado tal como se engordan los animales para el día de la matanza. Ustedes han condenado y matado a gente inocente sin que esa gente les opusiera resistencia.

Manténganse firmes

Hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor regrese. Recuerden que el campesino espera con paciencia a que pasen las épocas de lluvia para que la tierra produzca frutos. Ustedes también deben esperar con paciencia. Manténganse firmes porque el Señor regresa pronto. Hermanos, no se sigan quejando unos de otros para que no sean declarados culpables. Miren, el juez está esperando en la puerta, listo para entrar. 10 Hermanos, sigan el ejemplo de paciencia y sufrimiento de los profetas que hablaron en el nombre del Señor. 11 A ellos les decimos afortunados porque resistieron. Ustedes han oído de la paciencia de Job[c] y saben el buen final que el Señor le dio. Todo esto demuestra que el Señor está dispuesto a perdonar y es muy compasivo.

12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juren por el cielo ni por la tierra, ni hagan ningún otro tipo de juramento para probar lo que dicen. Cuando digan «sí» que signifique «sí» y cuando digan «no» que signifique «no», para que no sean juzgados por Dios.

El poder de la oración

13 Si alguien está en problemas, que ore a Dios. Si alguien está feliz, que cante alabanzas. 14 Si alguno está enfermo, que haga llamar a los ancianos líderes de la iglesia para que oren por él y para que lo unjan con aceite en el nombre del Señor. 15 Si esa oración es hecha con fe, sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Si ha pecado, el Señor lo perdonará. 16 Por eso, confiésense sus pecados unos a otros, y luego oren unos por otros. Hagan eso para que Dios los sane. La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva. 17 Elías fue un ser humano como cualquiera de nosotros, y pidió que no lloviera, y no llovió por tres años y medio. 18 Después oró otra vez, llovió y la tierra produjo sus cosechas.

Rescate de la muerte

19 Hermanos míos, alguno de ustedes puede haberse extraviado del camino de la verdad. También es posible que otro de ustedes lo ayude a volver. 20 Recuerden esto: el que lo ayude a volver de su error, lo ha rescatado de la muerte eterna, y así verá muchos pecados perdonados.

Jonás 2

Entonces Jonás oró así al SEÑOR su Dios desde el estómago del pez:

«Clamé a ti, SEÑOR, en medio de mi angustia
    ¡y me contestaste!
Desde las profundidades del sepulcro[a] pedí tu ayuda,
    ¡y me escuchaste!

»Me arrojaste a lo más hondo,
    a lo más profundo del mar;
la corriente me envolvía,
    y todas tus olas poderosas pasaban sobre mí.
Pensé: “Me has echado de tu presencia,
    pero así y todo yo seguiré rogando hacia tu santo templo”.[b]

»Las aguas me envolvieron hasta el cuello,
    estaba cubierto de mar por todas partes;
    las algas se enredaban en mi cabeza.
Me hundí en el mar
    hasta donde comienzan las montañas.
Bajé al mundo de los muertos
    y tras de mí sus rejas se cerraron para siempre.
Pero tú SEÑOR, Dios mío,
    me sacaste vivo de la fosa.
Al sentir que se me iba la vida,
    me acordé del SEÑOR
y mi oración llegó hasta ti,
    en tu santo templo.

»Los que adoran ídolos inútiles
    han dejado tu fiel amor[c];
pero yo con gratitud te alabaré
    y te ofreceré sacrificios.
Cumpliré la promesa que te hice.
    ¡La salvación viene del SEÑOR!»

10 Entonces el SEÑOR le ordenó al pez que vomitara a Jonás en tierra firme.

Lucas 7

Jesús sana al siervo de un capitán

(Mt 8:5-13; Jn 4:43-54)

Cuando Jesús terminó de hablarle a la gente, se fue a Capernaúm. Allí había un capitán romano que tenía un siervo que estaba enfermo, a punto de morir. El capitán estimaba mucho al siervo. Cuando el capitán oyó hablar de Jesús, envió a unos ancianos líderes de los judíos a pedirle que fuera y salvara la vida del siervo. Cuando encontraron a Jesús, le rogaron mucho:

—Este capitán merece que lo ayudes porque ama a nuestra nación y hasta nos construyó la sinagoga.

Entonces Jesús fue con ellos. Cuando ya estaban cerca de la casa, el capitán envió a algunos amigos para que le dijeran: «Señor, no te molestes, porque no merezco que entres a mi casa. Por eso no me atreví a ir a verte yo mismo. Sólo te pido que des la orden y mi siervo quedará sanado. Porque yo estoy bajo la autoridad de mis superiores, y a la vez tengo a muchos soldados bajo mi autoridad. Si le digo a un soldado: “Ve”, él va. Si le digo a otro: “Ven”, él viene. Y si le digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace».

Al oír esto, Jesús se admiró mucho del capitán, se volvió a la multitud que lo seguía y dijo:

—Les aseguro que ni en Israel he visto una fe tan grande.

10 Al regresar a la casa, los que habían sido enviados encontraron que el siervo estaba sano.

Jesús resucita al hijo de una viuda

11 Un poco después, Jesús fue a un pueblo llamado Naín. Sus seguidores y una gran multitud lo acompañaban. 12 Cuando él llegó cerca de la entrada del pueblo, llevaban a enterrar al hijo único de una viuda. La viuda iba acompañada de mucha gente. 13 Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo:

—No llores.

14 Se acercó y tocó el ataúd. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo:

—Joven, yo te digo: ¡levántate!

15 El joven se sentó, empezó a hablar y Jesús se lo entregó a su mamá. 16 Todos se llenaron de temor y alababan así a Dios:

—Un gran profeta está entre nosotros.

También decían:

—Dios ha venido a ayudar a su pueblo.

17 Esta noticia se divulgó por toda Judea y sus alrededores.

Jesús y Juan el Bautista

(Mt 11:2-19)

18 Los seguidores de Juan fueron y le contaron a él todo lo que había pasado. Entonces Juan llamó a dos de ellos y 19 los envió a preguntarle al Señor: «¿Eres el que iba a venir, o debemos esperar a alguien más?»

20 Los enviados llegaron hasta donde estaba Jesús y le dijeron:

—Juan el Bautista nos envió a preguntarte lo siguiente: “¿Eres el que iba a venir, o debemos esperar a alguien más?”

21 En ese momento Jesús sanó a mucha gente que tenía enfermedades, dolencias y espíritus malignos y les dio la vista a muchos ciegos. 22 Entonces les contestó:

—Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y escuchado. Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. 23 Afortunado el que no dude de mí.[a]

24 Después de que los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a la multitud acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Hierba[b] azotada por el viento? 25 Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? ¡Escuchen! La gente que se viste con ropa elegante y vive de lujo, habita en palacios. 26 ¿Entonces qué es lo que salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo que Juan es más que un profeta. 27 (A)Las Escrituras dicen de él:

»“Oye, te envío mi mensajero delante de ti,
    quien preparará el camino para tu venida”.[c]

28 Les digo que Juan es el mejor hombre que ha nacido; sin embargo, el menos importante en el reino de Dios es más importante que Juan».

29 Cuando toda la gente oyó esto, incluso los cobradores de impuestos, se hicieron bautizar por Juan. Así reconocieron que la enseñanza de Dios era correcta. 30 Pero los fariseos y los expertos de la ley rechazaron el plan de Dios para ellos, y no permitieron que Juan los bautizara.

31 «¿Con quién puedo comparar a la gente de esta generación? ¿Cómo son ellos? 32 Son como muchachos sentados en la plaza que se gritan unos a otros:

»“¡Nosotros tocamos la flauta,
    pero ustedes no bailaron.
Cantamos una canción triste,
    pero ustedes no lloraron!”

33 Porque vino Juan el Bautista, quien no comía pan ni bebía vino como los demás, pero ustedes dicen: “Tiene un demonio”. 34 Ha venido el Hijo del hombre que come y bebe como los demás, pero ustedes dicen: “Miren, es comilón, borracho y amigo de los cobradores de impuestos y de los pecadores”. 35 Pero la sabiduría divina se comprueba por la vida de todos los que la siguen».

Jesús y una mujer perdonada

36 Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que él fue a la casa del fariseo y ocupó su lugar en la mesa. 37 Había en el pueblo una mujer de mala vida. Cuando se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa del fariseo, le llevó un frasco de alabastro con perfume en aceite. 38 Se colocó detrás de Jesús, llorando a sus pies y empezó a mojarle los pies con sus lágrimas. Los secó con su cabello, los besó y los ungió con el perfume en aceite.

39 Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús a comer se dijo a sí mismo: «Si este hombre fuera un profeta, sabría qué clase de mujer es esta que lo está tocando. Sabría que es una pecadora». 40 Entonces Jesús respondiendo a lo que el fariseo estaba pensando, dijo:

—Simón, tengo algo que decirte.

Simón le dijo:

—Dime, Maestro.

41 Jesús dijo:

—Dos hombres tenían una deuda con un prestamista. Uno le debía 500 monedas de plata y el otro le debía 50. 42 Ninguno de los dos tenía dinero y no podían pagar la deuda, así que como no podían pagar, les perdonó la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?

43 Simón respondió:

—Me imagino que al que más le perdonó.

Él le dijo:

—Tienes razón.

44 Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón:

—¿Ves a esta mujer? Vine a tu casa y no me diste agua para lavarme los pies, mientras que ella los ha mojado con sus lágrimas y los ha secado con su cabello. 45 Tú no me saludaste de beso, pero desde que llegué, ella no ha cesado de besarme los pies. 46 No me diste aceite para arreglarme el cabello, pero ella ungió mis pies con perfume en aceite. 47 Te digo que se puede ver que sus muchos pecados le han sido perdonados y por eso ahora me demostró mucho amor. Pero al que poco se le perdona, poco ama.

48 Entonces Jesús le dijo a la mujer:

—Tus pecados son perdonados.

49 Los que estaban comiendo con ellos se dijeron a sí mismos:

—¿Quién es este hombre que se atreve a perdonar pecados?

50 Pero Jesús le dijo a la mujer:

—Tu fe te has salvado, vete en paz.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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