Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Josué 18-19

Territorios de las demás tribus

18 Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, donde erigieron el Tabernáculo de reunión. Toda la tierra se les había sometido, pero quedaban de los hijos de Israel siete tribus a las cuales aún no se les habían repartido su posesión.

Entonces Josué dijo a los hijos de Israel: «¿Hasta cuándo vais a esperar para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová, el Dios de vuestros padres? Designad tres hombres de cada tribu, para que yo los envíe. Que ellos se levanten, recorran la tierra y la describan conforme al reparto de las heredades; después volverán a mí. Dividirán la tierra en siete partes. Judá se quedará en su territorio al sur y los de la casa de José en el suyo al norte. Vosotros, pues, delinearéis la tierra en siete partes y me traeréis la descripción aquí, para que yo eche suertes delante de Jehová, nuestro Dios. Pero los levitas no tienen ninguna parte entre vosotros, porque el sacerdocio de Jehová es su heredad; también Gad, Rubén y la media tribu de Manasés, ya han recibido, en el lado oriental del Jordán, la heredad que les dio Moisés, siervo de Jehová.»

Aquellos hombres se levantaron y partieron. Y mandó Josué a los que iban a delinear la tierra: «Id, recorred la tierra y delineadla, y volved a mí, para que yo os eche suertes aquí delante de Jehová, en Silo.»

Fueron, pues, aquellos hombres y recorrieron la tierra, delineándola ciudad por ciudad en siete partes, en un libro que llevaron a Josué al campamento en Silo. 10 Josué les echó suertes delante de Jehová en Silo, y allí repartió la tierra a los hijos de Israel, según sus porciones.

11 Se sacó la suerte de la tribu de los hijos de Benjamín, conforme a sus familias, y el territorio adjudicado a ella quedó entre los hijos de Judá y los hijos de José. 12 Su límite, por el lado norte, parte del Jordán y sube por el lado norte de Jericó; sube después por el monte hacia el occidente y viene a salir al desierto de Bet-avén. 13 De allí pasa en dirección de Luz, al lado sur de Luz (que es Bet-el), y desciende de Atarot-adar al monte que está al sur de Bet-horón, la de abajo. 14 Tuerce hacia el oeste por el lado sur del monte que está delante de Bet-horón, al sur, y viene a salir a Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim), ciudad de los hijos de Judá. Éste es el lado del occidente.

15 El lado del sur va desde el extremo de Quiriat-jearim y sale al occidente, a la fuente de las aguas de Neftoa. 16 Luego desciende este límite hasta el extremo del monte que está delante del valle del hijo de Hinom, al norte del valle de Refaim; desciende entonces al valle de Hinom, al lado sur del jebuseo, y de allí desciende a la fuente Rogel. 17 Después se inclina hacia el norte y sale a En-semes; de allí a Gelilot, que está delante de la subida de Adumín, y desciende a la piedra de Bohán hijo de Rubén. 18 Pasa por el lado que está enfrente del Arabá y desciende al Arabá; 19 pasa el límite hacia el lado norte de Bet-hogla y termina en la bahía norte del Mar Salado, en el extremo sur del Jordán. Éste es el límite sur.

20 El Jordán era el límite del lado oriental. Ésta es la heredad de los hijos de Benjamín con los límites que la rodean, conforme a sus familias.

21 Las ciudades de la tribu de los hijos de Benjamín, por sus familias, fueron Jericó, Bet-hogla, el valle de Casis, 22 Bet-arabá, Zemaraim, Bet-el, 23 Avim, Pará, Ofra, 24 Quefar-haamoni, Ofni y Geba: doce ciudades con sus aldeas. 25 Gabaón, Ramá, Beerot, 26 Mizpa, Cafira, Mozah, 27 Requem, Irpeel, Tarala, 28 Zela, Elef, Jebús (que es Jerusalén), Gabaa y Quiriat: catorce ciudades con sus aldeas. Ésta es la heredad de los hijos de Benjamín conforme a sus familias.

19 La segunda suerte le tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón, conforme a sus familias. Su heredad estaba en medio de la heredad de los hijos de Judá. Ellos recibieron como heredad a Beerseba, Seba, Molada, Hazar-sual, Bala, Ezem, Eltolad, Betul, Horma, Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa, Bet-lebaot y Saruhén: trece ciudades con sus aldeas; Aín, Rimón, Eter y Asán: cuatro ciudades con sus aldeas; además, todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat del Neguev. Ésta es la heredad de la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias. De la suerte de los hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón, por cuanto la parte de los hijos de Judá era excesiva para ellos. Así que los hijos de Simeón recibieron su heredad en medio de la de Judá.

10 La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón conforme a sus familias. El territorio de su heredad se extendió hasta Sarid; 11 su límite sube hacia el occidente hacia Marala y llega hasta Dabeset, y de allí hasta el arroyo que está delante de Jocneam. 12 Desde Sarid gira hacia el oriente, hacia donde nace el sol, hasta el límite de Quislot-tabor, sale a Daberat y sube a Jafía. 13 De allí pasa hacia el lado oriental, a Gat-hefer y a Ita-cazín, sale a Rimón y vuelve hacia Nea. 14 Luego, al norte, el límite gira hacia Hanatón y va a salir al valle de Jefte-el. 15 Abarca, además, Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén: doce ciudades con sus aldeas. 16 Ésta es la heredad de los hijos de Zabulón conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.

17 La cuarta suerte correspondió a Isacar, a los hijos de Isacar, conforme a sus familias. 18 En su territorio estaban Jezreel, Quesulot, Sunem, 19 Hafaraim, Sihón, Anaharat, 20 Rabit, Quisión, Abez, 21 Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases. 22 Este límite llega hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes, y termina en el Jordán: dieciséis ciudades con sus aldeas. 23 Ésta es la heredad de la tribu de los hijos de Isacar conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.

24 La quinta suerte correspondió a la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias. 25 Su territorio abarcó Helcat, Halí, Betén, Acsaf, 26 Alamelec, Amad y Miseal; llega hacia el occidente hasta el Carmelo y Sihor-libnat. 27 Después da vuelta hacia el oriente, hasta Bet-dagón, y llega por el norte hasta Zabulón, al valle de Jefte-el, a Bet-emec y a Neiel, y va a salir a Cabul por el norte, 28 por lo que abarca a Hebrón, Rehob, Hamón y Caná, hasta la gran Sidón. 29 De allí este límite tuerce hacia Ramá y hasta la ciudad fortificada de Tiro, gira hacia Hosa y sale al mar desde el territorio de Aczib. 30 Abarca también Uma, Afec y Rehob: veintidós ciudades con sus aldeas. 31 Ésta es la heredad de la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.

32 La sexta suerte correspondió a los hijos de Neftalí conforme a sus familias. 33 Su territorio abarcó desde Helef, Alón-saananim, Adami-neceb y Jabneel, hasta Lacum, e iba a salir al Jordán. 34 Giraba el límite al occidente hacia Aznot-tabor; de allí pasaba a Hucoc y llegaba hasta Zabulón al sur, al occidente lindaba con Aser, y con Judá por el Jordán hacia donde nace el sol. 35 Sus ciudades fortificadas eran Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret, 36 Adama, Ramá, Hazor, 37 Cedes, Edrei, En-hazor, 38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes: diecinueve ciudades con sus aldeas. 39 Ésta es la heredad de la tribu de los hijos de Neftalí conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.

40 La séptima suerte correspondió a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias. 41 En el territorio de su heredad estaban Zora, Estaol, Ir-semes, 42 Saalabín, Ajalón, Jetla, 43 Elón, Timnat, Ecrón, 44 Elteque, Gibetón, Baalat, 45 Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón, 46 Mejarcón y Racón, con el territorio que está delante de Jope. 47 Pero les faltó territorio a los hijos de Dan. Por eso subieron los hijos de Dan a atacar a Lesem; la tomaron y la pasaron a filo de espada. Tomaron posesión de ella y la habitaron. Y la llamaron Dan, por el nombre de su padre. 48 Ésta es la heredad de la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.

49 Después que acabaron de repartir la tierra y delinear sus territorios, dieron los hijos de Israel una heredad en medio de ellos a Josué hijo de Nun. 50 Según la orden de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en los montes de Efraín. Él reedificó la ciudad y habitó en ella.

51 Éstas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los cabezas de familia entregaron por suertes en posesión a las tribus de los hijos de Israel en Silo, delante de Jehová, a la entrada del Tabernáculo de reunión. Así acabaron de repartir la tierra.

Salmos 149-150

Exhortación a Israel, para que alabe a Jehová

¡Aleluya!

149 Cantad a Jehová un cántico nuevo;
su alabanza sea en la congregación de los santos.

Alégrese Israel en su Hacedor;
los hijos de Sión se gocen en su Rey.
Alaben su nombre con danza;
con pandero y arpa a él canten,
porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
hermoseará a los humildes con la salvación.
Regocíjense los santos por su gloria
y canten aun sobre sus camas.

Exalten a Dios con sus gargantas
y con espadas de dos filos en sus manos,
para ejecutar venganza entre las naciones,
castigo entre los pueblos;
para aprisionar a sus reyes con grillos
y a sus nobles con cadenas de hierro;
para ejecutar en ellos el juicio decretado.
Gloria será esto para todos sus santos.

¡Aleluya!

Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música

¡Aleluya!

150 Alabad a Dios en su santuario;
alabadlo en la magnificencia de su firmamento.
Alabadlo por sus proezas;
alabadlo conforme a la muchedumbre de su grandeza.
Alabadlo a son de bocina;
alabadlo con salterio y arpa.
Alabadlo con pandero y danza;
alabadlo con cuerdas y flautas.
Alabadlo con címbalos resonantes;
alabadlo con címbalos de júbilo.
¡Todo lo que respira alabe a Jah!

¡Aleluya!

Jeremías 9

¡Ay, si mi cabeza se hiciera agua
y mis ojos fuentes de lágrimas,
para llorar día y noche
a los muertos de la hija de mi pueblo!
¡Ay, quién me diera en el desierto
un albergue de caminantes,
para abandonar a mi pueblo y apartarme de ellos!,
porque todos ellos son adúlteros,
una congregación de traidores.
Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco,
y no se fortalecieron para la verdad en la tierra,
porque de mal en mal procedieron.
«Me han desconocido»,
dice Jehová.

Guárdese cada cual de su compañero
y en ningún hermano tenga confianza,
porque todo hermano engaña falazmente
y todo compañero anda calumniando.
Cada uno engaña a su compañero
y ninguno dice la verdad.
Han acostumbrado su lengua a decir mentiras
y se ocupan de actuar perversamente.

«Su morada está en medio del engaño;
engañadores como son, no quisieron conocerme»,
dice Jehová.
Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos:
«Yo los refinaré y los probaré,
porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo?
Saeta aguda es la lengua de ellos:
sólo habla engaño.
Con su boca dicen: “Paz” al amigo,
pero dentro de sí le ponen asechanzas.
¿No los he de castigar por estas cosas?,
dice Jehová.
De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

10 »Por los montes levantaré lloro y lamentación,
y llanto por los pastizales del desierto,
porque han sido desolados
hasta no quedar quien pase
ni oírse el bramido del ganado;
desde las aves del cielo hasta las bestias
de la tierra huyeron, se fueron.

11 »Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas,
a una guarida de chacales,
y convertiré las ciudades de Judá en una desolación
donde no quede un solo morador.»

Amenaza de ruina y exilio

12 ¿Quién es hombre sabio que entienda esto?, o ¿a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como un desierto, hasta no haber quien pase por ella?

13 Dijo Jehová: «Dejaron mi Ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz ni caminaron conforme a ella; 14 antes bien, se fueron tras la imaginación de su corazón y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15 Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: A este pueblo yo les daré a comer ajenjo y les daré a beber aguas envenenadas. 16 Los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré la espada en pos de ellos, hasta que los acabe.»

17 Así dice Jehová de los ejércitos:
«Sed sabios y haced venir a las plañideras;
buscad a las hábiles en su oficio.»
18 ¡Que se den prisa
y levanten llanto por nosotros!
¡Desháganse nuestros ojos en lágrimas,
y nuestros párpados destilen aguas!,
19 porque de Sión fue oída una voz de lamentación:
«¡Cómo hemos sido destruidos!
En gran manera hemos sido avergonzados,
porque abandonamos la tierra,
porque han destruido nuestras moradas.»
20 Oíd, pues, mujeres, palabra de Jehová;
reciba vuestro oído la palabra de su boca.
Enseñad lamentaciones a vuestras hijas
y un canto fúnebre cada una a su amiga,
21 porque la muerte ha subido por nuestras ventanas
y ha entrado en nuestros palacios,
para exterminar a los niños en las calles,
a los jóvenes en las plazas.
22 Di: «Así dice Jehová:
Los cuerpos de los hombres muertos caerán
como estiércol sobre la faz del campo,
como manojos tras el segador,
y no hay quien los recoja.»

El conocimiento de Dios es la gloria del hombre

23 Así ha dicho Jehová:
«No se alabe el sabio en su sabiduría,
ni en su valentía se alabe el valiente,
ni el rico se alabe en sus riquezas.
24 Mas alábese en esto el que haya de alabarse:
en entenderme y conocerme,
que yo soy Jehová,
que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra,
porque estas cosas me agradan,
dice Jehová.»

25 «Vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado y a todo incircunciso; 26 a Egipto y a Judá, a Edom, a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los que se rapan las sienes, los que habitan en el desierto, porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.»

Mateo 23

Jesús acusa a escribas y fariseos(A)

23 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.

»Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10 Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11 El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo, 12 porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

13 »Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.

14 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.

15 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.

16 »¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: “Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del Templo, es deudor.” 17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro o el Templo que santifica al oro? 18 También decís: “Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor.” 19 ¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? 20 El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el Templo, jura por él y por el que lo habita; 22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.

23 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!

25 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26 ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.

27 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

29 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.” 31 Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32 ¡Vosotros, pues, colmad la medida de vuestros padres! 33 ¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno? 34 Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad. 35 Así recaerá sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén(B)

37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste! 38 Vuestra casa os es dejada desierta, 39 pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies