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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Deuteronomio 19

Las ciudades de refugio(A)

19 »Cuando Jehová, tu Dios, destruya a las naciones cuya tierra Jehová, tu Dios, te va a dar, y tú las heredes y habites en sus ciudades y en sus casas, apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Jehová, tu Dios, te da para que la poseas. Arreglarás los caminos y dividirás en tres partes la tierra que Jehová, tu Dios, te dará en heredad, a fin de que todo homicida huya allí. Éste es el caso del homicida que podrá huir allí y salvar su vida: aquel que hiera a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; como el que va con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, se suelta el hierro del cabo, y da contra su prójimo y éste muere. Aquél podrá huir a una de estas ciudades y salvar su vida: no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, lo alcance por ser largo el camino, y lo hiera de muerte, cuando no debía ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente. Por tanto yo te mando que separes tres ciudades. Y si Jehová, tu Dios, ensancha tu territorio, como lo juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres —siempre y cuando guardes todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy para ponerlos por obra: que ames a Jehová, tu Dios, y andes en sus caminos todos los días—, entonces añadirás tres ciudades más a estas tres, 10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.

11 »Pero si hay alguien que aborrece a su prójimo y lo acecha, se levanta contra él, lo hiere de muerte y muere, y luego huye a alguna de estas ciudades, 12 entonces los ancianos de su ciudad mandarán a sacarlo de allí y lo entregarán en manos del vengador de la sangre, para que muera. 13 No le compadecerás; así extirparás de Israel todo derramamiento de sangre inocente, y te irá bien.

14 »En la heredad que poseas en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo que fijaron los antiguos.

Leyes sobre el testimonio

15 »No se tomará en cuenta a un solo testigo contra alguien en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.

16 »Cuando se levante un testigo falso contra alguien, para testificar contra él, 17 entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová y delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en aquellos días. 18 Los jueces investigarán bien, y si aquel testigo resulta falso y ha acusado falsamente a su hermano, 19 entonces haréis con él como él pensó hacer con su hermano. Así extirparás el mal de en medio de ti. 20 Los que queden, cuando lo sepan, temerán y no volverán a cometer más una maldad semejante en medio de ti. 21 No lo compadecerás: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

Salmos 106

La rebeldía de Israel

106 ¡Aleluya!

¡Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia!
¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová?
¿Quién contará sus alabanzas?
¡Bienaventurados los que guardan el derecho,
los que hacen justicia en todo tiempo!

Acuérdate de mí, Jehová,
según tu benevolencia para con tu pueblo;
visítame con tu salvación,
para que yo vea el bien de tus escogidos,
para que me goce en la alegría de tu nación
y me gloríe con tu heredad.

Pecamos nosotros, como nuestros padres;
hicimos maldad, cometimos impiedad.
Nuestros padres, en Egipto,
no entendieron tus maravillas;
no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias,
sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.
Pero él los salvó por amor de su nombre,
para hacer notorio su poder.
Reprendió al Mar Rojo y lo secó,
y los hizo ir por el abismo como por un desierto.
10 Los salvó de manos del enemigo,
y los rescató de manos del adversario.
11 Cubrieron las aguas a sus enemigos;
¡no quedó ni uno de ellos!
12 Entonces creyeron a sus palabras
y cantaron su alabanza.

13 Bien pronto olvidaron sus obras;
no esperaron su consejo.
14 Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad.
15 Él les dio lo que pidieron,
pero envió mortandad sobre ellos.

16 Tuvieron envidia de Moisés en el campamento,
y contra Aarón, el santo de Jehová.
17 Entonces se abrió la tierra y se tragó a Datán,
y cubrió la compañía de Abiram.
18 Y se encendió fuego contra su grupo;
¡la llama quemó a los impíos!

19 Hicieron un becerro en Horeb,
se postraron ante una imagen de fundición.
20 Así cambiaron su gloria
por la imagen de un buey que come hierba.
21 Olvidaron al Dios de su salvación,
que había hecho grandezas en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam,
cosas formidables en el Mar Rojo.
23 Y los habría destruido
de no haberse interpuesto Moisés, su escogido, delante de él,
a fin de apartar su indignación para que no los destruyera.

24 Pero aborrecieron la tierra deseable,
no creyeron a su palabra,
25 antes, murmuraron en sus tiendas
y no oyeron la voz de Jehová.
26 Por tanto, alzó su mano contra ellos
para abatirlos en el desierto,
27 y humillar a su pueblo entre las naciones
y esparcirlos por las tierras.

28 Se unieron asimismo a Baal-peor
y comieron los sacrificios a los dioses muertos.
29 Provocaron la ira de Dios con sus obras
y se desarrolló la mortandad entre ellos.
30 Entonces se levantó Finees e hizo juicio,
y se detuvo la plaga.
31 Y le fue contado por justicia
de generación en generación y para siempre.

32 También lo irritaron en las aguas de Meriba;
le fue mal a Moisés por causa de ellos,
33 porque hicieron rebelar a su espíritu
y habló precipitadamente con sus labios.
34 No destruyeron a los pueblos
que Jehová les dijo;
35 al contrario, se mezclaron con las naciones,
aprendieron sus obras
36 y sirvieron a sus ídolos,
los cuales fueron causa de su ruina.
37 Sacrificaron sus hijos
y sus hijas a los demonios,
38 y derramaron la sangre inocente,
la sangre de sus hijos y de sus hijas,
a quienes ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán;
y la tierra fue contaminada con sangre.
39 Se contaminaron así con sus obras
y se prostituyeron con sus hechos.

40 Por tanto, se encendió contra su pueblo el furor de Jehová,
y abominó su heredad;
41 los entregó en poder de las naciones
y se enseñorearon de ellos los que los detestaban.
42 Sus enemigos los oprimieron
y fueron quebrantados debajo de su mano.
43 Muchas veces los libró,
pero ellos se rebelaron contra su consejo
y fueron humillados por su maldad.
44 Con todo, él miraba cuando estaban en angustia,
y oía su clamor;
45 se acordaba de su pacto con ellos
y se compadecía conforme a la muchedumbre de su misericordia.
46 Hizo asimismo que tuvieran de ellos misericordia
todos los que los tenían cautivos.

47 Sálvanos, Jehová, Dios nuestro,
y recógenos de entre las naciones,
para que alabemos tu santo nombre,
para que nos gloriemos en tus alabanzas.

48 ¡Bendito Jehová, Dios de Israel,
desde la eternidad y hasta la eternidad!
Diga todo el pueblo: «¡Amén!» «¡Aleluya!»

Isaías 46

46 ¡Se ha postrado Bel,
se abatió Nebo!
Sus imágenes fueron puestas
sobre bestias, sobre animales de carga,
esas cosas que vosotros solíais llevar
son puestas cual una carga sobre las bestias cansadas.
Fueron humillados, se derrumbaron juntos;
no pudieron escaparse de la carga,
sino que ellos mismos tuvieron que ir en cautiverio.

«Oídme, casa de Jacob
y todo el resto de la casa de Israel,
los que yo he traído desde el vientre,
los que habéis sido llevados desde la matriz.
Hasta vuestra vejez yo seré el mismo
y hasta vuestras canas os sostendré.
Yo, el que hice, yo os llevaré,
os sostendré y os guardaré.
¿A quién me asemejáis,
me igualáis y me comparáis,
para que seamos semejantes?
Sacan oro de la bolsa
y pesan plata con balanzas;
contratan a un platero para que de ello haga un dios,
y se postran y lo adoran.
Luego se lo echan sobre los hombros,
lo llevan y lo colocan en su lugar;
allí se está, sin moverse de su sitio.
Le gritan, pero tampoco responde
ni libra de la tribulación.

»Acordaos de esto y avergonzaos.
¡Volved en vosotros, rebeldes!
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos,
porque yo soy Dios; y no hay otro Dios,
ni nada hay semejante a mí,
10 que anuncio lo por venir desde el principio,
y desde la antigüedad lo que aún no era hecho;
que digo: “Mi plan permanecerá
y haré todo lo que quiero;
11 que llamo desde el oriente al ave
y de tierra lejana al hombre de mi plan.
Yo hablé, y lo haré venir;
lo he pensado, y también lo llevaré a cabo.”
12 Oídme, duros de corazón,
los que estáis lejos de la justicia:
13 “Haré que se acerque mi justicia;
no se alejará,
y mi salvación no se detendrá.
Pondré salvación en Sión
y mi gloria en Israel.”»

Apocalipsis 16

Las copas de ira

16 Entonces oí desde el templo una gran voz que decía a los siete ángeles: «Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.»

Fue el primero y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.

El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto, y murió todo ser viviente que había en el mar.

El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí que el ángel de las aguas decía:

«Justo eres tú, Señor,
el que eres y que eras, el Santo,
porque has juzgado estas cosas.
Por cuanto derramaron la sangre
de los santos y de los profetas,
también tú les has dado a beber sangre,
pues se lo merecen.»

También oí a otro, que desde el altar decía: «¡Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!»

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual le fue permitido quemar a los hombres con fuego. Los hombres fueron quemados con el gran calor y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrió de tinieblas. La gente se mordía la lengua por causa del dolor 11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y el agua de éste se secó para preparar el camino a los reyes del oriente.

13 Vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos semejantes a ranas. 14 Son espíritus de demonios, que hacen señales y van a los reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

15 «Yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, no sea que ande desnudo y vean su vergüenza.»

16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire. Y salió una gran voz del santuario del cielo, desde el trono, que decía: «¡Ya está hecho!» 18 Entonces hubo relámpagos, voces, truenos y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande cual no lo hubo jamás desde que los hombres existen sobre la tierra. 19 La gran ciudad se dividió en tres partes y las ciudades de las naciones cayeron. La gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. 20 Toda isla huyó y los montes ya no fueron hallados. 21 Del cielo cayó sobre los hombres un enorme granizo, como del peso de un talento. Y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue sumamente grande.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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