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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Deuteronomio 12

El santuario único

12 »Éstos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová, el Dios de tus padres, te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viváis sobre la tierra.

»Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso. Derribaréis sus altares, quebraréis sus estatuas, quemaréis sus imágenes de Asera, destruiréis las esculturas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar.

»No haréis así a Jehová, vuestro Dios, sino que el lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre y habitar en él, ése buscaréis, y allá iréis. Allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda reservada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas; allí comeréis delante de Jehová, vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, de toda obra de vuestras manos en que Jehová, tu Dios, te haya bendecido.

»No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová, vuestro Dios. 10 Pero pasaréis el Jordán y habitaréis en la tierra que Jehová, vuestro Dios, os hace heredar. Él os hará descansar de todos vuestros enemigos de alrededor, y habitaréis seguros. 11 Y al lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas reservadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hayáis prometido a Jehová. 12 Y os alegraréis delante de Jehová, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, así como el levita que habite en vuestras poblaciones, por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros.

13 »Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas; 14 sólo en el lugar que Jehová escoja en una de tus tribus ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando.

15 »Con todo, podrás sacrificar y comer la carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová, tu Dios, te haya dado. Tanto el impuro como el limpio la podrán comer, como si fuera una gacela o un ciervo. 16 Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua.

17 »Tampoco comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas ni de tus ovejas, ni los votos que prometas, ni las ofrendas voluntarias, ni ninguna otra ofrenda reservada de tus manos, 18 sino que delante de Jehová, tu Dios, las comerás, en el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva y el levita que habita en tus poblaciones. Te alegrarás delante de Jehová, tu Dios, de toda la obra de tus manos. 19 Ten cuidado de no desamparar al levita mientras vivas sobre la tierra.

20 »Cuando Jehová, tu Dios, ensanche tu territorio, como él te ha dicho, y tú digas: “Comeré carne”, porque deseaste comerla, siempre que lo desees podrás comerla. 21 Si está lejos de ti el lugar que Jehová, tu Dios, escoja para poner allí su nombre, podrás matar de las vacas y de las ovejas que Jehová te haya dado, como te he mandado yo, y comerás en tus ciudades todo lo que desees. 22 Lo mismo que se come la gacela y el ciervo, así las podrás comer; el impuro y el limpio podrán comer también de ellas. 23 Solamente que te mantengas firme en no comer sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida junto con la carne. 24 No la comerás; en tierra la derramarás como si fuera agua. 25 No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hagas lo recto ante los ojos de Jehová.

26 »Pero las cosas que hayas consagrado y las que ofrezcas como voto, las tomarás y las llevarás al lugar que Jehová haya escogido. 27 Ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová, tu Dios; la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová, tu Dios, y podrás comer la carne.

28 »Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová, tu Dios, te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, para siempre.

Advertencias contra la idolatría

29 »Cuando Jehová, tu Dios, haya destruido delante de ti las naciones que tú vas a poseer, y las heredes y habites en su tierra, 30 guárdate que no tropieces siguiendo el ejemplo de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: “¿De qué manera servían aquellas naciones a sus dioses, para que yo también les sirva de igual modo?” 31 No harás así a Jehová, tu Dios, porque todas las cosas abominables que Jehová aborrece las hicieron ellos a sus dioses, pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban al fuego en honor de sus dioses.

32 »Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.

Salmos 97-98

El dominio y el poder de Jehová

97 ¡Jehová reina! ¡Regocíjese la tierra!
¡Alégrense las muchas costas!
Nubes y oscuridad alrededor de él;
justicia y juicio son el cimiento de su trono.
Fuego irá delante de él
y abrasará a sus enemigos alrededor.
Sus relámpagos alumbraron el mundo;
la tierra vio y se estremeció.
Los montes se derritieron como cera delante de Jehová,
delante del Señor de toda la tierra.
Los cielos anunciaron su justicia
y todos los pueblos vieron su gloria.

Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla,
los que se glorían en los ídolos.
Póstrense ante él todos los dioses.

Oyó Sión y se alegró;
y las hijas de Judá se gozaron,
Jehová, por tus juicios,
porque tú, Jehová,
eres el Altísimo sobre toda la tierra;
eres muy exaltado sobre todos los dioses.

10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal;
él guarda las almas de sus santos;
de manos de los impíos los libra.
11 Luz está sembrada para el justo
y alegría para los rectos de corazón.
12 ¡Alegraos, justos, en Jehová,
y alabad la memoria de su santidad!

Alabanza por la justicia de Dios

Salmo

98 Cantad a Jehová cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Jehová ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.

Cantad alegres a Jehová, toda la tierra.
Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos.
Cantad salmos a Jehová con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina,
delante del Rey, Jehová.

Brame el mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de Jehová,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.

Isaías 40

Jehová consuela a Sión

40 «¡Consolad, consolad a mi pueblo!»,
dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén;
decidle a voces
que su tiempo es ya cumplido,
que su pecado está perdonado,
que doble ha recibido de la mano de Jehová
por todos sus pecados.

Voz que clama en el desierto:
«¡Preparad un camino a Jehová;
nivelad una calzada
en la estepa a nuestro Dios!
¡Todo valle sea alzado
y bájese todo monte y collado!
¡Que lo torcido se enderece
y lo áspero se allane!
Entonces se manifestará la gloria de Jehová
y toda carne juntamente la verá,
porque la boca de Jehová ha hablado.»

Voz que decía: «¡Da voces!»
Y yo respondí: «¿Qué tengo que decir a voces?»
«Que toda carne es hierba
y toda su gloria como la flor del campo.
La hierba se seca y la flor se marchita,
porque el viento de Jehová sopla en ella.
¡Ciertamente como hierba es el pueblo!
La hierba se seca y se marchita la flor,
mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.»

Súbete sobre un monte alto,
anunciadora de Sión;
levanta con fuerza tu voz,
anunciadora de Jerusalén.
¡Levántala sin temor!
Di a las ciudades de Judá:
«¡Ved aquí al Dios vuestro!»
10 He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder,
y su brazo dominará;
he aquí que su recompensa viene con él
y su paga delante de su rostro.
11 Como pastor apacentará su rebaño.
En su brazo llevará los corderos,
junto a su pecho los llevará;
y pastoreará con ternura a las recién paridas.

El incomparable Dios de Israel

12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano
y los cielos con su palmo,
con tres dedos juntó el polvo de la tierra,
y pesó los montes con balanza
y con pesas los collados?
13 ¿Quién examinó al espíritu de Jehová
o le aconsejó y enseñó?
14 ¿A quién pidió consejo para poder discernir?
¿Quién le enseñó el camino del juicio
o le dio conocimiento
o le mostró la senda de la prudencia?
15 He aquí que las naciones son para él
como la gota de agua que cae del cubo,
y como polvo menudo en las balanzas
le son estimadas.
He aquí que las islas le son como polvo
que se desvanece.
16 Ni el Líbano bastará para el fuego,
ni todos sus animales para el sacrificio.
17 Como nada son todas las naciones delante de él;
para él cuentan menos que nada,
menos que lo que no es.
18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios
o qué imagen le compondréis?
19 El artífice prepara la imagen de talla,
el platero le extiende el oro
y le funde cadenas de plata.
20 El pobre escoge,
para ofrecerle,
madera que no se apolille;
se busca un maestro sabio,
que le haga una imagen de talla que no se mueva.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído?
¿No os lo han dicho desde el principio?
¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
22 Él está sentado sobre el círculo de la tierra,
cuyos moradores son como langostas;
él extiende los cielos como una cortina,
los despliega como una tienda para morar.
23 Él convierte en nada a los poderosos,
y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.
24 Como si nunca hubieran sido plantados,
como si nunca hubieran sido sembrados,
como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra;
tan pronto como sopla en ellos, se secan,
y el torbellino los lleva como hojarasca.
25 ¿A qué, pues, me haréis semejante
o me compararéis? dice el Santo.
26 Levantad en alto vuestros ojos
y mirad quién creó estas cosas;
él saca y cuenta su ejército;
a todas llama por sus nombres
y ninguna faltará.
¡Tal es la grandeza de su fuerza y el poder de su dominio!
27 ¿Por qué dices, Jacob,
y hablas tú, Israel:
«Mi camino está escondido de Jehová,
y de mi Dios pasó mi juicio»?
28 ¿No has sabido, no has oído
que el Dios eterno es Jehová,
el cual creó los confines de la tierra?
No desfallece ni se fatiga con cansancio,
y su entendimiento no hay quien lo alcance.
29 Él da esfuerzo al cansado
y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30 Los muchachos se fatigan y se cansan,
los jóvenes flaquean y caen;
31 mas los que esperan en Jehová
tendrán nuevas fuerzas,
levantarán alas como las águilas,
correrán y no se cansarán,
caminarán y no se fatigarán.

Apocalipsis 10

El ángel con el librito

10 Vi descender del cielo otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: «Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.»

El ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano hacia el cielo y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: «Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.»

Fui donde el ángel, diciéndole que me diera el librito. Y él me dijo: «Toma y cómelo; te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.» 10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amargó mi vientre. 11 Él me dijo: «Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.»

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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