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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Números 21

Derrota de Arad, rey cananeo

21 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel y le tomó algunos prisioneros. Entonces Israel hizo este voto a Jehová: «Si en efecto entregas este pueblo en mis manos, yo destruiré sus ciudades.» Jehová escuchó la voz de Israel y le entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades. Por eso recibió aquel lugar el nombre de Horma.

La serpiente de bronce

Después partieron del monte Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom. Pero se desanimó el pueblo por el camino y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés:

«¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos cansados de este pan tan liviano.»

Entonces Jehová envió contra el pueblo unas serpientes venenosas que mordían al pueblo, y así murió mucha gente de Israel. Entonces el pueblo acudió a Moisés y le dijo:

«Hemos pecado por haber hablado contra Jehová y contra ti; ruega a Jehová para que aleje de nosotros estas serpientes.»

Moisés oró por el pueblo, y Jehová le respondió:

«Hazte una serpiente ardiente y ponla sobre una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá.»

Hizo Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y vivía.

Los israelitas rodean la tierra de Moab

10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 11 Luego partieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, hacia el nacimiento del sol. 12 Partieron de allí y acamparon en el valle de Zered. 13 De allí partieron y acamparon al otro lado del Arnón, que está en el desierto y que sale del territorio del amorreo, pues el Arnón sirve de límite entre Moab y el amorreo. 14 Por eso se dice en el libro de las batallas de Jehová:

«Lo que hizo en el Mar Rojo
y en los arroyos del Arnón;
15 y a la corriente de los arroyos
que va a parar en Ar
y descansa en el límite de Moab.»

16 De allí pasaron a Beer: éste es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: «Reúne al pueblo, y les daré agua.» 17 Entonces, entonó Israel este cántico:

«¡Sube, pozo! ¡A él cantad!
18 Pozo que cavaron los señores,
que cavaron los príncipes del pueblo,
con sus cetros, con sus bastones.»

Del desierto fueron a Matana, 19 de Matana a Nahaliel, de Nahaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre del Pisga, que mira hacia el desierto.

Derrota de Sehón, rey amorreo(A)

21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón, rey de los amorreos, con este mensaje: 22 «Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados ni por las viñas, ni beberemos las aguas de los pozos. Por el camino real iremos, hasta que atravesemos tu territorio.»

23 Pero Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, llegó a Jahaza y allí peleó contra Israel. 24 Israel lo hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, hasta los límites de los hijos de Amón, porque la frontera de los hijos de Amón estaba fortificada. 25 Tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas. 26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, el cual había estado en guerra antes con el rey de Moab, y le había quitado todo su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso dicen los proverbistas:

«¡Venid a Hesbón! ¡Que sea reedificada!
Que sea restaurada la ciudad de Sehón.
28 Porque fuego ha salido de Hesbón,
y llama de la ciudad de Sehón,
que consumió a Ar de Moab,
a los señores de las alturas del Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
¡Pereciste, pueblo de Quemos!
Fueron puestos en fuga sus hijos,
y sus hijas en cautividad,
por Sehón, rey de los amorreos.
30 Mas devastamos su reino;
pereció Hesbón hasta Dibón,
y destruimos hasta Nofa y Medeba.»

Israel derrota a Og, rey de Basán(B)

31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo. 32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas y echaron al amorreo que estaba allí. 33 Después volvieron y subieron camino de Basán. Salió contra ellos Og, rey de Basán, junto con toda su gente, para pelear en Edrei. 34 Entonces Jehová dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque en tus manos lo he entregado, a él con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.»

35 Así lo hirieron a él, a sus hijos y a toda su gente, sin que quedara uno con vida, y se apoderaron de su tierra.

Salmos 60-61

Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo(A)

Al músico principal; sobre «Lirios». Testimonio. Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.

60 Tú, Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
te has airado. ¡Vuélvete a nosotros!
Hiciste temblar la tierra, la has hendido;
¡sana sus fracturas, porque titubea!
Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
nos hiciste beber vino de aturdimiento.
Has dado a los que te temen bandera
que alcen por causa de la verdad. Selah
¡Para que se libren tus amados,
salva con tu diestra y óyeme!

Dios ha dicho en su santuario:
«Yo me alegraré; repartiré a Siquem
y mediré el valle de Sucot.
Mío es Galaad y mío es Manasés;
Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
Moab, vasija para lavarme;
sobre Edom echaré mi calzado;
me regocijaré sobre Filistea.»

¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta Edom?
10 ¿No serás tú, Dios, que nos habías desechado
y no salías, Dios, con nuestros ejércitos?
11 Danos socorro contra el enemigo,
porque vana es la ayuda de los hombres.
12 Con Dios haremos proezas,
y él aplastará a nuestros enemigos.

Confianza en la protección de Dios

Al músico principal; sobre «Neginot». Salmo de David

61 Oye, Dios, mi clamor;
atiende a mi oración.
Desde el extremo de la tierra clamaré a ti
cuando mi corazón desmaye.

Llévame a la roca que es más alta que yo,
porque tú has sido mi refugio
y torre fuerte delante del enemigo.

Yo habitaré en tu Tabernáculo para siempre;
estaré seguro bajo la cubierta de tus alas, Selah
porque tú, Dios, has oído mis votos;
me has dado la heredad de los que temen tu nombre.

Días sobre días añadirás al rey;
sus años serán como generación y generación.
Estará para siempre delante de Dios;
prepara misericordia y verdad para que lo conserven.

Así cantaré tu nombre para siempre,
pagando mis votos cada día.

Isaías 10:5-34

Asiria, instrumento de Dios

¡Ay de Asiria! Vara y bastón de mi furor,
en su mano he puesto mi ira.
La mandaré contra una nación pérfida;
contra el pueblo de mi ira la enviaré,
para que quite los despojos y arrebate la presa,
y lo ponga para ser pisoteado como lodo de las calles;
pero él no lo pensará así,
ni su corazón lo imaginará de esta manera,
sino que su pensamiento será desarraigar
y arrasar una nación tras otra.
Porque él dice: «Mis príncipes, ¿no son todos reyes?
¿No es Calno como Carquemis,
Hamat como Arfad,
y Samaria como Damasco?
10 Como mi mano alcanzó los reinos de los ídolos,
cuyas imágenes eran más que las de Jerusalén y de Samaria;
11 como hice a Samaria y a sus ídolos,
¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?»

12 Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria y la arrogante altivez de sus ojos. 13 Porque dijo:

«Lo he hecho con el poder de mi mano
y con mi sabiduría, porque he sido inteligente.
Quité los territorios de los pueblos,
saqueé sus tesoros
y derribé como un valiente
a los que estaban sentados.
14 Mi mano halló, como si fueran un nido,
las riquezas de los pueblos.
Como se recogen los huevos abandonados,
así me apoderé yo de toda la tierra,
y no hubo quien moviera un ala
ni abriera el pico para graznar.»

15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta?
¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve?
¡Como si el bastón levantara al que lo levanta!
¡Como si levantara la vara al que no es un leño!

16 Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos,
enviará debilidad sobre sus robustos,
y debajo de su gloria encenderá una hoguera
como ardor de fuego.
17 Y la luz de Israel será por fuego,
y su Santo por llama
que abrase y consuma en un día
sus cardos y sus espinos.
18 La gloria de su bosque y de su campo fértil
consumirá por completo, en cuerpo y alma,
y vendrá a ser como abanderado en derrota.
19 Y los árboles que queden en su bosque
serán en número tan escaso
que hasta un niño los pueda contar.

20 Acontecerá en aquel tiempo,
que los que hayan quedado de Israel
y los que hayan quedado de la casa de Jacob,
nunca más se apoyarán en el que los hirió,
sino que se apoyarán con verdad
en Jehová, el Santo de Israel.
21 Un resto volverá, el resto de Jacob
volverá al Dios fuerte.
22 Porque aunque tu pueblo, Israel,
sea como las arenas del mar,
el resto de él volverá;
la destrucción acordada
rebosará justicia.
23 Pues el Señor, Jehová de los ejércitos,
consumará el exterminio ya determinado
en medio de la tierra.

24 Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así:

«Pueblo mío, morador de Sión,
no temas de Asiria.
Con vara te herirá
y contra ti alzará su bastón,
a la manera de Egipto;
25 mas de aquí a muy poco tiempo
se acabará mi furor y mi enojo,
para destrucción de ellos.
26 Y Jehová de los ejércitos
levantará el látigo contra él,
como en la matanza de Madián
en la peña de Oreb,
y alzará su vara sobre el mar
como lo hizo en el camino de Egipto.
27 Acontecerá en aquel tiempo
que su carga será quitada de tu hombro
y su yugo de tu cerviz,
y el yugo se pudrirá
por cuanto tú eres mi ungido.»

28 Vino hasta Ajat,
pasó hasta Migrón
y en Micmas contará su ejército.
29 Pasaron el vado,
se alojaron en Geba,
Ramá tembló
y Gabaa de Saúl huyó.
30 ¡Grita en alta voz, hija de Galim;
haz que se oiga hacia Lais,
pobrecita Anatot!
31 Madmena se alborotó
y los moradores de Gebim huyen.
32 Aún vendrá día cuando reposará en Nob
y alzará su mano
al monte de la hija de Sión,
al collado de Jerusalén.

33 He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos,
desgajará el ramaje con violencia;
los árboles de gran altura serán cortados,
los altos serán derribados.
34 Cortará con hierro la espesura del bosque
y el Líbano caerá con estruendo.

Santiago 4

La amistad con el mundo

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.» Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor y él os exaltará.

¿Quién eres para que juzgues?

11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la Ley y juzga a la Ley; pero si tú juzgas a la Ley, no eres hacedor de la Ley, sino juez. 12 Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y condenar; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

No os gloriéis del día de mañana

13 ¡Vamos ahora!, los que decís: «Hoy y mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos», 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. 17 El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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