Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Números 9

Celebración de la Pascua

Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, el primer mes del segundo año de su salida de la tierra de Egipto, y le dijo: «Los hijos de Israel celebrarán la Pascua a su debido tiempo. La celebraréis el decimocuarto día de este mes, al atardecer, a su debido tiempo; conforme a todos sus ritos y conforme a todas sus leyes la celebraréis.»

Entonces dijo Moisés a los hijos de Israel que celebraran la Pascua. Celebraron la Pascua el primer mes, el día catorce del mes, al atardecer, en el desierto de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

Pero ocurrió que algunos estaban impuros a causa de un muerto, y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Aquellos hombres se presentaron ese mismo día delante de Moisés y delante de Aarón, y les dijeron:

—Nosotros estamos impuros a causa de un muerto. ¿Por qué seremos impedidos de presentar la ofrenda a Jehová a su debido tiempo con los demás hijos de Israel?

Moisés les respondió:

—Esperad, y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros.

Entonces Jehová dijo a Moisés: 10 «Habla a los hijos de Israel, y diles: Cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes que esté impuro a causa de un muerto, o esté de viaje lejos, celebrará la Pascua a Jehová. 11 La celebrarán el segundo mes, el día catorce del mes, al atardecer; con panes sin levadura y hierbas amargas la comerán. 12 No dejarán nada del animal sacrificado para la mañana, ni le quebrarán ningún hueso; conforme a todos los ritos de la Pascua la celebrarán. 13 Pero el que esté limpio y no se encuentre de viaje, si deja de celebrar la Pascua, la tal persona será eliminada de en medio de su pueblo. Tal hombre cargará con su pecado, por cuanto no ofreció a su debido tiempo la ofrenda de Jehová.

14 »Y si habita con vosotros algún extranjero, y celebra la Pascua a Jehová, conforme al rito de la Pascua y conforme a sus leyes la celebrará: un mismo rito tendréis, tanto el extranjero como el natural de la tierra.»

La nube sobre el Tabernáculo(A)

15 El día que el Tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el Tabernáculo sobre la tienda del Testimonio. Por la tarde había sobre el Tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana. 16 Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego. 17 Cuando se alzaba la nube del Tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. 18 Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el Tabernáculo permanecían acampados. 19 Cuando la nube se detenía sobre el Tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová y no partían. 20 Y cuando la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. 21 Cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, y a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían. 22 Si la nube se detenía sobre el Tabernáculo dos días, un mes o un año, mientras la nube permanecía sobre él, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían. Pero cuando ella se alzaba, ellos partían. 23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. Así guardaban la ordenanza de Jehová, como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

Salmos 45

Cántico de las bodas del rey

Al músico principal; sobre «Lirios». Masquil de los hijos de Coré. Canción de amores

45 Rebosa mi corazón palabra buena;
dirijo al rey mi canto;
mi lengua es pluma de escribiente muy diestro.

Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
la gracia se ha derramado en tus labios;
por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Ciñe tu espada sobre el muslo, valiente,
con tu gloria y majestad.
En tu gloria sé prosperado;
cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia.
Tu diestra te enseñará cosas que asombran;
tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti,
penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.

Tu trono, Dios, es eterno y para siempre;
cetro de justicia es el cetro de tu reino.
Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría
más que a tus compañeros.
Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
desde palacios de marfil te recrean.
Hijas de reyes están entre tus ilustres;
está la reina a tu diestra con oro de Ofir.

10 ¡Oye, hija, mira e inclina tu oído!
olvida tu pueblo y la casa de tu padre,
11 y deseará el rey tu hermosura.
Inclínate delante de él, porque él es tu señor.
12 Y las hijas de Tiro vendrán con presentes;
implorarán tu favor los ricos del pueblo.

13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada;
de brocado de oro es su vestido.
14 Con vestidos bordados será llevada al rey;
vírgenes irán en pos de ella,
sus compañeras serán traídas a ti.
15 Serán traídas con alegría y gozo;
entrarán en el palacio del rey.

16 En lugar de tus padres serán tus hijos,
a quienes harás príncipes en toda la tierra.
17 Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones,
por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

Cantares 7

El esposo

¡Qué bellos son tus pies en las sandalias,
hija de príncipe!
Los contornos de tus caderas son como joyas,
obra de excelente artífice.
Tu ombligo, como una taza redonda
donde no falta el buen vino.
Tu vientre, como montón de trigo
de lirios rodeado.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela.
Tu cuello, como torre de marfil;
tus ojos, como los estanques de Hesbón
junto a la puerta de Bat-rabim;
tu nariz, como la torre del Líbano,
que mira hacia Damasco.
Tu cabeza erguida, como el Carmelo;
como púrpura, tus guedejas:
en ellas, un rey está cautivo.

¡Qué hermosa eres y cuán suave,
oh amor deleitoso!
Tu talle, como la palmera;
tus pechos, como sus racimos.
Yo dije: «Subiré a la palmera
y asiré sus frutos.»
Deja que sean tus pechos como racimos de vid,
y como de manzanas la fragancia de tu aliento.
Tu paladar, como el buen vino,
que entra al amado suavemente
y corre por los labios de los viejos.

La esposa

10 Yo soy de mi amado,
y en mí tiene su contentamiento.
11 Ven, amado mío, salgamos al campo,
pasemos la noche en las aldeas.
12 Vayamos de mañana a las viñas,
a ver si brotan las vides, si ya están en cierne,
si han florecido los granados.
¡Allí te daré mis amores!
13 Las mandrágoras exhalan su aroma,
y a nuestras puertas
hay toda suerte de deliciosas frutas,
frescas y secas, que para ti,
amado mío, he guardado.

Hebreos 7

El sacerdocio de Melquisedec

Este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y lo bendijo. A él asimismo dio Abraham los diezmos de todo. Melquisedec significa primeramente «Rey de justicia», y también «Rey de Salem», esto es, «Rey de paz». Nada se sabe de su padre ni de su madre ni de sus antepasados; ni tampoco del principio y fin de su vida. Y así, a semejanza del Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la Ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos también sean descendientes de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos y bendijo al que tenía las promesas. Y, sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos, 10 porque aún estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico —bajo el cual recibió el pueblo la Ley—, ¿qué necesidad habría aún de que se levantara otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuera llamado según el orden de Aarón?, 12 pues cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 14 Porque sabido es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.

15 Y esto es aun más evidente si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16 no constituido conforme a la ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible, 17 pues se da testimonio de él:

«Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.»

18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19 —pues la Ley nada perfeccionó— y se introduce una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.

20 Y esto no fue hecho sin juramento; 21 porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo:

«Juró el Señor y no se arrepentirá:
tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.»

22 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 pero éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable. 25 Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

26 Tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28 La Ley constituye sumos sacerdotes a hombres débiles; pero la palabra del juramento, posterior a la Ley, constituye al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies