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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
1 Crónicas 9-10

Los repatriados de Babilonia(A)

Contado todo Israel por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel.

Los de Judá fueron deportados a Babilonia por su rebelión. Los primeros habitantes que entraron en sus posesiones en las ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y sirvientes del Templo.

Habitaron en Jerusalén, de los hijos de Judá, de los hijos de Benjamín, de los hijos de Efraín y de Manasés: Utai hijo de Amiud hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani, de los hijos de Fares hijo de Judá. De los silonitas: Asaías, el primogénito, y sus hijos. De los hijos de Zera: Jeuel y sus hermanos; seiscientos noventa en total.

De los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam hijo de Hodavías, hijo de Asenúa; Ibneías hijo de Jeroham; Ela hijo de Uzi hijo de Micri, y Mesulam hijo de Sefatías hijo de Reuel, hijo de Ibnías. Y sus hermanos, según sus generaciones, fueron novecientos cincuenta y seis. Todos estos hombres fueron jefes de familia en sus casas paternas.

10 De los sacerdotes: Jedaías, Joiarib, Jaquín, 11 Azarías hijo de Hilcías hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios; 12 Adaía hijo de Jeroham hijo de Pasur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer, 13 y sus hermanos, jefes de sus casas paternas, en número de mil setecientos sesenta, hombres muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios.

14 De los levitas: Semaías hijo de Hasub hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de la familia de Merari, 15 Bacbacar, Heres, Galal, Matanías hijo de Micaía hijo de Zicri, hijo de Asaf; 16 Obadías hijo de Semaías hijo de Galal, hijo de Jedutún; y Berequías hijo de Asa hijo de Elcana, el cual habitó en las aldeas de los netofatitas.

17 Los porteros: Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus hermanos. Salum era el jefe. 18 Hasta ahora, entre las cuadrillas de los hijos de Leví, han sido estos los porteros en la puerta del rey, al oriente. 19 Salum hijo de Coré hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos, los coreítas, de la misma casa paterna, tuvieron a su cargo la obra del ministerio, guardando las puertas del Tabernáculo, como sus padres guardaron la entrada del campamento de Jehová. 20 Finees hijo de Eleazar fue antes su capitán; y Jehová estaba con él. 21 Zacarías hijo de Meselemías era portero de la puerta del Tabernáculo de reunión. 22 Todos estos, escogidos para ser guardias de las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados en sus villas, según el registro de sus genealogías, los cuales habían sido establecidos en sus cargos por David y Samuel, el vidente. 23 Tanto ellos como sus hijos eran porteros, y se turnaban a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del Tabernáculo. 24 Y estaban los porteros a los cuatro lados: al oriente, al occidente, al norte y al sur. 25 Y sus hermanos, que estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con ellos. 26 Porque cuatro principales de los porteros levitas estaban de guardia permanentemente, y tenían a su cargo las habitaciones y los tesoros de la casa de Dios. 27 Estos habitaban alrededor de la casa de Dios, pues tenían el encargo de guardarla y de abrirla todas las mañanas.

28 Algunos de estos tenían a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales contaban cuando se guardaban y cuando se sacaban. 29 Otros estaban a cargo de la vajilla, y de todos los utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias. 30 Y algunos de los hijos de los sacerdotes hacían los perfumes aromáticos. 31 Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum, el coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían en sartén. 32 Y algunos de los hijos de Coat, y de sus hermanos, tenían a su cargo los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada sábado. 33 También había cantores, jefes de familias de los levitas, los cuales vivían en las habitaciones del Templo, exentos de otros servicios, porque de día y de noche estaban en aquella obra.

34 Estos eran jefes de familias de los levitas por sus generaciones; jefes que habitaban en Jerusalén.

Genealogía de Saúl

35 En Gabaón habitaba Jehiel, padre de Gabaón, el nombre de cuya mujer era Maaca. 36 Sus hijos fueron Abdón, el primogénito, y luego Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab, 37 Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot; 38 y Miclot engendró a Simeam. Estos habitaban también en Jerusalén con sus hermanos frente a ellos.

39 Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal. 40 Hijo de Jonatán fue Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía. 41 Los hijos de Micaía fueron: Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 42 Acaz engendró a Jara, Jara engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa. 43 Los descendientes de Mosa fueron Bina, padre de Refaías, padre de Elasa, padre de Azel. 44 Y Azel tuvo seis hijos, los nombres de los cuales son: Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán. Éstos fueron los hijos de Azel.

Muerte de Saúl y de sus hijos(B)

10 Los filisteos pelearon contra Israel; huyeron delante de ellos los israelitas, pues muchos cayeron heridos de muerte en el monte Gilboa. Los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. Al concentrar sus ataques contra Saúl, le alcanzaron los flecheros y fue herido por ellos. Entonces dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan mofa de mí»; pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se echó sobre ella. Cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató. Así murieron Saúl y sus tres hijos; y toda su casa murió junto con él. Al ver todos los de Israel que habitaban en el valle que habían huido las tropas y que Saúl y sus hijos habían muerto, dejaron sus ciudades y huyeron. Vinieron entonces los filisteos y se establecieron en ellas.

Sucedió al día siguiente, que al venir los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos tendidos en el monte Gilboa. Luego que lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después pusieron sus armas en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.

11 Cuando oyeron los de Jabes de Galaad lo que habían hecho los filisteos de Saúl, 12 se levantaron todos los hombres valientes, tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y los trajeron a Jabes; enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y ayunaron siete días.

13 Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, 14 y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.

Hebreos 12

Puestos los ojos en Jesús

12 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor
ni desmayes cuando eres reprendido por él,
porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.»

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.

Los que rechazan la gracia de Dios

12 Por eso, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas, 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

14 Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos. 16 Que no haya ningún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no tuvo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

18 No os habéis acercado al monte que se podía palpar y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19 al sonido de la trompeta y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les siguiera hablando, 20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: «Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o asaetada.» 21 Tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: «Estoy espantado y temblando.»

22 Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos. Os habéis acercado a Dios, Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús, Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

25 Mirad que no desechéis al que habla, pues si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos. 26 Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido diciendo: «Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.» 27 Y esta frase: «Una vez más», indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así que, recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia, 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Amós 6

La destrucción de Israel

¡Ay de los que reposan en Sión
y de los que confían en el monte de Samaria,
los notables y principales entre las naciones,
a quienes acude la casa de Israel!
Pasad a Calne y mirad;
de allí id a la gran Hamat
y descended luego a Gat de los filisteos.
¿Sois vosotros mejores que esos reinos?
¿Es su territorio más extenso que el vuestro?
¡Vosotros, que creéis alejar el día malo,
acercáis el reino de la maldad!
Duermen en camas de marfil
y reposan sobre sus lechos;
comen los corderos del rebaño
y los novillos sacados del establo;
gorjean al son de la flauta
e inventan instrumentos musicales, como David;
beben vino en tazones
y se ungen con los perfumes más preciosos,
pero no se afligen por el quebrantamiento de José.
Por tanto, ahora irán
a la cabeza de los que van a cautividad,
y se acercará el duelo
de los que se entregan a los placeres.

Jehová, el Señor, juró por sí mismo,
Jehová, Dios de los ejércitos, ha dicho:
«Desprecio la grandeza de Jacob,
aborrezco sus palacios;
entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay en ella.»
Acontecerá que, si diez hombres quedan
en una casa, morirán.
10 Y un pariente tomará a cada uno
y lo quemará para sacar los huesos de casa;
y dirá al que esté en el rincón de la casa:
«¿Hay aún alguien contigo?»
El otro dirá: «No»;
y añadirá: «Calla, porque no podemos mencionar
el nombre de Jehová.»
11 Porque Jehová mandará,
y herirá con hendiduras la casa mayor,
y la casa menor con aberturas.

12 ¿Correrán los caballos por las peñas?
¿Ararán en ellas con bueyes?
¿Por qué habéis convertido vosotros el juicio en veneno
y el fruto de justicia en ajenjo?
13 Vosotros, que os alegráis por nada,
que decís:
«¿No hemos adquirido poder con nuestra fuerza?»
14 Pues de cierto, casa de Israel,
dice Jehová, Dios de los ejércitos,
levantaré yo sobre vosotros a una nación
que os oprimirá desde la entrada de Hamat
hasta el arroyo del Arabá.

Lucas 1:39-80

María visita a Elisabet

39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó a gran voz:

—Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?, 44 porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

46 Entonces María dijo:

«Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
48 porque ha mirado la bajeza de su sierva,
pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones,
49 porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso.
¡Santo es su nombre,
50 y su misericordia es de generación en generación
a los que le temen!
51 Hizo proezas con su brazo;
esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
52 Quitó de los tronos a los poderosos
y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes
y a los ricos envió vacíos.
54 Socorrió a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
55 —de la cual habló a nuestros padres—
para con Abraham y su descendencia para siempre.»

56 Se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.

Nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58 Al oír los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella.

59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; 60 pero su madre dijo:

—¡No! Se llamará Juan.

61 Le dijeron:

—¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre.

62 Entonces preguntaron por señas a su padre cómo lo quería llamar. 63 Él, pidiendo una tablilla, escribió: «Juan es su nombre.» Y todos se maravillaron. 64 En ese momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a bendecir a Dios. 65 Se llenaron de temor todos sus vecinos, y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. 66 Los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: «¿Quién, pues, será este niño?» Y la mano del Señor estaba con él.

Profecía de Zacarías

67 Zacarías, su padre, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó, diciendo:

68 «Bendito el Señor Dios de Israel,
que ha visitado y redimido a su pueblo,
69 y nos levantó un poderoso Salvador
en la casa de David, su siervo
70 —como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio—,
71 salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odiaron,
72 para hacer misericordia con nuestros padres
y acordarse de su santo pacto,
73 del juramento que hizo a Abraham, nuestro padre,
que nos había de conceder
74 que, librados de nuestros enemigos,
sin temor lo serviríamos
75 en santidad y en justicia delante de él todos nuestros días.
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado,
porque irás delante de la presencia del Señor para preparar sus caminos,
77 para dar conocimiento de salvación a su pueblo,
para perdón de sus pecados,
78 por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
con que nos visitó desde lo alto la aurora,
79 para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte,
para encaminar nuestros pies por camino de paz».

80 El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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