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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Deuteronomio 15

El año de remisión

15 »Cada siete años harás remisión.

»En esto consiste la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que haya prestado algo de su pertenencia, con lo cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque ha sido proclamada la remisión de Jehová. Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tenga de ti, se lo perdonarás. Así no habrá mendigos entre los tuyos, pues Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, para que la tomes en posesión, si escuchas fielmente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. Ya que Jehová, tu Dios, te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio.

Préstamos a los pobres

»Cuando haya algún pobre entre tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, no endurecerás tu corazón ni le cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano liberalmente y le prestarás lo que en efecto necesite. Guárdate de albergar en tu corazón este pensamiento perverso: “Cerca está el séptimo año, el de la remisión”, para mirar con malos ojos a tu hermano pobre y no darle nada, pues él podría clamar contra ti a Jehová, y se te contaría como pecado. 10 Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des, porque por ello te bendecirá Jehová, tu Dios, en todas tus obras y en todo lo que emprendas. 11 Pues nunca faltarán pobres en medio de la tierra; por eso yo te mando: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.

Leyes sobre los esclavos(A)

12 »Si se vende a ti tu hermano hebreo o hebrea, te servirá seis años, y al séptimo le dejarás libre. 13 Y cuando lo dejes libre, no lo enviarás con las manos vacías. 14 Lo abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con que Jehová te haya bendecido. 15 Te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te rescató; por eso yo te mando esto hoy.

16 »Pero si él te dice: “No te dejaré”, porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo, 17 entonces tomarás una lesna y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre. Así también harás con tu criada. 18 No te parezca duro cuando lo dejes libre, pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años. Y Jehová, tu Dios, te bendecirá en todo cuanto hagas.

Consagración de los primogénitos machos

19 »Consagrarás a Jehová, tu Dios, todo primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas.

»No te servirás del primogénito de tus vacas ni trasquilarás al primogénito de tus ovejas. 20 Delante de Jehová, tu Dios, los comerás cada año, tú y tu familia, en el lugar que Jehová escoja. 21 Pero si tiene algún defecto, si es ciego, o cojo, o tiene cualquier otra falta, no lo sacrificarás a Jehová, tu Dios. 22 En tus poblaciones lo comerás; lo mismo el impuro que el limpio lo comerán, como si fuera una gacela o un ciervo. 23 Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramarás como si fuera agua.

Salmos 102

Oración de un afligido

Oración del que sufre, cuando está angustiado y delante de Jehová derrama su lamento.

102 Jehová, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor.
No escondas de mí tu rostro
en el día de mi angustia;
inclina a mí tu oído;
apresúrate a responderme el día que te invoque,
porque mis días se desvanecen como el humo
y mis huesos cual tizón están quemados.
Mi corazón está herido
y seco como la hierba,
por lo cual me olvido de comer mi pan.
Por la voz de mi gemido
mis huesos se han pegado a mi carne.
Soy semejante al pelícano del desierto;
soy como el búho de las soledades;
Me desvelo y soy
como un pájaro solitario sobre el tejado.
Cada día me deshonran mis enemigos.
Los que se burlan de mí
ya se han conjurado en mi contra.
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan
y mi bebida mezclo con lágrimas,
10 a causa de tu enojo y de tu ira,
pues me alzaste y me has arrojado.
11 Mis días son como una sombra que se va
y me he secado como la hierba.

12 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre
y tu memoria de generación en generación.
13 Te levantarás y tendrás misericordia de Sión,
porque es tiempo de tener misericordia de ella,
porque el plazo ha llegado,
14 porque tus siervos aman sus piedras
y del polvo de ella tienen compasión.
15 Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová
y todos los reyes de la tierra tu gloria,
16 por cuanto Jehová habrá edificado a Sión
y en su gloria será visto.
17 Habrá considerado la oración de los desvalidos
y no habrá desechado el ruego de ellos.

18 Se escribirá esto para la generación venidera
y el pueblo que está por nacer alabará a Jah,
19 porque miró desde lo alto de su santuario;
miró Jehová desde los cielos a la tierra
20 para oír el gemido de los presos,
para soltar a los sentenciados a muerte,
21 para que se publique en Sión el nombre de Jehová
y su alabanza en Jerusalén,
22 cuando los pueblos y los reinos se congreguen
en uno para servir a Jehová.

23 Él debilitó mi fuerza en el camino;
acortó mis días.
24 Dije: «¡Dios mío,
no me cortes en la mitad de mis días!
¡Por generación y generación son tus años!»
25 Desde el principio tú fundaste la tierra,
y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
y todos ellos como una vestidura se envejecerán,
como un vestido los mudarás y serán mudados;
27 pero tú eres el mismo
y tus años no se acabarán.
28 Los hijos de tus siervos habitarán seguros
y su descendencia será establecida delante de ti.

Isaías 42

El Siervo de Jehová

42 «Éste es mi siervo, yo lo sostendré;
mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento.
He puesto sobre él mi espíritu;
él traerá justicia a las naciones.
No gritará, no alzará su voz
ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada
ni apagará el pábilo que se extingue:
por medio de la verdad traerá la justicia.
No se cansará ni desmayará,
hasta que establezca en la tierra la justicia.
Las costas esperarán su ley.»

Así dice Jehová, Dios,
Creador de los cielos y el que los despliega;
el que extiende la tierra y sus productos;
el que da aliento al pueblo que mora en ella
y espíritu a los que por ella caminan:
«Yo, Jehová, te he llamado en justicia
y te sostendré por la mano;
te guardaré y te pondré por pacto al pueblo,
por luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
para que saques de la cárcel a los presos
y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.
¡Yo, Jehová, éste es mi nombre!
A ningún otro daré mi gloria,
ni a los ídolos mi alabanza.
He aquí, ya se cumplieron las cosas primeras
y yo anuncio cosas nuevas;
antes que salgan a luz,
yo os las haré saber.»

Alabanza por la liberación poderosa de Jehová

10 Cantad a Jehová un nuevo cántico,
su alabanza desde el extremo de la tierra;
los que descendéis al mar y cuanto hay en él,
las costas y sus moradores.
11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades,
las aldeas donde habita Cedar;
canten los moradores de Sela;
desde la cumbre de los montes
den voces de júbilo.
12 Den gloria a Jehová
y anuncien sus loores en las costas.
13 Jehová saldrá como un gigante
y como el de un guerrero despertará su celo;
gritará, dará su grito de guerra,
prevalecerá sobre sus enemigos.

14 Desde el siglo he callado,
he guardado silencio, me he contenido;
pero ahora daré voces como la que está de parto,
y a la vez asolaré y devoraré.
15 Convertiré en soledad montes y collados,
haré secar toda su hierba;
los ríos tornaré en islas
y secaré los estanques.
16 Guiaré a los ciegos por un camino que no conocían;
los haré andar por sendas que no habían conocido.
Delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz
y lo escabroso en llanura.
Estas cosas les haré
y no los desampararé.
17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos
los que confían en ídolos
y dicen a las imágenes de fundición:
«Vosotros sois nuestros dioses.»

Israel no aprende

18 «Sordos, oíd,
y vosotros, ciegos, mirad para ver.
19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo?
¿Quién es tan sordo como mi mensajero que envié?
¿Quién es tan ciego como mi escogido,
tan ciego como el siervo de Jehová,
20 que ve muchas cosas y no advierte,
que abre los oídos y no oye?
21 Jehová se complació por amor de su justicia
en magnificar la Ley y engrandecerla.
22 Mas éste es un pueblo saqueado y pisoteado,
todos ellos atrapados en cavernas
y escondidos en cárceles.
Son puestos para despojo, y no hay quien los libre;
son despojados, y no hay quien diga: “¡Restituid!”»

23 ¿Quién de vosotros oirá esto?
¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir?
24 ¿Quién dio a Jacob en botín
y entregó a Israel a saqueadores?
¿No fue Jehová, contra quien pecamos?
No quisieron andar en sus caminos
ni escucharon su Ley.
25 Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira
y la violencia de la guerra;
le prendió fuego por todas partes,
pero no entendió;
lo incendió, mas no hizo caso.

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

12 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Estaba encinta y gritaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. Otra señal también apareció en el cielo: un gran dragón escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas. Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciera. Ella dio a luz un hijo varón, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. La mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios para ser sustentada allí por mil doscientos sesenta días.

Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía:

«Ahora ha venido la salvación,
el poder y el reino de nuestro Dios
y la autoridad de su Cristo,
porque ha sido expulsado el acusador
de nuestros hermanos,
el que los acusaba
delante de nuestro Dios día y noche.
11 Ellos lo han vencido
por medio de la sangre del Cordero
y de la palabra del testimonio de ellos,
que menospreciaron sus vidas
hasta la muerte.
12 Por lo cual alegraos, cielos,
y los que moráis en ellos.
¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!,
porque el diablo
ha descendido a vosotros con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo.»

13 Cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila para que volara de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuera arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y se tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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