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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Éxodo 3

Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, guió las ovejas más allá del desierto y llegó a Horeb[a], el monte de Dios. Entonces se le apareció el ángel del SEÑOR en una llama de fuego en medio de una zarza. Él observó y vio que la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moisés pensó: “Iré, pues, y contemplaré esta gran visión; por qué la zarza no se consume”.

Cuando el SEÑOR vio que él se acercaba para mirar, lo llamó desde en medio de la zarza diciéndole:

—¡Moisés, Moisés!

Y él respondió:

—Heme aquí.

Dios le dijo:

—No te acerques aquí. Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás tierra santa es. Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

Entonces Moisés cubrió su cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Y le dijo el SEÑOR:

—Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus sufrimientos. Yo he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y amplia, una tierra que fluye leche y miel, al lugar de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. Y ahora, he aquí que el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí; también he visto la opresión con que los oprimen los egipcios. 10 Pero ahora, ve, pues yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.

11 Entonces Moisés dijo a Dios:

—¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?

12 Él respondió:

—Ciertamente yo estaré contigo. Esto te servirá como señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, servirán a Dios en este monte.

13 Moisés dijo a Dios:

—Supongamos que yo voy a los hijos de Israel y les digo: “El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes”. Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé?

14 Dios dijo a Moisés:

—YO SOY EL QUE SOY. —Y añadió—: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a ustedes”. 15 —Dios dijo además a Moisés—: Así dirás a los hijos de Israel: “El SEÑOR, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes”. Este es mi nombre para siempre; este será el nombre con que seré recordado de generación en generación. 16 Ve, reúne a los ancianos de Israel y diles: “El SEÑOR, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘De cierto yo los he visitado y he visto lo que se les ha hecho en Egipto. 17 Y he dicho que yo los sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos; a una tierra que fluye leche y miel’ ”.

18 »Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le dirás: “El SEÑOR, el Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Ahora permite que vayamos al desierto, a tres días de camino, para ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios”.

19 »Yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir sin que una poderosa mano lo obligue. 20 Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y después de esto los dejará ir. 21 También daré a este pueblo gracia ante los ojos de los egipcios, de modo que cuando salgan no se vayan con las manos vacías. 22 Cada mujer pedirá a su vecina y a la que habita en su casa, objetos de plata, objetos de oro y vestidos, los cuales pondrán sobre sus hijos e hijas. Así despojarán a los egipcios.

Lucas 6

Jesús: Señor del sábado

Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos arrancaban espigas y las comían restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos dijeron:

—¿Por qué hacen lo que no es lícito hacer en los sábados?

Respondiéndoles, Jesús dijo:

—¿No han leído qué hizo David cuando tuvo hambre él y los que estaban con él?[a]. Entró en la casa de Dios, tomó los panes de la Presencia[b], que no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió y dio también a los que estaban con él.

También les decía:

—El Hijo del Hombre es Señor del sábado.

El hombre de la mano paralizada

Aconteció en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñaba. Y estaba allí un hombre cuya mano derecha estaba paralizada. Los escribas y los fariseos lo acechaban para ver si lo sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle. Pero él, conociendo los razonamientos de ellos, dijo al hombre que tenía la mano paralizada:

—Levántate y ponte en medio.

Él se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo:

—Yo les pregunto: “¿Es lícito en el sábado hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o quitarla?”.

10 Y mirándolos a todos en derredor, dijo al hombre:

—Extiende tu mano.

Él lo hizo, y su mano le fue restaurada. 11 Entonces ellos se llenaron de enojo y discutían los unos con los otros qué podrían hacer con Jesús.

Elección de los doce apóstoles

12 Aconteció en aquellos días, que Jesús salió al monte para orar y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y de ellos escogió a doce a quienes también llamó apóstoles: 14 a Simón, al cual también llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Jacobo y a Juan; a Felipe y a Bartolomé; 15 a Mateo y a Tomás; a Jacobo hijo de Alfeo, y a Simón llamado el Zelote; 16 a Judas hijo de Jacobo[c], y a Judas Iscariote, que también llegó a ser el traidor.

Las multitudes siguen a Jesús

17 Descendió con ellos y se detuvo en una llanura, junto con una multitud de sus discípulos y un gran número de personas de toda Judea, de Jerusalén y de las costas de Tiro y de Sidón, que habían venido para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades. 18 Los que eran atormentados por espíritus inmundos eran sanados, 19 y toda la gente procuraba tocarlo; porque salía poder de él y sanaba a todos.

Bienaventuranzas y ayes

20 Y alzando él los ojos hacia sus discípulos, decía:

“Bienaventurados ustedes los pobres porque de ustedes es el reino de Dios.

21 “Bienaventurados los que ahora tienen hambre porque serán saciados.

“Bienaventurados los que ahora lloran porque reirán.

22 “Bienaventurados son cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí y los vituperan, y desechan el nombre de ustedes como si fuera malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gócense en aquel día y salten de alegría porque he aquí su galardón es grande en el cielo; pues así hacían los padres de ustedes a los profetas.

24 “Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque están recibiendo su consuelo.

25 “¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre.

“¡Ay de ustedes, los que ahora se ríen! Porque se lamentarán y llorarán.

26 “¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablan bien de ustedes! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

El amor al enemigo: la regla de oro

27 “Pero a ustedes, los que oyen, les digo: Amen a sus enemigos y hagan bien a los que los aborrecen; 28 bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan. 29 Al que te hiera en la mejilla preséntale también la otra; y al que te quite el manto no le niegues la túnica. 30 A cualquiera que te pida dale; y al que tome lo que es tuyo no se lo vuelvas a pedir.

31 “Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos. 32 Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. 33 Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si dan prestado a aquellos de quienes esperaban recibir, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores dan prestado a los pecadores para recibir otro tanto.

35 “Más bien, amen a sus enemigos y hagan bien y den prestado sin esperar ningún provecho. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los perversos. 36 Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso.

El juzgar a los demás

37 “No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados. 38 Den, y se les dará; medida buena, apretada, sacudida y rebosante se les dará en su regazo. Porque con la medida con que miden se les volverá a medir”.

39 Entonces les dijo una parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? 40 El discípulo no es superior a su maestro, pero cualquiera que es plenamente instruido será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la brizna de paja que está en el ojo de tu hermano pero dejas de ver la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que yo saque la brizna de tu ojo’, sin que mires la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la brizna que está en el ojo de tu hermano.

43 “No es buen árbol el que da malos frutos ni es árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol es conocido por su fruto; pues no se recogen higos de los espinos ni tampoco se vendimian uvas de una zarza. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón presenta lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón presenta lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Parábola de los dos cimientos

46 “¿Por qué me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que digo? 47 Yo les mostraré a qué es semejante todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las hace. 48 Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundo y puso los cimientos sobre la roca. Y cuando vino una inundación, el torrente golpeó con ímpetu contra aquella casa y no la pudo mover porque había sido bien construida. 49 Pero el que oye y no hace es semejante a un hombre que edificó su casa sobre tierra, sin cimientos. El torrente golpeó con ímpetu contra ella; en seguida cayó y fue grande la ruina de aquella casa”.

Job 20

Segunda intervención de Zofar

20 Entonces intervino Zofar el namatita y dijo:

—Es que mis inquietantes pensamientos me hacen responder,
y a causa de ello estoy dolorido.
He oído una reprensión que me afrenta, y mi espíritu comprensivo me mueve
a responder.
»¿Acaso sabes esto, que desde la antigüedad,
desde que fue puesto el hombre sobre la tierra,
el júbilo de los malvados es breve
y la alegría del impío solo dura un momento?
Aunque su altivez suba hasta el cielo
y su cabeza alcance a las nubes,
como su propio excremento perecerá
para siempre,
y los que lo vean dirán:
“¿Dónde está él?”.
Como un sueño se esfumará y no será hallado;
se disipará como una visión nocturna.
El ojo que lo veía no lo verá más
ni su lugar lo volverá a contemplar.
10 Sus hijos pedirán favores a los pobres,
y sus manos devolverán su riqueza.
11 Sus huesos, aún llenos de vigor juvenil, yacerán con él en el polvo.
12 »Aunque el mal sea dulce en su boca
y lo esconda debajo de su lengua,
13 aunque lo guarde y no lo deje ir sino que lo retenga en su paladar,
14 con todo su comida se descompondrá en sus entrañas;
veneno de áspides habrá dentro de él.
15 Devoró riquezas pero las vomitará; Dios las sacará de su vientre.
16 Chupará veneno de áspides;
lo matará la lengua de la víbora.
17 No verá los arroyos,
los ríos fluyendo miel y leche.
18 Devolverá el fruto de su labor sin haberlo tragado;
no gozará de la utilidad de sus negocios.
19 Porque oprimió y desamparó a los pobres,
y despojó casas que
no había edificado.
20 »Porque no conoció sosiego
en su interior,
no se salvará ni con su más
preciado tesoro.
21 Nada quedó que no comiese; por eso no durará su prosperidad.
22 En la plenitud de su opulencia tendrá estrechez;
toda la fuerza[a] de la miseria
caerá sobre él.
23 Cuando se ponga a llenar su estómago Dios enviará sobre él el ardor de su ira; hará llover sobre él el fuego de su furor.
24 Huirá de las armas de hierro pero una flecha de bronce lo atravesará.
25 Saldrá una flecha[b] por su espalda;
y la punta resplandeciente, por su hiel. Los horrores vendrán sobre él.
26 »Todas las tinieblas le están reservadas, como si fueran su tesoro.
Un fuego no atizado lo devorará,
y serán quebrantados los que hayan quedado en su morada.
27 Los cielos revelarán su iniquidad,
y la tierra se levantará contra él.
28 El producto de su casa será llevado por los torrentes en el día de su furor.
29 Esta es la porción de parte de Dios para el hombre impío,
la heredad que por su palabra le ha asignado Dios.

1 Corintios 7

El deber conyugal

En cuanto a las cosas de que me escribieron, bueno es para el hombre no tocar mujer. Pero a causa de la inmoralidad sexual, cada hombre tenga su esposa, y cada mujer tenga su esposo. El esposo cumpla con su esposa el deber conyugal; asimismo la esposa con su esposo. La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposo; asimismo el esposo tampoco tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposa.

No se nieguen el uno al otro, a menos que sea de acuerdo mutuo por algún tiempo, para que se dediquen a la oración y vuelvan a unirse en uno, para que no los tiente Satanás a causa de su incontinencia. Esto digo a modo de concesión, no como mandamiento. Más bien, quisiera que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don procedente de Dios: uno de cierta manera y otro de otra manera.

Digo, pues, a los no casados y a las viudas que les sería bueno si se quedasen como yo. Pero si no tienen don de continencia, que se casen; porque mejor es casarse que quemarse.

La permanencia del matrimonio

10 Pero a los que se han casado mando, no yo, sino el Señor: que la esposa no se separe de su esposo 11 (pero si ella se separa, que quede sin casarse o que se reconcilie con su esposo), y que el esposo no abandone a su esposa.

12 A los demás digo yo, no el Señor: que si algún hermano tiene esposa no creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y si alguna esposa tiene esposo no creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. 14 Porque el esposo no creyente es santificado en la esposa, y la esposa no creyente en el creyente. De otra manera sus hijos serían impuros, pero ahora son santos. 15 Pero si el no creyente se separa, que se separe. En tal caso, el hermano o la hermana no han sido puestos bajo servidumbre, pues Dios los[a] ha llamado a vivir en paz. 16 Porque, ¿cómo sabes, oh esposa, si quizás harás salvo a tu esposo? ¿O cómo sabes, oh esposo, si quizás harás salva a tu esposa?

El cristiano en su ambiente social

17 Solamente que viva cada uno como el Señor le asignó, y tal como era cuando Dios lo llamó; así ordeno en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguien ya circuncidado? No disimule su circuncisión. ¿Ha sido llamado alguien incircunciso? No se circuncide. 19 La circuncisión no es nada, y la incircuncisión no es nada; más bien, lo que vale es guardar los mandamientos de Dios. 20 Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; pero si puedes hacerte libre, por supuesto procúralo. 22 Porque el que en el Señor es llamado siendo esclavo, es hombre libre del Señor. De igual manera, también el que es llamado siendo libre, es esclavo del Señor. 23 Por precio fueron comprados; no se hagan esclavos de los hombres. 24 Hermanos, que cada uno se quede para con Dios en la condición en que fue llamado.

Consejos para los no casados

25 Pero con respecto a los que son solteros, no tengo mandamiento del Señor, aunque les doy mi parecer como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 26 Pues, a causa de la presente dificultad, bien me parece que al hombre le sea bueno quedarse como está. 27 ¿Estás ligado a esposa? No procures desligarte. ¿Estás libre de esposa? No busques esposa. 28 Pero también, si te casas, no pecas; y si la soltera se casa, no peca; aunque aquellos que se casan tendrán aflicción en la carne, y yo quisiera evitársela.

29 Pero les digo esto, hermanos, que el tiempo se ha acortado. En cuanto al tiempo que queda, los que tienen esposas sean como si no las tuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; 31 y los que disfrutan de este mundo, como si no disfrutaran de él. Porque el orden presente de este mundo está pasando.

32 Quisiera, pues, que estuviesen libres de ansiedad. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33 pero el casado se preocupa de las cosas de la vida, de cómo ha de agradar a su esposa, 34 y su atención está dividida[b]. La mujer no casada, o soltera, se preocupa de las cosas del Señor, a fin de ser consagrada tanto en cuerpo como en espíritu. En cambio, la casada tiene cuidado de las cosas de la vida, de cómo ha de agradar a su esposo. 35 Esto digo para su provecho; no para ponerles restricción, sino para que vivan honestamente, atendiendo al Señor sin impedimento.

36 Si alguien considera que su comportamiento es inadecuado hacia su virgen y si está en la flor de la edad y por eso siente obligación de casarse, puede hacer lo que quiere; no comete pecado. Cásense. 37 Pero el que está firme en su corazón, no teniendo necesidad, sino que tiene dominio sobre su propia voluntad y así ha determinado en su corazón conservársela virgen, hará bien. 38 De modo que el que se casa con su virgen hace bien; y de igual manera, el que no se casa hace mejor.

El matrimonio de las viudas

39 La esposa está ligada mientras viva su esposo. Pero si su esposo muere, está libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. 40 Pero según mi opinión, más feliz será si permanece así. Y pienso que yo también tengo el Espíritu de Dios.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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