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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Éxodo 2

El niño Moisés en la corte del faraón

Cierto hombre de la tribu de Leví tomó por esposa a una mujer levita. Esta concibió y dio a luz un niño; y al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. No pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la recubrió con asfalto y brea. Colocó en ella al niño y lo puso entre los juncos a la orilla del Nilo. La hermana del niño se mantuvo a distancia para ver lo que le acontecería.

Sucedió que la hija del faraón descendió al Nilo para bañarse. Y mientras se paseaba con sus doncellas por la ribera del Nilo, ella vio la arquilla entre los juncos y envió a una sierva suya para que la tomara. Cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo:

—Este es un niño de los hebreos.

Entonces la hermana del niño preguntó a la hija del faraón:

—¿Iré a llamar una nodriza de las hebreas para que te críe al niño?

La hija del faraón respondió:

—Ve.

Entonces la muchacha fue y llamó a la madre del niño. Y la hija del faraón le dijo:

—Llévate a este niño y críamelo. Yo te lo pagaré.

La mujer tomó al niño y lo crió.

10 Cuando el niño creció, ella se lo llevó a la hija del faraón. Él vino a ser para ella su hijo, y ella le puso por nombre Moisés[a], diciendo: “Porque de las aguas lo saqué”.

Moisés huye del faraón

11 Aconteció cierto día, cuando Moisés había crecido, que fue a visitar a sus hermanos y los vio en sus duras tareas. Entonces vio a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. 12 Él miró a uno y otro lado, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió otra vez, y he aquí que dos hebreos se estaban peleando. Entonces dijo al culpable:

—¿Por qué golpeas a tu prójimo?

14 Y él le respondió:

—¿Quién te ha puesto a ti por jefe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?

Entonces Moisés tuvo miedo y pensó: “Ciertamente el asunto ya es conocido”.

15 Cuando el faraón se enteró de este hecho, procuró matar a Moisés. Pero Moisés huyó de la presencia del faraón y se fue a la tierra de Madián, y se sentó junto a un pozo.

Moisés en la tierra de Madián

16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas, quienes fueron a sacar agua para llenar los abrevaderos y dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Pero vinieron unos pastores y las echaron. Entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas.

18 Cuando ellas volvieron a Reuel su padre, él les preguntó:

—¿Por qué han vuelto tan pronto hoy?

19 Ellas le respondieron:

—Un hombre egipcio nos libró de mano de los pastores, y también nos sacó agua y dio de beber a las ovejas.

20 Él preguntó a sus hijas:

—¿Y dónde está? ¿Por qué han abandonado a este hombre? Llámenlo para que coma algo.

21 Moisés aceptó vivir con aquel hombre, y él dio su hija Séfora a Moisés. 22 Ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón[b], porque dijo: “Fui forastero en tierra extranjera”.

Moisés es enviado para librar a Israel

23 Aconteció después de muchos años que el rey de Egipto murió. Los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud y clamaron a Dios, y el clamor de ellos a causa de su esclavitud subió a Dios. 24 Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, con Isaac y con Jacob. 25 Dios miró a los hijos de Israel y reconoció su condición.

Lucas 5

La pesca milagrosa

Aconteció que, mientras las multitudes se agolpaban sobre él y escuchaban la palabra de Dios, Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes. Al entrar él en una de las barcas, la cual pertenecía a Simón, pidió a este que la apartara de tierra un poco. Luego se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca. Cuando acabó de hablarles, dijo a Simón:

—Boga mar adentro, y echen sus redes para pescar.

Simón le respondió y dijo:

—Maestro, toda la noche hemos trabajado duro y no hemos pescado nada. Pero por tu palabra echaré la red.

Cuando lo hicieron, atraparon una gran cantidad de peces y sus redes se rompían. Hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas de manera que se hundían. Y Simón Pedro, al verlo, cayó de rodillas ante Jesús exclamando:

—¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador!

Por la pesca que habían logrado, el temor se apoderó de Pedro y de todos los que estaban con él, 10 y de igual manera de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón:

—No temas; de aquí en adelante estarás pescando hombres.

11 Después de sacar las barcas a tierra, lo dejaron todo y lo siguieron.

Jesús sana a un leproso

12 Aconteció que, estando Jesús en una de las ciudades, he aquí había un hombre lleno de lepra. Él vio a Jesús y, postrándose sobre su rostro, le rogó diciendo:

—Señor, si quieres, puedes limpiarme.

13 Entonces extendió la mano y lo tocó diciendo:

—Quiero. ¡Sé limpio!

Al instante la lepra desapareció de él. 14 Y Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie; más bien, le dijo:

—Ve y muéstrate al sacerdote y da por tu purificación la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.

15 Sin embargo, su fama se extendía cada vez más y se juntaban a él muchas multitudes para oírlo y para ser sanadas de sus enfermedades. 16 Pero él se apartaba a los lugares desiertos y oraba.

Jesús sana a un paralítico

17 Y aconteció en uno de esos días que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados allí unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para sanar. 18 Y he aquí, unos hombres traían sobre una camilla a un hombre que era paralítico, y procuraban llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús. 19 Al no encontrar cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y, juntamente con la camilla, lo bajaron por el tejado en medio, delante de Jesús. 20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo:

—Hombre, tus pecados te son perdonados.

21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a razonar diciendo:

—¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?

22 Pero Jesús, dándose cuenta de los razonamientos de ellos, respondió y les dijo:

—¿Qué razonan en sus corazones? 23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? 24 Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!

25 De inmediato se levantó en presencia de ellos, tomó la camilla en que estaba recostado y se fue a su casa glorificando a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Fueron llenos de temor y decían:

—¡Hoy hemos visto maravillas!

El llamamiento de Leví

27 Después de esto, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví sentado en el lugar de los tributos públicos. Y le dijo:

—¡Sígueme!

28 Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

29 Entonces Leví le hizo un gran banquete en su casa, y había un gran número de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos. 30 Los fariseos y los escribas murmuraban contra los discípulos de él, diciendo:

—¿Por qué comen y beben con los publicanos y pecadores?

31 Respondiendo Jesús, les dijo:

—Los sanos no tienen necesidad de médico sino los que están enfermos. 32 No he venido a llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento.

Preguntas sobre el ayuno

33 Entonces ellos le dijeron:

—Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.

34 Jesús les dijo:

—¿Acaso ustedes pueden hacer que los que están de bodas ayunen mientras el novio está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquellos días ayunarán.

36 Les decía también una parábola:

—Nadie corta un parche de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De otra manera, el vestido nuevo se rompe y el parche tomado del nuevo no armoniza con lo viejo. 37 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino nuevo romperá los odres, el vino se derramará y los odres se perderán. 38 Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos[a]. 39 Y ninguno que bebe lo añejo quiere el nuevo porque dice: “Lo añejo es lo mejor”.

Job 19

Job responde a Bildad

19 Entonces respondió Job y dijo:


—¿Hasta cuándo angustiarán mi alma
y me triturarán con palabras?
Ya me han injuriado diez veces. ¿No se avergüenzan de haberme atacado?
Si en verdad he errado
conmigo permanecerá mi error.
Pero si en realidad ustedes se jactan contra mí
y contra mí usan mi oprobio
como argumento,
sepan, pues, que Dios me ha agraviado
y me ha envuelto en su red.
»He aquí, aunque grito:
“¡Violencia!”, no soy oído;
doy voces, y no hay justicia.
Él ha cercado mi camino
para que yo no pase;
sobre mis senderos ha puesto tinieblas.
Me ha desvestido de mi gloria
y ha quitado la corona de mi cabeza.
10 Por todos lados me despedaza,
y me marcho;
ha arrancado mi esperanza como
a un árbol.
11 Hace que su furor se inflame contra mí
y me considera como a uno de sus adversarios.
12 A una vienen sus tropas;
allanan su camino contra mí
y ponen sitio alrededor de mi morada.
13 »Hizo que mis hermanos se alejaran
de mí;
mis amigos se apartaron por completo.
14 Mis parientes me han fallado; mis conocidos me han olvidado.
15 Los que habitan en mi casa y mis criadas me consideran un extraño;
he llegado a ser un extranjero ante sus ojos.
16 Llamo a mi siervo, y no responde; con mi propia boca le tengo que rogar.
17 Mi aliento ha venido a ser repulsivo
a mi mujer,
y apesto aun ante mis propios hijos[a].
18 Aun los niños me desprecian;
si me levanto hablan contra mí.
19 Todos mis amigos íntimos
me abominan;
aquellos a quienes amo se han vuelto contra mí.
20 Mis huesos se pegan a mi piel
y a mi carne;
he escapado apenas con la piel de mis dientes.
21 »¡Compadézcanse ustedes de mí! ¡Compadézcanse de mí,
oh amigos míos!
Porque la mano de Dios me ha tocado.
22 ¿Por qué me persiguen como lo hace Dios?
¿No se satisfacen con mi carne?
23 »¡Oh, que mis palabras fuesen escritas! ¡Oh, que fuesen grabadas en un libro!
24 ¡Que con cincel de hierro y de plomo fuesen cinceladas en la roca
para siempre!
25 Pero yo sé que mi Redentor vive
y que al final se levantará sobre el polvo.
26 Y después que hayan deshecho esta
mi piel,
¡en mi carne he de ver a Dios
27 a quien yo mismo he de ver!
Lo verán mis ojos, y no los de otro.
»Mi corazón se consume dentro de mí.
28 Si dicen: “¿Cómo lo acosaremos?”,
y “La raíz del asunto se halla en él”,
29 teman por ustedes ante la espada. Porque la espada representa la ira contra las iniquidades,
para que sepan que hay un juicio.

1 Corintios 6

Pleitos entre hermanos

¿Cómo se atreve alguno de ustedes, teniendo un asunto contra otro, a ir a juicio delante de los injustos y no, más bien, delante de los santos? ¿O no saben que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por ustedes, ¿son indignos de juzgar pleitos tan pequeños? ¿No saben que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más las cosas de esta vida! Por tanto, en caso de haber pleitos con respecto a las cosas de esta vida, a los que para la iglesia son de poca estima, ¿a estos ponen para juzgar? Para avergonzarlos lo digo. Pues, ¿qué? ¿No hay entre ustedes ni un solo sabio que pueda juzgar entre sus hermanos? Pero hermano va a juicio contra hermano, ¡y esto ante los incrédulos! Sin lugar a duda, ya es un fracaso total para ustedes el que tengan pleitos entre ustedes. ¿Por qué no sufrir más bien la injusticia? ¿Por qué no ser más bien defraudados? Sin embargo, ustedes hacen injusticia y defraudan, ¡y esto a los hermanos!

¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: que ni los inmorales sexuales ni los idólatras ni los adúlteros ni los afeminados ni los homosexuales 10 ni los ladrones ni los avaros ni los borrachos ni los calumniadores ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto eran algunos de ustedes, pero ya han sido lavados, pero ya son santificados, pero ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

Consagrar el cuerpo a Dios

12 Todas las cosas me son lícitas, pero no todo me conviene. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. 13 La comida es para el estómago, y el estómago para la comida, pero Dios destruirá tanto al uno como a la otra.

El cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Pues como Dios levantó al Señor, también a nosotros nos levantará por medio de su poder. 15 ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una prostituta? ¡De ninguna manera! 16 ¿O no saben que el que se une con una prostituta es hecho con ella un solo cuerpo? Porque dice: Los dos serán una sola carne[a]. 17 Pero el que se une con el Señor, un solo espíritu es.

18 Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su propio cuerpo. 19 ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en ustedes, el cual tienen de Dios, y que no son de ustedes? 20 Pues han sido comprados por precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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