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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 44

José toma prisionero a Benjamín

44 Después ordenó José al administrador de su casa diciendo:

—Llena de alimentos los costales de estos hombres, todo lo que puedan llevar. Pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. Pon también mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, junto con el dinero de su trigo.

Él hizo como le dijo José. Cuando rayó el alba, fueron despedidos los hombres con sus asnos. Cuando ellos habían salido de la ciudad y antes de que se alejaran mucho, José dijo al que estaba a cargo de su casa:

—Levántate y sigue a esos hombres. Cuando los alcances, diles: “¿Por qué han pagado mal por bien? ¿Por qué me han robado la copa de plata?[a]. ¿No es esta la copa que mi señor usa para beber y por la que suele adivinar? Han actuado mal al hacer esto”.

Cuando él los alcanzó, les repitió estas palabras; y ellos le respondieron:

—¿Por qué dice mi señor tales cosas? ¡Tus siervos jamás harían tal cosa! Si el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán, ¿cómo, pues, íbamos a robar plata u oro de la casa de tu señor? Aquel de tus siervos en cuyo poder sea hallada la copa, que muera; y nosotros seremos esclavos de mi señor.

10 Él dijo:

—Sea también ahora conforme a lo que dicen: Aquel en cuyo poder se halle será mi esclavo. Los demás quedarán libres.

11 Entonces ellos se apresuraron a bajar a tierra cada uno su costal, y cada uno abrió su costal. 12 Él buscó, comenzando por el del mayor y terminando por el del menor, y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Ellos rasgaron sus vestiduras, y después de cargar cada cual su asno, volvieron a la ciudad.

14 Judá vino con sus hermanos a la casa de José, quien aún estaba allí, y se postraron a tierra ante él. 15 Y José les dijo:

—¿Qué es esto que han hecho? ¿No saben que un hombre como yo ciertamente sabe adivinar?

16 Entonces dijo Judá:

—¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿Con qué nos justificaremos? Dios ha descubierto la culpa de tus siervos. He aquí, somos esclavos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa.

17 Él respondió:

—¡Nunca haga yo tal cosa! Aquel en cuyo poder fue hallada la copa será mi esclavo. Los demás vuélvanse en paz a su padre.

Judá sale como fiador por Benjamín

18 Entonces Judá se acercó a él y le dijo:

—¡Ay, señor mío! Permite que hable tu siervo una palabra a oídos de mi señor. No se encienda tu ira contra tu siervo, puesto que tú eres como el mismo faraón. 19 Mi señor preguntó a sus siervos diciendo: “¿Tienen padre o hermano?”. 20 Y nosotros respondimos a mi señor: “Tenemos un padre anciano y un muchacho pequeño que le nació en su vejez. Un hermano suyo murió. Solo él ha quedado de su madre, y su padre lo ama”. 21 Tú dijiste a tus siervos: “Tráiganmelo para que lo vea”. 22 Y nosotros dijimos a mi señor: “El joven no puede dejar a su padre; porque si lo deja, su padre morirá”. 23 Y dijiste a tus siervos: “Si su hermano menor no viene con ustedes, no verán más mi cara”.

24 »Aconteció, pues, que cuando fuimos a tu siervo, mi padre, le contamos las palabras de mi señor. 25 Y nuestro padre dijo: “Vuelvan a comprarnos un poco más de alimentos”. 26 Nosotros respondimos: “No podemos ir, a menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros. Porque no podemos ver la cara de aquel hombre si nuestro hermano menor no está con nosotros”. 27 Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo: “Ustedes saben que mi mujer me dio dos hijos, 28 y que uno de ellos partió de mi presencia y pienso que de cierto fue despedazado, pues hasta ahora no lo he vuelto a ver. 29 Si toman también a este de mi presencia y le acontece alguna desgracia, harán descender mis canas con aflicción a la sepultura”.

30 »Ahora pues, cuando llegue yo a tu siervo, mi padre, si el joven no está conmigo, como su vida está tan ligada a la de él, 31 sucederá que cuando vea que no está con nosotros el muchacho, morirá. Así tus siervos habremos hecho descender las canas de tu siervo, nuestro padre, con dolor, a la sepultura. 32 Como tu siervo salió por fiador del joven ante mi padre, diciendo: “Si no te lo traigo de vuelta, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre”, 33 permite ahora que tu siervo quede como esclavo de mi señor en lugar del muchacho, y que el muchacho regrese con sus hermanos. 34 Porque, ¿cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no está conmigo? ¡No podré, para no ver la desgracia que sobrevendrá a mi padre!

Marcos 14

Acuerdo para matar a Jesús

14 Dos días después era la Pascua y la fiesta de los Panes sin levadura. Y los principales sacerdotes y los escribas estaban buscando cómo prenderlo por engaño y matarlo pues decían: “No en la fiesta, de modo que no se haga alboroto en el pueblo”.

Jesús es ungido en Betania

Estando él en Betania sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer que tenía un frasco de alabastro con perfume de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de alabastro, lo derramó sobre la cabeza de Jesús. Pero había allí algunos que se indignaron entre sí y dijeron:

—¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podría haberse vendido este perfume por casi un año de salario y haberse dado a los pobres.

Y murmuraban contra ella, pero Jesús dijo:

—Déjenla. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho una buena obra conmigo. Porque siempre tienen a los pobres con ustedes, y cuando quieren les pueden hacer bien, pero a mí no siempre me tienen. Ella ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. De cierto les digo que dondequiera que sea predicado este evangelio en todo el mundo, también lo que esta ha hecho será contado para memoria de ella.

Judas ofrece traicionar a Jesús

10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo. 11 Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarlo en un momento oportuno.

Preparativos para la Pascua

12 El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron:

—¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?

13 Él envió a dos de sus discípulos y les dijo:

—Vayan a la ciudad, y les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Síganlo 14 y, donde entre, digan al dueño de casa: “El Maestro dice: ‘¿Dónde está mi habitación donde he de comer la Pascua con mis discípulos?’”. 15 Y él les mostrará un gran aposento alto ya dispuesto y preparado. Preparen allí para nosotros.

16 Salieron sus discípulos, entraron en la ciudad, hallaron como les había dicho y prepararon la Pascua.

Jesús anuncia la traición de Judas

17 Al atardecer fue con los doce 18 y, cuando estaban sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo:

—De cierto les digo que uno de ustedes, el que come conmigo, me va a entregar.

19 Entonces comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras otro:

—¿Acaso seré yo?

20 Él les dijo:

—Es uno de los doce, el que moja el pan conmigo en el plato. 21 A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal como está escrito de él. Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.

La Cena del Señor

22 Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió, les dio y dijo:

—Tomen; esto es mi cuerpo.

23 Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio y bebieron todos de ella. 24 Y él les dijo:

—Esto es mi sangre del pacto[a], la cual es derramada a favor de muchos. 25 De cierto les digo que no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.

26 Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.

Jesús predice la negación de Pedro

27 Entonces Jesús les dijo:

—Todos se escandalizarán de mí; porque está escrito: Heriré al Pastor y serán dispersadas las ovejas[b]. 28 Pero después de haber resucitado iré delante de ustedes a Galilea.

29 Entonces Pedro le dijo:

—Aunque todos sean escandalizados, yo no.

30 Jesús le dijo:

—De cierto te digo que hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, tú me negarás tres veces.

31 Pero él le decía con mayor insistencia:

—Aunque me sea necesario morir contigo, jamás te negaré.

También todos decían lo mismo.

Angustia de Jesús en Getsemaní

32 Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

—Siéntense aquí mientras yo oro.

33 Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. 34 Y les dijo:

—Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen.

35 Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible, pasase de él aquella hora. 36 Decía:

—¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

37 Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro:

—Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora? 38 Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto pero la carne es débil.

39 De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras. 40 Cuando vino otra vez, los halló durmiendo porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.

41 Volvió por tercera vez y les dijo:

—¿Todavía están durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levántense, vamos! He aquí, está cerca el que me entrega.

Jesús es arrestado

43 En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Judas, uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. 44 El que lo entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ese es. Préndanlo y llévenlo con seguridad”. 45 Cuando llegó, de inmediato se acercó a él y dijo:

—¡Rabí!

Y le besó. 46 Entonces ellos le echaron mano y lo prendieron; 47 pero uno de los que estaban allí, sacando su espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.

48 Jesús respondió y les dijo:

—¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para prenderme? 49 Cada día yo estaba delante de ustedes enseñando en el templo, y no me prendieron. Pero así es, para que se cumplan las Escrituras.

50 Entonces todos los suyos lo abandonaron y huyeron. 51 Pero cierto joven, habiendo cubierto su cuerpo desnudo con una sábana, lo seguía; y lo prendieron. 52 Pero él, dejando la sábana, huyó desnudo.

Jesús ante el Sanedrín

53 Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron con él todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas. 54 Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, y estaba sentado con los guardias y se calentaba ante el fuego.

55 Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban testimonio contra Jesús para entregarlo a muerte, pero no lo hallaban. 56 Porque muchos daban falso testimonio contra Jesús, pero sus testimonios no concordaban. 57 Entonces se levantaron unos y dieron falso testimonio contra él diciendo:

58 —Nosotros le oímos decir: “Yo derribaré este templo que ha sido hecho con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos”.

59 Pero ni aun así concordaba el testimonio de ellos. 60 Entonces el sumo sacerdote se levantó en medio y le preguntó a Jesús diciendo:

—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?

61 Pero él callaba y no respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote le preguntó y le dijo:

—¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

62 Jesús le dijo:

—Yo soy. Y además, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder[c] y viniendo con las nubes del cielo[d].

63 Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura y dijo:

—¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64 Ustedes han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?

Y todos ellos lo condenaron como reo de muerte. 65 Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara y a darle bofetadas diciendo:

—¡Profetiza!

También los guardias lo recibieron a bofetadas.

Pedro niega a Jesús

66 Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote. 67 Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él y le dijo:

—¡Tú también estabas con Jesús de Nazaret!

68 Pero él negó diciendo:

—No lo conozco, ni sé lo que dices.

Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó. 69 Cuando la criada lo vio, comenzó otra vez a decir a los que estaban allí:

—Este es uno de ellos.

70 Pero él negó otra vez.

Poco después, los que estaban allí decían otra vez a Pedro:

—Verdaderamente tú eres uno de ellos, porque eres galileo[e].

71 Pero él comenzó a maldecir y a jurar:

—¡No conozco a este hombre de quien hablan!

72 Y en seguida cantó el gallo por segunda vez; y Pedro se acordó de la palabra que Jesús le había dicho: “Antes que cante el gallo dos veces, me negarás tres veces”. Y pensando en esto, lloraba.

Job 10

10 »Mi alma está hastiada de mi vida. Daré rienda suelta a mi queja;

hablaré en la amargura de mi alma.
Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Te parece bueno oprimir
y desechar la obra de tus manos
mientras favoreces el consejo de los impíos?
¿Acaso tus ojos son humanos? ¿Acaso ves como ve un hombre?
¿Son tus días como los días
de un hombre,
o tus años como los días de un mortal,
para que indagues mi iniquidad
e inquieras por mi pecado?
Tú sabes que no soy culpable
y que no hay quien libre de tu mano.
»Tus manos me formaron y me hicieron, ¿y después, cambias[a] y me destruyes?
Acuérdate, por favor,
de que tú me formaste como al barro
y que me harás volver al polvo.
10 ¿Acaso no me vertiste como a la leche,
y me cuajaste como al queso?
11 De piel y de carne me vestiste,
y me entretejiste con huesos y tendones.
12 Vida y misericordia me concediste,
y tu cuidado guardó mi espíritu.
13 Estas cosas tenías escondidas en tu corazón;
yo sé que esto estaba en tu mente.
14 Si peco, entonces me vigilas
y no me declaras inocente
de mi iniquidad.
15 Si soy culpable, ¡ay de mí!
Pero aun siendo justo,
no levanto mi cabeza
pues estoy harto de ignominia y
de ver mi aflicción.
16 Si me levanto[b], me cazas
como a león
y vuelves a mostrar en mí tus proezas.
17 Traes de nuevo tus testigos contra mí,
y aumentas contra mí tu ira
con tropas de relevo en mi contra.
18 »¿Por qué, pues, me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado y ningún ojo me habría visto.
19 Habría sido como si nunca hubiera existido,
conducido desde el vientre hasta
la tumba.
20 ¿Acaso no son pocos los días de mi existencia?
Apártate[c] de mí, de modo que me alivie un poco
21 antes que me vaya, para no volver,
a la tierra de oscuridad y de tinieblas:
22 tierra lóbrega como la oscuridad,
de densas tinieblas y desorden, donde lo que brilla es como la oscuridad.

Romanos 14

La comprensión entre hermanos

14 Reciban al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que puede comer de todo, y el débil come solo verduras. El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come; porque Dios lo ha recibido. ¿Quién eres tú que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie o cae; pero será afirmado porque poderoso es el Señor para afirmarle. Mientras que uno hace diferencia entre día y día, otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté convencido en su propia mente. El que hace caso del día, para el Señor lo hace. El que come para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, sea que vivamos o que muramos, somos del Señor. Porque Cristo para esto murió[a] y vivió, para ser el Señor así de los muertos como de los que viven.

10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Pues todos compareceremos ante el tribunal de Dios, 11 porque está escrito:

Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios[b].

12 De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta a Dios de sí mismo.

13 Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros; más bien, determinen no poner tropiezo u obstáculo al hermano. 14 Yo sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada hay inmundo en sí; pero para aquel que estima que algo es inmundo, para él sí lo es. 15 Pues si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No arruines por tu comida a aquel por quien Cristo murió.

16 Por tanto, no dejen que se hable mal de lo que para ustedes es bueno; 17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.

19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. A la verdad, todas las cosas son limpias pero es malo que un hombre cause tropiezo por su comida. 21 Bueno es no comer carne ni beber vino ni hacer nada en que tropiece tu hermano.

22 La fe que tú tienes, tenla para contigo mismo delante de Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba. 23 Pero el que duda al respecto, es condenado si come porque no lo hace con fe. Pues todo lo que no proviene de fe es pecado.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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