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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 14

Abram rescata a Lot

14 Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, de Arioc rey de Elasar, de Quedarlaomer rey de Elam, y de Tidal rey de Goím, que estos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, Birsa rey de Gomorra, Sinab rey de Adma, Semeber rey de Zeboím, y el rey de Bela, la cual es Zoar. Todos estos se reunieron en el valle de Sidim, es decir, el mar Salado. Doce años habían servido a Quedarlaomer, pero en el año trece se rebelaron. En el año catorce vinieron Quedarlaomer y los reyes que estaban con él, y derrotaron a los refaítas en Astarot-carnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, y a los horeos en el monte Seír, hasta El-parán, que está junto al desierto. Luego regresaron, llegaron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el campo de los amalequitas y de los amorreos que habitaban en Hazezón-tamar.

Entonces salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboím y el rey de Bela, la cual es Zoar, y dispusieron la batalla contra ellos en el valle de Sidim; a saber, contra Quedarlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goím, Amrafel rey de Sinar y Arioc rey de Elasar: cuatro reyes contra cinco.

10 El valle de Sidim estaba lleno de pozos de brea. Y al huir los reyes de Sodoma y de Gomorra, cayeron en ellos, mientras que los demás huyeron a las montañas. 11 Los enemigos tomaron todos los bienes de Sodoma y de Gomorra, y todos sus alimentos, y se fueron. 12 También llevaron consigo a Lot, el hijo del hermano de Abram, junto con sus posesiones (porque Lot habitaba en Sodoma), y se fueron. 13 Pero uno de los que escaparon fue y lo contó a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, quienes eran aliados de Abram.

14 Cuando Abram oyó que su sobrino había sido tomado cautivo, reclutó[a] a sus trescientos dieciocho criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan. 15 Los atacó de noche, él con sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hoba, que está al norte de Damasco. 16 Así recobró todos los bienes y también recobró a su sobrino Lot, sus bienes, y también a las mujeres y a la gente.

Encuentro de Abram y Melquisedec

17 Cuando Abram volvía de derrotar a Quedarlaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el valle de Savé, que es el valle del Rey. 18 También Melquisedec, rey de Salem, quien era sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino, 19 y lo bendijo diciendo: “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra. 20 Bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”.

Y Abram le dio a él el diezmo de todo.

Trato de Abram con el rey de Sodoma

21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram:

—Dame las personas, y toma para ti los bienes.

22 Abram respondió al rey de Sodoma:

—He hecho votos al SEÑOR, el Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que no tomaré ni un hilo ni la correa de un calzado, nada de todo lo que es tuyo, para que no digas después: “Yo enriquecí a Abram”. 24 Yo no tomaré nada, excepto lo que han comido los jóvenes y la parte de los hombres que fueron conmigo: Aner, Escol y Mamre. Ellos sí tomarán su parte.

Mateo 13

Parábola del sembrador

13 Aquel día Jesús salió de la casa y se sentó junto al mar. Y se le acercó mucha gente, de manera que él entró en una barca para sentarse, y toda la multitud estaba de pie en la playa.

Entonces les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: “He aquí un sembrador salió a sembrar. Mientras él sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron. Y otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó rápidamente, porque la tierra no era profunda. Pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y otra parte cayó entre los espinos. Los espinos crecieron y la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra y dio fruto, una a ciento, otra a sesenta y otra a treinta por uno. El que tiene oídos, que oiga”.

El propósito de las parábolas

10 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron:

—¿Por qué les hablas por parábolas?

11 Y él, respondiendo, les dijo:

—Porque a ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido. 12 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por esto les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni tampoco entienden. 14 Además, se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:

De oído oirán, y nunca entenderán;

y mirando mirarán, y nunca verán.

15 Porque el corazón de este pueblo

se ha vuelto insensible,

y con los oídos han oído torpemente. Han cerrado sus ojos

para que no vean con los ojos

ni oigan con los oídos

ni entiendan con el corazón

ni se conviertan. Y yo los sanaré[a].

16 Pero ¡bienaventurados sus ojos, porque ven; y sus oídos, porque oyen! 17 Porque de cierto les digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.

La parábola del sembrador explicada

18 »Ustedes, pues, oigan la parábola del sembrador. 19 Cuando alguien oye la palabra del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y en seguida la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de poca duración, y cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, en seguida tropieza. 22 Y el que fue sembrado en espinos, este es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y queda sin fruto. 23 Pero el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye la palabra y la entiende, el que de veras lleva fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta, y otro a treinta por uno.

Parábola del trigo y la cizaña

24 Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. 25 Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Se acercaron los siervos al dueño del campo y le preguntaron: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?’. 28 Y él les dijo: ‘Un hombre enemigo ha hecho esto’. Los siervos le dijeron: ‘Entonces, ¿quieres que vayamos y la recojamos?’. 29 Pero él dijo: ‘No; no sea que al recoger la cizaña arranquen con ella el trigo. 30 Dejen crecer a ambos hasta la siega. Cuando llegue el tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla. Pero reúnan el trigo en mi granero’”.

Parábola del grano de mostaza

31 Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo. 32 Esta es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”.

Parábola de la levadura

33 Les dijo otra parábola: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en una gran cantidad[b] de harina, hasta que todo quedó leudado”.

Las parábolas y las profecías

34 Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes y sin parábolas no les hablaba, 35 de manera que se cumplió lo dicho por medio del profeta diciendo:

Abriré mi boca con parábolas;

publicaré cosas que han estado ocultas

desde la fundación del mundo[c].

La parábola de la cizaña explicada

36 Entonces, una vez despedida la multitud, volvió a casa. Y sus discípulos se acercaron a él diciendo:

—Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

37 Y respondiendo él dijo:

—El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo. La buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno. 39 El enemigo que la sembró es el diablo. La siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como la cizaña es recogida y quemada en el fuego, así será el fin del mundo. 41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que causan tropiezos y a los que hacen maldad, 42 y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.

Parábolas: el tesoro, la perla y la red

44 »El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre descubrió y luego escondió. Y con regocijo va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

45 »Además, el reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas. 46 Y habiendo encontrado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

47 »Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red que fue echada en el mar y juntó toda clase de peces. 48 Cuando estuvo llena, la sacaron a la playa. Y sentados recogieron lo bueno en cestas y echaron fuera lo malo. 49 Así será el fin del mundo: Saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

51 »¿Han entendido todas estas cosas?

Ellos le dijeron:

—Sí.

52 Él les dijo:

—Por eso, todo escriba instruido en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

Jesús es rechazado en Nazaret

53 Aconteció que cuando Jesús terminó estas parábolas, partió de allí. 54 Vino a su tierra y les enseñaba en su sinagoga, de manera que ellos estaban atónitos y decían:

—¿De dónde tiene este esta sabiduría y estos milagros? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, le vienen a este todas estas cosas?

57 Se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:

—No hay profeta sin honra sino en su propia tierra y en su casa.

58 Y no hizo allí muchos milagros a causa de la incredulidad de ellos.

Nehemías 3

Tramos restaurados de la muralla

Se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos la consagraron y colocaron las hojas de las puertas. Dedicaron la muralla hasta la torre de la Centena y hasta la torre de Hananeel. A su lado edificaron los hombres de Jericó y a su lado edificó Zacur hijo de Imri.

Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado. Le pusieron sus vigas y colocaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. A su lado restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos. A su lado restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. A su lado restauró Sadoc hijo de Baaná. A su lado restauraron los de Tecoa, aunque sus hombres importantes no se presentaron para participar en el servicio de su Señor.

La puerta Antigua fue restaurada por Joyada hijo de Paséaj y Mesulam hijo de Besodías. Ellos le pusieron sus vigas y colocaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. A su lado restauraron Melatías de Gabaón y Jadón de Meronot, con[a] los hombres de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador de Más Allá del Río. A su lado restauró Uziel hijo de Harhaías, de los plateros. A su lado restauró Ananías, uno de los perfumistas, y dejaron restaurada Jerusalén hasta el muro ancho. A su lado restauró Refaías hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén. 10 A su lado restauró Jedaías hijo de Harumaf, delante de su casa. A su lado restauró Hatús hijo de Hasabnías.

11 Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pajat-moab restauraron otro tramo, y también la torre de los Hornos. 12 A su lado restauró Salum hijo de Halojes, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén, acompañado de sus hijas.

13 La puerta del Valle la restauró Hanún, con los habitantes de Zanóaj. Ellos la reedificaron y colocaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y cuatrocientos cincuenta metros de la muralla, hasta la puerta del Muladar.

14 La puerta del Muladar la restauró Malquías hijo de Recab, jefe del distrito de Bet-haquérem. Él reedificó y colocó sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

15 Salum hijo de Coljoze, jefe del distrito de Mizpa, restauró la puerta del Manantial. Él la reedificó, la proveyó de cubierta y colocó sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos; también el muro del estanque de Siloé, hacia el jardín del Rey y hasta las escalinatas que descienden de la Ciudad de David. 16 Después de él restauró Nehemías hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de Betsur, hasta frente a los sepulcros de David, hasta el estanque artificial y hasta la casa de los Valientes.

17 Después de él restauraron los levitas: Rejum hijo de Bani. A su lado restauró Hasabías, jefe de la mitad del distrito de Queila, a nombre de su distrito. 18 Después de él restauraron sus hermanos: Bavai hijo de Henadad, jefe de la mitad del distrito de Queila.

19 A su lado Ezer hijo de Jesúa, jefe de Mizpa, restauró otro tramo frente a la cuesta de la armería del ángulo. 20 Después de él, Baruc hijo de Zacai restauró con gran entusiasmo otro tramo, desde el ángulo hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote Eliasib. 21 Después de él Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, restauró otro tramo, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib. 22 Después de él restauraron los sacerdotes procedentes de la llanura.

23 Después de ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente a su casa. Después de ellos restauró Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías, cerca de su casa. 24 Después de él Binúi hijo de Henadad restauró otro tramo, desde la casa de Azarías hasta el ángulo y hasta la esquina. 25 Después de él Palal hijo de Uzai restauró frente al ángulo y la torre alta que sobresale de la casa del rey y que está junto al patio de la guardia. Después de él restauró[b] Pedaías hijo de Paros, 26 con los servidores del templo que vivían en el Ofel, hasta el frente de la puerta de las Aguas, al oriente, y hasta la torre que sobresalía. 27 Después de él los de Tecoa restauraron otro tramo, frente a la torre grande que sobresale, hasta el muro del Ofel.

28 Más arriba de la puerta de los Caballos los sacerdotes restauraron, cada uno frente a su casa. 29 Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer frente a su casa. Después de él restauró Semaías hijo de Secanías, guardia de la puerta oriental. 30 Después de él restauraron otro tramo Ananías hijo de Selemías y Hanún, el sexto hijo de Salaf. Después de ellos Mesulam hijo de Berequías restauró frente a su almacén. 31 Después de él Malquías, uno de los plateros, restauró hasta la casa de los servidores del templo y de los comerciantes, frente a la puerta de la Inspección y hasta la sala alta de la esquina. 32 Y los fundidores y los comerciantes restauraron entre la sala alta de la esquina y la puerta de las Ovejas.

Hechos 13

Bernabé y Saulo apartados para la obra misionera

13 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía unos profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes, y Saulo. Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado”. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Bernabé y Saulo en Chipre

Por lo tanto, siendo enviados por el Espíritu Santo, ellos descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Después de llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. También tenían a Juan como ayudante.

Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús. Él estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre prudente. Este, mandando llamar a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero el mago Elimas (pues así se traduce su nombre) les resistía, intentando apartar al procónsul de la fe.

Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó los ojos en él 10 y dijo:

—¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor? 11 Y ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego por un tiempo sin ver el sol.

De repente cayeron sobre él niebla y tinieblas, y andando a tientas, buscaba quien le condujera de la mano. 12 Entonces, al ver lo que había sucedido, el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

Pablo en Antioquía de Pisidia

13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén. 14 Pasando de Perge, ellos llegaron a Antioquía de Pisidia. Y en el día sábado, habiendo entrado en la sinagoga, se sentaron.

15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles:

—Hermanos, si tienen alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablen.

16 Entonces Pablo se levantó, y haciendo una señal con la mano, dijo:

—Hombres de Israel y los que temen a Dios, oigan. 17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. Enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de allí. 18 Por un tiempo como de cuarenta años los soportó[a] en el desierto. 19 Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán, y les hizo heredar la tierra de ellas; 20 como unos cuatrocientos cincuenta años.

»Después de eso[b], les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Y a partir de entonces pidieron rey, y Dios les dio por cuarenta años a Saúl hijo de Quis, hombre de la tribu de Benjamín[c].

22 »Después de quitarlo, les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón[d], quien hará toda mi voluntad”. 23 De la descendencia de David, conforme a la promesa, Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús. 24 Antes de presenciar su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Entonces, cuando Juan terminaba su carrera, decía: “¿Quién pensaban que yo soy? Yo no lo soy. Más bien, he aquí viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar el calzado de sus pies”[e].

26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre ustedes temen a Dios: A nosotros[f] nos ha sido enviado el mensaje de esta salvación. 27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, por no reconocer a Jesús ni hacer caso a las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo. 28 Sin hallar en él ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que lo matara. 29 Y como habían cumplido todas las cosas escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. 30 Pero Dios le levantó de entre los muertos. 31 Y él apareció por muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

32 »Nosotros también les anunciamos las buenas nuevas de que la promesa que fue hecha a los padres, 33 esta la ha cumplido Dios para nosotros sus hijos[g], cuando resucitó a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo:

Mi hijo eres tú;

yo te he engendrado hoy[h].

34 »Y acerca de que le levantó de los muertos para no volver más a la corrupción, ha dicho así: Les daré las santas y fieles bendiciones prometidas a David[i]. 35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción[j]. 36 Porque, después de haber servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió, fue reunido con sus padres y vio corrupción. 37 En cambio, aquel a quien Dios levantó no vio corrupción.

38 »Por lo tanto, hermanos, sea conocido de ustedes que por medio de él se les anuncia el perdón de pecados. 39 Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. 40 Miren, pues, que no sobrevenga lo que está dicho en los Profetas:

41 Miren, burladores, asómbrense y perezcan. Porque yo hago una gran obra en sus días: una obra que jamás la creerán,

aunque alguien se las cuente[k].

42 Cuando ellos salían, les rogaron que el sábado siguiente les hablaran de estos temas. 43 Entonces una vez despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes les hablaban y les persuadían a perseverar fieles en la gracia de Dios.

44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Y cuando los judíos vieron las multitudes se llenaron de celos, y blasfemando contradecían lo que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron:

—Era necesario que se les hablara a ustedes primero la palabra de Dios; pero ya que la han desechado y no se juzgan dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos ha mandado el Señor:

Te he puesto por luz a los gentiles,

a fin de que seas para salvación

hasta lo último de la tierra[l].

48 Al oír esto, los gentiles se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron cuantos estaban designados para la vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda la región.

50 Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus territorios. 51 Entonces sacudieron el polvo de sus pies contra ellos, y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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