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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 11

La torre de Babel

11 Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras. Pero aconteció que al emigrar del oriente, encontraron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: “Vengan, hagamos adobes y quemémoslos con fuego”. Así empezaron a usar ladrillo en lugar de piedra, y brea en lugar de mortero. Y dijeron: “Vengan, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo. Hagámonos un nombre, no sea que nos dispersemos sobre la faz de toda la tierra”.

El SEÑOR descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres. Entonces dijo el SEÑOR: “He aquí que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo idioma. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada les impedirá hacer lo que se proponen. Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje, para que nadie entienda lo que dice su compañero”.

Así los dispersó el SEÑOR de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por tanto, el nombre de dicha ciudad fue Babel[a], porque el SEÑOR confundió allí el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó sobre la faz de toda la tierra.

Antepasados de Abram

10 Estos son los descendientes de Sem:

Cuando Sem tenía cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Sem vivió después que engendró a Arfaxad quinientos años, y engendró hijos e hijas.

12 Cuando Arfaxad tenía treinta y cinco años, engendró a Sélaj. 13 Arfaxad vivió después que engendró a Sélaj cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

14 Cuando Sélaj tenía treinta años, engendró a Heber. 15 Sélaj vivió después que engendró a Heber cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

16 Cuando Heber tenía treinta y cuatro años, engendró a Peleg. 17 Heber vivió después que engendró a Peleg cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.

18 Cuando Peleg tenía treinta años, engendró a Reu. 19 Peleg vivió después que engendró a Reu doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.

20 Cuando Reu tenía treinta y dos años, engendró a Serug. 21 Reu vivió después que engendró a Serug doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.

22 Cuando Serug tenía treinta años, engendró a Nacor. 23 Serug vivió después que engendró a Nacor doscientos años, y engendró hijos e hijas.

24 Cuando Nacor tenía veintinueve años, engendró a Taré. 25 Nacor vivió después que engendró a Taré ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.

26 Cuando Taré tenía setenta años, engendró a Abram, a Nacor y a Harán. 27 Estos son los descendientes de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28 Harán murió antes que su padre Taré, en el lugar donde había nacido, en Ur de los caldeos.

29 Abram y Nacor tomaron mujeres para sí. El nombre de la mujer de Abram fue Sarai; y el nombre de la mujer de Nacor fue Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Y Sarai era estéril y no tenía hijos.

31 Taré tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot hijo de Harán, a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Y fueron hasta Harán y se establecieron allí. 32 Taré vivió doscientos cinco años, y murió Taré en Harán.

Mateo 10

Jesús comisiona a los doce

10 Entonces llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para echarlos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; también Jacobo hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Tadeo[a]; Simón el cananita y Judas Iscariote, quien lo entregó.

La misión de los doce

A estos doce los envió Jesús, dándoles instrucciones diciendo: “No vayan por los caminos de los gentiles ni entren en las ciudades de los samaritanos. Pero vayan, más bien, a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y cuando vayan, prediquen diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado[b]’. Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen fuera demonios. De gracia han recibido; den de gracia.

“No se provean ni de oro ni de plata ni de cobre en sus cintos. 10 Tampoco lleven bolsas para el camino ni dos vestidos ni zapatos ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento. 11 En cualquier ciudad o aldea donde entren, averigüen quién en ella sea digno y quédense allí hasta que salgan. 12 Al entrar en la casa, salúdenla. 13 Si la casa es digna, venga la paz de ustedes sobre ella. Pero si no es digna, vuelva su paz a ustedes. 14 Y en caso de que no los reciban ni escuchen sus palabras, salgan de aquella casa o ciudad y sacudan el polvo de sus pies. 15 De cierto les digo que, en el día del juicio, el castigo será más tolerable para los de la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad.

Las persecuciones venideras

16 “He aquí, yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. 17 Guárdense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y en sus sinagogas los azotarán. 18 Serán llevados aun ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Pero cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué hablarán, porque les será dado en aquella hora lo que han de decir. 20 Pues no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre que hablará en ustedes.

21 “El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir. 22 Y serán aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. 23 Y cuando los persigan en una ciudad, huyan a la otra. Porque de cierto les digo que de ningún modo acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

24 “El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia lo llamaron Beelzebul, ¡cuánto más lo harán a los de su casa!

Jesús infunde valor a los suyos

26 “Así que, no les teman. Porque no hay nada encubierto que no será revelado ni oculto que no será conocido. 27 Lo que les digo en privado, díganlo en público; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. 29 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por una moneda? Con todo ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de su Padre. 30 Pues aun los cabellos de ustedes están todos contados. 31 Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajaritos.

32 “Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Recompensas del discipulado

34 “No piensen que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. 36 Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa[c].

37 “ El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí. 39 El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.

40 “El que los recibe a ustedes a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá recompensa de justo. 42 Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa”.

Esdras 10

Medidas contra los matrimonios mixtos

10 Mientras Esdras oraba y hacía confesión llorando y postrándose ante la casa de Dios, se juntó a él una multitud muy grande de Israel: hombres, mujeres y niños; y el pueblo lloraba amargamente. Entonces intervino Secanías hijo de Yejiel, de los descendientes de Elam, y dijo a Esdras:

—Nosotros hemos actuado con infidelidad contra nuestro Dios, pues hemos tomado mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra. Pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora pues, hagamos un pacto con nuestro Dios: Despediremos a todas las mujeres y a los hijos nacidos de ellas, según el consejo de mi señor[a] y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios. Hágase conforme a la ley. Levántate porque es tu responsabilidad. Nosotros estamos contigo; esfuérzate y actúa.

Esdras se levantó e hizo jurar a los principales sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que harían conforme a este consejo. Y ellos lo juraron. Luego Esdras se retiró de delante de la casa de Dios y entró en la cámara de Johanán hijo de Eliasib. Allí fue, pero no comió pan ni bebió agua, porque hizo duelo por esta gran infidelidad de los del cautiverio.

Entonces hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén a todos los que habían vuelto del cautiverio, para que se reunieran en Jerusalén, y que al que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los magistrados y de los ancianos, se le confiscarían todos sus bienes, y sería separado de la asamblea de los que habían vuelto del cautiverio. Así que todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén en el plazo de tres días, el veinte del mes noveno[b]. Y todo el pueblo se sentó en el área abierta de la casa de Dios, temblando por motivo de aquel asunto y a causa de la lluvia. 10 Entonces se levantó el sacerdote Esdras y les dijo:

—Ustedes han actuado con infidelidad porque tomaron mujeres extranjeras, añadiendo así a la culpa de Israel. 11 Ahora pues, hagan confesión al SEÑOR, Dios de sus padres. Cumplan su voluntad, y apártense de los pueblos de la tierra y de las mujeres extranjeras.

12 Entonces toda la congregación respondió y dijo en voz alta:

—Sí, haremos conforme a tu palabra. 13 Pero el pueblo es numeroso y el tiempo es lluvioso; no tenemos fuerzas para permanecer afuera. Además, no es una tarea de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos transgredido en este asunto. 14 Que se queden nuestros magistrados en lugar de toda la congregación, y que todos aquellos en nuestras ciudades que han tomado mujeres extranjeras vengan en tiempos determinados, y junto con ellos los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que se haya apartado de nosotros el furor de la ira de nuestro Dios por este asunto.

15 Solo Jonatán hijo de Asael y Jaazías hijo de Ticva, apoyados por Mesulam y Sabetai el levita, se opusieron a esto.

16 Así lo hicieron los que habían sido cautivos. Fueron apartados el sacerdote Esdras y algunos hombres, jefes de sus casas paternas, todos ellos designados por nombre. Y se sentaron el primer día del mes décimo[c] para investigar el asunto. 17 Y el primer día del mes primero[d] concluyeron la investigación de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras.

Los que tomaron mujeres extranjeras

18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras fueron hallados los siguientes: de los hijos de Jesúa hijo de Josadac y de sus hermanos: Maasías, Eliezar, Jarib y Gedalías. 19 Ellos se comprometieron a despedir a sus mujeres, y su ofrenda por la culpa fue de un carnero del rebaño, por su delito. 20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. 21 De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Yejiel y Uzías. 22 De los hijos de Pasjur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.

23 De los levitas: Jozabad, Simei, Quelaías (este es Quelita), Petaías, Judá y Eliezer. 24 De los cantores: Eliasib. De los porteros: Salum, Telem y Uri.

25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramías, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaías. 26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Yejiel, Abdi, Jeremot y Elías. 27 De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza. 28 De los hijos de Bebai: Johanán, Hanaías, Zabai y Atlai. 29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaías, Jasub, Seal y Ramot. 30 De los hijos de Pajat-moab: Adna, Quelal, Benaías, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés. 31 De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33 De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34 De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel, 35 Benaías, Bedías, Queluhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37 Matanías, Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán, Adaías, 40 Macnadebai, Sasai, Sarai, 41 Azareel, Selemías, Semarías, 42 Salum, Amarías y José. 43 De los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadai, Joel y Benaías.

44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras, y algunos tenían mujeres que les habían dado hijos.

Hechos 10

Visión de Cornelio en Cesarea

10 Había en Cesarea cierto hombre llamado Cornelio, que era centurión de la compañía llamada la Italiana. Era piadoso y temeroso de Dios, junto con toda su casa. Hacía muchas obras de misericordia para el pueblo y oraba a Dios constantemente. Como a las tres de la tarde, él vio claramente en visión a un ángel de Dios que entró hacia él y le dijo:

—Cornelio.

Con los ojos puestos en el ángel y espantado, él dijo:

—¿Qué hay, Señor?

Y le dijo:

—Tus oraciones y tus obras de misericordia han subido como recordatorio ante la presencia de Dios. Ahora, pues, envía hombres a Jope y haz venir a cierto Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. Este se hospeda con un tal Simón, curtidor, quien tiene su casa junto al mar.

En cuanto se fue el ángel que hablaba con él, Cornelio llamó a dos de sus criados y a un soldado piadoso de entre sus asistentes, y después de haberles contado todo esto, los envió a Jope.

La visión de Pedro en Jope

Al día siguiente, mientras ellos iban viajando por el camino y llegaban cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, como al mediodía. 10 Sintió mucha hambre y deseaba comer; pero mientras preparaban la comida, le sobrevino un éxtasis. 11 Vio el cielo abierto y un objeto que descendía como un gran lienzo, bajado por sus cuatro extremos a la tierra. 12 En el lienzo había toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo. 13 Y le vino una voz:

—Levántate, Pedro; mata y come.

14 Entonces Pedro dijo:

—¡De ninguna manera, Señor! Porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.

15 La voz volvió a él por segunda vez:

—Lo que Dios ha purificado, no lo tengas tú por común.

16 Esto ocurrió tres veces, y de repente el objeto fue elevado al cielo.

Pedro y los enviados de Cornelio

17 Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí acerca de lo que pudiera ser la visión que había visto, he aquí los hombres enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 18 Entonces llamaron y preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro se hospedaba allí. 19 Como Pedro seguía meditando en la visión, el Espíritu le dijo: “He aquí, tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, y baja. No dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado”.

21 Entonces Pedro bajó para recibir a los hombres[a] y dijo:

—Heme aquí. Yo soy el que buscan. ¿Cuál es la causa por la que han venido?

22 Ellos dijeron:

—Cornelio, un centurión, hombre justo y temeroso de Dios, como bien lo testifica toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones en una revelación por medio de un santo ángel, para hacerte venir a su casa y oír tus palabras.

23 Entonces les hizo entrar y los alojó. Al día siguiente, se levantó y fue con ellos. También le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.

Pedro predica en casa de Cornelio

24 Al día siguiente, entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo invitado a sus parientes y a sus amigos más íntimos. 25 Cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió para recibirle, se postró a sus pies y le adoró. 26 Pero Pedro le levantó diciendo:

—¡Levántate! Yo mismo también soy hombre.

27 Mientras hablaba con él, entró y halló que muchos se habían reunido. 28 Y les dijo:

—Ustedes saben cuán indebido le es a un hombre judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame común o inmundo. 29 Por esto, al ser llamado, vine sin poner objeciones. Así que pregunto: ¿Por qué razón mandaron por mí?

30 Entonces dijo Cornelio:

—Hace cuatro días como a esta hora, como las tres de la tarde, yo estaba orando[b] en mi casa. Y he aquí, un hombre en vestiduras resplandecientes se puso de pie delante de mí 31 y dijo: “Cornelio, tu oración ha sido atendida, y tus obras de misericordia han sido recordadas ante la presencia de Dios. 32 Envía, por tanto, a Jope y haz venir a Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. Él está alojado en casa de Simón el curtidor, junto al mar”. 33 Así que, inmediatamente envié a ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que el Señor[c] te ha mandado.

34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo:

—De veras, me doy cuenta de que Dios no hace distinción de personas, 35 sino que en toda nación le es acepto el que le teme y obra justicia. 36 Dios ha enviado un mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo. Él es el Señor de todos. 37 Ustedes saben el mensaje que ha sido divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38 Me refiero a Jesús de Nazaret, y a cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder. Él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que él hizo, tanto en la región de Judea como en Jerusalén. A él le mataron colgándole sobre un madero, 40 pero Dios le levantó al tercer día e hizo que apareciera, 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos. 42 Él nos ha mandado a predicar al pueblo y a testificar que él es el que Dios ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas dan testimonio de él, y de que todo aquel que cree en él recibirá perdón de pecados por su nombre.

44 Mientras Pedro todavía hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la palabra. 45 Y los creyentes de la circuncisión que habían venido con Pedro quedaron asombrados, porque el don del Espíritu Santo fue derramado también sobre los gentiles; 46 pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios. 47 Entonces Pedro respondió:

—¿Acaso puede alguno negar el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo, igual que nosotros?

48 Y les mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara por algunos días.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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