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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 3

Desobediencia de la primera pareja

Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho, dijo a la mujer:

—¿De veras Dios les ha dicho: “No coman de ningún árbol del jardín”?

La mujer respondió a la serpiente:

—Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: “No coman de él ni lo toquen, no sea que mueran”.

Entonces la serpiente dijo a la mujer:

—Ciertamente no morirán. Es que Dios sabe que el día que coman de él, los ojos les serán abiertos, y serán como Dios, conociendo el bien y el mal.

Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió. Y fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Cuando oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba por el jardín en la brisa del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del jardín. Pero el SEÑOR Dios llamó al hombre y le preguntó:

—¿Dónde estás tú?

10 Él respondió:

—Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí.

11 Le preguntó Dios:

—¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te mandé que no comieras?

12 El hombre respondió:

—La mujer que me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo comí.

13 Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer:

—¿Por qué has hecho esto?

La mujer dijo:

—La serpiente me engañó, y comí.

14 Entonces el SEÑOR Dios dijo a la serpiente:

—Porque hiciste esto, serás maldita entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón.

16 A la mujer dijo:

—Aumentaré mucho tu sufrimiento en el embarazo; con dolor darás a luz a los hijos. Tu deseo te llevará a tu marido, y él se enseñoreará de ti.

17 Y al hombre dijo:

—Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: “No comas de él”, sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; 18 espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.

20 El hombre llamó el nombre de su mujer Eva[a], porque ella sería la madre de todos los vivientes.

21 Luego el SEÑOR Dios hizo vestidos de piel para Adán[b] y para su mujer, y los vistió. 22 Y el SEÑOR Dios dijo:

—He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.

23 Y el SEÑOR Dios lo arrojó del jardín de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado. 24 Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al árbol de la vida.

Mateo 3

Ministerio de Juan el Bautista

En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado[a]!”. Pues este es aquel de quien fue dicho por medio del profeta Isaías:

Voz del que proclama en el desierto: “Preparen el camino del Señor;

enderecen sus sendas”[b].

Juan mismo estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura. Su comida era langostas y miel silvestre. Entonces salían a él Jerusalén y toda Judea y toda la región del Jordán y, confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.

Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: “¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera? Produzcan, pues, frutos dignos de arrepentimiento; y no piensen decir dentro de ustedes: ‘A Abraham tenemos por padre’. Porque yo les digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham. 10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. 11 Yo, a la verdad, los bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene después de mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él les bautizará en el Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará”.

El bautismo de Jesús

13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan procuraba impedírselo diciendo:

—Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

15 Pero Jesús le respondió:

—Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia.

Entonces se lo permitió. 16 Y cuando Jesús fue bautizado, en seguida subió del agua, y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. 17 Y he aquí, una voz de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.

Esdras 3

Restauración del altar y del culto

Cuando llegó el mes séptimof, y los hijos de Israel ya estaban en las ciudades, el pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalén. Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes y con Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel a fin de ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios.

Construyeron el altar sobre su base, aunque tenían miedo de los pueblos de estas tierras. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR, los holocaustos tanto de la mañana como de la tarde. Después celebraron la fiesta de los Tabernáculos como está escrito[a]. Asimismo, ofrecieron diariamente el número de holocaustos de acuerdo con lo establecido, cada cosa en su día. Y después de esto ofrecieron el holocausto continuo, los sacrificios de las lunas nuevas, los de todas las fiestas consagradas al SEÑOR, y los de todo aquel que hiciera una ofrenda voluntaria al SEÑOR.

Desde el primer día del mes séptimo[b] comenzaron a ofrecer holocaustos al SEÑOR, aunque aún no se habían colocado los cimientos del templo del SEÑOR. Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, así como alimentos, bebida y aceite a los de Sidón y de Tiro para que trajeran madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la autorización que les había dado Ciro, rey de Persia.

Comienzo de la obra del templo

En el mes segundo[c] del segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, comenzaron a edificar Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, con el resto de sus hermanos los sacerdotes y con los levitas y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén. Y pusieron al frente de la obra de la casa del SEÑOR a los levitas de veinte años para arriba. También Jesúa y sus hijos y sus hermanos, y Cadmiel y sus hijos, los hijos de Hodavías[d], se pusieron a supervisar, como un solo hombre, a los que hacían la obra de la casa de Dios. Igualmente los hijos de Henadad y los hijos de estos, y sus hermanos los levitas.

10 Mientras los constructores del templo del SEÑOR colocaban los cimientos, se pusieron de pie[e] los sacerdotes con sus vestiduras y con trompetas, y los levitas hijos de Asaf portando címbalos, para alabar al SEÑOR según las instrucciones de David[f], rey de Israel. 11 Cantaban alabando y dando gracias al SEÑOR. Y decían: “¡Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel!”.

Todo el pueblo gritaba con gran júbilo, alabando al SEÑOR, porque eran colocados los cimientos de la casa del SEÑOR. 12 Pero muchos de los sacerdotes, de los levitas, de los jefes de casas paternas y de los ancianos que habían visto el primer templo lloraban en alta voz cuando ante sus ojos eran puestos los cimientos de este templo, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y por causa del griterío, el pueblo no podía distinguir la voz de los gritos de alegría de la voz del llanto del pueblo; pues el pueblo gritaba con gran júbilo y el bullicio se oía desde lejos.

Hechos 3

Pedro sana a un cojo en el templo

Pedro y Juan subían al templo a la hora de la oración, las tres de la tarde. Y era traído cierto hombre que era cojo desde el vientre de su madre. Cada día le ponían a la puerta del templo que se llama Hermosa, para pedir limosna de los que entraban en el templo. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba para recibir una limosna. Entonces Pedro, juntamente con Juan, se fijó en él y le dijo:

—Míranos.

Él les prestaba atención, porque esperaba recibir algo de ellos. Pero Pedro le dijo:

—No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!

Le tomó de la mano derecha y le levantó. De inmediato fueron afirmados sus pies y tobillos, y de un salto se puso de pie y empezó a caminar. Y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios.

Todo el pueblo le vio caminando y alabando a Dios. 10 Reconocían que él era el mismo que se sentaba para pedir limosna en la puerta Hermosa del templo, y se llenaron de asombro y de admiración por lo que le había acontecido.

Discurso de Pedro en el templo

11 Como él se asió de Pedro y de Juan, toda la gente, atónita, concurrió apresuradamente a ellos en el pórtico llamado de Salomón. 12 Pedro, al ver esto, respondió al pueblo:

—Hombres de Israel, ¿por qué se maravillan de esto? ¿Por qué nos miran a nosotros como si con nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a este hombre? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres[a] ha glorificado a su Siervo Jesús, al cual ustedes entregaron y negaron ante Pilato, a pesar de que él había resuelto soltarlo. 14 Pero ustedes negaron al Santo y Justo; pidieron que se les diera un hombre asesino, 15 y mataron al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos. De esto nosotros somos testigos.

16 »Y el nombre de Jesús hizo fuerte, por la fe en su nombre, a este hombre que ustedes ven y conocen. Y la fe que es despertada por Jesús le ha dado esta completa sanidad en la presencia de todos ustedes. 17 Ahora bien, hermanos, sé que por ignorancia lo hicieron, como también sus gobernantes. 18 Pero Dios cumplió así lo que había anunciado de antemano por boca de todos los profetas, de que su Cristo debía padecer[b].

19 »Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados; de modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio 20 y que él envíe al Cristo, a Jesús, quien les fue previamente designado. 21 A él, además, el cielo le debía recibir hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de las cuales habló Dios por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos. 22 Porque ciertamente Moisés dijo: El Señor su Dios les levantará, de entre sus hermanos, un profeta como yo. A él escucharán en todas las cosas que les hable. 23 Y sucederá que cualquier persona que no escuche a aquel profeta será desarraigada del pueblo[c]. 24 Y todos los profetas, de Samuel en adelante, todos los que hablaron, también anunciaron estos días.

25 »Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios concertó con sus padres, diciendo a Abraham: En tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra[d]. 26 Y después de levantar a su Siervo, Dios lo envió primero a ustedes, para bendecirles al convertirse cada uno de su maldad.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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