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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
2 Samuel 15

Absalón se subleva contra David

15 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo con carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él.

Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de tal tribu de Israel.

Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.

Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!

Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.

De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

Al cabo de cuatro años, aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego que me permitas ir a Hebrón, a pagar un voto que he prometido a Jehová.

Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me permite volver a Jerusalén, yo le ofreceré un sacrificio a Jehová.

Y el rey le dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y fue a Hebrón.

10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón.

11 Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén invitados por él, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada.

12 Y Absalón mandó llamar a Ahitófel gilonita, consejero de David, de su ciudad de Gilo y lo tuvo consigo mientras ofrecía los sacrificios. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.

13 Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón.

14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, eche el mal sobre nosotros y hiera la ciudad a filo de espada.

15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos para todo lo que nuestro señor el rey decida.

16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa.

17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.

18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.

19 Y dijo el rey a Itay geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.

20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que salgas errante con nosotros? En cuanto a mí, yo iré adonde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad.

21 Y respondió Itay al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey esté, allí estará también tu siervo.

22 Entonces David dijo a Itay: Ven, pues, y pasa. Y pasó Itay geteo, y todos sus hombres, y toda su familia.

23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.

24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo acabó de salir de la ciudad.

25 Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallo gracia ante los ojos de Jehová, él hará que yo vuelva, y permitirá que pueda verla de nuevo en su tabernáculo.

26 Y si dice: No me has agradado; aquí estoy, haga de mí lo que bien le parezca.

27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.

28 Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.

29 Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allí.

30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subía llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.

31 Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitófel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitófel.

32 Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí que Husay arquita le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y cubierta de tierra su cabeza.

33 Y le dijo David: Si pasas conmigo, me serás carga.

34 Mas si te vuelves a la ciudad, y dices a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces tú harás fracasar el plan de Ahitófel.

35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oigas en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.

36 Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oigáis.

37 Así vino Husay amigo de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.

2 Corintios 8

Generosidad de los macedonios

Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a la iglesia de Macedonia;

que en medio de una gran prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.

Pues doy testimonio de que espontáneamente han dado conforme a sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades,

pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.

Y no como lo esperábamos, sino que se dieron a sí mismos primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios;

de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabase también entre vosotros esta obra de gracia.

Por tanto, así como abundáis en todo, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda diligencia, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia.

No digo esto como un precepto, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la autenticidad de vuestro amor.

Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros fueseis enriquecidos con su pobreza.

10 Y en esto doy mi opinión; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado.

11 Ahora, pues, acabad también de hacerlo, para que como estuvisteis prontos a quererlo, así también lo estéis en cumplirlo conforme a lo que tengáis.

12 Porque si la voluntad está ya pronta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.

13 Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez,

14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad,

15 como está escrito: El que recogió mucho, no sobreabundó, y el que poco, no escaseó.

16 Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma diligencia por vosotros.

17 Pues no sólo recibió la exhortación, sino que, poniendo en ello aún más diligencia, partió por su propia voluntad para ir a vosotros.

18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;

19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación en esta colecta, que es administrada por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad;

20 evitando que nadie nos desacredite en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,

21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor, sino también delante de los hombres.

22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son enviados de las iglesias, y gloria de Cristo.

24 Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.

Ezequiel 22

Los pecados de Jerusalén

22 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

Tú, hijo de hombre, ¿quieres juzgar tú, quieres juzgar tú a la ciudad derramadora de sangre? Entonces hazles saber todas sus abominaciones.

Dirás, pues: Así dice el Señor Jehová: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de ti, para que venga tu hora, y que te haces ídolos para contaminarte!

En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercarse tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, he hecho de ti un oprobio para las naciones, y un escarnio para todas las tierras.

Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y llena de desórdenes.

He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, han estado en ti para derramar sangre.

En ti se ha tenido en poco al padre y a la madre; en medio de ti se ha oprimido al extranjero; en ti se ha maltratado al huérfano y a la viuda.

Has menospreciado mis santuarios, y has profanado mis sábados.

Hubo en ti calumniadores para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; en medio de ti cometieron infamias.

10 Descubrieron en ti la desnudez del padre, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo.

11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre.

12 En ti recibieron regalos para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos explotaste con violencia; te olvidaste de mí, dice el Señor Jehová.

13 Y he aquí que batí mis manos a causa de las ganancias deshonestas que has hecho, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.

14 ¿Aguantará tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.

15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.

16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron.

19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén.

20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.

21 Sí, yo os juntaré y soplaré sobre vosotros con el fuego de mi furor, y en medio de él os pondré y os fundiré.

22 Como se funde la plata en el crisol, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.

23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

24 Hijo de hombre, di a ella: Tú eres una tierra que no ha sido limpiada, ni rociada con lluvia en el día del furor.

25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata la presa; devoraron almas, tomaron haciendas y objetos preciosos, multiplicaron sus viudas en medio de ella.

26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni enseñaron a distinguir entre inmundo y limpio; y de mis sábados apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.

27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, para derramar sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas.

28 Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentiras, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehová, cuando Jehová no había hablado.

29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, hacía violencia al afligido y menesteroso, y oprimía sin derecho al extranjero.

30 Y busqué entre ellos algún hombre que reconstruyera el muro y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.

31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice recaer el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice el Señor Jehová.

Salmos 69

Un grito de angustia

Al músico principal; sobre Lirios. Salmo de David.

69 Sálvame, oh Dios,
Porque las aguas me llegan hasta el cuello.
Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie;
He venido al fondo de las aguas, y me arrastra la corriente.
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido;
Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.

Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
¿Y he de pagar lo que no robé?
Dios, tú conoces mi insensatez,
Y mis pecados no te son ocultos.

No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos;
No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Porque por amor de ti he sufrido afrenta;
La vergüenza ha cubierto mi rostro.
He venido a ser un forastero para mis hermanos,
Y un desconocido para los hijos de mi madre.

Porque me devora el celo de tu casa;
Y los denuestos de los que te insultaban cayeron sobre mí.
10 Lloré afligiendo con ayuno mi alma,
Y esto se me vuelve en pretexto de insulto.
11 Me vestí de saco,
Y les fue un motivo más de burla.
12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta,
Y me zaherían en sus canciones los bebedores.

13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad;
Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,
Por la verdad de tu salvación, escúchame.
14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido;
Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
15 No me anegue la corriente de las aguas,
Ni me trague el abismo,
Ni el pozo cierre sobre mí su boca.

16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia;
Mírame conforme a tu gran compasión.

17 No escondas de tu siervo tu rostro,
Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
18 Acércate a mi alma, rescátala;
Líbrame a causa de mis enemigos.

19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio;
Delante de ti están todos mis adversarios.
20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado.
Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo;
Y consoladores, y ninguno hallé.
21 Me pusieron veneno por comida,
Y en mi sed me dieron a beber vinagre.

22 Que se convierta su mesa en una trampa,
Y sus banquetes festivos, en tropiezo.
23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
Y haz temblar continuamente sus lomos.
24 Derrama sobre ellos tu ira,
Y el furor de tu enojo los alcance.
25 Su morada quede desierta;
En sus tiendas no habite nadie.
26 Porque persiguieron al que tú heriste,
Y comentan el dolor del que tú llagaste.
27 Pon maldad sobre su maldad,
Y no entren en tu justicia.
28 Sean borrados del libro de la vida,
Y no sean inscritos con los justos.

29 Mas en cuanto a mí, afligido y miserable,
Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.

30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico,
Lo ensalzaré con himnos de alabanza.
31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey,
O becerro con cuernos y pezuñas;
32 Lo verán los oprimidos, y se gozarán.
Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,
33 Porque Jehová oye a los menesterosos,
Y no menosprecia a sus cautivos.

34 Alábenle los cielos y la tierra,
Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
35 Porque Dios salvará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá;
Y habitarán allí, y las poseerán.
36 La descendencia de sus siervos la heredará,
Y los que aman su nombre habitarán en ella.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.