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Historical

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Sofonías 1-3

Título

Palabras que el Señor comunicó a Sofonías, hijo de Cusí, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, siendo rey de Judá Josías, hijo de Amón.

Amenazas de castigo contra Judá y Jerusalén

Voy a aniquilar todo lo existente
sobre la superficie de la tierra
—oráculo del Señor—.
Aniquilaré toda persona y animal:
no dejaré pájaros en el cielo
ni peces en el mar;
haré perecer a los malvados
y exterminaré a todo ser humano
sobre la superficie de la tierra
—oráculo del Señor—.
Extenderé mi mano contra Judá
y contra todas las gentes de Jerusalén;
borraré de este lugar
hasta el último rastro de Baal:
a todos sus servidores y sacerdotes;
a los que adoran en los terrados
al ejército de los cielos,
a los que se postran ante el Señor
jurando al mismo tiempo por él y por Milcón,
a los que se alejan del Señor
y no lo buscan ni consultan.
¡Silencio ante el Señor Dios!
Ya está próximo el día del Señor:
él tiene preparado un sacrificio,
y ha consagrado a sus invitados.
En el día de ese sacrificio,
yo castigaré a los príncipes,
castigaré a los hijos del rey,
a todos los que visten
al modo de los extranjeros.
En aquel día castigaré también
a los que saltan por encima del umbral,
a los que llenan de fraude y violencia
el Templo de su Señor.
10 En aquel día —oráculo del Señor—
se oirán clamores en la Puerta del Pescado,
gemidos en el Barrio Nuevo,
lamentos desde los collados.
11 Lloren los del barrio del Mortero,
pues han sido barridos los mercaderes,
eliminados los cambistas.
12 Acontecerá además en aquel tiempo,
que inspeccionaré a Jerusalén linterna en mano
y castigaré a los desaprensivos
que dentro de su corazón se dicen:
“El Señor no actúa, ni para mal ni para bien”.
13 Sus riquezas serán saqueadas,
sus casas quedarán destruidas;
las edificarán, mas no las habitarán;
plantarán viñas, pero no beberán su vino.
14 Se acerca el gran día del Señor,
rápidamente se aproxima;
en ese día se alzará un gran clamor,
hasta el valiente quedará angustiado.
15 Día de ira será aquel día,
día de angustia y aflicción,
día de ruina y desolación,
día de oscuridad y tinieblas,
día de densos nubarrones,
16 día de clarines y gritos de guerra
contra las fortificadas ciudades,
contra sus elevadas almenas.
17 Colmaré de angustia a la gente
que andará, como los ciegos, a tientas;
su sangre será derramada como polvo
y su carne [tirada] como estiércol,
por haber pecado contra el Señor.
18 Ni su plata ni su oro podrán librarlos
cuando se encienda la ira del Señor;
el fuego ardiente de su celo
consumirá totalmente la tierra,
y acabará de forma aterradora
con todos los que la habitan.

Llamada al arrepentimiento

Acudan y congréguense,
nación impenitente,
antes que se cumpla el decreto
y llegue el día en que
sean aventados como paja;
antes que descargue sobre ustedes
el enojo enfurecido del Señor;
antes que venga contra ustedes
el día de la cólera del Señor.
Busquen al Señor ustedes,
todos los humildes de la tierra,
los que cumplen sus preceptos;
practiquen la justicia
y busquen la humildad;
tal vez esto los proteja
el día de la ira del Señor.

Amenazas contra los pueblos del Oeste

Gaza será asolada,
Ascalón destruida,
saqueada Asdod a pleno día,
y Ecrón arrancada de raíz.
¡Ay de los que moran en el litoral,
ustedes, los del pueblo quereteo!
El Señor ha dicho contra ustedes:
Canaán, territorio de los filisteos,
te asolaré hasta no dejar habitante.
Toda la franja costera
quedará reducida a región de pastoreo,
a lugar para rediles de ovejas;
se convertirá en propiedad
de los supervivientes de Judá;
allí apacentarán sus rebaños,
y por la noche se alojarán
en las casas de Ascalón.
Porque intervendrá el Señor
para favorecer a Judá
y hacer que cambie su suerte.

Amenazas contra los pueblos del Este

He oído los ultrajes de Moab
y las ofensas de los amonitas;
contra mi pueblo lanzaban injurias
y prosperaron a costa de su territorio.
Pero juro por mi vida
—oráculo del Señor del universo,
Dios de Israel—
que Moab quedará como Sodoma,
y los amonitas como Gomorra:
serán un territorio de ortigas,
un campo sembrado de sal,
un lugar asolado para siempre.
Los saqueará el resto de mi pueblo,
los supervivientes de mi nación
se adueñarán de ellos.
10 Esto les sucederá por su altivez,
porque ultrajaron al pueblo del Señor del universo,
y se engrandecieron a costa de él.
11 El Señor se mostrará terrible con ellos:
destruirá a todos los dioses de la tierra,
y será adorado en sus propios territorios
por los pueblos más alejados.

Amenazas contra los pueblos del Sur y del Norte

12 También ustedes, los de Etiopía,
serán atravesados por mi espada.
13 El Señor extenderá su mano
hacia los países del norte
y Asiria será destruida.
Hará de Nínive un lugar devastado,
la convertirá en árido desierto;
14 se tumbará allí el ganado,
rebaños de toda especie;
incluso el pelícano y el erizo
dormirán en sus capiteles;
el búho ululará en las ventanas
y los cuervos [graznarán] en los umbrales;
el artesonado de cedro
ha quedado al descubierto.
15 Esto sucederá a la ciudad alegre,
la que vivía confiada
diciendo en su corazón:
“Sólo yo y nadie más”.
¡Cómo ha quedado asolada,
convertida en guarida de bestias!
Todo el que pase junto a ella
silbará y agitará su mano.

Amenazas contra Jerusalén

¡Ay de la ciudad rebelde,
manchada y opresora!
No ha escuchado la voz
ni ha admitido la corrección;
no ha confiado en el Señor
ni se ha acercado a su Dios.
Son sus gobernantes en medio de ella
igual que leones rugientes;
sus jueces, lobos nocturnos
que nada dejan para la mañana.
Son jactanciosos sus profetas,
hombres traicioneros;
sus sacerdotes han profanado lo santo,
han violado la ley.
Pero el Señor está libre de toda iniquidad
y hace justicia en medio de ella;
cada mañana sin falta
dicta sentencia al despuntar el día.
Aun así, el inicuo no se avergüenza.
Yo he destruido naciones
y he derribado sus torres;
sus calles están asoladas,
nadie transita por ellas;
sus ciudades están arrasadas
sin que nadie las habite.
Yo me decía: “Me respetarás,
admitirás la corrección
y no volveré a destruir tu morada
cuando venga a tomar cuentas”.
Pero ellos se han apresurado
a obrar perversamente.
Así pues, esperen el día
—oráculo del Señor—
en que me ponga en pie para acusarlos,
pues he decidido reunir a las naciones
y congregar en uno a todos los reinos
para descargar sobre ellos mi enojo
y todo el furor de mi ira,
hasta que mi ardiente celo
devore totalmente la tierra.

Anuncios de conversión y restauración

Devolveré entonces a los pueblos
unos labios enteramente puros
para que invoquen el nombre del Señor
y le rindan culto todos a una.
10 Desde más allá de los ríos de Etiopía,
mis hijos dispersos, los que me suplican,
acudirán a presentarme sus ofrendas.
11 Aquel día no tendrás que avergonzarte
por causa de las muchas obras
con las que te rebelaste contra mí,
pues arrancaré de en medio de ti
a los que se alegran de tu altanería,
y no te jactarás más en mi santo monte.
12 En medio de ti dejaré como resto
un pueblo de gente pobre y humilde,
que buscará protección en mi nombre.
13 Será un resto de Israel
que no practicará la iniquidad
ni hablará con mentiras;
no pronunciarán sus labios
ninguna palabra engañosa.
Pastarán y reposarán
sin que nadie los haga temblar.
14 ¡Regocíjate, ciudad de Sión!
¡Grita con júbilo, Israel!
¡Alégrate con todo tu corazón,
y gózate, ciudad de Jerusalén!
15 El Señor ha alejado a tus enemigos,
ha revocado plenamente tu condena.
El Señor, rey de Israel, está contigo:
ningún mal has de temer.
16 Aquel día se dirá a Jerusalén:
“¡No temas, ciudad de Sión,
que no desfallezcan tus manos!”.
17 El Señor, tu Dios, está contigo;
él es poderoso y salva.
Se regocija por ti con alegría,
su amor te renovará,
salta de júbilo por ti.
18 Alejaré de ti la desgracia,
el oprobio que pesaba sobre ti.
19 En aquel tiempo actuaré
contra todos tus opresores;
socorreré a los inválidos,
reuniré a los dispersos;
les daré fama y renombre
donde hoy son objeto de oprobio.
20 En aquel tiempo los haré volver
y, cuando los tenga reunidos,
les daré fama y renombre
en todas las naciones de la tierra;
ante sus propios ojos
cambiaré su suerte,
—oráculo del Señor—.

Hageo 1-2

Llamamiento a reconstruir el Templo

El segundo año del reinado de Darío, en el primer día del mes sexto, el Señor habló en estos términos por medio del profeta Ageo al gobernador de Judá, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac:

— Así ha dicho el Señor del universo: Este pueblo afirma que aún no ha llegado el momento adecuado para reconstruir el Templo del Señor.

A lo que el Señor replicó a través del profeta Ageo:

— ¿De veras piensan que es tiempo de vivir en sus casas artesonadas, mientras el Templo está en ruinas? Pues bien, esto les dice el Señor del universo: ¡Reflexionen sobre su situación! Siembran mucho, pero recogen poco; comen, pero no se sacian; beben, pero sin llegar a disfrutar; se visten, pero no se calientan; y el jornalero echa su salario en bolsa agujereada. Así dice el Señor del universo: ¡Reflexionen sobre su situación! Suban al monte, traigan madera y reconstruyan el Templo; yo me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor. Esperan encontrar mucho, pero hallan poco: lo que traen a casa yo lo disipo de un soplo. ¿Por qué causa es así?, —dice el Señor del universo—. Pues porque es mi Templo el que está en ruinas, mientras cada uno de ustedes se preocupa de su propia casa. 10 Por esa razón los cielos les han escatimado la lluvia y la tierra no les ha dado su fruto. 11 Yo decreté la sequía sobre la tierra y sobre los montes, sobre la cosecha de cereales, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todos los frutos del campo, sobre las bestias, sobre toda obra humana.

12 Al oír esto Zorobabel, hijo de Sealtiel, y el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, junto con todo el pueblo restante, prestaron atención a la voz del Señor, su Dios, y a las palabras que el Señor, su Dios, encargó decir al profeta Ageo. El pueblo sintió un profundo respeto por el Señor 13 y Ageo, el enviado del Señor, transmitió este mensaje de parte del Señor: “Yo estoy con ustedes” —oráculo del Señor—. 14 De esta forma, el Señor despertó el espíritu del gobernador de Judá, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y el del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, así como el espíritu de todo el pueblo restante. Vinieron, pues, y emprendieron las obras del Templo del Señor del universo, su Dios. 15 Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío.

El esplendor del nuevo Templo

El año segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del mes séptimo, el Señor habló a través del profeta Ageo y le dijo:

— Dirígete al gobernador de Judá, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, así como al resto del pueblo, y diles lo siguiente: “¿Quién queda entre ustedes que haya conocido este Templo en su esplendor inicial? ¿Cómo lo ven ahora? ¿No les salta a la vista su insignificancia? Sin embargo, anímate Zorobabel —oráculo del Señor—, anímate sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y que se anime toda la gente del país —oráculo del Señor—. Pongan manos a la obra porque yo estoy con ustedes, dice el Señor del universo. Este es el compromiso que pacté con ustedes cuando salieron de Egipto: mi espíritu estará en medio de ustedes; por tanto, no teman”. Porque dice también el Señor del universo: Dentro de poco tiempo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y los continentes; haré temblar a todas las naciones. Llegarán aquí todas las naciones con sus valiosos tesoros, y llenaré este Templo de esplendor —oráculo del Señor del universo—. Mía es la plata y mío es el oro —oráculo del Señor del universo—. Así pues, el futuro esplendor de este Templo será mayor que el del primero —oráculo del Señor del universo—. Además, estableceré la paz en este lugar —oráculo del Señor del universo—.

Llamada a la purificación

10 En el segundo año de Darío, el día veinticuatro del mes noveno, el Señor habló así al profeta Ageo:

11 — El Señor del universo dice: Pide a los sacerdotes el dictamen de la ley sobre este caso: 12 si alguno lleva carne consagrada entre los pliegues de su ropa y esta toca el pan, las viandas cocidas, el vino, el aceite o cualquier otra comida, ¿quedará todo ello santificado?

Los sacerdotes respondieron negativamente. 13 Después Ageo preguntó:

— Si una persona impura por contacto con un cadáver tocase alguna de estas cosas, ¿vendrán a ser impuras?

Los sacerdotes respondieron:

— Sí, quedarán impuras.

14 Entonces Ageo replicó:

— Así sucede con este pueblo y esta nación que está ante mí —oráculo del Señor—: todo lo que hacen y todo lo que me ofrecen es impuro. 15 Pues bien, saquen las consecuencias de lo que sucederá desde hoy en adelante. Antes de comenzar a reconstruir el Templo del Señor, 16 venían a un montón de grano para sacar veinte medidas y sólo había diez; venían al lagar para sacar cincuenta medidas y sólo había veinte. 17 Yo asolaba con viento abrasador, con tizón y con granizo todo el trabajo de ustedes, pero no se convirtieron a mí —oráculo del Señor—. 18 Pues bien, comparen entre lo que sucederá desde ahora en adelante, a partir de hoy, día veinticuatro del mes noveno, y lo que ocurría el día en que se pusieron los cimientos del Templo del Señor. 19 Es cierto que aún no hay grano en el granero y que todavía la vid no ha dado fruto, ni tampoco la higuera, el granado y el olivo; pero desde hoy los bendeciré.

Promesa del Señor a Zorobabel

20 El veinticuatro del mismo mes, el Señor se dirigió por segunda vez a Ageo con estas palabras:

21 — Di a Zorobabel, gobernador de Judá: Yo haré temblar los cielos y la tierra; 22 volcaré los tronos de los reinos y aniquilaré el poder de los reinos extranjeros; volcaré los carros de guerra junto con sus aurigas; caballos y jinetes caerán atravesados por la espada de sus mismos hermanos. 23 En aquel día —oráculo del Señor del universo—, te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, siervo mío —oráculo del Señor—, y te convertiré en mi sello, porque yo te he elegido —oráculo del Señor del universo—.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España