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Historical

Read the books of the Bible as they were written historically, according to the estimated date of their writing.
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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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2 Crónicas 15-18

Reforma religiosa de Asá (1 Re 15,13-15)

15 Azarías, hijo de Oded, impulsado por el espíritu del Señor, se presentó ante Asá y le dijo:

— Escúchenme, Asá y todo Judá y Benjamín: Dios estará con ustedes mientras ustedes estén con él; y si lo buscan, se dejará encontrar; pero si lo abandonan, también él los abandonará. Durante mucho tiempo Israel estuvo sin verdadero Dios, sin sacerdote instructor y sin ley. Pero en medio de la adversidad volvió al Señor Dios de Israel, lo buscó y él se dejó encontrar. En aquellos tiempos nadie tenía paz y todos los habitantes de los países vivían continuamente sobresaltados. Pueblos y ciudades se destruían entre sí, pues Dios los sacudía con calamidades de todo tipo. Así que ustedes manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus esfuerzos se verán recompensados.

Cuando Asá escuchó las palabras de la profecía de Azarías, hijo del profeta Oded, se armó de valor e hizo desaparecer los ídolos de todo el territorio de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la sierra de Efraín, y restauró el altar del Señor que había delante del atrio del Templo. Luego convocó a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que vivían entre ellos (pues muchos israelitas se habían pasado a su lado al comprobar que el Señor su Dios estaba con él) 10 y los reunió en Jerusalén el tercer mes del año décimo quinto del reinado de Asá. 11 Aquel día ofrecieron al Señor setecientos toros y siete mil ovejas del botín que habían traído, 12 y se comprometieron en alianza a seguir al Señor, Dios de sus antepasados, con todo el corazón y toda el alma, 13 y a declarar reo de muerte a todo aquel que no siguiese al Señor Dios de Israel, fuese niño o adulto, hombre o mujer. 14 Lo juraron ante el Señor en voz alta, con gritos de júbilo y al son de trompetas y cuernos. 15 Todo Judá estaba feliz con el juramento, pues lo habían hecho de todo corazón y habían seguido al Señor con su mejor voluntad por lo que el Señor se había dejado encontrar por ellos, concediéndoles paz con sus vecinos circundantes.

16 El rey Asá retiró el título real a su madre Maacá por haber dedicado una imagen abominable a Astarté; Asá destruyó la imagen, la hizo trizas y la quemó en el torrente Cedrón. 17 Y aunque no desaparecieron en Israel los santuarios de los montes, Asá fue totalmente fiel al Señor durante toda su vida. 18 Además, llevó al Templo de Dios las ofrendas de su padre y las suyas propias: oro, plata y otros objetos. 19 Y no hubo guerra hasta el año trigésimo quinto de su reinado.

Guerra contra Basá de Israel (1 Re 15,17-22.24)

16 El año trigésimo sexto del reinado de Asá, Basá, el rey de Israel, atacó a Judá y fortificó Ramá para cortar las comunicaciones a Asá, el rey de Judá. Asá sacó oro y plata de los tesoros del Templo del Señor y del palacio real y se los envió a Benadad, rey de Aram, que residía en Damasco, con este mensaje:

— Hagamos un pacto tú y yo, como lo hicieron nuestros padres. Te envío plata y oro. Rompe tu pacto con Basá, para que deje de atacarme.

Benadad aceptó la propuesta del rey Asá y envió a los jefes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; atacaron Iyón, Dan, Abel Main y todos los almacenes de las ciudades de Neftalí. Cuando Basá se enteró, dejó de fortificar Ramá y suspendió las obras. Entonces el rey Asá tomó consigo a todo Judá, se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Basá había empleado para fortificarla y con ellas fortificó Guibeá y Mispá.

En aquella ocasión el profeta Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo:

— Por haberte apoyado en el rey de Aram, en vez de apoyarte en el Señor tu Dios, el ejército del rey de Aram se te ha escapado. Recuerda que los cusitas y los libios tenían un gran ejército con numerosos carros y caballos; y sin embargo, el Señor los entregó en tu poder, porque te apoyaste en él. El Señor recorre toda la tierra con su mirada para fortalecer a los que le son plenamente fieles. Pero tú, en esta ocasión, has perdido la cabeza. Por eso, a partir de ahora tendrás guerras.

10 Asá se indignó con el profeta y lo metió en la cárcel, enfurecido por sus palabras. Por aquella época Asá también reprimió duramente a algunos ciudadanos. 11 La historia de Asá, de principio a fin, está escrita en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 12 El año trigésimo noveno de su reinado, Asá enfermó gravemente de gota, pero tampoco en la enfermedad acudió al Señor, sino a los médicos. 13 Asá murió el año cuadragésimo primero de su reinado y descansó con sus antepasados. 14 Fue enterrado en el sepulcro que se había hecho en la Ciudad de David, colocado en un lecho lleno de diversas clases de perfumes, elaborados por expertos perfumistas. Luego encendieron en su honor una enorme pira.

Reinado de Josafat

17 Le sucedió como rey su hijo Josafat, que se hizo fuerte frente a Israel. Puso guarniciones en todas las ciudades fortificadas de Judá y nombró gobernadores para el territorio de Judá y para las ciudades de Efraín conquistadas por su padre Asá. El Señor estuvo con Josafat, porque siguió los pasos que había recorrido anteriormente su antepasado David y no acudió a los baales, sino al Dios de sus antepasados, cumpliendo sus mandamientos, a diferencia del proceder de Israel. El Señor consolidó el reino bajo su mando: todo Judá pagaba tributo a Josafat, y llegó a tener grandes riquezas y honores. Se sentía orgulloso de seguir al Señor y suprimió de Judá los santuarios locales y los postes sagrados. El año tercero de su reinado envió a sus oficiales Benjáil, Abdías, Zacarías, Natanael y Miqueas a impartir enseñanza por las ciudades de Judá, acompañados de los levitas Semaías, Natanías, Zebadías, Asael, Simiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y de los sacerdotes Elisamá y Jorán. Impartían instrucción en Judá con el Libro de la Ley del Señor y así recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.

10 Todos los reinos de los países vecinos de Judá sentían pánico sagrado y dejaron de luchar contra Josafat. 11 Los filisteos le pagaron tributo en especie y en dinero, y los árabes, en ganado: siete mil setecientos carneros y siete mil machos cabríos. 12 Josafat se iba haciendo cada día más poderoso y edificó fortalezas y ciudades de avituallamiento en Judá. 13 Tenía abundantes provisiones en las ciudades de Judá y un ejército de soldados aguerridos en Jerusalén, 14 con arreglo al siguiente registro familiar: jefes de millar en Judá: Adná, jefe de trescientos mil guerreros valerosos; 15 y a sus órdenes estaban Yojanán, jefe de doscientos ochenta mil, 16 y Amasías, hijo de Zicrí, voluntario al servicio del Señor, con doscientos mil guerreros valerosos. 17 Por Benjamín, el valeroso Elyadá con doscientos mil hombres armados de arco y escudo; 18 y a sus órdenes Jozabad con ciento ochenta mil hombres bien entrenados. 19 Todos ellos estaban al servicio del rey, sin contar a los que había distribuido en las ciudades fortificadas por todo Judá.

La campaña de Ramot de Galaad (1 Re 22,4-35)

18 Josafat llegó a tener grandes riquezas y honores, y emparentó con Ajab. Al cabo de unos años bajó a Samaría a visitar a Ajab, quien sacrificó en su honor y en el de sus acompañantes gran cantidad de ovejas y toros. Luego lo convenció para atacar Ramot de Galaad. Ajab, el rey de Israel, propuso a Josafat, rey de Judá:

— ¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad?

Josafat le respondió:

— Yo y mi gente estamos a tu disposición e iremos contigo a la guerra.

Y Josafat añadió al rey de Israel:

— Consulta antes al Señor.

El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas y les preguntó:

— ¿Podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no?

Ellos le respondieron:

— Puedes ir, porque Dios te la va a entregar.

Pero Josafat preguntó:

— ¿No hay por aquí algún profeta del Señor al que podamos consultar?

El rey de Israel le respondió:

— Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino siempre desgracias.

Josafat le dijo:

— El rey no debe hablar así.

Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:

— ¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá!

El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías ante ellos. 10 Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía:

— El Señor dice: “¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!”.

11 Y todos los profetas profetizaban lo mismo:

— ¡Ataca a Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey!

12 Mientras, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le decía:

— Ten en cuenta que los profetas están anunciado unánimemente la victoria al rey, procura que tu profecía coincida también con la suya y anuncia la victoria.

13 Miqueas contestó:

— ¡Juro por el Señor que sólo le anunciaré lo que me diga mi Dios!

14 Cuando llegó ante el rey, este le preguntó:

— Miqueas, ¿podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no?

Él le contestó:

— Ataquen, que tendrán éxito, pues el Señor se la entregará a ustedes.

15 Pero el rey le dijo:

— ¿Cuántas veces tendré que pedirte bajo juramento que me digas sólo la verdad en nombre del Señor?

16 Entonces Miqueas dijo:

— He visto a todo Israel disperso por los montes como un rebaño sin pastor y el Señor decía: “No tienen dueño; que vuelvan en paz a sus casas”.

17 El rey de Israel dijo a Josafat:

— ¿Qué te decía yo? No me profetiza venturas, sino desgracias.

18 Miqueas añadió:

— Por eso, escuchen la palabra del Señor. He visto al Señor sentado en su trono y toda la corte celeste estaba de pie, a su derecha y a su izquierda. 19 El Señor preguntó: “¿Quién confundirá a Ajab, el rey de Israel, para que ataque a Ramot de Galaad y perezca?”. Unos decían una cosa y otros, otra. 20 Entonces un espíritu se presentó ante el Señor y le dijo: “Yo lo confundiré”. Y el Señor preguntó: “¿Cómo lo harás?”. 21 Él respondió: “Iré y me convertiré en espíritu de mentira en boca de todos sus profetas”. A lo que el Señor dijo: “¡Conseguirás confundirlo! Vete y hazlo así”. 22 Ahora ya sabes que el Señor ha inspirado mentiras a estos profetas tuyos y ha anunciado tu desgracia.

23 Entonces Sedecías, el hijo de Quenaná, se acercó a Miqueas, le dio una bofetada y le dijo:

— ¿Es que me ha abandonado el espíritu del Señor para hablarte a ti?

24 Miqueas le respondió:

— Tú mismo lo verás el día en que vayas escondiéndote de casa en casa.

25 Entonces el rey de Israel ordenó:

— Agarren a Miqueas, entréguenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y al príncipe Joel 26 y díganles: “El rey ha ordenado que lo metan en la cárcel y que le racionen el pan y el agua hasta que el rey regrese sano y salvo”.

27 Miqueas le dijo:

— Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.

28 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, fueron a atacar Ramot de Galaad. 29 El rey de Israel dijo a Josafat:

— Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, pero tú conserva tus vestiduras reales.

Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado. 30 El rey de Siria había ordenado a sus jefes de carros que no atacasen ni a soldados ni a oficiales; sólo al rey de Israel. 31 Cuando los jefes de carros vieron a Josafat creyeron que se trataba del rey de Israel y se dispusieron a atacarlo; pero Josafat se puso a gritar y el Señor lo ayudó, apartándolos de él, 32 pues cuando los jefes de los carros se dieron cuenta de que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. 33 Entonces un soldado lanzó una flecha al azar que hirió al rey de Israel, entrando por las juntas de la coraza. Inmediatamente el rey ordenó al conductor de su carro:

— Da la vuelta y sácame del campo de batalla, que estoy herido.

34 Pero en aquel momento la batalla se recrudeció tanto, que el rey tuvo que aguantar en su carro haciendo frente a los sirios hasta el atardecer, y a la caída del sol murió.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España