Historical
El proyecto del Templo (21—29)
El censo de David (2 Sm 24)
21 Satán se enfrentó a Israel e instigó a David a censar a Israel. 2 Y David, pues, ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:
— Vayan a hacer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y tráiganmelo, para que conozca su número.
3 Joab replicó al rey:
— Que el Señor multiplique a su pueblo por cien. ¿Acaso, majestad, no son todos ellos servidores de mi señor? ¿Qué pretende con esto mi señor? ¿Cargar con las culpas a Israel?
4 Pero la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab, que salió a recorrer todo el territorio de Israel. Cuando regresó a Jerusalén 5 Joab entregó al rey las cifras del censo de la población: en todo Israel había un millón cien mil hombres, diestros con la espada; y en Judá, cuatrocientos setenta mil. 6 Sin embargo, Joab no incluyó en el censo a Leví y a Benjamín, porque le había disgustado la orden del rey. 7 Lo del censo desagradó a Dios, que castigó a Israel.
8 Entonces David dijo a Dios:
— He cometido un grave delito haciendo esto. Ahora, perdona la culpa de tu siervo, pues he sido muy insensato.
9 El Señor dijo a Gad, vidente de David:
10 — Ve a decir a David: “Esto dice el Señor: Te propongo tres cosas; elige una de ellas y yo la llevaré a cabo”.
11 Gad fue a decir a David:
— Esto dice el Señor: “¿Qué prefieres: 12 Tres años de hambre, tres meses de huida ante los enemigos, perseguido por la espada de tu adversario, o tres días de espada del Señor y peste en el país con el ángel del Señor aniquilando todo el territorio de Israel?”. Ahora, decide qué debo responder a quien me ha enviado.
13 David respondió a Gad:
— Me pones en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos del Señor, que es muy compasivo, a caer en manos humanas.
14 El Señor envió la peste sobre Israel y cayeron setenta mil israelitas. 15 Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando vio cómo la destruía, el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel exterminador:
— ¡Basta ya! ¡Retira tu mano!
El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Al levantar la vista, David vio al ángel del Señor entre la tierra y el cielo, empuñando su espada desenvainada y extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de sayal, cayeron rostro en tierra, 17 y David dijo a Dios:
— ¡Fui yo quien mandó censar al pueblo! ¡Soy yo el que ha pecado, yo soy el culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? Señor, Dios mío, descarga tu mano contra mí y contra mi familia, ¡pero no azotes a tu pueblo!
18 Entonces Gad, por encargo del ángel del Señor, dijo a David que subiera a construir un altar al Señor en la era de Ornán, el jebuseo. 19 Y David fue a hacer lo que le había dicho Gad en nombre del Señor. 20 Ornán, que estaba trillando trigo, se volvió y vio al ángel. Entonces los cuatro hijos que lo acompañaban se escondieron. 21 David se acercó hasta Ornán y este, al ver a David, salió de la era y le hizo una reverencia con su rostro hacia el suelo. 22 David dijo a Ornán:
— Dame el terreno de la era para construirle un altar al Señor, a ver si se aleja del pueblo esta plaga. Véndemelo en su justo precio.
23 Ornán le dijo:
— Tómalo y que mi señor el rey haga lo que le parezca mejor. Mira, también te doy los bueyes para el holocausto, las trillas para el fuego y el trigo para la ofrenda. Todo te lo doy.
24 Pero el rey David respondió a Ornán:
— No. Quiero comprarla por su justo precio. No quiero tomar para el Señor lo que es tuyo, ni ofrecer sacrificios de balde.
25 Y David pagó a Ornán la suma de seiscientos siclos de oro por el terreno. 26 Luego David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión e invocó al Señor, que le respondió enviando fuego del cielo sobre el altar del holocausto. 27 Luego el Señor ordenó al ángel que envainara la espada. 28 Viendo David que el Señor le había respondido en la era de Ornán el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Pues, aunque la Tienda del Señor que había levantado Moisés en el desierto y el altar del holocausto estaban a la sazón en el santuario de Gabaón 30 David no había podido ir allí personalmente a consultar al Señor, porque estaba asustado por la espada del ángel del Señor.
22 Y David dijo:
— Este será el Templo del Señor Dios y este el altar de los holocaustos de Israel.
Preparativos de David para el Templo
2 David mandó reunir a los extranjeros residentes en territorio israelita y los utilizó como canteros para labrar piedras con las que edificar el Templo de Dios. 3 Preparó también hierro en abundancia para los clavos de las hojas de las puertas y para los empalmes, una cantidad incalculable de bronce, 4 e incontable madera de cedro que sidonios y tirios traían a David en gran cantidad. 5 Pues David pensaba:
— Mi hijo Salomón es todavía joven e inexperto; por otra parte, el Templo que hay que edificarle al Señor ha de ser magnífico, famoso y admirable en todos los países. Voy a hacerle, pues, los preparativos.
Así que David hizo grandes preparativos antes de su muerte 6 y luego llamó a su hijo Salomón y le encargó edificar un Templo al Señor Dios de Israel.
7 David dijo a Salomón:
— Hijo mío, yo tenía proyectado edificar un Templo en honor del Señor mi Dios. 8 Pero el Señor me comunicó lo siguiente: “Tú has derramado mucha sangre y has librado grandes batallas. No podrás, pues, edificar un Templo en mi honor, porque has derramado mucha sangre ante mí. 9 Pero te nacerá un hijo que será un hombre apacible y yo le daré tranquilidad con todos sus enemigos circundantes. Se llamará Salomón, y en sus años concederé paz y descanso a Israel. 10 Él edificará un Templo en mi honor. Él será mi hijo y yo seré su padre, y consolidaré para siempre su reinado sobre Israel”. 11 Ahora, hijo mío, que el Señor te acompañe para que aciertes a edificar el Templo del Señor tu Dios, tal y como te lo ha predicho. 12 Sólo precisas que Dios te conceda sensatez e inteligencia para que, cuando él te encargue gobernar a Israel, guardes la ley del Señor tu Dios. 13 Tendrás éxito si procuras practicar los mandatos y normas que el Señor prescribió a Israel por medio de Moisés. ¡Ten ánimo y valor! ¡No temas ni te acobardes! 14 Mira, con qué sacrificio yo he preparado para el Templo del Señor cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata y una cantidad tan abundante de bronce y hierro que resulta incalculable. He preparado además madera y piedra que tú podrás aumentar. 15 También tienes a tu disposición un gran número de obreros, albañiles, maestros carpinteros y canteros, y a especialistas en cualquier tipo de trabajo. 16 El oro, la plata, el bronce y el hierro son incalculables. Así que, manos a la obra y que el Señor te acompañe.
17 David ordenó a todos los dignatarios de Israel que ayudasen a su hijo Salomón:
18 — El Señor su Dios está con ustedes y ha pacificado las fronteras de ustedes, pues ha entregado en mi poder a los habitantes del país, ahora sometido al Señor y a su pueblo. 19 Dispónganse, pues, a servir al Señor su Dios con todo su ser y empiecen a construir su santuario, para poder llevar el Arca del Señor y los objetos sagrados al Templo construido en honor del Señor.
Organización de los levitas
23 Siendo ya un anciano de edad avanzada, David designó a su hijo Salomón como rey de Israel. 2 Luego reunió a todos los dignatarios de Israel, a los sacerdotes y levitas, 3 y se hizo el censo de los levitas mayores de treinta años, cuyo número ascendía a treinta y ocho mil hombres. 4 De ellos, veinticuatro mil supervisarían las obras del Templo; seis mil serían secretarios y jueces; 5 cuatro mil, porteros; y cuatro mil, cantores para alabar al Señor acompañados de los instrumentos creados por David al efecto. 6 David los distribuyó por clanes, correspondientes a los hijos de Leví: Guersón, Queat y Merarí.
7 Descendientes de Guersón: Ladán y Simeí. 8 Descendientes de Ladán, tres: el primogénito Jejiel, Zetán y Joel. 9 Descendientes de Simeí, tres: Selomit, Jaciel y Harán, que fueron los cabezas de familia de Ladán. 10 También eran descendientes de Simeí estos cuatro: Jájat, Ziná, Jeús y Beriá. 11 Jájat era el primogénito y Ziná, el segundo. Jehús y Beriá no tuvieron muchos descendientes, por lo que fueron registrados como una sola familia.
12 Descendientes de Queat, cuatro: Amrán, Jisar, Hebrón y Uziel. 13 Descendientes de Amrán: Aarón y Moisés. Aarón y sus descendientes fueron escogidos para el servicio perpetuo de lo más sagrado, para quemar incienso ante el Señor, servirlo y bendecir su nombre por siempre. 14 Los descendientes de Moisés, el hombre de Dios, fueron incluidos en la tribu de Leví. 15 Descendientes de Moisés: Guersón y Eliezer. 16 El primogénito de Guersón fue Sebuel. 17 El primogénito de Eliezer fue Rejabías. Eliezer ya no tuvo más descendientes, pero los de Rejabías fueron muy numerosos. 18 El primogénito de Jisar fue Selomit. 19 Descendientes de Hebrón: el primogénito Jerías, el segundo Amarías, el tercero Jajaciel y el cuarto Jecamán. 20 Descendientes de Uziel: el primogénito Micá y el segundo Jisías.
21 Descendientes de Merarí: Majlí y Musí. Descendientes de Majlí: Eleazar y Quis. 22 Eleazar murió sin hijos; sólo tuvo hijas que se casaron con sus parientes, los descendientes de Quis. 23 Descendientes de Musí, tres: Majlí, Éder y Jeremot.
24 Estos eran los descendientes de Leví, distribuidos por clanes, y los cabezas de familia, según el registro nominal de cada uno, que se dedicaban al servicio del Templo a partir de los veinte años, 25 pues David había dicho:
— Puesto que el Señor, Dios de Israel, ha concedido reposo a su pueblo y ha fijado su morada definitiva en Jerusalén, 26 los levitas ya no tendrán que transportar la Tienda y todos los objetos de culto.
27 Y según estas últimas disposiciones de David, los levitas eran inscritos en el censo a partir de los veinte años, 28 y estaban a las órdenes de los descendientes de Aarón para el servicio del Templo del Señor en los patios y habitaciones, en la limpieza de los objetos sagrados y otras tareas del servicio del Templo de Dios. 29 Se encargaban también de los panes de la ofrenda, de la harina selecta para las ofrendas, de las obleas de pan sin levadura, de las frituras y cocciones y de toda clase de medidas y pesos. 30 Tenían que presentarse diariamente por la mañana y por la tarde para alabar y dar gracias al Señor, 31 y ofrecer siempre en presencia del Señor los holocaustos de los sábados, lunas nuevas y fiestas, según sus números y ritos respectivos. 32 Y se encargaban también de atender la Tienda del encuentro, al santuario y a sus hermanos, los hijos de Aarón, en el servicio del Templo.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España